Caminamos siempre sobre el filo de la navaja. O por el perfil del acantilado. O junto al límite. Lo sospechamos pero preferimos ignorarlo. Elegimos imaginar que el cuchillo afilado no corta, que los bordes rocosos son seguros, que el límite es ilimitado. Pero de vez en cuando una interferencia en la vida nos recuerda que somos frágiles y que nuestra extrema ignorancia aumenta la debilidad. Y esa interferencia que puede llegar desde el exterior, en alguna de sus innumerables formas, incluidas las del cuerpo social, o desde el interior del cuerpo físico del que dispone cada cual, pone en la balanza por un escaso margen de tiempo si se nos permite la continuidad o se nos concede el acabamiento. Somos necios con nosotros mismos y harto estúpidos en la trabazón colectiva. Claro, que siempre quedará un heraldo negro que vocee: sálvese quien pueda. ¡Al estiércol con él! Voy a ponerme a la solana. Como elegante maniquí.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
ResponderEliminarCésar Vallejo, con conocimiento de causa ( y tú del poeta)
EliminarCuál maniquí a la solana, paso el día contemplando y oliendo flores, único agradable a la vista.
ResponderEliminarY a veces, Alfred, hasta esa actitud es interferida por el motorista de turno, los voceras beodos, los cazadores aburridos u otras especie humanas que se creen dueñas de lo que pisan y más bien atropellan.
EliminarSiempre elegantemente enigmático y encriptado. Quiero pensar que es mi imaginación la que me provoca intuiciones que no deseo saber cumplidas. Experto en limitaciones y con un contenedor más estropeado que el juguete de un niño inquieto, me asusto con facilidad. Insha'Allah, mi mente se equivoque una vez más y si no, espero que la interferencia sea breve. Un abrazo.
ResponderEliminarSagaz tú, que San Cojoncio preserve tu intuición, hermano.
EliminarLa conciencia de esa fragilidad nos cae de repente y nos mueve los cimientos, aparentemente sólidos, que venimos construyendo. Un abrazo
ResponderEliminarY su frecuencia aumenta directamente proporcional o bien al imperdonable transcurso o bien a nuestra ignorancia tras la cual pretendemos escudarnos.
EliminarQue la balanza marque a tu favor, Fackel, a ser preferible que lo haga siempre.
ResponderEliminarPor supuesto, admito tu deseo, pero incluso mi platillo favorable desearía que el colectivo se beneficiara, no somos meros náufragos. Aunque bien pensado, ¿no es lamentable sentirse náufrago en un océano de individuos supuestos seres pensantes? Pero puede que sea otro tema.
Eliminar... y al sol que mas caliente, no?... Bonito y feliz día, pensador.
ResponderEliminarNo, no, por favor. Nada más lejos de ello. El sol planeta es sumamente violento, hay que protegerse. Y la otra expresión siempre la odié: he conocido a bastantes individuos que están al sol que más caliente, y esa especie va a cundir más, porque la miseria humana es inagotable y el ansia de medrar es insaciable. Gracias, Soco.
EliminarEstamos sujetos a los imponderales del destino, por muchos bienes que tengas al final dependes de un un bicho miscroscópico que no puedes comprar..
ResponderEliminarSaludos
Hay bichos -y comportamientos- de la maravillosa biología corporal y hay bichos de la peligrosa biología social (ergo política)
EliminarEse de vez en cuando se presenta cuando la muerte, una enfermedad compleja se presenta y aquellos que amas y sientes infantilmente que siempre estarán, ya no y, esa interferencia te habla de lo débiles que somos.
ResponderEliminarAbrazos Fackel y buen finde.
Evidentemente, y hay más interferencias e incluso algunas veces parece como si dos se hubieran puesto de acuerdo, pero solo una puede ser decisiva a corto plazo. La vida, tal cual.
EliminarAlguna cosa passa que no has publicat tant com de costum. Espero que no sigui res. "Caminamos siempre sobre el filo de la navaja. O por el perfil del acantilado. O junto al límite. Lo sospechamos pero preferimos ignorarlo": és que obrir el paraigües quan encara no plou no té sentit.
ResponderEliminarFue pero ya no es. Conviene acordarnos de vez en cuando de llevar paraguas si el cielo presagia nubarrones.
EliminarHay quien parece disfrutar paseando por senderos peligrosos, andar por el borde y arriesgar el pellejo y, además, mientras caminan por el filo de la navaja nos miran a los demás con cierta superioridad y nos dicen que debemos salir de nuestra “zona de confort”, por qué tanto proselitismo, por qué tengo que abandonar mi zona llena de responsabilidades y de esfuerzo por buscar los medios de protección para que los que se arriesgan no caigan, ¿por qué?
ResponderEliminarSomos frágiles y no ser consciente de ello es incultura e irresponsabilidad. Los peligros nos llegan de todas partes: de la inclemencia de la naturaleza, de la barbarie humana y la injusticia social; ahora solo falta que algún ignorante añada su caprichito de andar por el filo de la navaja.
Salud.
Hay tantos factores que no están en nuestra mano y que nos ponen en primer plano nuestra debilidad...Si un individuo elige sumar riesgo -hay quienes añaden una y otra vez riesgos- a su propia vida no tengo nada que objetar. Si pretende que sus prácticas arriesgadas y peligrosas tengan repercusión en otros individuos o en la colectividad general el resultado será lamentable, pero mucho me temo, Francesc, que se camina en esa dirección. A los aprendizajes de brujo cuya acción ha sido menor se les suma o son relevados por los sacerdotes de los que se creen ungidos desde siempre. Y no va a ser nada bueno.
EliminarPor otra parte, ya digo, desde nuestro interior tan particular como desconocido siempre nos acechan peligros y vueltas y simplemente es el paso del tiempo o las manifestaciones de las mil y una piezas de las que nos componemos. Saludos gratos.
Fáckel:
ResponderEliminarcuanto más joven se es, menos consciente es uno de ese filo de la navaja que corta sin piedad alegrías y penas sin distinción.
Pero sin osadía estaríamos aún dentro de la caverna.
También es cierto que osa más el que menos tiene que perder. O el que quiere infinitamente más.
No sé. Cada vez sé menos.
Salu2 de Diego Morales.
También es cierto que osa más el que menos tiene que perder. O el que quiere infinitamente más.
EliminarTomo prestadado este pensamiento tuyo. (¿Y quién sabe más? Bueno, relativicemos, algo vamos sabiendo, distinguiendo, comprendiendo...)