"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 6 de noviembre de 2006

De héroes y mortales




ALFA. Los héroes griegos, ¿son seres ejemplares, que señalan el camino del triunfo, o son tipos mediocres, que testimonian los fracasos y dan fe de la condición limitada de la especie? ¿En qué reside la heroicidad? ¿En ejercer de recaderos de las divinidades? ¿En poner algo del orden superior en el mundo inferior? ¿En garantizar los atributos y virtudes que los dioses no pueden asegurar entre los mortales, porque los dioses nunca bajan de las alturas? Lo heroico no garantiza el triunfo. Lo heroico no autoasume el fracaso. Lo heroico es un estado dinámico, caracterizado por el riesgo, el reto y la disputa. Los triunfos de los héroes son siempre pírricos, efímeros, circunstanciales. Hay una especie de condición de ida y vuelta donde, con frecuencia, lo que parece un logro feliz se torna una desdicha. Encarnan en este sentido el precio mismo de la vida, la manifestación sometida a fuerzas alternas y opuestas. De los héroes se asevera que destacan frente al común de los humanos. Que son los intermediarios entre los dioses y los mortales. De los héroes se habla cuando se relatan sus hazañas (a veces éstas son amañadas) De lo que se deduce que lo importante no es el acontecimiento en sí, sino el relato del acontecimiento. Lo que va a quedar no es la gestión a favor o en contra de otros mortales, o el cometido llevado a buen puerto en nombre de los dioses. Prueba de ello es que según han transcurrido siglos, la tradición oral ofrece versiones variadas, diferentes e incluso contradictorias. Las hazañas lo son más, exhiben mayor entidad, cuando se encarnan en mensajes. Esa es la transcendencia de los episodios heroicos para las generaciones venideras. No importa las dobleces y desviaciones del argumento. El medio es el mensaje y éste es la gesta. Ah, se me olvidaba: los héroes a veces son recompensados por sus acciones. Incluso pueden escalar y ser una especie de paradioses (No todos los dioses están de acuerdo en beneficiar excesivamente a esta casta, no les parecen suficientemente fiables, principalmente si se les propone un poder no previsto)





BETA. Los héroes son mortales. Pero hay mortales que no son héroes. Probablemente, la mayoría. Más bien no son héroes porque no se les reconoce ese derecho de primogenitura. Los mortales no han sido seleccionados. Los selectos son precisamente los héroes. Entonces, los mortales, ¿de qué van? ¿De inercia pura? ¿De accidente excremental de la naturaleza divina? ¿Son la justificación de los demiurgos? ¿Osan ellos también alguna vez ser como dioses? ¿Se aventuran a desafiar la voluntad de estos? ¿Arriesgan cuestionar la autoridad olímpica? ¿Se sienten tentados a rebelarse contra las leyes de las grandes familias que trazaron los destinos? ¿O se conforman con habitar? Dícese que los mortales ocupan, atrapan y rivalizan. ¿Sólo eso? ¿Obran conforme a los imperativos que los dioses han previsto en su macroorden? Dícese también de los mortales que, por su propia naturaleza, no pueden pretender más allá de sus confines. Que esa restricción, decidida por los dioses, propicia la seguridad de estos. Además, sus modelos directos no son los dioses, a los que nunca conocerán, sino los héroes. (Los dioses han sabido crear cortafuegos, con vistas a evitar dificultades que a los dioses más arcaicos no se les hubiera ocurrido prever)


GAMMA. Las cosas no son tan sencillas en las grandes alturas. Los dioses siempre han sido arrojados seductores y desmesurados amantes. Las descendencias han generado familias de todos los niveles en las esferas olímpicas. Podría sospecharse incluso que hay también clases sociales entre los dioses, lo cual resulta absurdo, porque los dioses no saben de sociedades, y porque son seres únicos y absolutamente identitarios. No obstante entre ellos hay atracciones, repulsiones, aproximaciones , intervenciones, desencuentros, disputas, mixtificaciones, divergencias, robos, ocupaciones espaciales...y, consecuentemente, se producen cesiones, premios, promesas, persecuciones, castigos, engaños, violencias múltiples...Los dioses también se enzarzan, bien porque unos tomen una iniciativa que perjudique a otros, bien porque otros tengan que responder a las provocaciones de los unos. Curiosamente, hay muchos familiares de dioses que además tratan de sacar de su esfera elementos que beneficien a los mortales (Prometeo sabe de esto mucho) Hay, por lo tanto, y en esto se ponen de acuerdo todos los autores y bastantes embajadores, dioses rebeldes.

(continuará; las fotografías son de Ivan Cap)

5 comentarios:

  1. ¿Algún parecido con la pobre realidad, Fackel?

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  2. Y pensar que los vulgares mortales son quienes han creado las magias y las culturas míticas y las religiones...

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  3. ¿A ti que te parece, Zeleste? Después de todo, como Mandala asevera certeramente, las creencias son obras de la especie, posoblemente necesidades coyunturales de los humanos, por eso las literaturas tienen raíces profundas y antiguas. Tema largo, irá saliendo, digo.

    Buena noche.

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  4. Me parece que todo fue siempre lo real, aunque no sólamente lo real. Parece juego de palabras, y el cometido y la influencia de las tradiciones orales y escritas siempre fue determinante. Tanto que se sacralizó (con mayúsculas)los Libros (sus libros sagrados de manos de las tres religiones sabidas)Y después los rituales. ¿Para qué? Para preservar y asegurar lo real: el poder.

    ¿Voy descaminada?

    Buena tarde.

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  5. ¿Y cuando los héroes, los mortales y los simulacros de dioses son lo mismo? Presencien la paulatina caída de tres personas distintas y un sólo dios verdadero, tipo Bush (tras las elecciones)

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