Había en el museo dos cabezas de caballo de piedra. Una antigua y otra moderna. La del griego era la fotogénica imagen de un caballo vivo. La del escultor español parecía más primitiva, aun siendo más reciente. La nueva bufaba. La ancestral relinchaba.
Cuál te gusta más, pregunta el viejo al niño (esa manía de examinar a los chicos que tienen los mayores) Y el chaval: esta. Señala la clásica entre las clásicas, la del estilo que serviría de modelo al arte en siglos posteriores. En ese momento al viejo le da pena que deje de lado la escultura del autor más moderno, pero él lo había querido al hacer la pregunta.
De niño, dice el hombre, si me hubieran interrogado de análogo modo, seguramente habría opinado como tú. Recibe una sonrisa cómplice del acompañante.
¿Por qué ambas esculturas siendo de caballos, pregunta el niño, son a la vez tan distintas? Ocurrencias de escultores, le responden. Lo cual era en parte verdad y en parte incorrección. O si se quiere, imprecisión.
El otro no se conforma con la respuesta, que le parece una evasiva. Si el caballo no ha cambiado ni para los antiguos ni para los actuales, ¿por qué no se han dejado de ocurrencias y uno de los artistas no ha visto al caballo tal cual es? Visiones diferentes, intenta el abuelo zanjar el tema. Un caballo no va a dejar de ser caballo por el hecho de que dos artistas lo vean de distinta forma. Ya te darás cuenta más adelante de que lo que llaman realista no es siempre lo único real.
¿Quieres decir que aunque miren y vean lo mismo cada artista puede interpretarlo como le da la gana? Más o menos, dice el viejo, sin ocultar satisfacción por la pregunta deductiva.
El niño intercambia miradas con una y otra cabeza de piedra del animal. Pues yo también veo dos caballos y la única diferencia es que uno se encabrita y el otro parece estar reposando, exclama. Eso me gusta, se entusiasma el hombre, no vas por mal camino al descubrir el capricho del arte.
Es el sentido del arte, cada artista nos da una visión diferente de la misma figura. Y cuando entendemos eso, hemos entendido el arte y al artista. El niño lo entendió a la primera.
ResponderEliminarSaludos.
Es que es un niño muy avezado.
EliminarNada nada... un caballo es el croquis y primer intento después de una noche de cubatas. El otro ya es la obra acabada (con la ayuda de Photoshop, claro)
ResponderEliminarCreo que el escultor ático y Baltasar Lobo se han ido de copas y luego sale lo que sale.
EliminarMenos mal que el niño, no te preguntó por qué le habían cortado las patas al caballo.
EliminarEs que todo no se puede contar en un relato, oiga.
EliminarDos plasmaciones, de una realidad vista de distinta forma, ambas expresivas y enriquecedoras.
ResponderEliminarY el transcurso del tiempo -la cultura también está sujeta a los avatares y visiones cambiantes- se encarga de legarnos miradas diferentes y todas sabias sobre lo existente. Y sobre lo inexistente, como es sabido, en un homenaje a la imaginación humana.
EliminarY eso es lo maravilloso del arte, la infinita cantidad de posibilidades de expresión y respuestas ante una similar pregunta. El peque es un chico que va por el buen camino de la comprensión artística.
ResponderEliminarEn el caballo clásico, veo esa obsesión por la realidad y, en el segundo, una mirada relajada en líneas y trabajo, como si no estuviera terminado, como si fuera un boceto de inicio y que nos despierta nuestra imaginación y ganas de terminarlo mentalmente.
Abrazos Fackel
Lo clásico lo conocemos más, pero la escultura contemporánea, más o menos abstracta, no tanto. Te recomiendo indagar en la obra de Baltasar Lobo, a mí me fascina.
Eliminarhttps://eltaklamakan.blogspot.com/2018/06/los-dialogos-de-baltasar-lobo-en-la.html
https://museobaltasarlobo.es/
https://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Lobo
Gracias por los enlaces Fackel. Investigaré su obra. Tiene un algo indefinible, pero que me provoca observar y buscar más de su creación.
EliminarLos blogs están para proporcionarnos información también. Gracias a ti por receptiva.
EliminarLa interpretación individual, como en todo; y es que cada mirada es un mundo, Fackel.
ResponderEliminarPor supuesto, y creo que los artistas geniales dejan siempre la puerta abierta a la interpretación, como un modo de que la obra se continue con la imaginación del espectador. El arte abstracto lo propicia más, sin duda. Pero yo me he abstraído siempre con la contemplación de cualquier estilo, aunque también mi visión ha ido evolucionando y aceptando lo que hace años no comprendía.
EliminarSeguro que los esquinos no tendrán nada que oponer a que manos distintas hayan dado consu esencia. El joven aprenderá de ello aunque estime más una que otra de momento.
ResponderEliminarAnder
No saben, no contestan, pero confraternizan, a pesar del tiempo, de los espacios y de las intenciones de los artistas. Gracias, Ander.
EliminarQuizás el autor quería motrar una faceta u otra del caballo. Seguramente ambas se esculpieron con una intención.
ResponderEliminarBuenos diálogos con los jóvenes. Un abrazo
Por supuesto, con arreglo a intenciones muy diferentes. a visiones complementarias. El artista clásico se guiaba por un concepto de su tiempo. Baltasar Lobo avanzaba en un enfoque formal rompedor.
Eliminartal y como veo la segunda fotografía , o quizá porque ya no soy una niña, me quedo con la arcaica cabeza de Lobo, parece recién exhumada de un yacimiento.
ResponderEliminarPues ya ves que la del yacimiento es la grandota, pero la de Lobo hace de su particular abstracción (y no es de sus esculturas más abstractas) una clasicidad moderna.
Eliminarde un yacimiento de escultura ibérica, ¿por ejemplo?
ResponderEliminarPodría ser, no se me había ocurrido, pero seguro que algo encuentro. Aunque las ibéricas son espectaculares, eh.
EliminarA arte serve para romper convicções, abrir o caminho para outras perspectivas... Escreve história e todos a interpretam de forma diferente... É o objectivo da própria vida?
ResponderEliminarBeijos e abraços
Marta
Naturalmente, la individualidad proyecta todo tipo de perspectivas y visiones. Sobre todo las individualidades más libres que no se casan con nadie.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarun niño muy espabilao y más listo que el hambre.
El artista plasma la realidad como él la percibe. Ocurre que, a veces (y no es éste el caso) el artista se aleja tanto de la realidad, que necesita explicar lo que ha hecho porque ni hay dios que lo entienda.
Salu2.
Pero eso ocurre si le piden que lo explique. A la mayoría de los artistas no les gusta explicar sus obras. Y cuando lo hacen son engolados y parece que buscan justificarse. Prefiero al artista que no me explica nada y me deja volar.
EliminarMuchos reputados artistas se dan a sí mismos el mote de "genios" sin siquiera ser capaces de reconocer todo lo que les falta por aprender.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Sí, muchos se autocalifican -hoy se da sobre todo en el tema cocina y culinario, que es una exageración- cuando en realidad es el tiempo y la mirada larga de los hombres (sobre todo los que saben mirar) los que deben definir la genialidad, concepto este que no deja de ser relativo y en ocasiones tramposo. De ahí que me guste mirar muy a trás en la historia humana. Porque creaciones de hace muchos milenios nos dejan con la boca abierta .
Eliminaruno parece una obra terminada, el otro un estudio.
ResponderEliminarLa obra terminada, como dices, pretende emular la conducta animal y de ahí que ese realismo adquiera una belleza obvia. La obra inacabada, que te parece, es una visión en las antípodas. Por eso dialogan. Dialogar en un museo es algo que hoy se lleva mucho, sobre todo en exposiciones temporales, poniendo obras de diferenes artistas o épocas unas al lado o frente a otras. Es un ejercicio interesante que busca contraste y la reflexión del visitante.
EliminarMirada y realidad van de la mano, yo creo que es un hecho que vemos lo que queremos ver. Y a veces cuando nos llega información extra como al niño la mirada puede cambiar, o no, entran en juego muchas variables.
ResponderEliminarCreo que leí en los comentarios que según en que momento, un caballo u otro captarán nuestra atención, y probablemente es así.
En efecto, muchas veces vemos lo que queremos ver, lo que nos sugiere, incluso en lo más realista.
EliminarLos del mundo urbano tenemos perdidos de vista los caballos. Pero no los de la memoria, los que en la infancia contemplábamos, no sin cierto reparo (eran tan enormes), en nuestros veranos más campesinos. El caballo es un animal al que habría que homenajear. En todas las ciudades debería haber al menos una calle del caballo, o varias, según especies. Ha sido uno de los medios más utilizados y abusados por los seres humanos. El día que se tomen la revancha...
Así que bienvenida toda clase de versión artística que tome como objeto a posar el caballo. Buen día, Ana.
Los niños tienen una manera de ver el mundo que me parece fascinante y entienden las cosas mucho mejor que los adultos. Madre mía y nos ha salido fotógrafo de réflex, una verdadera maravilla.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Buenos, eran sus pinitos en su momento, y el museo se prestaba a ello. Te paso un enlace:
Eliminarhttps://www.cultura.gob.es/mnescultura/exposiciones/pasadas/casa-sol1/lobo.html
"La del escultor español parecía más primitiva, aun siendo más reciente": és la paradoxa que al segle XX el més modern hagi estat el més primitiu. Com ara que, quan tenim tota classe de tipografies al nostre abast, solem fer servir les que són fetes a mà, que semblen més autèntiques.
ResponderEliminarSobre todo a principios del XX, incluso a finales del XIX, lo primitivo atraía a muchos artistas europeos. Lo africano resultaba ser primitivo y moderno a la vez. Los artistas de la época que cito supieron entenderlo. Yo sigo seducido por el arte africano.
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