
"...Desde mi niñez siempre he vivido en algún altozano desde el que se veía y se controlaba el Bósforo, aunque fuera de lejos y entre edificios, cúpulas y colinas. Posiblemente por el significado moral que comporta el poder ver el Bósforo aunque sea de lejos, en las casas de Estambul la ventana que da al mar ocupa el lugar del mihrab de las mezquitas (o del altar de las iglesias, o del tevan de las sinagogas) y los sillones, sofás, sillas y mesas de comedor se disponen de manera que miren siempre en esa dirección. Otra consecuencia de que el Bósforo se vea desde las casas es que desde un barco que entre en el estrecho desde el mar de Mármara se ven millones de codiciosas ventanas abiertas que se cortan la vista, que se cortan el paso despiadadamente para poder atisbar el Bósforo y dicho barco..."

"...Mi punto de partida había sido la sensación de un niño que miraba una ventana cubierta de vaho. Ahora llegamos a lo que diferencia la melancolía de la amargura. Nos aproximamos no a la melancolía que siente una persona individualmente, sino a ese sentimiento oscuro compartido por millones, a la amargura. Estoy intentando hablar de la amargura de toda una ciudad, de Estambul...la amargura, que tanto se parece a la melancolía y que nosotos asumimos con orgullo y que compartimos como comunidad. Eso significa que hay que observar los lugares y los momentos en que se confunden el sentimiento mismo y el entorno que hace que la ciudad lo sienta. Hablo de los padres que regresan a casa con una bolsa en la mano bajo la luz de las farolas suburbiales en noches que caen demasiado pronto. Hablo de los libreros ancianos que se pasan el día tiritando de frío en sus tiendas esperando un cliente después de una de esas crisis económicas que se producen cada dos por tres; de los barberos que se quejan de que los hombres se rapan y se afeitan menos después de las crisis..."
Lo siento, tengo que dejarlo, la continuación de la lectura me espera. Y eso es materia reservada e íntima para mis propios sueños.
¿Sabes que huelen bien los aromas de Estambul?
ResponderEliminarFackel ya nos contarás si esa lectura merece la pena cuando la acabes y podamos saber si tan sólo ha sido un premio político o no.
ResponderEliminarYo dudo.
Un saludo
Los olores memorizados traen siempre una cola de imágenes, aunque se manifiesten como breves relámpagos. Suficiente.Intento ver/leer de esta manera el libro, y hacerme pasar por Pamuk (sin Nobel) o sea, niño, mientras lo leo. Al final diré o no diré, porque uno es benévolo por naturaleza (a veces)
ResponderEliminarBuenas y profundas noches