"Fantasía nocturna, que por la negra noche
errante vas con el sueño"
Safo, Poemas.
En su agotamiento por perseguir ninfas, el fauno se deja caer impetuoso sobre un prado. Qué crudo oficio el nuestro, piensa mientras habla en nombre de todos los sátiros que como él han dedicado su existencia a seducir a las jóvenes de los alrededores. Algunos ven con malos ojos nuestra obsesiva carrera, nos prejuzgan y nos condenan ocultando a su vez que ellos son sátiros frustrados. Otros nos acusan de un acoso sin tregua, sin considerar cuánto hay de juego y de tentación en las insinuaciones de ellas. También se dice que no respetamos la voluntad ajena, lo cual no es cierto, pues nuestros movimientos y cabriolas son meras señales que solo si somos captados y por lo tanto admitidos vamos más allá. Jamás he forzado a nadie. Si he tomado a pastoras del lugar ha sido con su consentimiento y he escuchado de su boca, al caer en el desvarío que proporciona el placer: no solo eres tú quien me toma, soy yo quien se apodera de ti. Otras han revelado: tu fuerza y vigor me atraen, pero valoro más la delicadeza que me muestras tras tus facciones y tus extremidades caprinas. También me han llegado a decir: no eres únicamente el salvaje saltarín, sino también el animal apaciguado que ha sabido mutar la energía de su cuerpo en la exquisita finura del trato y en la suavidad del acercamiento. Ante tales manifestaciones he llegado a preguntar: ¿Debería, pues, dejar de llamarme fauno? Pero todas las que han compartido los instantes lúdicos conmigo se han rebelado ante mis dudas. No debes renunciar a nombre alguno, pues de sobra ganado lo tienes, sino adecuarte a las nuevas reglas de juego que te hemos enseñado, han respondido.
El sileno, extenuado por las hazañas de su condición inquieta, diluyendo los arrebatos de su naturaleza, se ha quedado dormido ignorando las voces y fugándose de los pensamientos imaginarios.
*Fauno Barberini, de la Gliptoteca de Múnich.
Llámale cómo quieras, la rueda del mundo sigue girando, gracias en gran parte a eso.
ResponderEliminarEvidentemente, no conlleva mayores filosofías.
EliminarEl sileno es embriagador y embriagado a la vez.
ResponderEliminarToda una correspondencia entre personajes.
EliminarPor suerte se quedó dormido, porque estaba a punto de ponerse a cantar "Nobody Knows the Trouble I've Seen".
ResponderEliminarSaludos,
J.
¿En versión Louis Armstrong? Creo que los faunos nos precedieron en los reinos de la naturaleza y del gospel. Afortunadamente.
EliminarCon razón decía Steiner que, como nunca anteriormente, tenemos hoy hambre de mitos. Y por cierto, si veo a tu fauno por algún bosque o expuesto en un museo, pasaré en silencio a su lado, miraré y dejaré que siga durmiendo.
ResponderEliminarChiloé
Por si acaso, ¿no?
EliminarEn lo del hambre de mitos no sé. También Joseph Campbell el historiador de los mitos hablaba de su necesidad. Pero es que la necesidad de los mitos es dual y peligrosa. Imagina que para 77 millones de votantes USA su dios o héroe o donde simplemente se ven reflejados es el innombrable. Vaya mitos.
¿Tenemos hambre de mitos o hambre de verdad? No es lo mismo.
No sé, solo puedo decir que yo estoy harto de mitos. De mitos, de fantasías, de falsedades, de dioses, diosas, y vendedores de ungüentos de serpiente. ¿Tan difícil es tener los pies en el suelo?
EliminarDifícil es. Yo siempre he creído que era mucho más en la prehistoria humana, de ahí que surgiera la magia, el mito, la religión o cualquier otra pócima ideológica, pero ya veo que llega hasta el presente y que cualquier máquina de manipulación por muy consoladora que sea nos aleja de los pies en el suelo.Y como hay un empeño en negar el valor y la efectividad de la ciencia...
EliminarAh, y luego está que la gente se aburre. Es más fácil seguir lo simplón que indagar las causas materiales.