"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 9 de abril de 2009

Las palabras no dichas



...i totes les paraules
que han estat dites
són el nostre passat...

Anna Montero, Com si tornés d’enlloc


No sé si todas las palabras dichas
son nuestro pasado. Puede ser.
Pero su mano es larga
y retiene algunas veces
nuestra vida.
Otras la deshacen y sólo queda de ellas
cenizas inadvertidas.
No debe menospreciar el hombre
la fragua del destino
cuyas brasas hablan.
Su metal elaborado
es hiriente
y nos quema la sangre.
Aquellas palabras que quedaron atrás,
¿cuándo se pronunciaron y ante quién
y en qué situación,
que nos marcaron para siempre?
Dirías:
que nos mataron para siempre.
No sé si todo es palabra-memoria
-¿acaso ambas, palabra y memoria,
son especies muertas?-
pero pienso en todo lo que no se pronunció
jamás.
Aquellos filamentos de sílabas,
partículas eléctricas cuyas imágenes
no cuajaron
en el cerebro agitado del hombre.
Las que apenas vadearon fugaces
el río avasallador del pensamiento,
por un instante
-¿cómo medirlo?-
insumiso,
así nuestros sorprendidos deseos.
No, no sé
si de las palabras nonatas
alguna vez nos arrepentiremos.
¿Nos hubieran salvado de haberlas arrojado
al mundo,
tal vez a otras manos
o una boca sedienta?
Y mientras, bullendo en sus rescoldos
la forja
golpea las apetencias del presente.
Las convoca
y las llama
con nombres difusos.
No todas las palabras
están dichas.

3 comentarios:

  1. Anima vagula: antes de que digas nada: agradecido por hacerme saber del poema de Anna Montero.

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  2. La inspiración se halla en los más recónditos territorios de nuestra imaginación. He disfrutado en proporcionarle tan solo “la chispa necesaria.”

    Salud y República

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  3. Coincido contigo, pero la inspiración tiene que ver sobre todo con el aire, con ese oxígeno que recorre por las venas nuestro cuerpo. Primer agradecimiento. Luego, con las experiencias que hayamos tenido, y las que otros han tenido y nos transmiten. Y luego con ese punto confuso e indescriptible, algo así como un manantial que descubrimos de pronto, donde brotan sugerencias, estímulos, ocurrencias... qué sé yo...

    Aúpa la Vida, mal que les pese.

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