Ausente unos días para una exposición en Praga. El viaje me debe servir para reposar el ánimo. Abandonarme a pensamientos contradictorios es menos oneroso si se realiza en la distancia. Pienso en proyectos, en las obras realizadas, en el estímulo de mis modelos. Si vendo o no vendo no me obsesiona. Más bien me preocupa si lo que dibujo permite avance o procura retroceso. Inevitablemente me asaltan mis recurrentes pulsiones con nombres de mujer. Con la excusa de Praga intentaré relajar mis agobios. Últimamente todo me desborda menos mi mano que permanece fiel. Que sabe trazar esbozos allí por donde va conmigo. Aún recuerdo la mirada turbadora, ¿o debería decir perturbadora?, de Anja cuando se lo dije. Se levantó del diván, se vistió con desdén, dándome la espalda, traicionando el último boceto. No sé con quién irás, comentó con simulada ira, pero al volver acaso no me encuentres. Tengo propuestas de otros artistas que me valoran. No me esperaba este arranque colérico, y aunque fingí que no me afectaba me mostré áspero con ella. ¿Y quién ha hecho que te valoren? ¿A causa de qué te reconocen? Además tampoco tengo inconveniente en que sirvas de modelo para otros. Pero seguro que desde unos lápices o unos pinceles diferentes a los míos no serás ya la misma.
Se presentó a escondidas en la Estación Central cuando ya partía el tren. Nos observamos con un silencio castigador. Pude ver claramente la mirada iracunda de Anja. Oscura, pero también demasiado húmeda.
(Dibujo de Egon Schiele)
Desde luego, nadie es dueño de sus pensamientos, y en las distancias estos huyen. Al menos no te condenan.
ResponderEliminarLas distancias ayudan mucho. Si no son de movilización física también pueden ser con la imaginación y la mente abierta. Los pensamientos siempre lo agradecen.
EliminarA mí también me sorprendió la reacción de Anja, su real o fingida ira.
ResponderEliminar¿Por qué tendrían que sentir celos? La otra modelo es Vera, con quien ha llegado a entenderse. Muy íntimamente, ha parecido en algún momento.
Debería haberlo felicitado por la exposición.
¿Será tal vez que imaginaba ser presentada por el pintor como la modelo de los dibujos?
Interesante esta serie de relatos.
Saludos.
Por qué se sienten celos, y nadie está libre, qué hay detrás de uno mismo tras los celos, quién los origina sino uno mismo, quién se obsesiona sino uno mismo, quién convierte al otro, al objeto de su fijación, en el no va más de que no quiere verse privado de una persecución íntima cuya procedencia es lejana o su urgencia feroz, hay celos de amor pero también de la inteligencia ajena, y su hija la envidia...en fin.
EliminarAlgo sospechará la mujer para ponerse hosca con la partida del hombre, que al fin y al cabo tendrá retorno. Pero no lo sabremos.
¿Es el proceso de una transformación de nuestro querido Egon?. Ante la molestia de Anja, no sé si la respuesta de él fue acertada, diría que no, son territorios que se han de pisar con pies de pluma y aún así corres el riesgo.
ResponderEliminarCreo que el marco de sus ojos -sus cejas- definen bien lo que está sintiendo. Un rostro molesto y esperanzado, quizás.
¿Hay respuestas acertadas a priori? ¿Cuándo y cómo se sabe del acierto? ¿Inmediatamente después, al cabo de un tiempo, jamás...? Y hablo en general y por lo que a todos nos concierne. La mirada y adláteres -cejas, profundidad, gesto- de la Anja ficticia es más dura que la del cuadro (el autor del texto al escribir la recrea y la ve a su antojo)
EliminarLa respuesta universal: Ella siempre tiene la razón; y cuando no la tenga, seguirá teniendo la razón, es la clave para una vida tranquila.
EliminarAntes de leerte veía un reality donde el padre daba ese consejo a su hijo casadero, me pareció divertido.
(El autor del texto sabe bien lo que ve)
(A veces se mira de reojo, cuando no hacia atrás: en el tiempo, en lo experimentado)
EliminarNo entiendo a Anja, o es que estaba enojada con cualqueire cosa ajena a la situación.
ResponderEliminarBien narrado. Estuve en Praga hace quince días, y no entré en el museo de Mucha, pero sí vi muchas esculturas, de Kafka, de Freud...Un abrazo
Razones ocultas, supongo.
EliminarHaría frío a orillas del Moldava.
El enfado de una mujer es un pozo demasiado oscuro para asomarse sin miedo... Nunca sabes lo que encontrarás tras ese viaje.
ResponderEliminarUn símil arriesgado, el del pozo. Supongo que también el del hombre. Solo aprendemos arriesgándonos.
EliminarPraga, bella ciudad donde a parte de exponer seguro que se pierde nuestro pintor. Me preocupa Anja, los celos no son buenos compañeros ni siquiera para ella. Me ha gustado mucho el relato, Fackel.
ResponderEliminarUn placer, como siempre.
Un fuerte abrazo.
Me has hecho pensar: las otras ciudades ¿son para perderse o para encontrarse? Porque yo siempre he experimentado esta última sensación, naturalmente según se plantease el viaje. Gracias, Rita.
EliminarTengo la sensación de que el artista es un poco engreído cuando le habla de ese modo a su modelo. No creo que los pinceles tengan tanto poder sobre ella.
ResponderEliminarProbablemente, o es una actitud repentina o tiene motivos para hacerse valer.
EliminarPor cierto, los trols siguen acechando y de malas maneras pero no quiero darles cancha a su lenguaje procaz e irrespetuoso.
Un cuento que me ha hecho volar ♥
ResponderEliminarMe alegro, pero hay que cuidar siempre los aterrizajes.
Eliminar"Pero seguro que desde unos lápices o unos pinceles diferentes a los míos no serás ya la misma".
ResponderEliminarMe quedo con esta frase. El pintor sabe desde su ego que nadie como él logra extirpar la esencia de unos ojos, de una mirada, de un modismo, de un algo que es natural y particular de una persona. Pintores, dibujantes hay muchos, pero artistas pocos.
Abrazos Fackel
Aunque no tan pocos, que cada vez salen a relucir -revalorizarse o se dan a conocer- incluso pintores del pasado que la cultura actual ha ignorado y tienen su calidad. Los artistas en general tienen excesivo ego. Yo en algunos actores españoles no lo soporto. No obstante envidio a los pintores modestos, sencillos, que realizan su esfuerzo.
EliminarNo será que Anja se siente menospreciada por Egon, que aspira a algo más que ser su modelo.
ResponderEliminarNo es descartable, pero para saberlo habría que profundizar más de lo que uno pretende. Los hombres contradictorios es lo que tienen: se desquician un poco y desquician a otros.
EliminarLos celos brotan en cualquier terreno fértil. Son fáciles de regar.
ResponderEliminarLo importante es no ahogarse en ellos; ante el riesgo, mejor cambiar de cauce.
EliminarAquesta mirada "demasiado húmeda" ho diu tot.
ResponderEliminarEl narrador creía ver esa mirada (o acaso recordar, quién sabe)
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