"Desde hacía tiempo, el pato notaba algo extraño.
- ¿Quién eres? ¿Por qué me sigues tan de cerca y sin hacer ruido?
La muerte le contestó:
- Me alegro de que por fin me hayas visto. Soy la muerte".
Así comienza el hermoso cuento El pato y la muerte, del ilustrador Wolf Erlbruch, que en este caso es también el autor del guion. Wolf Erlbruch ya nos había enternecido con sus ilustraciones en otros cuentos: Ratas, Dos que se quieren, El oso que no estaba, El topo que quería saber quién se había hecho sobre su cabeza y el espectacular montaje de una obra nada menos que de Karl Philipp Moritz (el autor de Anton Reiser) titulada El nuevo libro del abecedario.
Wolf Erlbruch ha fallecido hace una semana a los 74 años. Aunque las ediciones de los libros ilustrados o escritos por Erlbruch se hayan dirigido hacia el mundo de los niños la intención del autor no iba enfocada exclusivamente a las edades tiernas, sino que insistía en que lo que trataba en sus trabajos no tenía edad, porque el sentido de la vida y la asunción del final son temas que obsesionan mucho más a las personas en edades avanzadas.
Se me ha ocurrido homenajear la genialidad de Wolf Erlbruch con una variante de mi cosecha, pero que no tiene que ver apenas con su cuento. He elegido un ganso como podía haber echado mano de un cocodrilo o de una serpiente, pero veo al ganso más de proximidad y doméstico. Al fin y al cabo quien no da más margen que el que da, que es cero, es la muerte.
LA MUERTE Y EL GANSO
La muerte, que nunca suele aburrirse, se sorprendió un día de que le faltara trabajo.
- La inactividad me mata, se dijo la muerte. Voy al parque a ver si el panorama se anima.
Porque la muerte creía que no era ella la que captaba a la gente, sino que los seres vivos acudían, por los caminos más inverosímiles, en su busca.
Al borde del estanque se encontró con un ganso, que se solazaba sobre la hierba.
- ¿También te aburres?, le preguntó la muerte al ver la relajante indolencia del ánsar.
- Es todo lo que tengo que hacer. Nadar, comer y recrearme entre la hierba y la hojarasca.
El ganso se puso en pie, dio unos pasos y se sumergió en el agua. Luego, orgulloso de su arte y de su porte, volvió a la orilla.
- ¿Qué te ha parecido?, preguntó a la muerte.
- Que nadas muy bien, pero yo con solo ver vuestro chapoteo me espanto.
- Nací aprendido, precisó el ganso, así que no tengo un mérito especial. Si bien mi madre y mis hermanos me ayudaron a perfeccionar.
La muerte hizo un gesto de admiración.
- A mí me parece tan difícil, dijo.
- Qué va, si quieres te enseño. Solo tienes que quitarte ese vestido descolorido, recogerte esos pelos revueltos y seguir mis instrucciones.
- Ni se me ocurre, y te agradezco tu gesto. Una vez lo intenté pero el agua me vuelve más frágil.
- Si vives con miedo es como si no vives, dijo el ganso.
- A mí me lo vas a decir, que llevo de vocación y de oficio todo lo opuesto a la vida, contestó la muerte.
- Qué oficio tan raro, no me imagino oficio alguno en quien no quiera vivir.
- Es que yo soy la muerte, y no puedo traicionarme a mí misma.
- ¿Eres esa misma de quien dicen que si te la encuentras te lleva con ella?, dijo el ganso tartamudeando entre el asombro y el temor.
- Pues sí, soy esa, pero no como la gente dice. Yo nunca voy a por nadie. De hecho todo el mundo pasa rozando a mi lado casi todos los días y nadie se suele enterar. Aunque a veces oigo decir: he estado a punto de palmarla. O bien, qué poco me ha faltado para...He llegado a la conclusión de que muchos en realidad me andan buscando con demasiada frecuencia. Te diré un secreto: nunca me esfuerzo por llevarlos a mi huerto.
- Entonces, ¿para qué estás?, le inquirió el ganso.
- Solo para recibir a quien ya no quiere o no puede seguir viviendo. Eso sí, te aseguro que mi tarea, si bien abunda, es muy breve. De hecho para cualquier ser vivo soy alguien que aparece y desaparece en un instante.
El ganso escuchaba a la muerte, aunque no lograba entenderla con claridad.
- ¿Sabes?, le dijo. No sé si creerte. Soy demasiado joven para preocuparme de lo que me cuentas.
La muerte sonrió con tristeza pensando: este ganso debe creer que solo existo para los viejos. Pero prefirió no atropellar sus ilusiones. Sin embargo se sentía a gusto charlando con aquel ganso que se pavoneaba una y otra vez, ora en el agua, ora en la ribera mullida.
- También dicen de mí que no soy precisamente la alegría, dijo la muerte rascándose el cogote. Pero es que no puedo serlo. Cuando me muestro no aporto nada y, aunque no lo parezca, eso me llena de desconsuelo.
El ganso detuvo sus movimientos, miró con cierta pena a la muerte. Se lo propuso.
- Déjame que yo te alivie. Déjame que te lleve un poco de alegría.
Entonces el ganso se puso a tararear una canción de moda y sujetó a la muerte de la mano.
- Vamos a bailar. ¿Tú sabes por qué canta y baila la gente?
- Ellos dicen que para estar contentos, dijo la muerte.
- Bailan para celebrar la vida.
- Ahora comprendo por qué nunca nadie me sacó a bailar o me animó a entonar una canción.
- Pero ¿ahora te está gustando?
- No sé, me siento rara, es como si fuese contra mi propia personalidad
La muerte temió que aquella conversación la estuviese ablandando.
- Te diré una cosa, muerte. Mientras la gente canta, baila, bebe o se ama se aleja de ti.
- Pero ellos ignoran que también estoy próxima cuando realizan cualquier cosa de esas.
- Y sin embargo, muerte, todos, cualquiera, al entregarse a ese contento te mantienen a raya. ¿O creías que ellos iban a estar siempre pendientes de tu acecho al estilo de como tú estás sobre ellos?
No quiso la muerte responder al ganso. Este sabe más de lo que parece, pensó, y peca de los mismos defectos soberbios que tienen los humanos. Que agradezca que he venido a charlar para matar el tiempo y que además me ha caído simpático.
- Debo irme, dijo la muerte. Si quieres vuelvo otro día, se ofreció.
- Mejor no, soltó el ganso sacudiendo sobre la muerte el agua contenida en su plumaje.
Luego se sumergió y aunque a la muerte le tentó un mal pensamiento se metió las manos en los bolsillos y se alejó. Al fin y al cabo solo he venido para dar un paseo, se justificó ante sí misma.
(Las ilustraciones son de la edición de Bárbara Fiore Editora)
Pues si querías que la muerte diera pena lo has conseguido. Pensaba que la muerte intentaría algo y que el ganso, con la mala falla wue tienen la iba a contener, o al menos intentarlo. Esta muy bien esa idea de que vamos buscando a ña muerte, y no sé si es tuya o parte de las idea del homenajeado.
ResponderEliminar¿Cómo es que has cambiado el estilo de los diálogos? Siempre los haces todoseguidodialogoyacotacion y aquí los has se pa ra do con rayas y cambios de parrafo
Abrazoo
No, si la muerte personaje no me da ninguna pena, en todo caso me la da el que se muere.
EliminarEl estilo, dices. Era un cuento que en realidad era un diálogo inocente que en realidad eran dos seres, uno que no habla más que el cuacuá, y otro que habla lo justo y cuando lo hace es decisiva además de incisiva.
Sí sólo fuera captando a los que realmente van a su encuentro...
ResponderEliminarnos ahorrariamos muchos disgustos.
Pero de una manera u otra todos vamos a su encuentro, la más de las veces involuntariamente. Así que los disgustos con que los vayamos aplazando o sorteando uno se conforma.
EliminarElla dice que nunca va a por nadie, y yo siempre he pensado que sólo cuando uno quiere dejar de existir va en busca de La Muerte. Para el resto de los mortales, pensaba que La Muerte iba en su busca.
ResponderEliminarAhora bien, ¿quién soy yo para poner en duda lo que dice esta señora? ¡Vaya uno a saber sus pensamientos y sino es cierto lo que afirma¡
Salut
Ponte en el papel del ganso y hazte creer a ti mismo que hablas con el otro personaje. No sé si alguna vez te he hablado de la película de Bergman (Ingmar, no te me vayas ahora a Ingrid, que te veo) titulada El séptimo sello. A mí me parece magistral sobre el tema. Te la adjunto:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=LANLLSbkKvk
Es buenísima esa peli, buenísima, me gusta lo de jugar al ajedrez y ver como le "roba" el tiempo a la muerte.
EliminarSii, sii....la volveré a visionar, no me cansa.
Salut
Hay ideas importantes en ella.
EliminarGanso o pato, que más da, la muerte es ley de vida como termina diciendo el cuento de Wolf Erlbruch.
ResponderEliminarSaludos
En el cuento de Erlbruch la muerte se siente triste cuando el pato se aleja...Así era la vida, comenta la muerte.
EliminarEsta figura despierta cierta fascinación, mezclada con el razonable temor. Tal vez influya el jugar a tener miedo, que hace que exista el género del terror.
ResponderEliminarY esa fascinación lleva personificarla, en algunas ocasiones, como una bella mujer.
https://loscomicsdemachete.blogspot.com/2022/12/grimm-fairy-tales-no-tomorrow-1.html
https://loscomicsdemachete.blogspot.com/2022/12/grimm-fairy-tales-2-no-tomorrow.html
Aunque tener la atención especial de esta mujer-personificación puede ser de lo más inquietante.
Lo que no le pasó al ganso, porque la muerte estaba de paso, tomándose un descanso ¿Eso implica que todos los seres fueron inmortales durante ese paseo?
Bien contado. Saludos.
Buena pregunta, motivada por una deducción aparentemente lógica. Yo diría que más que inmortales -la inmortalidad exige eternidad- fue que todos los seres tan solo permanecieron vivos durante el paseo. Que no es moco de pavo.
EliminarLas personificaciones o caracterizaciones de la muerte son múltiples en la historia iconográfica, pero solo unas pocas han triunfado.
La personificación mujer de esos cómics son más bien la Muerte Madre Consolátix, ¿no? Se ven como muerte de abundancia, frente a la real que es de carencia (definitiva) Francamente inquietantes, sí.
No conozco al autor, pero por lo que nos invitas a leer, sin dudas me hubeira gustado conocerlo de más joven. Es una pena que este tipo de literatura nunca se encuentre accesible para quienes está realmente pensada (ya sea pro traducción, por precio o por lo que sea). Algo similar me pasa con Edward Gorey
ResponderEliminarSaludos,
J.
Créeme, a veces me compro un cuento que en teoría es de niños, pero que al hojearlo me parece sustancioso el texto y espléndida la ilustración. Recreo visual y argumental. Y siempre me queda una sonrisa.
EliminarNo conocía a Wolf Erlbruch e informándome un poco por encima parece que el tema de la muerte le atraía. No puedo comparar tu variante con el cuento original pues no lo he leído, pero esa muerte que describes es bastante singular, no es atemorizadora y hasta reconoce sus flaquezas.
ResponderEliminarPara mi no hay duda de que quien desea morir la atrae, hay algunos casos de personas que conscientemente se dejan morir. Sobre el resto de los que se van, nada sabemos de su interior, aunque hacemos suposiciones, y es que la muerte aún siendo un pasadizo paralelo al de la vida, está rodeada de incertidumbre.
Un abrazo 🌸
Aunque conocieras el texto de Erlbruch no lo compares, el suyo es preciso, ajustado a las ilustraciones, envuelve menos que el que he inventado. Pero si algo comparten ambos textos es cierto fondo epicúreo respecto a la visión de la muerte, una especie de personalización a lo humano en que la muerte es también flaqueza o simplemente pasotismo, que diríamos ahora.
EliminarLo interesante de la muerte real -ya sin máscaras ni historias- es que es muy a la carta. Aunque el fenómeno sea igual para todos -acaso más igual que vivir, que es dispar y no tiene la misma armonía en todos los seres- su manera de llevarse a cabo, incluso con la mentalización previa en muchos casos, es muy de cada cual. Buen lunes a unto de solsticio casi.
No conocía al ilustrador-cuentista, pero puedo decirte que he disfrutado de tu historia, y me ha hecho pensar, que, en definitiva, es ese el fin último de las narraciones. Un abrazo
ResponderEliminarTeniendo en cuenta que disfrutar es plural, nunca algo singular y reducido. Claro que todo depende del concepto de disfrute que tenga cada uno.
EliminarMmmm qué cosa más bonita! jaja digo tu cuento...como dice Ana, tampoco yo he leído ninguno de los cuentos, ni había visto estas preciosas ilustraciones de Wolf Erlbruch, pero me parecen una delicia. Genial tu homenaje, además ha servido para que le conozcamos. Eso sí, no conocía demasiado bien a los gansos ( bueno tú, que eres el autor ; ) un ganso jamás se pararía a charlar, son esquivos, desconfiados y aunque no lo parezcan, muy agresivos si se sienten amenazados, imagínate con la muerte al lado jaja tengo varios y lo he comprobado ; ) Respecto a la muerte, muy curiosa la forma en la que la presentas, hasta parece bonachona ...Además creo que dices muchas verdades en tu cuento, la tenemos rondando constantemente y no nos damos ni cuenta y mucho mejor así... de pronto alguien dice " covid, gripe A" o cualquiera de estos virus que nos acechan desde siempre y entra en pánico. Incluso cuando nos subimos mil veces a un coche, nadie piensa que se va a quedar estampado y hay muchísimas posibilidades de que ocurra, a veces tantas como de llegar a destino. A mi no me preocupa nada la muerte, me preocupa el sufrimiento hasta que llega, eso sí que me asusta...por lo demás, nadie sabe si es algo tan terrorífico, nadie ha vuelto, así es que a lo mejor no se está tan mal del otro lado ; )
ResponderEliminarMil gracias y un abrazo Fackel!!
La muerte es más agresiva que los gansos y este ganso de mi historia tiene su personalidad: toma la iniciativa para vencer sus timideces. Y la muerte, no la conceptuamos como bonachona porque en realidad es neutra. La muerte adquiere la imagen de cada individuo, ES cada individuo dejando de estar. Pero en la ficción hay que reconducirla por donde la imaginación nos guíe, para esquivarla o mofarnos de ella.
EliminarCiertamente desarrollas la idea de que convive con nosotros, la rozamos con harta frecuencia y ya sabemos que hay grupos de riesgo por accidente externo o por el interno que no conocemos y que nos depara una sorpresa cuando menos lo imaginamos. Estamos advertido pero vivimos como si no lo estuviéramos; es razonable por una parte, pero por otra nos manda avisos y no queremos darnos por enterados de su guiño. Vale el cuento si no contiene drama, ¿no? (Por cierto en el cuento de Erlbruch lo hay, pero con tanta bondad...)
Precioso leerte: Personalizas a la muerte de una manera tan simpática, que, así, sin mas, casi, casi, se hace amiga... O no?...
ResponderEliminarNo sé, debe ser por burlarme de ella, porque por estas fechas hace pocos años quiso acercarse y mostrarse amigable y a tiempo la regateé.
EliminarUn cuento con mucha enjundia. Precioso.
ResponderEliminarGracias, Isan, el término enjundia me agrada que lo utilices, ya sea en su acepción de fuerza o de sustancia, o de ambos.
EliminarNo conocía para nada a Erlbruch. Tendré que buscar su cuento un día de estos y leerlo. Gracias. En todo caso tu versión te ha quedado fantásticamente bien, me parece buenísima. Una muerte sí, muy humana, cercana, clara, transparente, que reconoce sus flaquezas, hasta parece muy maja y apta para entablar una amistad... o sea, que lo has planteado de una forma muy ingeniosa, certera y graciosa (y a la vez simple). Muy acertadas tus respuestas a María y Ana (y lo que ellas te dicen). Es verdad, la muerte es muy a la carta, algo muy personal. También la tenemos conviviendo, al lado, o acechando, y no somos conscientes (mecanismo de supervivencia,sin duda). No podemos estar todo el día pensando "tengo un pie colgando del abismo". Como dices es dejar de ser, lo cual me plantea si en verdad somos o alguna vez hemos sido (deconstrucción budista del ser y del ego, perdona). Si ya somos nada de hecho volvemos a esa nada, o como dicen algunos maestros espirituales, pregúntate dónde estabas antes de nacer, o si estabas o eras, en verdad. En fin, las reflexiones serían infinitas.
ResponderEliminarPara mí la existencia es un estar, con todas las cualidades y cantidades que se quiera, pero estar. Si a eso lo denominamos ser pues no discuto, en todo caso un ser en dinámica continua, con su consiguiente cambio, mutación, evolución o alteridad, pues nunca somos los mismos. Morimos -moriremos- solos, aunque nos rodee gente, pues tal como hemos vivido, aunque hayamos convivido con infinidad de gentes. Ya me entiendes. Pero ni hay opción diferente ni elección aunque quisiéramos. La naturaleza es única en cada cual, independientemente de que sea parte de la general.
EliminarTu reflexión o lectura me parece impecable, totalmente de acuerdo: la existencia es un estar, en todo caso un ser en dinámica continua... etc.
EliminarEs una óptica muy budista también, de deconstruir el ser como un ente, entidad etc. con esencia o substancia, y verlo solo como un proceso, una acción, un devenir...
Me parece interesante tu enfoque, a tener en cuenta por mi parte, te lo agradezco.
EliminarSin que nada tenga que ver te comento que he reproducido un comentario tuyo en una entrada en el blog de Ana. Aquella fábula del águila y la gallina. Me pareció tan bueno tu comentario...
ResponderEliminarReproduzco lo que he escrito:
"Como acabo justamente de comentarle a Beauséant, cuando leí el relato por primera vez en el blog de Ana, hubo un comentario que me pareció muy agudo, acertado y a la vez gracioso.
Se trataba del comentario del usuario Fackel («La antorcha de Kraus»), que decía:
«¿Tú crees que en el gallinero humano hay aguiluchos? Porque algunos hay que ver cómo vuelan, pero… también caen, luego acaso han sido águilas de pacotilla».
Pensé incluso en incluirlo en la entrada, pero no quise recargar con más «metralla». Ahora lo reseño, eso sí".
Si te animas...
"El camino del despertar"... "La fábula del águila y la gallina".
Hago una revisión y aporto distintas versiones, y después mi lectura y reflexiones.
Un abrazo.
Voy a ver esto que dices con más atención, gracias mil. Pero pásame el enlace de la entrada donde lo comentas, no me oriento así, por las buenas.
EliminarPues aquí está el enlace. Si te pasas pues encantado, obligación no tienes ninguna...
Eliminarhttps://despertardelbuda.wordpress.com/2022/12/18/la-fabula-del-aguila-y-la-gallina/
Bien, en cuanto tenga un rato relajado, que no abandonado, lo veo.
EliminarQué bonito cuento has creado, y qué bonitas las ilustraciones de Wolf Erlbruch... en ambos casos la muerte aparece como un personaje entrañable... de 'cuento para niños'... reconciliador, con valores y buenos sentimientos, gracias mil
ResponderEliminarLos cuentos para niños tal vez lo sean para mayores, aunque bastante cuento tiene la vida según cumples años, ¿no? Gracias, Milena.
EliminarFáckel:
ResponderEliminar¡eso,eso, mejor que la nunca lo suficientemente vituperada muerte no venga, se olvide de nosotros, se vaya bien lejos!
Salu2 vivificadores.
Cuestión de tiempo, hermano, pero comparto tu deseo con el mismo fervor.
EliminarMe gustó muchísimo tu cuento con ese diálogo desinhibido entre La Muerte y el pato. Tienes razón, de ves en cuando, también puede salir a pasear. Y ese pato de tonto no tiene un pelo jajaja. Gracias por el enlace a El Séptimo Sello, me lo llevo.Vi esa película hace añares, así que la visionaré nuevamente.
ResponderEliminarEl ganso, el ganso, que es más ganso que el pato, jaj.
EliminarA mí me gusta esa peli porque tiene puntos de vista para la reflexión. Gracias a ti por ser receptiva.
Sigo: No conocía a Wolf Earlbruch. Gracias por homenajearlo y presentármelo. Investigaré más sobre él.
ResponderEliminarMuy Felices Fiestas para ti y los tuyos y un abrazo. Pd. Sobre Atila te contesto en casa.
Bueno, por casa había varios cuentos suyos de hace tiempo y al leer lo de su muerte los recordé, en concreto el suyo del pato (este sí pato)
EliminarQuan el meu avi d'uns setanta i pico anys encara buscava bolets al bosc, el meu pare deia que estava allargant la vida.
ResponderEliminarAquest dibuixant que homenatges crec que va venir fa poc a la biblioteca on treballo amb l'escriptor de La talpeta que volia saber qui li havia fet allò al cap, perquè un company de feina té un blog dedicat a totes les traduccions d'aquest llibre.
Avui he xalat molt amb totes les teves entrades!
¿Es verdad que estuvo el ilustrador en la biblioteca?
EliminarMe gustaría conocer el blog de tu compañero, si us plau.
Me alegra que hayas chalado con estas ocurrencias.
No, Fackel, només el guionista va ser a la biblioteca.
EliminarAquest és el blog:
https://amicsdelatalpeta.wordpress.com
Parece que no te interpreté bien; gracias.
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