jueves, 18 de enero de 2007
Oración 238
Tómame. Entrégate al ritmo que impone el expreso. Apodérate de mi. Que es lo mismo que decir que salgas de ti y que yo salga de mi. Que es lo mismo que deslizarse por el cuerpo del otro. Que es lo mismo que explorar lo que no sabes de ti mismo. Trata de abarcar la otriedad. Llégate hasta donde nunca has llegado antes. Arranca mis silencios que yo rescataré tus palabras más hondas y ocultas. Salva. Moviliza la imaginación antes de que sucumba de tedio en la barca cotidiana. Anula el tiempo. Desecha la vertiginosidad de las obligaciones. Rásgame. Expira junto a mis oídos, para que yo sepa que dos muertes pueden ser una vida. Este trayecto será largo si extraviamos los cuerpos por el camino. Haz de tu tacto un don. Contaré los movimientos de tus dedos sobre mi cuello. Acapara el desorden de mi territorio. Impera en él como si fuera la primera incursión. Cúbreme con la calidez de tu furia. El ojo de buey del vagón será nuestro testigo. Quienes nos miren a su través se avergonzarán por haber perdido el tiempo del abrazo. Tú eres ni sé de quién, ni yo soy ni sé de cuál. Quedarán tus ojos en mi rostro y tú te llevarás los míos. Nadie debe advertirlo. Así nuestras miradas serán de ida y vuelta. Habrá sido un recorrido casual. Te bajes donde te bajes el viaje habrá merecido la pena. Permanecerán unos labios de vaho impresos sobre la ventanilla. Tal vez no sepamos a dónde ir. Tal vez no lo recordemos. Dijo el filósofo griego que dos veces no pasa el mismo tren por la misma estación. Puede que intente tomarlo de nuevo. Cruzaré los dedos. Aunque acaso haya sido nuestro último expreso.
(A propósito de una fotografía de Fabrizio Ferri)
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Siempre me gustó ver pasar los trenes y adivinar desde fuera las historias que sucedían dentro que reflejaban trocitos de historias cuadradas de luz tenue. Las imaginaba y añoraba, como cuando miras desde fuera una casa en la que suceden cosas. Tenía nostalgia de esas historias que suceden dentro. Un día miré desde dentro y no son tan bonitas, son historias reales y cuando estás dentro quieres mirar hacia afuera, donde el campo y el tiempo pasan demasiado deprisa
ResponderEliminarHermoso post Fackel.
Buen día