Érase una vez un niño que tuvo la mala fortuna de haber crecido en un período duro de la historia de su país. Pero él no lo sabía, aunque vivía en un ambiente de carencias y, por lo tanto, peleón.
Era un entusiasta del dibujo y no se le daban nada mal las cuentas. Así que tenía por costumbre llevar siempre en el bolsillo un cuaderno, un lápiz y una goma de borrar. No lo hacía solo por la escuela, a la que asistía gracias a que el maestro de la aldea donde vivía había convencido a los padres. Llevaba sus útiles también para entretenerse.
Y eso que no era ningún muermo. Jugaba con otros niños, se tiraba largos ratos recorriendo los barrancos de la zona y hasta en ocasiones se ofrecía de jornalero. Pero la tentación de los números y de las palabras era muy fuerte para resistirse.
Cuando algún vecino le pedía que le escribiese una carta a un familiar que vivía en el Norte, porque no sabía, el chico cogía el lápiz y transcribía lo que le decía el vecino. Y si un muchacho a punto de incorporarse a filas acudía a él para que le pusiera unas letras de despedida a la novia, el chaval se esmeraba y redactaba de su propia cosecha frases lindas sobre los sentimientos que le comunicaba el otro.
Ni que decir tiene que en su modesto hogar solía llevar registro de las menudas cuentas que ingresaba su padre y lo que debía su madre en el colmado.
Pero él se sentía feliz y libre cuando a la orilla del arroyo se ponía a dibujar una rana o los juncales esbeltos. Un ejercicio que a veces acompañaba de frases al estilo de las poesías tan impactantes que el maestro les hacía leer a los alumnos. Era frecuente que pensara: pero la vida que llevamos no es de poesía bonita. Y se le ocurrió que también podía escribir sobre la escasez y acerca del trato que los capataces daban a los jornaleros, algo que vivía él mismo, nada poéticamente, cada día.
Un día le mostró al maestro los dibujos y las poesías que escribía. Al maestro, hombre de vida y vestir casi tan precarios como los de aquellas gentes, se le iluminó la mirada. Atención, dijo a la clase. Vuestro compañero va a leer una de sus poesías. El chico, un tanto acobardado, no tuvo opción. Leyó un escrito con indecisión y voz quebrada. Pero al observar el interés que había concitado entre sus condiscípulos se envalentonó y leyó otra de sus poesías ante el asombro del profesor. Era evidente que el joven poeta necesitaba testigos a los que llegase el mensaje de sus poemas.
Los niños comentaron en sus casas lo que consideraban un acontecimiento. Desde las casas el afán de aquel muchacho llegó a oídos de los personajes que mandaban en el pueblo e incluso en los pueblos de los alrededores. Alguno de esos personajes dijo compasivo: es bonito que un niño salga espabilado, aunque dice unas cosas que son de mayores. Otro dijo: qué va a ser bonito si tiene palabras de resentido, y es solo un crío. Otro: un chaval con esa mentalidad a sus años es peligroso. El médico, el cura, el secretario y el alcalde siguieron jugando a las cartas en medio de la humareda de los cigarros y del hedor de bocas aguardentosas.
Luego llegó el tórrido mes de julio. Las mieses de los propietarios lucían espléndidas. Los olivares se hallaban sobradamente florecidos. Los vecinos comentaban noticias cargadas de inquietud. Se vio incluso que algunos de ellos se agrupaban alarmados, sin saber el chico muy bien por y para qué.
Aquella madrugada al niño lo despertaron con brusquedad.
*Dedicado al chico anónimo de entre 11 y 14 años cuyos restos se han encontrado en una fosa de fusilados de Víznar, Granada, en 1936. Su cráneo presenta dos orificios de bala, lo cual indica que los miserables pistoleros que habían asesinado a los demás hombres hallados en la fosa perpetraron con él también el crimen.
https://www.lavozdelsur.es/actualidad/sociedad/lapiz-goma-dos-disparos-en-cabeza-encuentran-restos-nino-fusilado-en-36_313449_102.html
* Pintura de Otto Dix.
Eso ocurrio en el barranco del pueblo de Viznar un lugar donde se dice que está enterrado Federico Garcia Lorca junto con centenares de otros muertos, en este caso un niño de unos 11 años, asesinados durante la guerra civil, mientras tanto la derecha y la ultraderecha quieren cambiar esa hitoria.
ResponderEliminarSaludos
¿Será por la mala conciencia por lo que insisten en negar los hechos?
EliminarMagnífico relato homenaje, muy bien escrito como todo lo que escribes. Siempre se ha castigado con saña y crueldad que los humildes, desprotegidos, piensen, se rebelen y si son creativos y valientes mucho más, también a los alumnos brillantes, para las dictaduras esos eran más peligrosos que los propios militantes por su futuro de ideólogos y líderes; eso exactamente le dijo a mí madre un alto cargo del ejército argentino cuándo fue a preguntar por su hijo desaparecido: sabemos que su hijo no hizo nada pero tiene un promedio diez en su libreta universitaria, y eso es muy peligroso porque significa que puede llegar a ser un ideólogo.
ResponderEliminarLa obra de Otto Dix es impresionante, un retrato conmovedor de un condenado de la tierra, un pintor sin concesiones.
Qué barbaridad lo que le dijo el milico a tu madre, qué insania, qué maldad. Las letras, es decir el conocimiento, la cultura y la capacidad de expresarse, siempre han sido peligrosas para los encumbrados. En un país atrasado como España en 1936 el que se ilustraba y el que ilustraba eran personajes en la lista de la persecución. Los maestros fueron el sector más perseguido y aniquilado.
EliminarEl niño de Viznar, perdió el lápiz, la goma de borrar y la vida.
ResponderEliminarSe ve que disponer de los útiles citados era un pasaporte de riesgo.
EliminarOtro poeta más cuyas obras ahora sabemos que no leeremos. y cuyos cuadros tampoco veremos. Tampoco sabremos ni de sus hijos ni de sus nietos. Cuantas pérdidas por el fanatismo, siempre analfabeto, supliendo con odio sus carencias
ResponderEliminarHas terminado el cuento muy elegantemente.
Abrazooo
Me has hecho concluir a mayores: aquelloo de 1936 fue el cuento de nunca acabar. Ya ves que ni siquiera quieren que los muertos sean exhumados. ¡Como si fueran a resucitar! (No estaría mal)
EliminarBien pudiera ser, tal cual lo escribes.
ResponderEliminarO quizás lo detuvieron con el padre, y le hicieron correr la misma suerte, por no dejar un testimonio vivo, siendo simplemente un niño, que no entendía esos juegos de mayores, tan macabros.
Pudo ser cualquier situación; de un niño rebelde que plantó cara a los borrachos de pistola y fusil que iban a sacar a dar el 'paseo' a una venganza con su familiar. Ve a saber. O acaso le denunció el cura.
EliminarE o Mundo tremeu, ficou em ruínas e escreveu Morte nas paredes..
ResponderEliminarE só podemos adivinhar o que contaria...
Beijos e abraços
Marta
Es terrible pensar cómo un niño pudo ser ejecutado tan vilmente. Pero ¿no está ocurriendo cada día actualmente en Gaza?
EliminarNo puedo sacudirme la idea. Seguramente ni fue el único, ni sabemos otras maldades que indudablemente cometieron con niños y niñas y de las cuales tropelías muchos quieren silencios.
ResponderEliminar¡Repugna pensar que hay gentuza que "lo volvería a hacer" y cuidado! no me refiero al eslogan de los separatistas catalanes. Más bien me viene a la mente aquellos otros del "a por ellos". Que esa gentuza, decia, no tienen ni la dignidad suficiente para reconocer la dictadura.
No sería el único caso, seguro. Claro que hay un sector que lo volvería a hacer. Los del "a por ellos" venían diciendo en 1936 en Navarra: "a los rojos hay que darles un escarmiento". Y no se quedaron cortos, no.
EliminarSegún te iba leyendo pensaba justo en esa tumba. Una tumba que el perfecto resumen de lo que fue todo aquello por más que algunos quieran directamente olvidarlo y otros, aún peor, reescribirlo para intentar darnos otra versión... Los muertos, por su parte, guardan silencio, ya lo han dicho todo.
ResponderEliminarUna gran historia, gracias.
Saludos
Comparto lo que dices. En un sentido guardan silencio. Pero su misma situación y la de muchos otros que siguen sin exhumarse y reconocerse hablan demasiado. Se ve que la historia de este país es así de lamentable. Gracias a ti por compartir sensibilidad.
EliminarLa inspiración te ha llegado por ese cadáver viejuno que sigue vivo, y al que dotas de ideas que se considearon revolucionarias o marxistas por quienes detentaban el poder. Había que matar a todos los rojos, sin importa la edad, parece. Y así se hizo.
ResponderEliminarUn buen texto. El conocimiento genera inquietud en los dictadores. Y así sigue siendo. Un abrazo
Hay asuntos, MPau, que sugieren en cuanto sabes de ellos. Aquello aun siendo una represión de ideas lo fue sobre todo de evitar que la finca se les fuera de las manos a los propietarios de siglos. ¿Cómo iban a consentir ellos que los más pobres y desheredados pudieran mantener, incluso moderadamente, el control de un Estado? Si lo piensas bien los dictadores andan siempre en los espacios más pequeños y bajos: aldeas, pueblos, provincias, incluso familias. Y en ellos se apoyan los que detentan las altas instancias de los poderes públicos, en cualquiera de sus instituciones. Lo lamentable es que aquella lección de historia, que lo fue y es, más allá de la matanza y la persecución, no haya sido reflexionada a fondo por los propios españoles.
EliminarTriste, tierno y emocionante tu relato.
ResponderEliminarEntre Viznar y Alfacar es todo un cementerio lleno de frio y de silencio.
Pueblo pequeño, infierno grande, decía mi madre.
Por otro lado, nunca he creído que el cuerpo de Lorca estuviera allí y que su familia sabe perfectamente donde dejar flores en días señalados.
Gracias y un abrazo
Gracias por sensibilizarte, Noite. Se ve que conoces bien esos espacios. ¿Nunca ha trascendido dónde deja la familia las flores? Por aquí andamos trasegando. Un abrazo.
EliminarBuen homenaje a la memoria de todas las víctimas de aquella barbarie y especialmente a él...
ResponderEliminarVi la noticia en el telediario, sentí un escalofrío, mucha rabia e indignación y un nudo en el estómago...
Abrazo
A estas alturas se asombra uno. Y malo quien haya perdido la capacidad del asombro. Los motivos de asombro, para bien y para mal soin señas de identidad en este país.
EliminarMe conmoveu...
ResponderEliminarParece que tu dictadura fue peor que la nuestra.
Un texto claro y excelente. Me gustó leerte.
Escribi un comentario sobre lo que dejaste en mi blog.
Días de abril muy agradables. Saludos...
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Sin duda, Majo, mucho peor, aunque no se trata de comparar algo tan odioso como dictaduras. Por cierto, los autores de los que incluyes citas en tu entrada son también preferidos míos. Señales de fuego, la novela de Jorge de Sena me pareció extraordinaria. Sophia de Mello Breyner Andresen y Jorge de Andrade me gustan mucho. Torga y su Creación del mundo es también enorme. Me siguen gustando Eça de Queiroz y cómo no el inclasificable Pessoa. Tenéis grandes escritores, y no entro ya en la extensión brasileña. Otro día.
ResponderEliminarFáckel:
ResponderEliminaraplausos.
Salu2.
Tema trágico. Las pistolas matan (o mejor dicho el instinto y la intención de quienes las utilizan) y las palabras utilizadas con buena volumntad pueden dar vida (aunque muchos las usan también para matar o poner en el camino de la muerte) En cada uno de nosotros está tomar el lado adecuado del camino.
EliminarAquest començament: "aunque vivía en un ambiente de carencias y, por lo tanto, peleón", és antològic.
ResponderEliminarTodo proletario nació en un ámbito deficiente en recursos, por naturaleza eso lleva a que las personas tuvieran impulso resistente y atacante, peleón. Y ello conlleva un desarrollo, no tienes más que indagar en la historia de los movimientos obreros.
EliminarExcelente cuento. Me ha sobrecogido pero puntualizar que se cometió barbaridades por los dos lados. En las guerras y esta nuestra fue hermano contra hermano, familias separadas, familias escondidas entre muros de las casas o habitaciones entre muros. Fue horrible mis padres fueron niños de la guerra. Mi abuelo recorrió kilómetros del norte al sur andando y llegó a su casa desfallecido y con hambre canina. Mi abuela le ponía la comida, un plato detrás de otro. Había dejado a a su mujer con dos niñas pequeñas y una con parálisis cerebral que murió a los pocos años. No me posicionó por un bando porque en los dos se hicieron barbaridades.
ResponderEliminarMi cuento reflexión se basa en un hecho concreto según la noticia de la prensa y el crimen lo cometieron unos asesinos concretos.
EliminarDebatir sobre las barbaridades en una guerra civil es un tema que habría que desarrollar aparte. No hubo equidistancias en la barbarie. Unos las cometieron sobradamente más que otros, está investigado por los historiadores competentes. Y a mayores la barbarie de un bando, el vencedor, se multiplicó porque la persecución y venganza en retaguardias tuvo su continuidad después de la guerra y en una dictadura de 40 años. Esto no es ideología. Son hechos constatados. Gracias por tu testimonio familiar. Muchos los tenemos de nuestros padres y abuelos.