Oye, la belleza ¿es única o se multiplica con la mirada? Max entra eufórico. ¿Viene la pregunta para contraponer la portada nada estimulante de la prensa de hoy?, le replico. Max tiene el resuello más agitado de lo ordinario. Algo así. Porque cuando me llegan ciertas noticias busco el antídoto. Intento calmarle sin reprimir su entusiasmo. A ver, ¿qué belleza te ha deslumbrado esta mañana fría? ¿La llamada inesperada de una ausencia que te solicita? ¿El paisaje nevado? ¿El menú que anda rondándote en la cabeza? ¿Alguna obra de arte? Para, dice, es fácil. Me ha venido de pronto a la mente una pieza cerámica que vi hace tiempo en el museo de Ferrara. ¿Te acuerdas que a raíz de leer a Bassani no pude reprimir la visita a la ciudad del Po? Pues allí, entre tantas cosas interesantes, y bellas, por supuesto, encontré una especie de jarra, askós la llamaban los griegos, que no tenía pérdida. Ni en forma, ni en decoración de figuras y colores, y pensé que servir vino con aquella jarra excepcional debía ser por sí mismo la belleza personalizada en acto. Eres tan espiritual, le he dicho de sopetón, aun sabiendo que no le gusta que le llame espiritual. Luego he corregido: hedonismo puro es lo tuyo. ¿Y lo tuyo, no? Si admirar la belleza por encima o como contrapartida a las desdichas del mundo es hedonismo, seamos, pues, todos epicúreos en lugar de banales sufridores. ¿Ignorando los sucesos y los malos augurios?, salto contundente. No, dice, no se puede ignorar el estado dramático de las cosas porque todo lo que ocurre forma parte de nuestra vida y a la vez nosotros somos, y ya veremos si seremos, conforme a lo que acontezca. Te diré más. Belleza sí, siempre persiguiéndola, recreándola con la mirada y las sugerencias que nos produzca, hasta embriagarnos con ella. No para negar el mundo, sino para evitar que caiga en el desastre. Porque, ¿qué hacemos cada uno de nosotros por evitar los peores tiempos que pueden llegar? Max me ha dejado sin palabras y, de no ser por el askós, me hubiera hundido.
* Imagen: Askós con forma de pájaro, conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Ferrara.
También la barbarie tiene su belleza, o las cosas rotas. Apocalypse Now es la muestra de ello. Decia Fuster: La vigilia de una guerra, a menudo, o casi siempre, parece una fiesta.
ResponderEliminarApocalypse es un film con maestría y seducción. La realidad de la guerra de vietnam fue un horror. Tal vez hemos vivido décadas apartados de la posibilidad cercana del jinete apocalíptico y ahora empezamos a ver las orejas al lobo.
EliminarMagnífico. He encontrado por casualidad este blog y me quedo aquí. Tu texto roza la perfección. Y a mí me ha tocado el alma. Mi padre coleccionaba alfarería y en ello nos educó. Y respecto a la guerra... Esto es una locura.
ResponderEliminarTambién soy un entusiasta, que no necesariamente un entendido. Además hay tanta variedad en el mundo a lo largo de los siglos. Todo tipo de piezas, incluso las más vastas en apariencia, me dicen mucho y las tengo un gran respeto. Pienso siempre en las manos del alfarero. Obviamente, aquella cerámica trabajada para las élites son majestuosas, como esta de la imagen. Y mira que hay objetos, con sus nombres y usos correspondientes, en el mundo clásico. Gracias por comentar, Amparo.
EliminarMax es de fácil contentar, y tenía reservado ese recuerdo paea el momento oportuno.
ResponderEliminarLa verdad es que el arkós tiene su gracia, es anatomicamente perfecto para servir vino.
Al principio creí que era un botijo, y pensé: que horror para beber a chorro.
Abrazooo
Esa jarra, que al fin y al cabo es lo que es, es exquisita. La belleza de formas (el ánade) y las imágenes deslumbran. Creo que también se utilizaban los askós para aceite. El botijo es un dignísimo útil, así como el porrón pero desgraciadamente en desuso.
EliminarYo me voy volviendo epicúrea por momentos. No pinta bien lo que se avecina, ni la realidad, así que, en lo posible, una jarra, una flor o un instante concreto pueden ser fuentes de placer. Por si acaso.
ResponderEliminarUn abrazo
Epicureísmo es una actitud ante la vida que hay que aprender. Incluso en el tema de la muerte Epicuro lo tenía muy claro.
EliminarAsí somo los humanos, capaces de crear con las manos una hermosas obras o de destruirlas con guerras.
ResponderEliminarSaludos
Así somos, ya lo creo. Que los árboles de los demagogos, esotéricos y religiosos no nos impidan ver el bosque. Porque todos esos van a crecer como setas a la sombra del desconcierto que los pobrecitos humanos van a sentir. Con lo fácil que es pensar y enterarse de qué vamos.
EliminarUna hermosa obra que ha sobrevivido a un montón de guerras, ahora se prepara otra, para cargarse toda la belleza posible, parece el sino de la humanidad.
ResponderEliminarNo sé si sino, pero al menos la circunstancia recurrente.
EliminarApesar dos horrores, há sempre uma forma de criar beleza.... Mas que o momento é confuso, é...
ResponderEliminarBeijos e abraços
Marta
La belleza y la estética está vinculada al desarrollo humano. Los humanos siempre han querido hacer objetos más útiles y a la vez más hermosos. Los edificios que han acogido templos, por ejemplo, son una muestra obvia. Y hasta los útiles más caseros, donde el diseño ha seguido siempre una línea cambiante. Y han sobrevivido a los tiempos de tribulación.
EliminarMoviéndose entre opuestos, o entre lo epicúreo y lo estoico, o entre la paz y... el desastre.
ResponderEliminarPero tú lo haces con esa magistral y armoniosa elocuencia...
Abrazo y feliz semana!
Hagamos de la semana algo llevadero, Bis. Merci por tu lectura.
EliminarA medida que avanza la tecnología, ocurre lo contrario a lo previsible. La barbarie y el encarnecimiento se multiplica sobre la población civil. Al final resulta que hay más víctimas civiles que militares. Lo estamos viendo en vivo y en directo.
ResponderEliminarLos profesionales de las armas siempre se protegen más que los civiles, se ve que los civiles no saben defenderse. Es repugnante la barbarie ejecutora de los israelitas. Llamemos a las cosas por su nombre.
EliminarAh, supongo que ya sabes lo paradójico de ese Estado montado por Occidente con nombre Israel. Que los ultraortodoxos que desencadenan la mayor violencia están exentos del servicio militar, Toma ya, Yahvé sabe proteger a los suyos.
Eliminarasco
EliminarSi no fuera todo tan dramático, Nox, nos divertiría lo paradójico.
EliminarUn pato con ángel! ...gran idea para servir cianuro al enemigo.
ResponderEliminarJaj, piensa solo en el placer de libar un vino o un néctar y no tanto en el veneno.
Eliminarmetidos en guerras, lo primero es la estrategia!
ResponderEliminar¿Incluso en la contienda del amor? Pues aviados estamos.
EliminarCom a disseny és excel·lent, aquest gerro. Quan encara no tenia aquest nom.
ResponderEliminarAixò de la guerra fa molta por.
Helena, la cerámica griega es extraordinaria, la de figuras rojas o negras es impresionante.
EliminarEl miedo puede permitirnos estar en guardia pero no debe ser motivo de hundimiento. De momento me preocupa Europa mucho y las elecciones de junio.
Vaticinar que van a llegar tiempos peores no sirve más que para asustar. ¿Tiene sentido hacerlo?
ResponderEliminarSaludos cordiales
Nada más lejos de mi intención vaticinar nada, pero a poco que se observe la situación no es para agitar castañuelas. La tensiónb se palpa día a día, al menos en lo que transmiten los medios. Estar temerosos por las circunstancias mundiales, y más en la tesitura actual, es muy humano. Supongo que el sentido está en la percepción que tengamos de las cosas. Hablar de ello no creo que asuste ni más ni menos. Ya se encargarán las circunstancias de aliviarnos o agravarnos, ¿no?
EliminarMientras, que cada cual viva en la ciudad alegre y confiada, el común de los mortales estamoa atados de pies y manos.
Vengo de contemplar algo de esa belleza que el alma necesita para desprenderse de la angustia cotidiana. Mucho mar, ha sido en mi caso y me ha hecho bien. Retomo lecturas que me interesan. Un abrazo
ResponderEliminarSupongo que en costa atlántica, ¿o más lejana?
EliminarUruguay, para más datos, Punta del Este. País y gente hermosa
EliminarSiempre quise conocer Montevideo. Creo que desde que vi de niño "La batalla del Río de La Plata". Bueno, no sé, tal vez porque me parecía una ciudad más del estilo de las españolas de otro tiempo. Pero acaso siempre estuve equivocado.
EliminarEs una ciudad hermosa en la que los argentinos insistimos en reconocer gran parte de lo que fuimos y/o soñamos ser
EliminarTendré que repasarme otra vez la historia, aunque me suena más a lo que dices del presente.
EliminarFáckel:
ResponderEliminaral igual que la penas con pan son menos penas; la dura realidad, con belleza, es, quizás, más llevadera.
Salu2.
Es una manera de consolarnos, pero aunque no lo hagamos está ahí. Hay belleza y hay fealdad. Hay hermosura ética y fealdad de la perversidad y el odio.
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