"Moza que se asoma a la ventana, de ser vista tiene gana; y si va de rato en rato, quiérese vender barato".
Refrán recogido en Vocabulario de refranes y frases proverbiales, de Gonzalo Correas, 1627.
La joven no se anda con remilgos. Ozú, niño, ¿dónde va vuesa mercé de esa guisa? Mira que las priesas no son buenas y una está aquí para proporcionar calma. Debes utilizar un tono más prudente, le indica la veterana. Que no te vean tan en precario, que una debe tener su clase. El arte no está tanto, si quieres reclamar su atención, en ser directa con los desconocidos como en sugerir. Ansí una muestra: el tiempo que hoy nos ha traído Dios nos va a mejorar a todos. O bien: la calle se anima al paso de tan gratos caballeros. Inténtalo con el próximo. El bisoño o el que va de paso no debe sentirse incómodo, porque acaso tampoco buscan lo vulgar. Tienes razón, hermana. Soy nueva en esto y no sé moverme con soltura. La otra sigue con sus recomendaciones. Tú déjalos que se aturdan un poco. Con los asiduos sé llana pero no exagerada. Con los chocarreros, aunque sientas por ellos algún rechazo, traga con disimulo porque pueden ser benefactores. Con los beodos, mejor les contestas que estás ya solicitada. Con los tímidos hazte la amilanada también, midiendo tus pasos, que sientan ellos que no están por debajo de ti, pues puede estar necesitándote un estudiante novato o un clérigo con su retorcida carga de conciencia. Con los ostentosos, mejor que te muestren antes las prendas de su faltriquera. Con los melancólicos no hables apenas, como mucho susurra, y ofrece tu cuerpo al gusto de su mirada. Con los ilustrados simplemente escúchalos y afirma que aprendes de ellos. Con los de origen noble, que llegan a hurtadillas, hazte la desgraciada pues ahí puede haber una mina. Con los de tropa alardea de que para patriota nadie como tú y diles que te dejas conquistar. Con los de mal matrimonio, déjalos que te lloren. Con los lascivos siempre mucho ojo, querrán recibir más de lo que ellos dan. Con los tiernos sé tierna, pero ni se te ocurra enamorarte de ninguno. La muchacha respira hondo ante tanto consejo. Ya me va conociendo, señora, y sabe que aprenderé con diligencia. Ahora voy a asomarme de nuevo y, ¿sabe qué?, hablaré al que pasa solo con mis ojos y con mi porte. Este alféizar es tan cómodo...
* Dos mujeres en la ventana. 1655/1660. Bartolomé Esteban Murillo. National Gallery of Art. Washington DC.
Una lección de cómo entendían el feminismo en el siglo XVII
ResponderEliminarO el comercio, según.
EliminarLa verdad es que el refrán visto hoy resulta bastante chungo, claro que visto desde el punto de vista del hombre del siglo XVII puede parecer hasta normal, de todos modos no me gusta absolutamente nada, claro que este que es más o menos de la misma época igualmente tiene usía. "Moza ventanera, o puta o pedera", hoy si los escribieras o cantarás, te denunciaban y me parece muy bien.
ResponderEliminarSaludos
El refrán es del tiempo que es, nos puede o no gustar la cultura de otra época con sus prejuicios e ideologías dominadoras, pero es eso, otro tiempo. Hoy no lo aplicamos y ya está. El refrán o está puesto en la entrada para exaltar nada, por supuesto, sino para recordar aquellas ideas machistas y sugerir la entrada al tema del oficio.
EliminarY digo yo, moza con la ventana cerrada de ser vista, poca gana.
ResponderEliminarBueno, eso depende de a quien hubiera ofrecido su existencia, oiga.
EliminarE porque não apreciar apenas a paisagem, sentir a brisa que entra? Sonhar...deixar que o tempo seja verdadeiramente nosso... Os conselhos ouvem-se e nem sempre são seguidos...Depois, há traição, arrependimento... Mas não hoje..
ResponderEliminarUm tema interessante...
Beijos e abraços
Marta
Hay consejos de padres a hijos, de profesores a alumnos y de maestros a sus trabajadores de oficio, como en este caso.
EliminarOye, qué buen saber reparte la mujer que ríe detrás del velo. Es una gran consejera, conoce la naturaleza del cortejo y cómo hacerse la interesante.
ResponderEliminarDeberíamos descubrir lo bueno de lo bueno, que hay mucho aunque los depredadores -la invasión napoleónica fue fatal para la retención del arte español- se hayan llevado a otras partes grandes tesoros. Murillo es un pintor y no solo de inmaculadas. Su riqueza estilística está de manifiesto en este cuadro costumbrista con una precisión espacial y cromática que solo los grandes saben captar y reproducir. Parece ser que las protagonistas del cuadro eran lo que cuenta el texto libre. Un abrazo.
EliminarParece que andaban las dos mozas de coqueteo, dentro de un orden. eso si.
ResponderEliminarUn coqueteo de oficio largo y tendido.
EliminarQué gracia, me ha recordado un cuento de Maupassant cuyo título no recuerdo, una chica decente que se asoma es confundida por un forastero que entra en la casa sube a su alcoba, da rienda suelta a su pasión y deja la tarifa estándar en la mesilla mientras la moza no termina de creerse lo que le ha pasado. Un saludo
ResponderEliminarQué interesante tema, a ver si doy con el cuento. Los equívocos literarios inspiraron a los cinematográficos.
Eliminar"Mujeres en la ventana", pues Murillo las pintó para que cruzaran el tiempo y contasen lo que ellas pensaban..El viejo oficio no ha cambiado, continúa inmutable. Las recomendaciones son las mismas pese al paso del tiempo, en cuanto al refrán, ese sí quedó en el pasado.
ResponderEliminarAbrazos Fackel
En el pasado español, puede, pero por poner un ejemplo en el presente iraní, con un giro peculiar de allí, me temo que no, visto lo que está pasando estos días.
EliminarJo... pues sí que era complicada la parte comercial. Hoy habria que hacer un master.
ResponderEliminarAnrazoo
Y poner anuncio por palabras en las redes.
EliminarEl erotismo en el Siglo de Oro es uno de los temas más suculentos en la literatura de ese tiempo. Recuerdo que en El Buscón aparece la figura del "galán de monjas", y aquí aparecen los clérigos como presuntos clientes de estas acechadoras ventaniles. Gozoso y divertido diálogo sobre el paisanaje urbano sobre algo que es antiguo como el tiempo y que creo que no hay ley que pueda proscribir.
ResponderEliminarPoco puedo añadir a la buena dirección de tu comentario. Con o sin libre mercado lo que es objeto de uso no se elimina por las buenas, y menos con las diferencias sociales y económicas que padecen zonas el planeta o zonas del propio país que habitamos.
EliminarMuy buenos consejos los que da la mujer experimentada a la pupila. El oficio más antiguo del mundo también debe tener sus reglas, costumbres y saberes.
ResponderEliminarMe ha encantado tu texto.
El cuadro... maravilloso. Murillo es un pintor que me fascina.
La provinciana y católica tierra sobre la que pisamos siempre promocionó más de Murillo sus vírgenes ideales que sus personas de carne y hueso. Y que conste que a mí el niño del pajarito me encanta.
EliminarComo frutos de semejante herencia mejor no nacer para verlo. Tremendamente cruel la naturaleza humana, una felicidad tal y tampoco la contrapartida se me antoja que merezcan la pena ser vividas.
ResponderEliminarPero no me negarás que el acervo humano es rico, caprichoso, ingenioso y fecundo en sus manifestaciones; míralo por ahí.
ResponderEliminar(Hoy preocupado por la amenaza nuclear que la también ocurrencia humana bordea nuestras vidas)
Molt ben escrit, molt ocurrents tots els consells que fa la dona, que ets tu.
ResponderEliminarPero recuerda que el cuadro de Murillo las refleja a ellas; se merecían una interpretación que, por otra parte, no era necesaria para el espectador que haya querido ver. (Algunos aún no quieren ver)
Eliminar¡Cuanta sabiduría en esas palabras! (Tomad nota, chicas!!!) Me ha encantado el relato por ese vocabulario y expresiones de otra época, le dan cierto toque de frescura! Genial el refrán y precioso el cuadro! Un abrazo!
ResponderEliminarEs que si te sitúas, Marifelita, ante un cuadro y no escuchas, no ves, no hueles y no sientes es como si nada. Se puede dialogar con las obras de arte, esas imágenes del pasado que están llenas de vida y por lo tanto de expresión. E imaginar, como es el caso, conversaciones, aunque sea arriesgado. Hay que ir a ese otro tiempo para intentar ver las cosas como eran. La pista la da Murillo. Indaga.
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