Simplemente parar. Suavizar el ritmo. Dejar las manos quietas y cruzar los brazos. Cortar la lectura de otro relato. Detener la observación. Entregarse a otro intérprete. Es la actitud dispuesta que muestra el hombre este atardecer frío ante una poesía. Una obra, Un canto en la espesura del tiempo; un autor del Algarve que casi no había oído, Nuno Júdice. Abre el volumen al azar. Se funde en su recitación...
Llamo a las mujeres que el espejo palidece; y
que desde el fondo del agua enumeran los nombres del amor, so-
námbulas, perdiendo sílabas en la repetición de frases
más largas. Se acercan, cuando las miro, y casi dejan
la moldura oscurecida por la edad. ¿En qué
polen de memoria han adquirido sus ojos el fértil
brillo de la imaginación? ¿Por qué se callan, cuando
que desde el fondo del agua enumeran los nombres del amor, so-
námbulas, perdiendo sílabas en la repetición de frases
más largas. Se acercan, cuando las miro, y casi dejan
la moldura oscurecida por la edad. ¿En qué
polen de memoria han adquirido sus ojos el fértil
brillo de la imaginación? ¿Por qué se callan, cuando
las interrogo, y sus cuerpos unísonos se disipan
en un sueño de infinito? ¡Venid! ¡No os perdáis en el pasillo
sin fin de la nostalgia de un ser antiguo! Y resignaos
a la medida vaga que el tiempo ofrece, con la música
de unos labios ahogados.
en un sueño de infinito? ¡Venid! ¡No os perdáis en el pasillo
sin fin de la nostalgia de un ser antiguo! Y resignaos
a la medida vaga que el tiempo ofrece, con la música
de unos labios ahogados.
(Distorsión sobre un cuadro de Otto Dix; disculpas; el de aquí abajo también es de Otto Dix)
Otto Dix es deslumbrante. Su pintura "feísta", según los nazis, está llena de alma, y el alma puede ser cálida o fría, según. Reflejó como casi todos los expresionistas la vida y sociedad, pero sobre todo sus profundidades. Muy oportuno acompañar el poema del portugués, de quien no conocía nada. Buscaré más. Saludo.
ResponderEliminarDe qué intentas protegerte cuando cruzas los brazos?
ResponderEliminarEl hombre cruza los brazos ante el tedio y también ante la vaciedad. Una actitud para controlarse y relajarse a la vez. Y escuchar, leer, valorar...
ResponderEliminar¿Y no será que inconscientemente el hombre, también cruza los brazos formando un escudo ante sí mismo e intentando ahuyentar a la vez que protegerse de ese tedio, o vaciedad?
ResponderEliminar¿O que necesita estar dentro de ese tedio marcando la zona fronteriza, en forma de X con sus brazos,? ¿Puede ser, que esa laxitud y relajo se la concede el hombre, una vez echada la barrera que proteje su corazón, sus pulmones, lo que le da vida?
Seguramente también sea el azar y yo me esté equivocando. El texto de Júdice es brillante. Cuántas puertas nuevas me abre usted, Fackel. Gracias.
Gran elección, Otto Dix es un genio, admiro su obra muchísimo.
ResponderEliminarSaludos y buen blog!!!
Gran elección, Otto Dix es un genio, admiro su obra muchísimo.
ResponderEliminarSaludos y buen blog!!!
Gracias, Mary, pero el mérito es siempre de Otto. Por cierto, ¿por qué te parece un genio?
ResponderEliminarPor otra parte, te diré que el expresionismo me fascina en extremo. No sólo Dix, sino todo lo que se hizo como contestación al orden establecido.
Sigue disfrutrando de las creatividades humanas. Salud.