He soñado que era Jep Gambardella. No por sus saraos romanos, aunque sí por las vistas del Anfiteatro Flavio desde su piso. No por el reconocimiento que le dedicaban, sino por sus soledades elegidas. No por los amores agotados, pero sí por sus paseos ociosos. No por su elegancia dandi, más bien por su pausado andar. No por sus tertulias, sino por sus huidas cínicas. No por el ruido de la tribu decadente, sino por el rumor de las fuentes en su recorrido a través de las calles de Roma.
Como Jep Gambardella me he visto en sueños dando la espalda a Marforio, que no cesaba su cháchara. Escuchando la versión de este sobre el transcurso de los días y las gentes.
El mundo de Jep Gambardella ya no existe, la belleza ya no es grande, sino efímera.
ResponderEliminarPor eso debe ser que uno lo sueña.
EliminarUn personaje que podría salir de la Dolce Vita, sin mojarse.
ResponderEliminarAsí es, con un temple especial, cómodo y a la vez sensible.
EliminarO sonho é efêmero e o Mundo idílico não existe... Mas há sempre quem o viva...
ResponderEliminarBeijos e abraços
Marta
Lo idílico puede ser circunstancial, imaginario, una isla, un placer, una sorpresa, una perplejidad...tiene tantos rostros lo idídilico...
EliminarQué dirá el gigante? Que sentirá el cínico Gambardella? Tal vez ambos coincidan en que inexorablemente vamos hacia el abismo. Ojalá frenemos a tiempo. Abrazos domingueros
ResponderEliminarSeguro que lo que viene diciendo Marforio desde hace siglos es más interesante, aunque quién sabe, Gambardella tiene acumulada mucha vivencia jugosa. Entre el tiempo en que fue creado el gigante y el actual ha habido tantos abismos...Feliz domingo paranaico.
EliminarUn cínico pacífico, si no recuerdo mal. Un bon vivant, más sensible de lo que aparentaba y sumamente sensorial. Los sentidos ocupaban su mente de continuo, eso es lo que recuerdo. Era lujo decadente, como todos los que le rodeaban, pero era pez en el agua en aquel ambiente.
ResponderEliminarAnder, saludos.
También tengo yo ese recuerdo, buen día Ander.
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