Pintarse a uno mismo es lo más difícil que existe. Cada día lo intento pero cada día tengo una expresión diferente. ¿Que eso lo hace más interesante? Sin duda. Pero me arrebata la incertidumbre por saber quién soy realmente. Sería más sencillo mirarme al espejo. Este me devolvería la imagen sin mayores altibajos entre un día y otro. Me parecería que soy yo, aunque no estuviera seguro si solo se trata de un burlón el que tengo enfrente. Pero disponer el espejo de un lienzo para reflejarme, ay, eso es otra cosa. Inestabilidad. Desasosiego. Inseguridad. Todo acaba deviniendo en confusión. ¿Cuántas veces he empezado y he alterado las pinceladas? Un color me deprime, lo cambio. Una disposición me resulta inquietante, la modifico. Observo que falta expresión, me invento alguna. Y ese no saber quién soy da la medida de mis dudas. ¿Debo pintar mi apariencia o recrear un personaje? Al fin y al cabo cada individuo se ofrece aparente de día en día y en ocasiones resulta irreconocible para los próximos. Acaso de ahí que me tiente imaginar lo que soy, aun no siendo lo que otros me ven. Pinto para mí como otros escriben solo para ellos. Me expongo a extraer mis propias turbulencias, a derivar en gestos poco atractivos, a exponerme en posiciones escasamente edificantes. Y qué. Un cuadro es flor de un día, aunque si permanece para la posteridad muchos vean al retratado de un modo fijo. Allá lo que piensen y la idea que se hagan de mí. No deberían verme como quien ve una fotografía, que también las fotografías son de un instante, sino como un individuo en tránsito con su propia obra. Tampoco soy lo que pinto, siquiera en sus desequilibradas posturas o miradas aviesas. En realidad soy mis eructos, mis movimientos intestinales, mis cansancios, mis voces aguardentosas, mis desplantes, mis inquietudes. ¿Cómo dejar constancia de todo eso y más en un lienzo? En el pasado muchos artistas han retratado a personajes de modo exquisito y retórico. Como si solo fueran tipos de cuadro. Como si no tuvieran vida, sino solo un rol. Cuadros para una galería, un salón o una dependencia sinodal. ¿Reflejaban esos retratos lo que eran realmente los personajes o pretendían trasladarnos su estatus de poder? Ciertamente, siempre se ha pintado también de otra manera. Ignorando a los pudientes y reconociendo a los débiles. Ni uno ni otro es mi caso, ni lo intentaría. Yo me veo así: soy en cuanto hago. Me desplazo hacia un espacio inescrutable. Giro sobre mí mismo hasta convertirme en ángulos. Proyecto la mirada buscando el momento que no volveré a disponer. Ahí quedo. Móvil y tratando de evitar una permanencia imposible. Fecundando una confusión que me aporte íntima claridad.
* Autorretrato de Max Beckman.
Pintarse uno mismo, es como definirse uno mismo, tarea difícil, casi imposible. Hace falta mucha honestidad.
ResponderEliminarSaludos.
Acaso muchos pintores solo pretendieron pintarse como les gustaría haber sido, en lugar de como fueron. No creo que sea el caso de Beckman.
EliminarA Dorian Gray le hubiera encantado no encontrar fidelidad en su retrato.
ResponderEliminarTal vez, Miquel. Ay de las fidelidades a uno mismo...
EliminarPaso a dejarte todas mis buenas vibras para este mes que comienza. Besos 💋
ResponderEliminarCualquier vibración aportadora se agradece en estos tiempos, FB.
EliminarSin dudas lograr un autorretrato que satisfaga al autor debe ser un muy difícil reto. Creo que también puede ser una manera de intentar conocerse y reinterpretarse. Un abrazo
ResponderEliminarCreo que Beckman en este caso iba por ahí. Y no era el retrato de artista adolescente precisamente.
EliminarA vida é um desafio... não há duas visões iguais...a porta está aberta para a nossa interpretação e a dos outros.
ResponderEliminarComo sempre, tema interessante.
Beijos e abraços
Marta
No hay dos versiones iguales pero podemos converger en ciertos elementos que no son comunes.
EliminarEl autorretrato adquiere categoría de asignatura en algunas escuelas de arte gráfico, especialmente en Fotografía. La cuestión de si agrada o no, tiene bastante que ver con la psicologia del sujeto. No tiene porque agradar necesariamente. En cambio, la aceptación de la imagen personal se considera un síntoma de buena salud mental. Pero hay "egos" que jamás aceptarán su retrato.
ResponderEliminarAquellos prohombres que encargaban sus retratos ¿estarían satisfechos del resultado en manos de un artista plástico o fotográfico? Hay egos que van llorando por los suelos y las esquinas.
EliminarCreo que es mas fácil mirarte al espejo.
ResponderEliminar¿Para acierto o para error?
EliminarUn autorretrato es tarea complicada porque definirse en la tela requiere de que don Ego no se inserte en el pincel. Yo pinto, pero nunca me he atrevido a intentarlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Eres pudorosa o poco osada, inténtalo alguna vez.
EliminarHa de ser muy difícil, porque uno se engaña casi siempre. Vang Gogh es la prueba de que no es fácil, sin embargo él los pintaba por falta de modelos, según dicen. Y mira...creo que son casi treinta.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que muchos de ellos buscaban un estilo diferente incluso para sus autorretratos. En ese esfuerzo y logro es por el que han pasado seguramente a la historia del arte. Los expresionistas son diferentes a todos. Salud.
EliminarEl autorretrato creo que es lo más difícil de plasmar en un lienzo o en un papel. El texto un regalo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Probablemente, pero seguro que hubo artistas a los que se les daba mejor el retrato y el autorretrato que el paisajismo o la escena de costumbres, por ejemplo. Gracias, Rita.
EliminarEn tu relato creo que caminan de la mano el existencialismo y el expresionismo; de la mano del pensamiento del pintor que duda, que se estudia, que se compara, que busca ubicación y características y de su técnica y creatividad pictóricas con las que intenta expresar lo mejor posible su imagen a la vez que su esencia humana...
ResponderEliminarSeguramente autodefinirse, sea en la forma que sea (pictórica, literaria, escultórica, etc.) no es fácil; supongo que los pintores, escritores y escultores muy conocidos aún lo tienen más difícil a la hora de autodefinirse, pues muchas veces su autodefinición estará condicionada por la opinión de sus admiradores o la de sus críticos para no defraudar la opinión o visión que los primeros tienen de éllos y para no "acreditar" la opinión de los segundos sobre ellos...
No sé, mi opinión es muy lega e intuitiva, pero hacer un retrato de sí mismo sabiendo que va a quedar expuesto a la vista y el criterio de mucha gente debe generar tantas dudas como se plasman en tu relato...
Tal vez, por imaginar que no quede, el pintor, después de masticar y digerir todas esas dudas, termine por decir: "Pingo, ergo sum"...
Abrazo
Además tampoco podríamos generalizar entre retratos y pintores de todas las épocas. Habrá criterios de visión en los artistas -el ego siempre sobrevive- de un tipo y otros mutables. Tal vez los criterios de exhibición de un artista del Renacimiento no tengan nada que ver con los de un expresionista, pero seguro que algo les une. De todos modos, un pintor -o cualquier otro tipo de artista creativo- no es el mismo a lo largo de su existencia, pues es también un hombre común en cuanto a su preocupación por los significados de la vida, si bien acaso más audaz en la persecución de los significados. Bueno, es un decir, hay legión de individuos anónimos que nos preocupa comprender lo que vivimos, adaptarnos y a la vez rechazar este estar, es una dinámica de contrarios que a veces nos domina y a veces somos capaces de esquivarla. Los estilos modernos en pintura -no solo el impresionismo o el expresionismo- reflejaban muy bien las pulsiones personales. Recuerda que los "perfectos arios" nazis rechazaban -en parte hipócritamente- las creaciones de los expresionistas. Estos destruían el mundo inexistente de esa perfección malvada que los racistas querían perseguir, con bastante pobreza estética, por cierta y poco novedosa.
Eliminar"Yo me veo así: soy en cuanto hago": fes, i quan hagis acabat, torna a començar, deia Josep M. Flotats que li deia un director de teatre.
ResponderEliminarPues sí, Helena, muy inteligente recomendación. Seamos espirales del destino, estemos siempre haciendo el recorrido. Eso es estar, tal vez ser. Un abrazo.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarSiempre me he preguntado cómo me verán los demás, cómo será mi voz, qué impresión daré a los desconocidos.
Salu2.
Es un juego bonito tener esa clase de pensamientos, pero conviene no dejarse envolver en telas de araña.
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