Ayer la palabra del día fue Fragilidad.
Acaso algún otro sinónimo sirva o complemente, aunque fragilidad es el que me parece más oportuno. Y por supuesto otras acepciones también complementarias (debilidad, limitación, impotencia, etc.) podrían definir a mayores lo percibido y lo sentido.
Y una sugerencia de viejo pellejo: líbrense de la vacua cháchara de los agoreros, del enfoque de descrédito sobre las cosas que buscan los malintencionados, del bombardeo insensato del anonimato de las redes sociales, de los catastrofistas del fin del mundo, de los predicadores energúmenos del caos, de las bandas políticas de disfrutadores sobre el mal ajeno y de los clérigos de la consolación. El ser humano no ha llegado hasta aquí para ser pasto de las conductas abyectas de cierta gente.
Dediquen el tiempo a reflexionar hondamente sobre la fragilidad. Extraigan conclusiones razonadas y sensatas.
Propuesta de lectura para los próximos días: Cándido, de Voltaire.
* Parte de un cuadro del pintor Georges de la Tour.
... y si no lo tienen, que se compren un transistor. Conservaba yo uno de mi padre por si acaso y ayer fue el caso. Ah, tenía pilas en casa de las dos medidas, y linternas, que si no hay luz van bien para ayudar a leer Cándido.
ResponderEliminarSaludos
Vivimos hoy tan vendidos a las innovaciones del día siguiente que nos hemos desprovisto de los útiles del día anterior. Deberíamos sacar muchas conclusiones sobre nuestra forma de vida, pero eso es labor de cada cual. Saludos.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarefectivamente, ahora toda lidiar con toda clase de rumores, expertos, conspiraciones, desastres, puñaladas traperas, buscar chivos expiatorios, etc, etc, etc, etc.
¡Qué cansera!
Salu2.
Habría que reflexionar sobre todo sobre el tipo de sociedad que construimos y sus límites. Independientemente de las causas de este incidente serio puede haber, aquí o en otros país, otros que pueden ser graves. Pienso en centrales nucleares, por ejemplo, en el gasto desmesurado de agua, etc. Y aún la mala gente niega los cambios climáticos.
EliminarLa cuestión clave es, si después de la práctica deportiva nacional de criticarse los unos a los otros, después de las medallas autoimpuestas y la búsqueda de culpables; después... ¿Hemos aprendido algo?
ResponderEliminarIndividualmente, Ricard, yo y mi familia nos esforzamos en aprender y reconducir conductas si vemos que no son adecuadas. Pero de qué nos sirve si la sociedad no adopta medidas, corrige y exige a todo tipo de autoridad y poder (gobiernos equis, instituiones zeta, empresas privadas y demás entes) para evitar factores que vayan en nuestra contra. Mira, hoy no libro de responsabilidad ni al más tonto ni al más pobre. Y condeno a la mala gente que sabiendo la problemática la niega o pone zancadillas por doquier para conservar u obtener su mierda de poder.
EliminarCon tu permiso, te pego un comentario que he dejado en la casa de una querida vecina:
ResponderEliminarVivimos en cementerios verticales alimentados por ruido y luz, cuando se apagan, pues descubrimos donde vivimos en realidad.
Lo pensaba hace unos meses, somos tan civilizados, pagamos tantos impuestos y estamos tan controlados que nos he vuelto muy débiles. Exigimos que el estado nos mantenga entretenidos y con vida las veinticuatro horas del día.... estado del bienestar que lo llaman. En otros países están tan acostumbrados a la precariedad que sólo protestan cuando llueven bombas, lo cual, dicho sea de paso, sucede bastante a menudo
Saludos
Por supuesto que no es necesario me pidas permiso, que esto es libre. Somos frágiles porque hemos delegado todo. Pero ya que hay que delegar por razones que nos sobrepasan, al menos generemos asociaciones que controlen, exijan y además individualmente tengamos comportamientos que reduzcan los efectos catastróficos. Pero nos gusta vivir con una saturación de bienes, mal usados y peor controladosd, que se vuelve en nuestra contra. Si pensáramos en esos otros países -que mañana podría ser el nuestro- y sus precariedades otro gallo nios cantaría.
EliminarLuego tenemos la mala suerte de un sector político que arrastra al social nada colaborativo, en su ansia por controlar poder. Las derechas españolas, digámoslo claramente. Y con esto no quito responsabilidades a otras partes del espectro político que no saben estar a la altura de los tiempos. Ni de la honestidad ni de la ética.
Me pasa lo mismo con lo del aeropuerto. La pregunta es: ¿Cuál es el límite? Vamos a 71 movimientos a la hora, queremos 90 ampliando la tercera pista. La alargaremos un kilómetro más; arrasaremos la arboleda, cementaremos la laguna de La Ricarda, cerraremos el paso al mar porque necesitamos 300 metros por lado además de los 60 de anchura de pista...¿Pararemos ahí?, o querremos después de los 90 movimientos a la hora, 120?
ResponderEliminarNunca estamos conformes. Todo nos parece poco. Y si vas contra esto te llaman retrasado. Me ha ocurrido.
Así que se hará lo que quieran las multinacionales del cemento y las comisiones de las cementeras, que esa es otra.
Y la pregunta que deja Ricard: ¿qué hemos aprendido? unos y otros.¿qué hemos aprendido?
Esa es la pregunta.
Salut
Pero es un tema de dirección del sistema productivo. El sistema que exige más inversión, más productividad, más consumo y más beneficios. Y no hay marcha atrás.¿No es el capitalismo ad hoc donde está la clave? ¿No es que todos queremos vivir mejor, consumier más, ser más hedonistas, y me parece lógico y justo lo de mejorar, pero sin preguntarnos el precio a corto, medio y largo precio? Etcétera.
EliminarIndependientemente del hecho, leo que Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica cobra al año sueldo más alto del Estado, 546.000 euros.
ResponderEliminarNo sé si es cierto, no lo sé, lo he leído en dos medios.
Si es así, pienso que hay algo que no funciona, y no son los cortes de luz, precisamente.
salut
Quien esté al cargo que esté también a las maduras y maduras.
EliminarEn breve una comisión interdisciplinar de de reunirá en la universidad de Treewood y nos revelará la solución del.acertijo más popular de España.
ResponderEliminarSin duda alguien ha visto una oportunidad de obtener mejor rendimiento de los recursos ( para rebajarnos el recibo de la luz), y ahora se las va a cargar.
Abrazo poco fragil
Si vivimos descorazonados social y políticamente del todo carecemos hasta de la luz más íntima para ver el paisaje oculto.
EliminarUn texto hábil y certero (quiero decir uno más). Pero no nos engañemos. Como proclamó aquel... "digas lo que digas, eres lo que haces". Y extraigo mis propias conclusiones: Recuperar el Cándido a día de hoy no sirve. No somos seres sociales por más que lo finjamos.
ResponderEliminarChiloé
Claro, lo que hacemos o no hacemos nos define.
EliminarEntonces, ¿dejo de sugerir la lectura volteriana?
Por supuesto que no.
EliminarChiloé
Noretiraré la propuesta, pues.
EliminarSi el ser humano es un ser fragil, ¿porqué va a crear en un mundo tecnológico cosas durables?, ayer si que me alegré de algo, por la noche pude ver un cielo estrellado como nunca lo habia visto.
ResponderEliminarFragilidad y decisión no se repelen, más bien se acompañan. Si algo define sorprendetemente a nuestra especie es la capacidad de superación. Otra cosa es que nuestras sociedades complejas de hoy día deparen disfunciones, desajustes o lo que sea, y siempre la motivación y el límite es el business.
EliminarSí, la contaminación luminaria es como la catarata del ojo, borra el paisaje, ¿no?
La fragilidad nos ha perseguido a los humanos desde el origen y este tipo de sociedad compleja y cargada de recursos reduce algo pero no elimina nuestras limitaciones, que son lo que nos vuelve frágiles.
ResponderEliminarSaludos. Ander.
De acuerdo con tu punto de vista, pero nunca neguemos la dirección constructiva que ha ido adquiriendo la humanidad, no obstante sus contradicciones.
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