"¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!"
De Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Federico García Lorca.
Si hay un animal más manipulado y sometido en la historia española es el toro. Se le adorna de casta, bravura, energía animal, símbolo por excelencia del país y no sé cuántas cosas más y el toro se lo cree todo. Se lo cree para acabar llegando al destino aciago que de él exige el consumidor medio de las tradiciones patrias. Su braveza torna en mansedumbre, su independencia en sumisión, su habilidad en torpeza, su tesón en callejón sin salida, su ansia de vida en padecimiento y fatalidad. Es su destino, claman los espectadores moderados pero también sedientos de circo. El toro existe para la muerte, gritan los más virulentos, que no sabe bien si exaltan al toro o a la muerte. Y así una y otra vez, entre el toril del pasto cotidiano y la puerta de arrastre de su sacrificio el toro es toreado con arreglo a unas normas que no entiende. ¿Habrá algún momento de nuestro acontecer en que el toro negro se plante y no siga las leyes del ruedo ibérico?¿Llegaremos a ver en él la bravura de la inteligencia que rompa su sino?
En el cuento para niños de hasta cien años titulado Ferdinando el toro, de Munro Leaf, se habla de un toro calmo, que ya de novillo no entraba a pelearse con los demás, y que se pasaba el día contemplando la naturaleza, no manifestando nunca signo alguno de bravura, por lo que los dueños de la dehesa lo consideraban inútil para una corrida. Hasta que un día espoleado por la picadura de una abeja echó a correr dando cornadas al aire, pataleando como energúmeno de aquí para allá campo a través. Esta actitud sorprendió tanto a los ganaderos que creyeron ver en Ferdinando un toro de primera casta que podía dar mucho juego en la plaza. Y así se lo llevaron para la feria de la capital...
Pero aquí debo pararme por si alguien quiere conocer el cuento y no quiero desvelar su encanto. No tengo claro del todo cómo es el toro de España actualmente, aunque algo barrunto. No sé si va a demostrar el coraje de la inteligencia o la falsa bizarría de quien sigue al pastor que mejor le maneja. Yo quisiera que el toro español fuera el toro pensante de Josep Granyer i Giralt que parece introspeccionar desde el podio de Rambla de Catalunya. Quisiera que no se dejara arrastrar por los cantos de sirena mediáticos, las voces desmesuradas de los falsarios, la estupidez repetitiva de las redes sociales que no dejan margen a reflexionar, la ceguera del cheque en blanco. Tal vez el toro de Granyer i Giralt y el de Munro Leaf son el mismo toro. Pero mucho me temo que en las próximas elecciones generales los propietarios de toda la vida de la finca española reconduzcan a una buena parte de la sociedad al toril. Y una vez en el toril ya se sabe qué destino cabe esperar.
Nunca se han cerrado las heridas, por lo tanto la infección puede volver a producirse.
ResponderEliminarY el toro siempre es toro, hasta el rabo. No hay que fiarse de la tranquilidad del animal mirando el prado. Si una abeja le espolea y por desgracia estás delante, quien se lleve la peor parte no será la abeja, será aquel que esté delante.
Salut
La metáfora es más larga. La realidad siempre más compleja. Y las heridas no se pueden cerrar nunca si alguien no quiere que se cierren.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarme gustaría que el toreo se fuera extinguiendo porque los aficionados se concienciaran sobre el sufrimiento animal. Igual con los toros embolados, las peleas de gallos, de perros y otros espectáculos.
La tauromaquia tiene mucho de mito, ritual, representaciones artísticas, pero ver morir al toro es algo atroz.
Nunca he ido a una corrida. Une vez me llevaron al bombero torero.
Nunca había oído hablar de esa estatua del toro pensante. Me gusta.
¿Y está en Barcelona y no la ha quitado Colau?
Salu2.
Diego, creo que se genera un problema técnico con tus comentarios desde móvil. Te he respondido pero no aparece mi comment. Ayer tuve bloqueos al ir a responderte. Vigila .
EliminarA ver ahora: no iba yo por el tema taurino, ni me interesa, además es una batalla perdida. Mucho tendría que cambiar la mentalidad del hombre, y más del español, sobre sus relaciones con los animales, y no quiero abundar más en el asunto.
EliminarLa foto del toro la hice hace diez años, me gusta por su actitud, y no veo por qué Ada Colau iba a quitarla.
Fáckel:
Eliminarde informática y móviles no entiendo nada. Si no puedes comentar, no pasa nada. Este blog es libre y no le llevo la cuenta a nadie. Sé que la tecnología blogger hace de las suyas..., Como si tuviera vida propia, que quizá la tenga. No se puede uno fiar de las máquinas.
Como a Colau le dieron los arrebatos de quitar, esconder y camuflar todo lo que no es esencial mente catalán...
Me guío por lo que leo en la prensa. Sólo he estado en la Ciudad Condal ( ¿se dice todavía así o se verá como un insulto a las esencias catalanas?) dos veces y, la última, hace treinta años... No es ciudad que me me repela, al revés, siempre la he tenido como ejemplo de vanguardia, pero dicen que, con tanto indepe, charnego, okupa, guiri y carterista la están dejando hecha unos zorros.
Bueno, no me explayo, que no quiero ser pesado.
Salu2.
Soy Diego M.
Dejo a un lado las consideraciones sobre las cualidades del toro y sobre la manipulación que se ha hecho de toros y toritos y sólo quería comentar la estética que inunda los carteles actuales de las corridas de toros, veo que para ser más “modernitos” los diseñadores recurren a un lenguaje “naif” y esto me lleva a unas reflexiones que tendrían que ver con algún carácter anacrónico, no lo sé, no lo acabo de comprender.
ResponderEliminarSalud.
Pues me voy a fijar un poco en los carteles de corridas, ahora que por aquí suelen empezar a colocarse los de las ferias de Burgos, León, Zamora, Palencia, Valladolid, a ver qué estética tienen. Y encima como ha ganado el partido PPVOX en Valladolid las elecciones, por mínimas pero han ganado, una de las primeras y vitales medidas que ha planteado el nuevo consistorio es potenciar los Toros, hala. Para machos, ellos.
EliminarVeo que hoy va de toros y sus connotaciones ibéricas, que a los vecinos también les incumben.
ResponderEliminarLa estatua todavía sigue, supongo que por ser el toro víctima.
Teniendo el fútbol, el espectáculo taurino, ya no tiene mucho sentido para el pan y circo.
Las connotaciones ibéricas pueden depararnos disgustos y entonces el espectáculo puede ser lamentable.
EliminarBueno, el toro actual es un animal sintiente, máxime si está embolado. Porque estas es buena en Cataluña se prohíben los toros, pero los correbous no, no sea que se enfaden los de les terres del Ebre. Dicho esto, lo que no son los toros es cultura.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, es que el maniqueísmo ideológico se apoya en el maniqueísmo de las tradiciones y ya sabes, la santa tradición es categoría excelsa en este bendito país.
EliminarY has olvidado algo, España piel de toro, y el toro de Osborne con eso dos huevos, cojones o como queramos llamarlo, acojonantemente grandes, como se pensaba que éramos los españoles de hace unos años, pero hoy, para su desgracia, como decía el Fary, los hombres son "blandengues". Ya mismo nos vemos cantando el "cara al sol", por cierto, no lo he cantado nunca, como mucho "montañas nevadas".
ResponderEliminarY lo peor, parece que seguimos el mismo camino de muchos paises europeos, tenemos memoria de mosquito.
Saludos
Cierto, cierto, el toro de Osborne es único, ese sí que fue un marchamo en las laderas y elevaciones patrias, Trademark hispánica y macha. Yo tampoco canté aquellos himnos citados en el colegio, pero sí que en una excursión cantamos aquello de: "Marchad, marchad, marchad, marchad, marchad, por la España Imperial..." y no me digas cómo seguía. Mi repertorio musical fue de la otra parte del nacionacatolicismo, la religiosa, ahí me las sabía todas. Desgraciadamente seguimos la moda, sí, y creo que falta un análisis a fondo del fenómeno y la tendencia, que supera la mera interpretación
Eliminarpolítica.
Un texto profundo y con muchas capas... Me has recordado a una frase de Machado: " En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa"
ResponderEliminarSi el toro de tu historia fuese España no creo que acabase bien, me temo...
Machado es un maestro y un clarividente. Recomiendo en estos tiempos que están llegando leerlo, la mayoría no lo conocen, a pesar de ser citado, y Juan de Mairena es la colección de textos más interesante y provechosa. Cuanta reflexión hizo sigue en vigor.
EliminarPor aquí también estamos esperando cómo resulta el toro -o más bien la vaca- a la hora de hacer valer su mugido. Lo desalentador es que apenas puede el bicho intentar optar por la menos peor de las opciones.
ResponderEliminarLo vuestro se las trae también. Vuestra historia es la de tropezar mil veces en la misma piedra, y es que ese "ismo" eternizado y repetitivo, del que ya oía hablar de él a mis tíos de la provincia de Santa Fe, no sé si es una condena u os tiene condenados a desentenderos.
EliminarVi hace muchos años una corrida que más podría ser un espectáculo, la puesta en escena de un toro (novillo en este caso) jugando con los enanitos (los enanitos toreros, así se presentaban), sacaron al ruedo al brioso animal que andaba corriendo al rededor del ruedo y levantando con su cornamenta todo lo que encontraba a su paso, los enanitos a su vez hacían el show que era interrumpido por el pequeño toro queriéndolos cornear, el espectáculo era interrumpido para atender al toro y correr a su alrededor o tratar de mantenerse a salvo, esto se sucedió en el tiempo que duró la función. El toro no sufrió daño, como salía al ruedo volvía a entrar a placer, no digo que esté bien, pero lo hacían parte del show sin lastimarlo.
ResponderEliminarTiempo después fui a una corrida, mi pensamiento ingenuo era que el toro no saldría lastimado y solo sería parte del entretenimiento, no, lo que vi me devastó y fue suficiente para no volver a ver algo así, afortunadamente ahora están prohibidas.
Lo de los enanitos también lo viví de niño, eran el equivalente a los payasos de circo pero en plaza de toros. Las corridas nunca me interesaron y si fui alguna vez fue por curiosidad o para acompañar a alguien, como me ha pasado con partidos de fútbol o baloncesto, que tampoco han abundado en directo en mi vida. Ahora bien, correr delante de los toros es otra cuestión que disparaba la adrenalina y también tiene sus normas y sapiencias, pero eran una minoría los que sabían hacerlo bien. Actualmente los encierros son actos masificados menos atractivos (aunque al público les encantan por el morbo) Actualmente desearía ver a toros pensantes,como el de la imagen.
EliminarNo me gustan las corridas de toros, no entiendo cómo la gente puede disfrutar con semejante barbarie... aquí en Cataluña las prohibieron y con las plazas de toros han intentado reutilizarlas con otros fines. Mercadillos, conciertos, ferias.... y demás. A mí una vez me persiguió uno que andaba suelto y no te imaginas cómo corrí... (piernas para qué os quiero... jajajaja)
ResponderEliminarBesos.
Buena noticia que tu agilidad te pusiera a salvo, porque cualquier animal fuera de sí ya espanta, pero uno de quinientos y pico quilos arrasa al mejor corredor. Te recomiendo Ferdinando el toro para hacer las paces con el cornúpeta.
EliminarMuy buena analogía entre el toro, su bravía y el acontecer político de España. Me quedé pensando qué animal o ave definiría los acontecimientos de mi país. Yo pienso que el gran temor es que los vociferantes gritos de la plaza de toros -que son las redes sociales- logren lo que ocurrió en mi país cuando llamaron a quemar y derribar estatuas porque había que derribar el pasado y reconstruir el país y, lograron incendiar hasta el museo de Violeta Parra. La idiotez, la incultura en manos de ciegos que no sabían lo que estaban haciendo. El gran temor de todo, es que ese toro que los representa se salga del ruedo. Un toro puede ser manso en agradables pastos, pero en manos equivocadas...Les deseo lo mejor en vuestras próximas elecciones.
ResponderEliminarAbrazos Fackel.
Solo pretendía una aproximación analógica. Las redes sociales potencian el nivel de cada individuo arropado por el clan, la tribu, el grupo o la colectividad en general. Por las redes se puede trasladar información y propuestas analíticas, pero la gente prefiere el usos simplón, inmediato, emocional y visceral incluso. Un caldo de cultivo de la manipulación a la que los individuos se someten, una manifestación moderna dfel hombre masa y de la masa arrastrada con todas las consecuencias. No sabía yo lo de incendiar el museo de Violeta Parra. De todos modos no carguemos en exceso las tintas sobre el animal toro, pues este es promocionado como negocio, como símbolo exagerado y como espectáculo. No dejamos a los animales en paz si no los convertimos en objeto de cambio y de uso. Pero qué digo, si eso mismo lo hacemos con otros humanos, ¿no? Gracias por tus deseos, no obstante las sombras que acechan.
EliminarNão conhece o conto (vou procurar) e as touradas são cruéis... um espectáculo que não é um espectáculo.
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
Lo curioso es que el autor, tanto de texto como de ilustración, de Ferdinando el toro, Munro Leaf, fue norteamericano, pero parece que conocía el tema de toros y corridas y sus dibujos son muy bonitos. Es un libro clásico para niños, pero en España nunca se dio a conocer, que yo sepa, en los medios de enseñanza. Y cómo iba a divulgarse si es implícitamente crítico. Obrigado, Marta.
EliminarMuy interesante la entrada de hoy. El toro de la foto me ha recordado a la escultura El pensador de Rodin.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abrazo.
Ya en la Antigüedad se representaban a pensadores o filósofos con esa postura, y en efecto nos recuerda la pose a lo Rodin. Se supone que un toro no piensa (salvo que se antromoformice como es el caso) pero la relación entre su ojo y la punta de su asta es precisa, y fatídica para quien se ponga delante. Gracias, Rita.
EliminarUna reflexión muy interesante. Este negro toro tal vez piensa con las tripas, y así nos va.
ResponderEliminarUn abrazo
El toro negro de la España que sabemos piensa con el bolsillo y la mente poco lúcida.
EliminarHay libros, cuentos, historias...que gozan de una actualidad que desafía al paso del tiempo.
ResponderEliminarAsí considero este. Me encanta por su talante, su lenguaje descriptivo y su aportación a la paz.
Pero ¿cuántos lo conocen, Ángela?
EliminarPues a juzgar por lo que se percibe me atrevo a decir que muy pocos.
ResponderEliminarAsí creo, al menos en este país.
EliminarJo això dels "toros" no ho entenc, no sé quin gust hi troben els que van a veure com els torturen i maten. El meu avi entre d'altres, perquè era de Tortosa. Quan va morir no vaig sentir cap mena de pena, només per això sol. Ho sento, no podia perdonar-lo. A més a més era molt masclista, tot i ser d'esquerres.
ResponderEliminarYa que dices lo de tu abuelo de Tortosa recuerda que en Nimes y Arles, por ejemplo, y muchos otros lugares del sur de Francia hay corridas. Tengo entendido que hay una asociación de festejos taurinos en Francia que agrupa lo menos a 50 poblaciones. Aunque tuvieras manía a tu abuelo por sus preferencias taurinas algo de bien tendrás de él en el recuerdo. Y por supuesto ser de izquierdas no implica estar libre de machismo.
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