"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 29 de marzo de 2025

Dirección única. Cromatismos o Rothko

 












"Recordó una pasión que había sentido siete u ocho años atrás. Y, al mismo tiempo, descubrió que siete u ocho años atrás no conocía los colores"

Ryûnosuke Akutagawa, La vida de un necio.



El cuadro naranja y amarillo de Rothko me reconcilia con colores que antes no sabía apreciar suficientemente. Acaso porque no supe sentir. Estaban ahí fuera, a mi vista, pero su alteración -los colores en los cuadros de pintura, en fotografías, en manipulaciones de mensajes publicitarios, los simbolismos de la apropiación política o de la desvirtuación religiosa- me apartaba de ellos. Ahora me interesa sobre todo sentir un color. No solo percibirlo a través de un intermediario visual. En este sentido Rothko, que sigue siendo un traductor del color exterior a la falsedad de una representación, despierta en mí un retorno a la observación natural. Como en la primigenia infancia, cuando aún uno no tenía los sentidos ni la mente adulterados por una explicación impuesta.

La sensorialidad activada desde un color me libra de las adjudicaciones que se han hecho en el arte y sobre todo en la vida cotidiana con sus simbolismos. Me lo he propuesto con firmeza. Libra a los colores de su utilización, me he dicho, y sitúalos en un medio natural. Sin más. Rescata el limón, la naranja, la fresa, la castaña, el membrillo, la berenjena o el cielo raso limpiamente azul. Un amanecer y un ocaso proporcionan más filosofía que las palabras. O la congestión del cielo por un nublado de tormenta. O el océano, que solo es color en cuanto masa. De hecho, ¿no suelen cualquiera de estos estados dejarnos mudos, pero cargados no solo de sensaciones sino además de sentimiento? 

Cualquiera de los frutos o medios naturales se desplegarán a su vez en matices, tonos, mezclas. Porque los colores no siempre se reconocen con fronteras definidas a la perfección; son dinámicos. Crecen o disminuyen. Se alejan o se acercan. Un sucedáneo de un paisaje interior: el bodegón. Un bodegón siempre me impactó. Como sustituto o notario del color allí donde este no se ve en plenitud. Un bodegón está muy aproximado a los sentidos. Pero hay tanto de fotográfico en él que prefiero contemplarlo como ejercicio de comparación con el elemento color en su estado primigenio. Un bodegón no me tienta para quedarme en él, sino para buscar los objetos cromatizados por él. Frutas, verduras, jarras, viandas, mantel. 

Lo interesante de un color, sin que quede fijado por un pintor o un fotógrafo, es su capacidad aleatoria. Mutante, deslizante, indefinible. Según. Dependiendo también de la luz en permanente alternancia o del ánimo cómplice de quien mira. Ahora me explico por qué prefería elegir un caramelo con los colores amarillo y naranja de Rothko. Aunque el caramelo fuera también un artificio.



20 comentarios:

  1. Los colores dan mucho de sí, si contemplas un cuadro verás tantas versiones de color como la luz que le inunde. Fíjate en el sol de la mañana, da un color diferente al paisaje, muy diferente del mismo por la tarde.

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    1. Los colores nacen y mueren cada día, como todo lo demás. Son dinámicos. Fijarlos es una vana pretensión humana para cubrir nuestras necesidades.

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  2. Me ha gustado mucho esta entrada.
    Los cromatismos y su intervención en el ser humano es un tema que me apasiona.
    Salut

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  3. Fáckel:
    y también hay que saber combinarlos porque se ve cada monstruosidad por ahí que dan ganas de mandar a su casa a más de uno.
    Salu2.

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    1. Ya sabes que la intervención humana no es siempre acertada, algo que no parece suceder en la naturaleza.

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  4. Nuestra misión como artistas, escribió Rothko, es que el espectador vea el mundo de nuestra manera, no de la suya. He visto en directo varios Rothko y a través de sus campos de color (incluidos los negros), me pareció entenderlo. O quizá no he comprendido nada.

    Chiloé

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    1. Le guste o no a Rothko a mí me lleva a otro mundo que no es ni el suyo ni el adecuado por nosotros a nuestros caprichos.

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    2. Pues a mí me seguiría gustando nuchísimo Rothko (y cómo pensaba, trabajaba y enseñaba), aunque en sus cuadros lo único que hubiera fuese color, solo color.

      Chiloé

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    3. Pero un color que es territorio, sensaciones, luz viva.

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    4. Se pinta por pintar, como una finalidad en sí misma" (palabras de Rothko), y yo intuyo que también porque no se puede dejar de hacerlo. Lo mismo, supongo, ha de pasar con la escritura. Que vaya o no a entusiasmar a terceros, lo que opinemos y hasta dónde nos lleve su obra resulta irrelevante para el auténtico artista creador. Cualquier otra cosa huele a gato encerrado, es decir, tiene algo o mucho de interés personal (prestigio, fama, dinero o ego, muchísimo ego).

      Y con esto pongo punto final a mi intervención, no sin antes identificarme con mi bonito nombre de archipiélago. Que no solo hay que estar viva (esto viene a cuento de la IA que más abajo nombras), también hay que parecerlo...

      Chiloé

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    5. Bonita coda e inspirada. Evidentemente hay muchos que ni parecen vivos. El mismo pensamiento recalcitrante, negacionista y mediocre (si es que pensar puede ser todo eso) que va cundiendo en estamentos de la sociedad es una latencia muerta y peligrosa.

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  5. Seguramente es un desacierto, pero mi relación con los colores, después de décadas peleándome con ellos, me lleva a concluir que sin los otros valores (líneas, formas, texturas y volúmenes) no son casi nada o muy poca cosa. Y es que alrededor de 10 millones, son muchos colores.

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    1. Los colores se adecuan siempre a un objeto, bien en los espacios naturales o en las fabricaciones humanas. Solo en los sueños (y acaso en algunos ukiyo-e, es un decir) son flotantes del todo.

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  6. Entiendo que la percepción de los colores va muy relacionada con la infancia en que todo era espontáneo. Pero como se dice en el texto hay mucho intermediario sobre las mentes, y está bien una recuperación a través del sentir.

    Ander, saludos.

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    1. Siempre estamos mediatizados a la hora de percibir los objetos, l oque me temo es que con la IA y otras técnicas llegue un momento, ¿o ha llegado ya?, en que no sepamos distinguir lo auténtico de lo adulterado.

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  7. Na natureza também existe o laranja... é uma cor quente que desperta o sonho, a ilusão de que tudo é possível....
    Interessante...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Todos los colores ya estaban en el mundo natural antes de los humanos, pero nos ha acompañado siempre y los hemos modificado también.

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  8. En un mundo cargado de color, ser daltónico es el peor de los castigos.

    Saludos,
    J.

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    1. Muchos son estúpidamente daltónicos (por supuesto no me refiero a los daltónicos de verdad) que ven colores que les deslumbran contra sí mismos. Saludo.

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