"¡El viento se levanta!...¡Tratemos de vivir!
¡El aire inmenso abre y cierra mi libro,
La ola en polvo osa brotar de entre las rocas"!
Paul Valéry, El cementerio marino.
Y así el cadáver miró por última vez. Sin mirada. Sombra y máscara adquirieron el tono cetrino que desde siempre habían ocultado. Lo inmóvil, una efigie. La contracción, un vago recuerdo. El silencio, la evocación de la nada. ¿De qué sirven las voces quedas que susurran y gimen en torno a un muerto? ¿O ni siquiera hay voces que pronuncien el nombre que llevaste? Y así el cadáver imaginó haber tenido vida. Y quiso la nostalgia viajar con él. Por un instante alguien observó un esbozo de sonrisa en los músculos de su mentón. Ensoñación de un iluminado, se supone. Epílogo, tal vez de la farsa, quién sabe. Allí te ves. El último disfraz.
*Fotografía de Evgeniy Shaman
La muerte es puramente, un cambio más.
ResponderEliminarEl decisivo para dejar de estar.
EliminarFáckel:
ResponderEliminaruna foto inquietante. El negro se come el cuerpo de la chica y parece descabezada. ¿Y la postura? Bastante incómoda pero el pelo muy bien colocado. ¿Está muerta o ensimismada?
Salu2.
Ah, misterio. Solo digo lo que dice el texto, y no tiene por qué ser ella. Shaman, por otra parte, es un fotógrafo inquietante.
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