Una mirada fija no es una fijación. Puede ser una mirada sin objeto, sin interés por escudriñar nada. Naturalmente, hay miradas interiores que son obsesivas y son sustituidas por los prejuicios, los equívocos y las falsas certezas. Una desgracia que sin embargo consideramos plena de dones. Mi amigo comenta a veces las cosas al tuntún y si acierta se considera el analista más agudo de la tribu. ¿Qué quieres decirme con eso? ¿Que me ves siempre abstraído y despistado? No es un secreto que ya no estoy pendiente como antes ni de las personas ni de los paisajes ni de las ideas. Ni tampoco me parece que sea un defecto grave evadirme inconscientemente. Hay que agradecer al otro lado de la consciencia que a ciertas edades nos pertreche de recursos para ignorar lo superficial y desoír el vocerío. No me malinterpretes, y la voz de mi amigo suena bondadosa. Al contrario, pienso que esa mirada perdida que frecuentas te remite a una actitud interior fértil y relajada. Puedo admitirte que sea fértil, pero no es calma lo que bulle dentro, le aclaro. Digamos que me siento como un basurero que trata de eliminar los detritus de tantas ideas sobrantes, de tantos cuentos mal contados, de tantas categorías a las que nos obligan rendir culto. Ese es el principal ejercicio de mi aparente caída en el desinterés por lo que circula fuera. Mi amigo es obstinado. Pero suponiendo que hagas limpia en tu casa te esforzarás al menos en que quede acogedora y el vacío sea ocupado por un mobiliario de anhelos y criterios que hagan que te sientas cómodo en ella. Ah, no veo motivo para sustituir un contenido por otro. Aspiro a un estado de quietud tal que pienso que solamente puedo alcanzar en un espacio de desalojo total. Y no me digas que uno no puede vivir etéreo y vano, que siempre necesitamos poblar de imágenes y sensaciones la conciencia, que etcétera, y puede que sea imposible pero yo voy a hacer el esfuerzo. ¿Algo así como morir sin morirte?, dice rudo y sarcástico mi interlocutor. Me acabas de dar la clave, digo. Un agónico, a no ser que haya cerrado antes los ojos, mira con la mirada extraviada, inmóvil. Ese instante sí que es entonces una verdadera fijación de la que no va a poder desprenderse el individuo. Pero ¿por qué no podríamos hablar de mirada inquisitiva? Un instante último debe inquirir, conscientemente o no, la fugacidad con que ha atravesado su vida.
* Ósip Brik fotografiado por Aleksandr Ródchenko (imagen parcial)
Es sabido de que a nadie le desagrada que le miren; sin embargo, nadie soporta que le observen.
ResponderEliminarSuele pasar, pone nervioso, salvo en los casos de quienes gustan de exhibirse, pretendiendo eso, que los observen y miren y remiren.
EliminarHay veces que miramos sin ver...
ResponderEliminarMuy interesante el post de hoy, Fackel, siempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Tantas veces al cabo del día miramos tanto y sin embargo automáticamente desechamos los objetos de nuestra mirada...Y a veces persiguiendo el objeto tampoco lo percibimos, al menos no en sus dimensiones. ¿Será porque nuestro cerebro exige procesar las miradas, a veces de modo muy exigente? (Otras veces somos simples no solo mirando sino considerando)
EliminarPrecisamente cuando estoy abstraída, sin fijarme en lo exterior, es cuando se me ocurren las pocas buenas ideas. Y es que, como tu amigo, a veces conviene un desalojo interior de todo lo que no suma nada al paisaje interior.
ResponderEliminarSí, eso es, las buenas ideas, que no creo que sean pocas ni en ti ni en nadie, sino que no es fácil capturarlas y llevarlas probablemente a la práctica, si fuera el caso, suelen ser producto de las situaciones más insólitas e imprevisibles, tamizadas por un cierto grado de abstracción. Creo que el cerebro, como parte del cuerpo, y fundamental, ha logrado una evolución compleja francamente brillante. ¿Puede anhelar ser sustituído por la IA tan en boga últimamente para negocio de los de siempre?
EliminarEl desalojo interior debería ser un imperativo y sobre todo a edad avanzada, porque lo que conservamos dentro, aunque suponga acervo, ergo experiencia e incluso deleite, puede ser una ocupación de espacio basura; pero cada cual sabe. Al final debemos responder por nosotros mismos ante nosotros mismos (en esto de nuestra supuesta posesión de eso prestado a lo que llamamos ser)
Disertando sobre mirar...
ResponderEliminarAfortunadamente, nunca he visto la mirada de un moribundo...
Hay memórias que, al ser evocados, fijan la mirada de quien recuerda...
Si nunca te lo dijeron, yo te lo diré...
Este tipo de escritura no se adapta a este medio de comunicación social. Tienes que elegir un tema más conciso y ser más sintético al escribir...
Por aquí, la mayoría de nosotros somos todos mayores...
Agradezco su participación en mi post sobre el Teatro.
Un abrazo amigo.
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He visto mirada de moribundo y apagamiento de la mirada y ojos cerrados durante tres días de agonía en apariencia impasible y calma, y creo que saber ver al otro en ese estado, proyectando que también a uno mismo le pasará, proporciona un punto de reflexión extraordinario. Al menos para mí siempre lo ha proporcionado, alejando dramatismos (ante lo inevitable y decidido por la naturaleza de un cuerpo, ¿cabe alarmas y griteríos de desconsuelo que no van a salvar al que se halla en el estertor?) y facilitando una luz que reduce las peleas de la vida a insignificancia.
EliminarAgradezco tu constructiva opinión sobre mi manera desordenada y acaso caótica de escritura. Y aunque la valoro es que escribo sensorialmente, emocionalmente incluso, oscuramente tantas veces, pero son mis exploraciones personales y ahí encuentro sentido a muchas cosas. Hago uso de este medio de comunicación social -puedo hacerlo, ¿no?, siempre que sus propietarios me lo permitan- y siento no atenerme a supuestas leyes -¿las hay?- de método, fin y destino de lectores. Solicito a mi vez vuestro esfuerzo, que tampoco planteo nada del otro mundo. Gracias y un abrazo cordial.
Este tipo de escritura no se adapta a este medio de comunicación social. Tienes que elegir un tema más conciso y ser más sintético al escribir...
EliminarVaya vaya... Permítame Vd. que no me quite la gorra. Se me verían las ideas.
Por aquí, la mayoría de nosotros somos todos mayores...
Mayores ¿en qué? ¿comparados con qué? Seguiré con la gorra puesta.
Hay puntos de vista y puntos de vista, afortunadamente. Mientras se expresen pacíficamente y sin pretensiones impositivas...
EliminarYo no soy mayor, ¿tú?
No; mayor no. Solo un poco gastado y además, igual que mi tablet, estoy acabando mi obsolescencia programada. ¡Salud chaval! 😊
EliminarMire, joven, no se me ponga (más) dramático y (menos) cómico; el desgaste es la contrapartida al uso (a veces abuso)
EliminarUna mirada fija no deja de ser inquietante, és algo obsesivo. Aunque más preocupantes son las miradas perdidas.
ResponderEliminarSaludos.
Pero no pasa que solemos pensar ante la mirada fija del otro: ¿qué demonios estará pensando? Sobre todo cuando hablamos con un interlocutor que aparentemente nos sigue pero acaso se ha escapado de nuestro discurso, siquiera brevemente. Y en efecto, he comprobado desde hace tiempo que por la calle abundan las miradas perdidas, las manos caídas a ambos lados del cuerpo, los pasos torpes, la ausencia de movimientos prácticamente...Se nota enseguida y abunda esta especie de paseantes que están y no están.
EliminarSé de qué hablas. Desde chica suelo caer en ese tipo de trance con la mirada fija, extraviada en mis pensamientos, alejada de lo que me rodea. Una forma de meditar que cada vez exploró menos. Lástima. Un abrazo
ResponderEliminarEn cualquier momento recuperarás la propiedad de la abstracción (necesaria, sin duda) Soy de la opinión que en esa actitud uno es más él mismo, somos más nosotros, es como si un pasaje y no oscuro se abriera hacia nuestro interior pero al que no puede acceder nadie más. ¿Para conducirnos a...? Los puntos suspensivos no son solo una grafía del lenguaje escrito, tal vez los practicamos en el oral y en nuestra reflexión sin palabras.
EliminarAsí lo siento. Una experiencia profunda e introspectiva que sólo puede transitarse en soledad.
EliminarLa gran riqueza de estar a bien con la vida (la interior, la personal)
EliminarTal vez nos toque repetir al final y en parte o en todo algo parecido a estos versos de Maiacovski en su poema de despedida:
"... Como se dice
el incidente está zanjado,
la barca del amor
se estrelló contra la vida cotidiana.
Estoy en paz con la vida. Inútil, recordar
dolores
desgracias
y ofensas mutuas."
Me acabas de dar la clave, digo. Un agónico, a no ser que haya cerrado antes los ojos, mira con la mirada extraviada, inmóvil. Ese instante sí que es entonces una verdadera fijación de la que no va a poder desprenderse el individuo. Pero ¿por qué no podríamos hablar de mirada inquisitiva? Un instante último debe inquirir, conscientemente o no, la fugacidad con que ha atravesado su vida.
ResponderEliminarUn texto complicado Cuando llegues a escritor
estarás salvado
Con que llegue a mí mismo, amigo, me doy por conforme. Pero como sé que jamás llegaremos a algo definitivo -salvo morir, obviamente- doy por buenas las pequeñas estaciones de la vida, las paradas, los apeaderos, las marchas y frenadas que, al fin y al cabo, configuran o al menos son expresión de nuestro devenir personal. ¿Qué otra cosa cabe esperar?
EliminarNo le des cuerda a este señor que es un troll bastante molesto. Su blog, "Criticas de Blogs" (ya me dirás tu...).Su cometido, andar plagando los blogs con comentarios provocadores.
EliminarMe da igual si publicas o no, este comentario. Lo dejo a tu elección.
Por supuesto que tiene que aparecer aquí tu comentario, y no te preocupes, que uno tiene ya bastantes callosidades. Cada cual que comenta o escribe o expone etc. siempre se retrata. Cada cual sabe.
EliminarLo importante de la mirada es poder ver lo que hay.
ResponderEliminarPoder ver: la condición para saber ver. Pero incluso sabiendo (algo) ver, ¿hasta qué punto vemos? Suena a broma sintáctica pero lo pienso a menudo.
EliminarQuedarse con la mirada colgando, sin observar nada concreto, es de lo más normal, simplemente que cuanto más tiempo libre tienes más lo haces, por eso lo situamos en la gente mayor.
ResponderEliminarPero yo veo riqueza en esa actitud, no es una simple pose de viejo, que pensarán muchos. A veces se observa un brillo especial tras la mirada colgada, pienso.
EliminarPor supuesto.
EliminarNo fácil de interpretar.
EliminarReleí tu articulo y las demas opiniones y me da la impresion que los ojos fijos de un moribundo no sera una mirada...
ResponderEliminar¿Quién nos dice que todavía ve? Después de todo, terminará muriendo con los ojos abiertos...
¡Pero qué conversación tan macabra!
Sobre la palabra 'mayores', hubo confusión de traducción, en portugués significa adultos.
A este señor que no me saluda, lo hago sin su reverencia, tengo un promedio de 45 lectores de todos los estratos culturales, todos seleccionados por mí y con los que mantengo relaciones amistosas.
Disfruté especialmente encontrar tu comentario, ya que es prueba de que no te ofendí, sin embargo, no entiendo por qué ahorras abrazos..
Qué suerte para ti tener un padre que te ofreció libros así. Yo solía comprar libros con el dinero de mi alcancía...
No sé qué me pasó por escribir comentarios de esta extensión... ¿Será influencia?
Mi abrazo amistoso.
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Creo que ni por tu parte, Majo, ni por la mía hay intención macabra. Es cuestión física, de naturaleza y sus estadios. ¿Por qué no hablar o escribir sobre ella?
EliminarPor mi parte no hay problema en dialogar, siquiera breve y prudentemente en los blogs. Para eso estamos, y de eso aprendemos.
No sé cómo interpretar lo del ahorro de abrazos, supongo que uno es un enjuto y rudo castellano que no ve la necesidad de explicitar todos los sentimientos, emociones y sensaciones varias, etc. etc., pero que no carece de sana intención.
Salud y temple.
Un texto cuasifilosófico y hasta me atrevería a reconocer que muy bonito, siempre y cuando esa evasión involuntaria, como dices (y no buscada de propósito), no se prolongue demasiado en el tiempo y sitúe anticipadamente a la persona, antes de su segunda e indefectible muerte, fuera ya de la vida...
ResponderEliminarHola Cuasichiloé. Nunca sabemos al iniciar una evasión cuánto va a durar; dudo que haya quienes la programen, solamente prueban; y muertes antes de la muerte, por supuesto que las hay, implica seguramente la pérdida de control del juicio; pero aussi hay apartamientos, distancias, ausencias, desapariciones, que pueden ser consideradas a ojos ajenos como ¿qué fue de fulanito?
EliminarNo ausentarse de uno mismo es lo certero.
La fugacidad de la vida es una bendición aunque no lo veamos así, todo acaba y en parte todo debe acabar, inquirir sobre ello no puede deslindarse de la perplejidad que nos causa la necesidad de que así sea
ResponderEliminarSomos incansablemente quejicas; podemos vivir décadas y nos parece poco: para cuatro días que se vive, dicen incluso los nonagenarios; naturalmente ese estadio de más de noventa ya implica una conciencia superior de desgaste físico y el cansancio vital obliga a pensar: qué hace uno aquí (yo lo he escuchado de más de un nonagenario) Demos por buena la existencia si hemos vivido bien, porque no me atrevo a generalizar para el conjunto humano, ya ves por qué. Pero tienes razón: todo debe acabar, y en este sentido tal vez debemos realizar una especie de aprendizaje del fin, simplemente ¡porque se va a producir! Perplejos nacimos (con escasa conciencia entonces de ello) y sumamente perplejos moriremos. Y qué.
EliminarSiempre cabe momento de introspección y desecho, Fackel -que no deshecho-
ResponderEliminarCoincido que reemplazar no es la solución, -no para mí- es vaciarse sin empezar, continuar sin arrastrar.
La fotografía la percibo con mirada esperanzadora -más que otra cosa- sea lo que sea que esté en su interior, transmite serenidad y me gusta.
Debe haber tiempos de introspección que permitan desechar y acaso deshacer, según; esto debe quedar a la libre elección del personaje. O acaso nos pasamos la vida aceptando y excluyendo tantas cosas, como si unas suplieran y dejaran anticuadas a otras, como si lo nuevo lo fuera de verdad y cuántas veces no es sino el recambio, la misma pieza engrasada de nuevo. (La mirada de Ósip, en cualquiera de las fotos conocidas, siempre me ha parecido larga, severa, acorazada)
EliminarHe ido a buscar cualquiera de sus fotos para entender mejor lo que mencionas, ahora coincido contigo, Fackel
EliminarNo tengo por qué llevar razón, son simples percepciones, con una distancia histórica de por medio y una limitación de imágenes, para mí fue simple curiosidad.
EliminarEsa mirada fija, ausente, extraviada de todo lo que te rodea, puede ser frecuente en algunas personas, a lo largo de toda su vida.
ResponderEliminarEstás en el Limbo?... me preguntaba mi madre, cuando me veía así, ensimismada... Ya ves.
O en Babia, decían por aquí (por cierto, tengo un amigo de la Babia de verdad) Cuánta carga de sí mismo hay en cada mirada ausente, ¿verdad? Nunca son miradas vacías, aunque lo parezcan.
EliminarLamento que mi entrada en vuestro 'blog' haya sido algo turbulenta...
ResponderEliminarDejé una respuesta a vuestros comentarios en dos de mis 'blogs'...
Tal vez aprecies mi soneto...
Vengo a desearte un bueno fin de semana y un excelente mes de abril, en días hermosos y muy felices.
Saludos cordiales.
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En absoluto la considero turbulenta, Cada uno tenemos nuestros puntos de vista complementarios, no necesariamente excluyentes. Obrigado. Saúde.
Eliminar"Ese es el principal ejercicio de mi aparente caída en el desinterés por lo que circula fuera": "la vida no té importància,/ l'important és la rosa", que cantava Gilbert Bécaud.
ResponderEliminarPero también la rosa es vida; prueba de ello es que la dotamos de significados y simbolismos.
EliminarFáckel:
ResponderEliminara veces miramos, a veces observamos, a veces escudriñamos y a veces miramos sin ver nada.
Salu2 bienmira2.
Así es, sobre todo lo último. Mucho mirar y poco ver: con lo interesante que es.
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