"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez
domingo, 17 de diciembre de 2006
Espectros
Espectros al amanecer. Siempre me han gustado las cencelladas intensas que me encuentro en el camino, de madrugada. Cuando un color unívoco e inapelable silencia ruidos y calma respiraciones. Tal pareciera que los árboles hubieran nacido simplemente para dejarse colgar velos nupciales. Ese instante preciso y casi imperceptible en que la frontera entre la luz que llega de algún lugar lejano y la tonalidad implícita de la helada no se da ya. Nunca vi tal claridad que ocultara la gama del arcoiris de la naturaleza y de las cosas, como si éstas nunca hubieran existido. Y la arbolada, mostrándose soberbia e íntima. Allá donde se vuelve recóndita la savia y se aletarga para sorprendernos nuevamente a la vuelta de la próxima estación. No hay larga espera. No hay nada que esperar: la belleza está ante mis ojos. Un pulso a la multiplicidad de luces, que ahora se singularizan. Sin perder expresión. Hablando de otra manera.
(Fotografía de Ansel Adams, clásico paisajista californiano
Preciosa foto, pero más aún son preciosas y calmas esas palabras que parece que fluyen despacio de un mar tranquilo donde duermen las letras junto con los sentimientos. qué sosiego me han provocado sus pensamientos Fackel...
Vaya, ahora que acabo de leer las Sombras me encuentro que anteriormente vienen los Espectros. Suena a romanticismo, si por el término dependiera. Coincido con Daniela en que este texto proporciona más reposo que el del post siguiente, que me pareció desasosegante. Una de cal y una de arena, no?
La inquietud y el sosiego son alternos, a veces se muestran opuestos y en otras ocasiones complementarios. Tal es el océano que nos hace navegar y tantas veces nos sumerge, sin ahogarnos del todo, amigos.
Fáckel: utilizar el árbol como símbolo de vida, de longevidad, de experiencia y de esperanza es recurrente, pero ¿acaso es mentira? ¡Vivan los árboles! Salu2.
Robert Walser y su Jakob von Gunten, en la antítesis del trepador social
LA FUGA
Fuga del sonriente de Goya
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TÚ, LA EVANESCENTE
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL Grand Continent
INDEPENDENT JOURNALISM FROM ISRAEL-PALESTINE
PERIÓDICO INDEPENDIENTE ISRAELÍ PARA INFORMARSE SOBRE LA SITUACIÓN
THE ELECTRONIC INTIFADA
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
Preciosa foto, pero más aún son preciosas y calmas esas palabras que parece que fluyen despacio de un mar tranquilo donde duermen las letras junto con los sentimientos.
ResponderEliminarqué sosiego me han provocado sus pensamientos Fackel...
Vaya, ahora que acabo de leer las Sombras me encuentro que anteriormente vienen los Espectros. Suena a romanticismo, si por el término dependiera. Coincido con Daniela en que este texto proporciona más reposo que el del post siguiente, que me pareció desasosegante. Una de cal y una de arena, no?
ResponderEliminarLa inquietud y el sosiego son alternos, a veces se muestran opuestos y en otras ocasiones complementarios. Tal es el océano que nos hace navegar y tantas veces nos sumerge, sin ahogarnos del todo, amigos.
ResponderEliminarFáckel:
ResponderEliminarutilizar el árbol como símbolo de vida, de longevidad, de experiencia y de esperanza es recurrente, pero ¿acaso es mentira?
¡Vivan los árboles!
Salu2.
No, no, es una tradición metafórica muy antigua. ¡Vivan siempre!
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