No es tierra fértil esta para otra religión que no sea la que se ha sostenido a capa y espada durante siglos. Siempre tengo que andar con cuidado para no entrar en conflicto con los más intolerantes o, en su caso, con alguna autoridad. Sin embargo aprecio la consideración con que soy tratado por los lugareños, allá donde llego y me hospedo.
No veo mucho interés en esta gente por conocer los libros sagrados ni creo que estos hayan sido promocionados por sus intermediarios. Aunque siempre me encuentro gentes curiosas y ávidas, probablemente no conformes con estar siempre sometidas a la disciplina del mismo pensamiento.
Del clero tradicional, ¿qué opinar? Quitando ciertos monjes con relativa cultura y algunos clérigos procedentes de familia instruida, para los demás los textos bíblicos son meras historias, hilvanadas e interpretadas a gusto del difusor. Evidentemente también lo son para los de nuestro país y muchos no carecen de menor rigidez a la hora de comprenderlos. Las gentes gustan de los relatos épicos, acaso porque en la vida ordinaria siempre acaba dominando la fuerza y la imposición, con todas sus consecuencias. Y esa épica construye, sobre personajes verdaderos o falsos, sus héroes y sus mártires, a los que se adjudica una conexión con lo divino. Me asalta la duda de si no será mejor aceptar las narraciones épicas como tales que ser esclavos de los preceptos morales que, al fin y al cabo es lo que pretenden unas confesiones u otras.
¿Que difundir las escrituras es una excusa, como dice alguno de mis amigos de Norfolk, para viajar? No lo niego; ni me aparto de mi primaria intención ni rechazo las posibilidades de acceder a gentes y paisajes que antes me resultaban desconocidos. Ya he viajado lo mío por países extremos del continente y, si ahora me detengo en esta península de extraordinario y complejo pasado es, en parte, porque su mera referencia siempre me atraía desde niño. ¿Tanto misterio tendrá aquella extensa región al borde del océano y de África?, me preguntaba.
Las historias que me contaban en la niñez, ¿se trataban simplemente de invenciones de caballeros andantes o de pretensiones imperiales que acabaron malogradas tras los siglos? Así que no hay mejor manera cuando tienes una tendencia al conocimiento que hacerla frente. Comprobar que detrás de las hazañas, unas más verdaderas y otras más erradas, hay gentes, quehaceres, costumbres y voluntades que pueden regirse por ingeniosos, sabios y generosos principios como en cualquier otro lugar de la tierra.
Reconozco que mi empeño divulgador es el medio y pretende un fin, pero dado el escaso éxito en la venta de mis biblias pasan a primer plano las experiencias que estoy viviendo, a pesar de los riesgos que la guerra entre ideas e intolerancias en la que esta gente se haya inmersa supone para mí, por mucho inglés que me vean.
¿No te desanima que sean pocos los que atienden a tu proselitismo?, me siguen preguntando otros amigos, de allí o de aquí. Yo les respondo que en absoluto, que será la voluntad de los cielos que yo no puedo alterar, como tampoco puedo cambiar la mentalidad y las ideas en las que se sostienen los españoles. Por supuesto, no les replico a todos por igual, aunque la precaución me exige ser convencional, es decir, contarles lo que sé que unos quieren oír. Con otros, cuya confianza es garante de comprensión, les hablo con escepticismo y tomo buena nota de sus sugerencias. Cuanto más conozco a estas gentes más me convenzo de que han sido maltratadas a lo largo de la historia. E incluso que ellas mismas, acaso no todas, han colaborado a maltratarse si es que no han urdido con enfermiza pasión la manera de no lograr ser felices del todo. A pesar de que lo intentan y en cierto modo rozan el disfrute del día a día.
* George Borrow, retratado por Henry Wyndham Phillips.
He de suponer que la entrada versa sólo para los tres libros que se denominan sagrados, Torá, Biblia y Corán, y que dejan de lado los de origen neo-testamental, como el Libro del Mormón.
ResponderEliminarDe la Torá poco puedo decir, un libro de genealogías, con preceptos, recomendaciones y mandamientos para unas tribus errantes, siempre en busca de pastos frescos para su ganado. La Biblia ya tiene otro cauce, contiene más historia (I y II de Reyes son indispensables), y estas son comprobables por la ciencia. El Corán ya es otra cuestión, dirigido hace menos de mil cuatrocientos años por Mahoma después de muchos percances con el seno de la iglesia cristiana, convino en Adán, en Eva, en María, en Gabriel anunciador, en Abraham como padre, en Raquel...y en casi todo la iconografía cristiana pero sin ella como representante en imágenes, o sea, calco sin calca.
Por lo demás, las religiones de libro son eso, religiones de libro escritas por los que hacen religión y usadas por aquellos que las utilizan para religión.
Por otra parte nunca está demás abrir un libro, ya sea este de viajes o de religión. La demostración evidente la tenemos en Mircea Eliade, cuya Historia de las Religiones es un complejo entramado de historia, legado, leyes, conocimiento, costumbres y hábitos que nos enseñan más que otra cosa, como eran los habitantes de los pueblos que practicaban dichos ritos.
Un abrazo
Salut
Se agradece tu información, Miquel. Aunque son libros de religión, obviamente, los bíblicos del Viejo Testamento también han aportado datos complementarios o comparativos a los investigadores y arqueólogos de la Antigüedad. Aquellos textos fueron usados y manipulados primero por el judaísmo y la cultura hebrea en general y después ya sabes por quién. No obstante yo veo también en ellos un valor literario, alguno excelso tal como El cantar de los cantares que no sé por qué está entre el resto porque no pega demasiado, en apariencia. También el Libro de Job tiene su miga y se pueden sacar ciertas conclusiones. Evidentemente todo juega un papel y se trata de interpretarlo. No se debe desdeñar un acervo cultural multiplicado pero tampoco admitirlo como un axioma que no es y que pretende revelaciones divinas. Contenido historicista, ya digo en gran parte de los libros para llevar el agua a su noria por parte de los hebreos, y hay que interpretar lo de historicista como narraciones o relatos de origen oral y de justificación secular de la trayectoria de culturas supervivientes. Es un tema largo y complejo, muy épico y con sus dosis de mitos. Y no olvidemos que muchos personajes y figuraciones evocadas en algunos de sus libros tienen bastante invención. Pero el tema para mí, con el relato de Don Jorgito no era tanto el bíblico como el recuerdo de aquel personaje Borrow.
EliminarSiento haberme ido por los cerros de Úbeda, Fackel, es cierto, el tema no iba por ahí.
EliminarPero...ya que estamos, bueno, estoy, decirte que para mi no hay libro más bello que el Eclesiastés, justito al lado del Cantar de los Cantares, también de la escuela de Salomón, y que convengo con él que hay un tiempo para cada cosa, incluso para hablar de Don Jorgito y dejar de entrometer la Biblia como he hecho yo....¡lo siento¡, un abrazo y salut ¡¡¡¡
No hombre, quien entrometió la Biblia fue Don Jorge y su espíritu aventurero. Si se diera a conocer la riqueza que hay en el pasado español otro gallo nos cantaría. Y llamo riqueza a la constatación de todo, a lo fértil y a lo árido, a lo mezquino y a lo generoso, a la ignorancia de los hijosdalgo y al saber popular, etc., que los de fuera supieron distinguir. Los españoles actuales conocen pésimamente su historia, tan mal tan mal que hasta elementos de la extrema derecha son víctimas de su propia ignorancia:
Eliminarhttps://www.eldiario.es/rastreador/dificultades-garcia-gallardo-estados-unidos-decir-llego-colon-america_132_10062937.html
Son muchos y variados los ingleses paseantes, sacando conclusiones desinteresadas del devenir de nuestra historia y forma de sufrir la vida.
ResponderEliminarY gracias a ellos y sus viajes a España sabemos algo más de nosotros, si queremos saber, que no estoy seguro que sea una tentación mayoritaria, visto la soberbia tradicional e ignorante que ha existido en este país.
EliminarNos gustan las buenas historias, cierto. Los giros de guión aunque sean absurdos... cualquier cosa menos mirarnos al espejo.
ResponderEliminarCreo que el bueno de jorgito nos tenía calados :)
Era un intelectual, sin duda, a su manera (el personaje real que me inspira sabía varias lenguas, por ejemplo) Además recorrió unos cuantos países.Te recomiendo leer su "La Biblia en España", también subtitulado Viaje, aventuras y prisiones de un inglés en su intento de propagar por la península las Sagradas Escrituras". A mi modo de ver fascinante si además gusta saber de nuestra propia historia.
EliminarCualquier proselitismo me cansa, pero hay narradores que explican cuentos, seguramente inciertos, que nos entretienen.
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy el proselitismo es aún más estúpido e impúdico que en mis tiempos juveniles. La dosis de manipulación se ha adaptado a los tiempos, es decir a los mass media y a las redes. No cabe esperar de los proselitistas literatura alguna.
EliminarTodos los ingleses están obsesionados con España, en positivo o en negativo. Es cambio ningun español está obsesionado con Inglaterra. Algunos la admiran, pero nada más.
ResponderEliminarTodo trabajador español desea jubilarse y no irse a vivir a Inglaterra.
Este jorgito que supongo fue una persona real, ¿ vino aquí a vender biblias anglicanos en ingles?
Sabes si se quedó en España?
¿El lugar condiciona inevitablemente a sus habitantes?
Abrazoo
Has vuelto a estsr de vacaciones?
https://es.wikipedia.org/wiki/George_Borrow
EliminarAhí hay información. Hombre, yo que llevo viviendo toda la vida en España me siento condicionado, sin duda, pero no limitado ni impedido del todo para reducir la visión del mundo y de los humanos. Sí, la atracción española para los viajeros extranjeros -creo que nos veían un poco como orientales- ha sido intensa, y no solo para viajeros (aunque no es lo mismo véase el caso de los brigadistas internacionales aunque ahí mediara el enfoque ideológico y la resistencia antifascista, pero muchos acabaron descubriendo el país y a los paisanos)
En el libro "Viaje a Portugal", de Saramago, en el que cuenta sus paseos por las rutas y caminos del país, siempre se sorprende del escaso nivel intelectual que encuentra en los sacerdotes que se presentan como "guías" de sus comunidades. Y cuando encuentra alguien con quien puede sostener una diálogo medianamente extenso y coherente lo destaca. De igual manera señala el peso de la tradición, de las costumbres, de repetir siempre las mismas cosas, que va encontrando. Dudo que Saramago esperara toparse con algo diferente.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Aunque no conozco mucho de los clérigos y sobre todo los rurales, sí que siempre he escuchado que tenían bajo nivel cultural, sobre todo en España y Portugal. No obstante, no sé si por su rol "sacro" o porque alguna luz de seminario les proporcionaran otras dotes siempre tuvieron influencia en los pueblos. Pero habría clérigos espabilados y cultos que leían lo que no estaba permitido leer al común. Y en Francia, por ejemplo, muchos clérigos ilustrados participaron con artículos en La Enciclopedia de Diderot. Pero Francia llevó siempre la delantera en ideas y en acciones a España.
EliminarSiempre se ha dicho que viajar es adquirir conocimiento, si son atacados los viajeros, es porque el conocimiento y la crítica no está bien vista por los poderosos, salvo que les sea util.
ResponderEliminarTras el comentario que hice en tu blog sobre Borrow se me ocurrió honrarle con una ficción seguramente alejada de la realidad, que nunca lo es del todo. Por supuesto que viajar es conocer, pero viajar y hacer turismo no van de la mano necesariamente. El viajero busca saber y entregarse. El turista entretenerse. Bueno, siempre puede haber un término medio o intentarlo. Hoy, creo, hay pocos viajeros y excesivos turistas accidentales.
EliminarSiempre me ha llamado la atención la tenaz y romántica aventura de George Borrow. Aquel hombre por territorio inhóspito, pensando que aquí se leía y que se leía la Biblia, como si tal cosa... Es curioso, todavía encuentro alguna Biblia protestante de aquellas en mis paseos curiosos por los pueblos.
ResponderEliminarSiempre se coló todo lo prohibido; ya en mi infancia los clérigos nos prevenían sobre las biblias que no eran del Nihil Obstat y que si alguna vez encontrábamos alguna que la quemásemos. El nacional catolicismo era ansí. El libro de Borrow es descriptivo de lugares españoles, entre ellos sale Valladolid y la posada del Caballo de Troya, en plena guerra carlista.
EliminarUma viagem ao desconhecido...Porque todos, ou quase todos, temos a nossa própria interpretação da Bíblia...Ás vezes, é preciso abrir a janela e deixar que o Bom Vento entre...mas sem exageros...
ResponderEliminarInteressante como sempre....
Beijos e abraços
Marta
Don Jorgito creo que estaba más interesado en su viaje a Portugal y España que en la difusión de la Biblia. Pero si esta era acogida por algunos pues ya se justificaba la aventura.
EliminarHe leído gran parte de la Biblia y del Corán (estudié algo de árabe en la Universidad), pero me sigo quedando con El Quijote. No me importa que esto pueda sonar a irreverencia. Es lo que pienso
ResponderEliminarTranquilo, que a mis oídos nada suena a irreverencia, y si sonara algo sería lo que han emitido y manipulado los que nos han exigido durante siglos reverencia y pensamiento único. Pero ni ellos.
EliminarA mi modo de ver unos y otros textos tienen diferencias acusadas, porque son muchos y de distintos tiempos históricos. Creo que comparto más identidad con el Quijote, porque en el libro hay mucha intrahistoria o lo que Carlo Ginzburg llamaría microhistoria para interpretarnos. Además todo lo que los textos sagrados pretenden con su moralina (naturalmente sin los intermediarios de las castas religiosas estarían en el olvido) se contrarresta con la invitación a tener actitudes éticas, prácticas y empíricas que Cervantes pretende exponer sin imponer.
Fáckel:
ResponderEliminarcomo se suele decir, si no soy cristianoapostolicorromano, que es la única religión verdadera ¿cómo voy a ser protestante?
Siempre me ha llamado la atención eso de "id y propagad la buena nueva". ¡Me habría dado una vergüenza terrible!
Hace ya muchos años que no llama a la puerta de mi casa ningún testigo de Jeová, pero a los que venían siempre les decía, con mi mejor sonrisa y educación, que no me interesaba. Y si insistían, les volvía a decir: "les he dicho con educación que no me interesa. Pero también puedo hacerlo de forma muy desagradable y grosera..." Y entonces se retiraban...
Salu2.
Los católicos no han tenido necesidad de ir puerta a puerta en nuestro tiempo porque ya lo conquistaron hace siglos y nos metieron a todos en su redil sin permiso. Su intolerancia -la del poder- es ansí, que decían en el pueblo. Ahora bien, con la competencia que tienen ojo no se vean obligados de nuevo a ir puerta por puerta, claro que para eso ya tienen sus emisoras de radio, tv y la recaudación vía Hacienda, directa e indirecta.
EliminarPero el tema es nuestro amigo Don Jorgito y su experiencia viajera donde conoció a los españoles mejor que se conocían entre ellos. Si puedes, acércate a su relato, no habla de teologías precisamente.