Si alguna vez había leído el cuento de Kafka Ante la ley no había visto en él más que una de las críticas que con claridad o veladamente hace el escritor de Praga al funcionamiento rígido de las sociedades, a la esclerosis de la administración y a sus sistemas de control y anulación del individuo. Pero repasando un tema espinoso de la historia contemporánea, el fracaso de la revolución alemana de 1918/1919 y el desarrollo de la República de Weimar hacia el abismo, me he topado con los estupendos textos de que el berlinés Sebastian Haffner -Alemania: Jekyll y Hyde. 1939, el nazismo visto desde dentro o el espléndido Historia de un alemán, además de La revolución alemana de 1918/1919- hace gala por su conocimiento sobre aquellos períodos turbios y turbulentos, antes de su exilio en 1938.
Es precisamente en su obra La revolución alemana de 1918/1919 donde el prólogo nos ofrece una interpretación peculiar del escrito de Kafka, que acaso no tiene que ver con la intención del checo, pero que Haffner saca su jugo adaptado a las circunstancias. Adjunto lo que Haffner escribe:
"Franz Kafka en su relato Vor dem Gesetz (Ante la ley) narra la historia de un hombre que solicita entrar a un implacable guardián y que pasa toda su vida esperando ante la puerta, siendo rechazado una y otra vez, pero sin perder la esperanza, intentando vanamente persuadirlo. Finalmente, en la hora de su muerte, el guardián le grita al oído que ya va perdiendo: Esta entrada estaba especialmente reservada para ti. Ahora me voy y la cierro.
La historia del Imperio (Reich) y de la socialdemocracia alemanes recuerda este relato kafkiano. Al surgir casi simultáneamente parecían estar hechos el uno para la otra: Bismarck trazó un marco estatal en el que podría desarrollarse la socialdemocracia y esta esperaba que algún día podría dotarlo de un verdadero contenido político de forma duradera. Si lo hubiese logrado, tal vez existiría hoy el Reich alemán.
Pero ya sabemos que no lo consiguió. El Reich cayó en las manos equivocadas y se hundió. La socialdemocracia, que desde el primer momento se sintió llamada a dirigirlo y que quizá hubiese podido salvarlo, nunca reunió en los 74 años de existencia del Imperio ni el valor ni el vigor suficientes para hacerse con él. Como el personaje del relato de Kafka, la socialdemocracia se había instalado cómodamente ante la puerta. Y también a ella la Historia le podía haber gritado al oído en 1945: Esta entrada estaba especialmente reservada para ti. Ahora me voy y la cierro.
Pero al contrario que en la historia de Kafka, en esta hay un instante dramático en el que todo parece cambiar. En 1918, ante la derrota inminente, los guardianes del Reich abrieron a los propios dirigentes socialistas la puerta de entrada, cerrada durante tantos años, y los dejaron pasar voluntariamente a las antecámaras del poder, no sin segundas intenciones; y entonces las masas socialdemócratas se precipitaron hacia el interior, empujando a sus dirigentes y arrastrándoles hacia la última puerta, hasta el mismo poder. Tras medio siglo de espera, parecía que por fin la socialdemocracia alemana había alcanzado su objetivo.
Y entonces sucedió algo increíble. Sus líderes, que habían alcanzado a regañadientes el trono vacante conquistado por las masas socialdemócratas, movilizaron inmediatamente a los antiguos guardias de palacio, ahora sin señor, y mandaron echar de nuevo a sus seguidores. Un año después, los mismos líderes volvían a encontrarse fuera, ante la cerrada puerta, y para siempre.
La Revolución alemana de 1918 fue una revolución socialdemócrata sofocada por los dirigentes socialdemócratas: un suceso sin par en la Historia".
Esto lo escribió Sebastian Haffner en Berlín en enero de 1979. Se puede discutir lo que interpreta desde el punto de vista de la historia, pero no el uso metafórico de un texto de Kafka, que demuestra que Franz está por todas partes.
Es la manera de ver que Kafka no hablaba por hablar, que la Justicia es así de inadcesible cuando quien gobierna es un sátrapa.
ResponderEliminarUn abrazo
Sátrapas de segundo orden o con otras características ya se estaban incubando -viendo fotografías se comprueba cómo prendía la ideología ultranacionalista- antes de que el sátrapa sanguinario llegara al poder en Alemania. El problema fue que la fuerza política más organizada y de masa no aprovechó -ahí se habla de la traición de los dirigentes- la circunstancia para evitar el acceso a los ultras. Y los disidentes -Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht- más radicalizados fueron fácilmente eliminados. En fin, un tema para ser explorado por quien guste conocer un poco cierto pasado que influyó tanto en la suerte de Europa y del mundo. Hoy también nos estamos jugando lo nuestro y parece que no nos enteramos.
EliminarMuy interesante esta entrada.
ResponderEliminarIntentaré conseguir el libro de la Revolución Alemana, porque creo que me trasladará hacia otro punto que me interesa, Aquí la II internacional y su disolución.
Un abrazo
Pero hay unos cuantos interesantes sobre el tema, ya lo creo, no digo que este sea el que más. El historiador Eric D. Weitz ´tiene publicado uno, "La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia", en Taurus, muy interesante porque habla de muchos ámbitos de la sociedad alemana de aquel tiempo. Luego hay muchos más sobre el huevo de la serpiente y la consolidación del III Reich. Es un tema apasionante del que se pueden sacar muchas conclusiones.
EliminarOk. Tomo nota. El tema me interesa.
EliminarGracias ¡
Puedo pasarte otros títulos si quieres. Y si no, también. Un abrazo.
EliminarMe has recordado que los comunistas salvaron el régimen de Charles de Gaulle en el mayo del 68.
ResponderEliminarTambién nos queda su visión de la justicia a través de "El Proceso"
Interesante observación, más cercana aunque no tan decisiva como la de 1918, la que haces. Sí, en El proceso está claro por dónde va Kafka. Esta vez me dejé atrapar por el texto de Haffner y me quedé meditando en los fracasos, en ese empujar y hacer demagogia, o no, y luego no querer asumir el poder. Aunque entiendo que aquellas circunstancias tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial fueron difíciles, y sin embargo fue la gran oportunidad de cambiar el rumbo desde una izquierda socialdemócrata. Así que posteriormente la desmovilización más la gran represión sanguinaria del Estado alemán tuvieron mucho que ver en el desarrollo posterior del nazismo y la adscripción de las masas -ay esa ceguera de la masa que lo paga caro- a la bestia.
EliminarNo sé. Tengo la impresión de que las sociedades han cambiado tanto en los 100 últimos años, que leer y analizar los pensamientos de ilustres de la época, ya no sirve mucho. Es como si de golpe quisiéramos jugar al Ajedrez con un tablero de 100 casillas en vez de las 64.
ResponderEliminarLo que tendremos que hace entonces -si hay curiosidad e interés- es trasladarnos a través de los soportes ad hoc (libros, filmes, documentación, etc.) y nuestro esfuerzo imaginativo a aquellas épocas. Siempre sirve conocer el pasado, y si no, al tiempo.
EliminarSive; por supuesto. Pero lo que no tengo tan claro es si las normas y la supuesta lógica del pasado, sean las mismas y por ende su aplicación sea acertada. Es solo un reflexión que me hago. Una duda.
EliminarAl pie de la letra nada se repite. En esencia, no es que se repita, es que la condición de la naturaleza humana sigue teniendo sus impulsos. Hay que descubrir cómo se adapta o aprovecha esa condición a los tiempos presentes. Los mismos procesos de transformación y adecuación del capitalismo son dignos de analizar; no en todo el mundo se manifiesta del mismo modo y en los mismos planos, ni siquiera, como ya se ve, necesita una democracia formal. Muchos han elegido la mentira aparente con nombre de democracia o sistema parlamentario, pero elegido a dedo, ya sabes. Complicado. También participo de tus dudas, Nox, también.
EliminarÉpoca conturbada e que abre a porta a várias perspectivas dos factos..Não tenho a certeza de que as sociedades mudaram...porque continuam a ser cometidos os mesmos erros.
ResponderEliminarInteressante como sempre.
Beijos e abraços
Marta
Hay situaciones y factores que han cambiado y otros que permanecen, sería complicado diferenciar, pero intento escuchar a los investigadores competentes de la historia.
EliminarMe parece un poco forzada ña interpretacion de ese paralelismo, qie el propio Hafner dice que tiene variacoones, sobre un cuento que no creo que tuviera intenciones profeticas. Creo que el cuento es mas universal y habla del enfrentamiento inutil contra el poder.
ResponderEliminarBueno, kafka tampoco parecia muy optimista.
Saludoss
Haffner sugiere que el cuento de K. viene como anillo al dedo para sacar conclusión moral de lo ocurrido en aquel período, y aunque no hubiera tono premonitorio -ve a saber- por parte de K. no le veo descaminado a Haffner. En fin, ve a saber.
EliminarCinco veces le he tenido que dar a "publicar", para que salga "pblicando"
ResponderEliminarEl esfuerzo siempre tiene su recompensa.
EliminarEs habitual encontrarse con el poder ejecutivo intentando invadir los otros poderes. Ultimamente en este país observo con cierta y preocupante frecuencia al poder judicial intentando invadir al ejecutivo y al legislativo, con el agravante de que las estructuras judiciales son mucho mas kafkianas y difíciles de controlar
ResponderEliminarSí. Franz Kafka sacaría mucho provecho de cuanto se instiga desde ciertos poderes. La misma pugna por constituir los altos tribunales del Estado da idea del enfrentamiento entre posiciones ideológicas y sobre todo por el control de esas instancias por los de siempre.
EliminarEs muy cierto lo que dices, Kafka está presente en el imaginario ilustrado colectivo, incluso entre quienes no le han leído, El proceso, la metamorfosis, el castillo... tienen imágenes muy poderosas como lo muestra este cuento y esta interpretación
ResponderEliminarNos guste o no, lo entendamos o no, porque somos tan lineales, Kafka está presente donde bien dices e incluso en nuestro propio interior. Solo falta que nos conectemos con él. Saludo, Joaquín.
ResponderEliminarInteresante. Noconocía el tema.
ResponderEliminarConfieso, con vergüenza, que todavía no he leído a Kafka, no sé el motivo, pero estoy en la intención de leerlo, aunque con mi carácter pesimista me da miedo afrontarlo...
No sé si es prudente lo que voy a decir, porque requiere muchas puntualizaciones, pero yo, sobre el terreno teorico-práctico, me pierdo bastante con el significante y el significado de socialdemocracia, porque veo que hay muchos políticos y gentes que se definen como socialdemócratas y después sus hechos y lo que apoyan los desmienten... Ahora la socialdemocracia es socioliberalismo (tengo la impresión de que siempre ha sido así, corrígeme si me equivoco)...
¿Qué diría Kafka sobre la "realidad" de estos tiempos y la forma de gestionarla por las diferentes fuerzas vivas y de acatar dicha gestión por los "sin fuerza"?
No puedo decir si Sebastián Haffner interpreta bien lo dicho por Kafka, pues no lo sé, pero es una foma más de dar una nueva, o vieja, no sé, perspectiva al tema y hacernos pensar ¡qué no es poco!
Abrazo
No podría responder si la socialdemocracia ha sido siempre social liberalismo, probablemente en las primeras etapas no, pero en fin nos tendríamos que remitir a otros tiempos en un tema denso y polémico.
EliminarHaffner utiliza solo un cuento por asociación de ideas que tiene él en su mente cuando repasa el período de la frustración alemana, es algo de motu propio, sospecho.
Kafka sería muy dual hoy día. Se debatiría entre los cambios profundos de las sociedades, desde un punto de vista, pero percibiría que cuestiones de fondo siguen sin resolverse. Probablemente criticase el exceso de tecnocracia y no sé cómo encajaría la dejación que hacen los individuos y la sociedad de sus derechos. Se me ocurre, no tengo por qué tener razón, tendré que volver a su obra, que hace tiempo que la tengo en un estante. Salud siempre.
Kafka és per tot arreu, perquè l'art té moltes interpretacions, i com més bo més interpretacions té.
ResponderEliminarLas expresiones artísticas suelen ser más abiertas de lo que parece a primera vista, sea un edificio, un cuadro o un relato. Tan abiertas y con tantas posibilidades que, por ejemplo, el mundo de los mitos griegos produce infinidad de versiones, y en otras culturas pasa igual. De ahí que nos convenga acercarnos a cualquier expresión creativa con talante abierto, capacidad receptora amplia y ganas de saber interpretar. Luego, somos muy libres para adscribirnos o no a modas, normas o estilos.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarKafka no termina de gustarme. Me deprime.
Salu2.
Pues entonces evítalo; no es cosa de dejarse afectar la mente.
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