Tengo una duda, Xiao. ¿crees que hay algo que sea absolutamente casual? Yo también tengo mis dudas, Cao, y he vivido más que tú. He llegado a la conclusión de que lo que existe es la apariencia de lo casual. Siempre hay causas concretas detrás de cada suceso, aunque no las conozcamos. O, si prefieres, llámalo motivaciones, si lo que llega viene de mano humana. Lo que es obvio es que hay fuerzas que se desatan sobre los humanos y que directamente no se pueden modificar. Un rayo siempre será un rayo o un temporal un diluvio imparable o un movimiento bajo nuestros pies una sacudida que muerde la tierra, por ejemplo. Pero los humanos tenemos a nuestro favor un aprendizaje largo que nos debe permitir prever. ¿Que no siempre se puede? Dirás: es que no se ven venir ciertos castigos naturales. Pero tampoco es cierto pues la ciencia ha avanzado para hacer pronósticos cada vez más aproximados. Y gracias a ello se han frenado males mayores. Los hombres han echado un pulso continuo desde las primeras civilizaciones. Se han asentado en zonas fértiles aunque también tengan en muchos casos sus riesgos. Las casas no siempre se han levantado sobre terreno a salvo de desgracias. Los bosques no siempre se han cuidado. Las guerras no se han podido evitar en tantos casos. Las locuras de los malvados no son fáciles de parar a tiempo. ¿Quieres decir, Xiao, que solemos culpar a lo externo cuando no hemos hecho lo suficiente y a tiempo para impedir el azote de fuerzas naturales o humanas? ¿Que justificamos nuestros defectos y pasividades con eso que llamamos el azar? Mira, Cao, la discusión sobre qué hay de azar y qué de visión preventiva sobre un fenómeno o un acontecimiento es de toda la vida. Nunca nos pondremos de acuerdo en obtener una respuesta clara. Entonces, Xiao, ¿no sería más fácil y sobre todo más beneficioso dotarnos de medios y estar siempre alerta siquiera para que lo que directamente no podemos controlar reduzca el riesgo sobre nuestras vidas? Cao, vas aprendiendo a extraer tus propias conclusiones. Aplícate a ello. Descubrirás que tras lo fortuito, que dirán muchos, lo que hay es no querer o no poder tomar medidas a tiempo.
*Fotografía de Lalo R. Villar, tomada de El País de la edición del 15 de agosto.
Ayer hicieron un reportaje en la tele sobre las condiciones en que vuelan estos hidroaviones o los helicópteros y es muy peligroso, cuando están sobre el incendio, vuelan casi a ciegas, no ven si hay torres de alta tensión, etc.
ResponderEliminarPor cierto, no se podía saber: Feijóo acusa al Gobierno de llegar “tarde” ante los incendios y reclama más coordinación. Me refiero a que acusa al Gobierno Español, no al autonómico.
Cuanta miseria moral hay en ambos bandos.
Hola, Fackel. Tras pedírseme opinión sobre la conveniencia o no de acudir al Juzgado y con fines estrictamente profesionales, he leído varias veces en un blog de poca monta -que, por supuesto, no es el tuyo- un texto de escasas luces, pero probablemente delictivo. ¿Y sabes quién lo ha escrito? Un pedazo de besugo.
ResponderEliminarChiloé
En 1985 hubo un terremoto en la Ciudad de México que causó miles de muertos y una destrucción tremenda. Por los mismos días, hubo otro de la misma magnitud en Tokío sin víctimas ni daños. La deducción es clara: Tokío estaba preparado, pero México no. En Japón se construye adecuadamente, pero en México de forma mucho más barata. Por tanto, las autoridades y los constructores mexicanos fueron más culpables que la Naturaleza.
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