Lo más presuntuoso de aquel personaje que se las daba de demiurgo, cuando no era sino un simple aprendiz imaginativo que jugaba a modelar la materia que se le pusiera al alcance, era repetirse interiormente: te voy a crear a mi imagen y semejanza.
Pero, ¿acaso conocía a fondo su imagen como para pretender recrearla en otra representación?
Serás un ser vivo cuando acabe, se decía una y otra vez a medida que esculpía el otro rostro. Tendrás tal expresión que aunque no sonrías los demás creerán que esbozas tics risueños. Que aunque no respires otros percibirán tu aliento. Que aunque gesticules se advertirán expresiones cambiantes. Que si no obstante mudo los demás creerán estar escuchando tu oratoria. Y que si bien no argumentes tendrás seguidores que alabarán tus discursos.
El artista ideal terminó la obra. La miró fijamente y, decepcionado, no pudo reprimir la desazón. Había realizado un trabajo arduo. Todo el empeño acababa ahora en incertidumbre. La estatua se asemejaba extremadamente a él mas no era él. Te he clonado, la dijo, pero pareces más perfecta y más bella que yo. ¿Y si te toman los demás por mí y me suples? Tuvo celos. ¿Y si te contemplan con ilusión asumiendo que yo soy tu obra y no tú la mía?
El soberbio demiurgo no había abandonado todavía sus herramientas. Dio varias vueltas en torno al busto. Luego se detuvo justamente a la altura de su nuca. La acarició con una de sus manos y la sintió cálida. Con la otra mano calculó una distancia fatal.
* Pablo Picasso. Grabado de la Suite Vollard.
El artículo del blog es una curiosa reflexión que invita a uno mismo a reflexionar en varios puntos. Y concretamente a mí me recuerda que ha habido escultores extraordinarios, como Miguel Ángel. Memorables son sus obras, y en la escultura están su estatua David, y su estatua La Piedad, creadas allá por el año 1498, aproximadamente. Unas estatuas de una perfección sublime, a las cuales solamente les falta coger vida, tan realísticas son.
ResponderEliminarEl repertorio de obras maestras es inmenso. El que nos ha llegado. Porque mucha estatuaria antigua y clásica fue destruída por sucesivos dominios de bárbaros (no pensar necesariamente en Atila, hubo otros cuyos seguidores permanecen hoy día) Sobre la perfección se podría hablar mucho, es un criterio cultural sobre el cual acaso no hay acuerdo general.
EliminarAquel demiurgo presuntuoso era un constructor de máscaras que tomaba como modelo otra máscara.
ResponderEliminarComo hacedor, más o menos diestro, sabía también como asestar el golpe, previa medición de distancias.
Es que en efecto, siempre se toman otros modelos. El mundo de las ideas no se produce por generación espontánea ni por providencia de divinidades. Ideas en sentido general, con expresiones en todo tipo de manifestación humana.
EliminarLos celos, ¡vaya tema!...Podría escribir un extenso comentario, pero no. Ya es un asunto superado, solo decirte que los celos nacen del sentimiento de inferioridad, de sentirse menos que el otro. No son fruto del amor, al contrario, nacen de la inseguridad.
ResponderEliminarEl grabado de Picasso, muy bueno.
Abrazos Fackel
Los celos no tienen que ver con el amor, incluso aunque no sepamos muy bien qué es el amor. Los celos responden en parte a la inferioridad, como dices, o ionseguridad incluso, y en parte a un arraigado sentido de propiedad de unos seres respecto a otros. Un crimen. El sentido de propiedad de unos humanos sobre otros es una indignidad.
EliminarUn texto inquietante, y sí, Picasso no sé con exactitud qué quería mostrar en muchos dibujos suyos, pero tal vez tú aciertas en tu interpretación.
ResponderEliminarUn abrazo, Fackel
Ah, yo me cojo la mano de la interpretación del grabado y no creo que a Picasso le importara. Un artista abierto posibilita acercamientos múltiples a su obra.
EliminarHay uno por ahí, que los cuentacuentos dicen, nos hizo a su imagen y semejanza. Suspendido en diseño. A quién se le ocurre colocar la zona de recreo, justo al lado de los desagües y las cloacas. Mal, muy mal.
ResponderEliminarAy, amigo, has captado la onda, y los cuentacuentos dudo que crean en sus cuentos. Aunque han dedicado su vida a que nos los creamos los demás.
Eliminarcon lo fácil que hubiera sido dejarla inacabada. e ir acabando la poco a poco hasta el día de su muerte, en que podría reemplazarle y así sucesivamente hasta la inmortalidad
ResponderEliminarMe pregunto si inacabada para siempre no será otra manera de morir (la estatua) Me haces pensar en lo de la inmortalidad como metáfora ad hoc para las grandes obras reconocidas por la oficialidad de nuestra cultura. ¿Son inmortales porque han sobrevivido a la destrucción o por mor de las ideologías dominantes que necesitaron siempre de ensalzar aquello que les venía bien y les convenía? Tengo que rfeflexionar sobre ello.
EliminarY quién conoce a fondo un imagen verídica de sí mismo?Y como no hay una sola imagen, sino tantas cuantas mutaciones tengamos a lo largo de la vida, llamemos conocer a ese cambio, a la última imagen. Todo es para pensarselo.
ResponderEliminarMe quedo pensando en la complejidad de lo que dices, anónimo.
EliminarAl leer el texto se me ha ido la idea a comparar la "Inteligencia Manual" del escultor que describes con la Inteligencia Artificial que parece (según los entendido) amenazar nuestras identidades... No sé por qué se me ha ido ahí mi imaginación, tal vez sea una tontería establecer ese paralelismo por mi parte...
ResponderEliminarYo no entiendo nada de escultura ni de pintura, pero me gusta más el realismo que los otros estilos de expresión artística...
¿Será posible realizar una escultura o una pintura, sin que parte de la esencia del autor no se refleje en su obra?
En tu relato, el autor parece hacer una reproducción de sí mismo sublimada, pero, temiendo que el brillo de su obra le opaque a él, la destruye... tal decisión induce reflexión... ¿Acaso no es la perfección la aspiración de todo artista?
Abrazo
Son tiempos de establecer analogías y contrastes no solo entre inteligencias sino entre efectos.
EliminarRespecto al arte una cosa es el gusto personal y otra la interpretación o más bien la aproximación a todo tipo de estilos, aunque algunos no nos lleguen. Y respecto a la realización de una obra, bien plástica o musical o literaria, supongo que el autor vuelca parte de sí mismo, no sé si la esencia o simplemente su manera de ser y de pasión.
No sé tampoco si la aspiración de cada artista es la perfección. Porque ¿de qué hablamos cuando hablamos de perfección? Creo más bien que la aspiración reside en la visión sobre el mundo que tiene cada cual y si consigue transferir algo de ella a la obra un autor se dará por medianamente satisfecho.
Vale para demiurgas? Creo que por aquí tu relato se aplica perfectamente a cierto personaje femenino egocéntrico y peligroso que se cree más cerca de Dios que del resto de los humanos y suele destruir con saña todo lo que toca, aún lo preciado (?) que acaba de crear!
ResponderEliminarSuirve para demiurgas, por supuesto (es que no soy de os/as) Y si te refieres a cierta política que no se aparta...¿o se trata de otra?
EliminarSe me ocurren dos, ambas políticas locales. Nos sobran egocéntricos/as por aquí!
EliminarMe imagino, Neo.
EliminarPor una razón obvia, el título me llamó la atención.
ResponderEliminarY lo escrito justificó esa curiosidad-
Para analizar el texto que escribiste. Jugaba a ser un demiurgo. Y en cierta forma, lo era, al tener celos de su obra. Creyendo que podría superarlo y reemplazarlo.
Siendo que para eso, tendría que tener vida, además la capacidad creativa, para darle forma a una material, creando una obra que se le pareciera.
Bien narrado. Saludos.
El juego de un artista debe ser complejo e incluso retorcido. Aunque elija un modelo a representar -un dios o un héroe, por ejemplo- supongo que establece una relación de identidades, un diálogo personal, es como si recrease primero mentalmente a ese objeto de representación pero al hacerlo desde su visión estableciera una cierta forma de fusión. Supongo que detrás de un autor está su conciencia pero también su inconsciencia, o el otro. ¿Crearán los autores sus obras para ser ellos esos otros personajes?
EliminarCuántos artistas habrán dado muerte a sus obras para evitar que sean ellas, sus obras, quienes les dieran muerte a ellos. Cuántas vidas inacabadas quedan en el camino.
ResponderEliminarSaludos,
J.
En efecto, muchos habrán matados obras o abortado simplemente. Pero las culturas que superaban a otras anteriores, al menos en la Antigüedad, cometieron enormes tropelías. Se dirá que la intolerancia y el fanatismo fueron la causa. Lo peor que hay es creer en posesión de la verdad. Los términos absolutos que genera la ficción humana son demoledores. Indaga por qué la gran riqueza cultural del mundo clásico pudo periclitar tras la desaparición del imperio romano, por ejemplo. Y cómo se entró en un período oscuro donde el arte y en general el gran bagaje cultural existente hasta entonces parecían haber dado pasos atrás.
EliminarLa lectura de tu interesante entrada me sugiere el tema del EGO
ResponderEliminarSiempre está el ego, en cada individuo próximo, lo vemos a diario, pero en los artistas suele ser superlativo. Pero ego no significa ni talento ni genialidad.
EliminarNo hay nada peor que los celos sobre la obra propia.
ResponderEliminarY tanto. Puede llevar a la destrucción (a más de uno le ha llevado)
EliminarAcho que qualquer artista deixa um pouco de si na sua obra...
ResponderEliminarÁs vezes, enlouquece, pois já não sabe distinguir o real do imaginário.
Como sempre, um texto interessante...
Beijos e abraços
Marta
O no saben distinguir lo real de lo ficticio porque están locos.
EliminarInquietante e interesante la entrada de hoy. Me recuerda a parte del ego que ha comentado Luis Antonio a Narciso que estaba enamorado de su propia imagen. Curioso tema el de los celos a uno mismo.
ResponderEliminarUn abrazo y buen comienzo de semana, Fackel.
Aquella invención pretendidamente demiúrgica que hablaba de cierta creación a su imagen y semejanza siempre me pareció de un narcisismo supino (y retrógrado) Gracias, Rita.
EliminarEls artistes solen parlar amb ells mateixos, i la seva obra és com una metonímia d'ells. Per què tenir-ne gelos?
ResponderEliminarCreo que en el interior de los artistas hay mucha competencia y conflictividad, se encelan de sí y se indignan con sus heterónimos.
EliminarQuizás vio en su obra algo de lo que carecía y los celos hicieron acto de presencia. Es complejo el interior de cada ser humano, intuyo que mucho más siendo artista.
ResponderEliminarMe recuerda esos actores que son superados por sus personales, a grado tal que desaparecen.
Tal vez un artista, o alguien que ejercita más ell pensamiento y las emociones y no te digo las sensaciones, perciba contrastes que otros no ven, y ello les lleva a situarse en un campo de batalla interior cuyo resultado siempre es incierto.
EliminarLos actores pueden ser superados por sus personajes, pero sobre todo por su ego que, al fin y al cabo, debe ser otro tipo de personaje adherido a la piel, a las vísceras y a las neuronas. Bienvenida.
Fáckel:
ResponderEliminar¿por qué habrá artistas que rompen su propia obra? ¿Egoísmo? ¿Inseguridad? ¿Miedo a haber alcanzado la perfección o poder hacer algo mejor?
No sé si habrás notado que los comentarios que acabo de dejar van todos seguidos. ¡Lo mismo piensas que comento al azar porque es imposible que en un par de segundos dé tiempo a leer y comentar!
Lo que ocurre es que leo tus entradas cuando puedo, en el móvil, y, comento normalmente cuando estoy en el ordenador. Con el celular salgo como anónimo y me resulta complicado escribir largos párrafos con el teclado del artilugio... Es decir, que ya llevo los deberes hechos, jajaja.
Un saludo, maestro.
No te preocupes, el procedimiento técnico como sea del agrado de cada cual.
EliminarSupongo que quien rompa su propia obra será por desagrado y vuelta a empezar, no sé, están en su derecho, ¿no? Hay personalidades turbulentas además, en el mundo del arte. La exigencia es un fin en sí mismo.
Salve.