"La lluvia de primavera nunca cae cuando se la espera, pero la guerra siempre viene sin importarle el clamor de los hombres". Cuando leo esta reflexión en la novela de Lao She El camello Xiangzi siento cierto escalofrío. La primera parte de esta primavera es contradictoria, los fríos nos desconciertan, cuando esperas lluvia no llueve y cuando no diluvia. Pero es naturaleza, nos justificamos, si bien probablemente naturaleza alterada por la acción humana. Y hay que aceptar la situación. Pero la guerra, la que hay en tantos escenarios y cuyo fantasma nos aterra porque puede ser otro tipo de vendaval que nos implique, ¿qué tiene de natural? ¿Su determinismo social? ¿La profunda y ambivalente naturaleza humana? ¿También tenemos que asumir esta capacidad de dejarnos arrastrar por el mal incluso siendo copartícipes del mismo? No hay un solo clamor de los hombres. Los hombres somos manipulables y estamos sumamente interesados en no tener privaciones. Aunque sea siempre a costa de otros hombres. Hay clamores que no desean el mal y hay clamores que ensordecen ante esa misma funesta presencia.
La naturaleza en sus dos extremos, creo que el hombre lleva ventaja en bestialidad y salvajismo.
ResponderEliminar-Clamor-, palabra tan bonita
No puedo corregirte, Maia, eres cierta y aguda en todo lo que dices.
EliminarClamor es bonita, sí, no en vano el poeta Jorge Guillén escribió un poemario al que tituló Clamor.
Que estés bien.
En unos momentos tan ruidosos, solo se escucha silencio, no es un oximoron.
ResponderEliminarEl silencio de los muertos en vida.
EliminarLa solución a la lluvia está en Burgos en la librería de Felipe Zuazo, en la plazuela del Arzobispo”
ResponderEliminarhttps://blocfpr.blogspot.com/2025/04/detente-nube.html
Es interesante, era lo que daban de sí los tiempos. Conjurar lo que no favorecía a una sociedad o una clase o un clan...En este caso era un clamor por el cielo, una rogativa matizada, una necesidad que estallaba en lamento y súplica. Si llovió era por la invocación. ¿Si no llovió?
EliminarComo se dice arriba, clamor es una palabra bonita. Pero a mi, me la estropean los usos que las religiones del libro hacen de ella. Al parecer se pasan la vida clamando al cielo. Qué es sino esa puñetera manía de apuntar cuando hablan con el dedo hacia el cielo.
ResponderEliminarYo soy más de pedidos mundanos. Esos que luego generan albarán y factura.
Hay tantas palabras estropeadas -busca su matiz: adulteradas, desvirtuadas, prostituidas, etc-- por los usos de los poderes tradicionales...Clamar al cielo es anterior a las religiones del libro, ya lo harían los de la prehistoria, al cielo, al sol, el clamor ha acompañado a los hombres siempre. El clamor auténtico, no el convencional, falso o doctrinario. El que no debe perderse. El que no señala con el dedo al cielo sino a los hombres que causan el mal, por acción u omisión.
EliminarA dios rogando y con el palo golpeando.
EliminarSi solo fuera con el palo...
EliminarSupongo que la historia humana se entiende cuando se sobrevuela desde muy arriba, con tiempo y distancia de por medio. Creo que la situación, la encrucijada en la que parecemos atrapados, se explica muy bien observándola desde la distancia: llevan décadas preparando el terreno para ella. Nos han dividido, nos hemos vuelto estúpidos y egoístas y hemos llegado a un punto en el que la guerra se nos hace inevitable. Ya ves, no hay nada más evitable que una guerra...
ResponderEliminar¿Se sobrevuela alguna vez sobre la historia? ¿Lo hacen los historiadores con suficiente capacidad de vuelo? Y todo lo que estos aportan, ¿no es luego desviado por sistemas educativos que no divulgan, por ejemplo, o por censuras de los poderes? Pero estoy de acuerdo que hay resquicios para ver la perspectiva. Aunque hasta que no vemos las barbas del vecino pelar...¿Pero las vemos? Porque hoy día el vecino es el que se encuentra a miles de quilómetros amenazado por alguien que puede llegar hasta nosotros también. Si no sabemos cuidarnos, ¿cómo invocar solidaridad con quienes están siendo ya aplastados? Hay guerras que por ricunstancias se han soslayado, pero siempre espera la siguiente su oportunidad. Desgraciadamente.
EliminarSon dos caras de la misma moneda. Seguro. ¿Y eso de las reiteradas y clamorosas reflexiones contigo mismo? Viene a ser como el desdoblamiento funcional, que se diría en algún que otro sitio.
ResponderEliminarChiloé
Somos la unidad de los opuestos, ¿no, Chiloé? Los opuestos no son un déficit ni una losa, en ellos reside la llave para valorar en un sentido u otro, pero buscando una única dirección (aquí pon si quieres metas: libertad, significados, convivencia pacífica, y todas las utopías que se te ocurran)
EliminarCorren malos tiempos... Esta tarde he pasado junto a un librería de esas cucas que me gustan con un cartel en el escaparate. Pronto habrá en su lugar como unos metros más arriba un salón de juegos.
ResponderEliminarLos salones de juegos dan pasta gansa. ¿Cuántos has visto que se cierren? En contrapartida, ¿cuántas librerías no has visto clausuradas para siempre? Yo ya unas cuantas.
Eliminar¿Si no llovió?, por supuesto, la culpa de Sánchez.
ResponderEliminarClaro, siempre el objetivo de los 'puros' será culpar al Diablo.
EliminarHá sempre o reverso da moeda... e nunca estamos satisfeitos... É sempre mais fácil culpar o outro que nós próprios...
ResponderEliminarUma ilusão?
Beijos e abraços
Marta
Deberíamos aprender de una vez a admitir nuestras responsabilidades, ¿no? Y aceptar culpas cuando nos hayamos involucrado en algo fallido. Aunque de poco sirve si uno lo hace individualmente pero entidades colectivas -gobernantes, instituciones, partidos,etc.- no lo hacen. Bom dia.
EliminarHi ha tanta bellesa al món, i les persones no humanes que l'ocupen no fan més que contrastar amb aquesta bellesa. Sempla que no pugui ser tant de mal.
ResponderEliminarA veces ¿o siempre? la belleza es una figuración ideal, una necesidad de proyectar una alternativa al mal, pero se ve que por sí misma no salva.
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