Me veo de pronto desplegando el cuaderno, La herramienta tiembla al principio en mi mano. Sé que si es lápiz el error se subsana cómodamente. Si se trata de una pluma de palillero que hay que mojar en un tintero y conducirla con habilidad y pulso a la vertical del papel, es más arriesgado. De lo fácil he aprendido menos, me doy cuenta ahora. De fallos y errores, no obstante lo dolorosos que han sido, ha cabido esperar mayor conocimiento de las cosas. Quien dice cosas dice personas del entorno, conductas humanas, sistema de funcionamiento establecidos, tareas diversas, comportamientos para el saber estar. Las rabietas por manchar el cuaderno me condujeron a reiniciar la tarea una y mil veces. Había que romper el papel o incluso el cuaderno, y comenzar de nuevo. En esa reiniciación se ponía más cuidado. Si la suerte y el pulso se aliaban el resultado era satisfactorio. Se superaban las regañinas de padres o maestros. ¿Ha sido después todo de ese modo? ¿Cuántos comienzos no he tenido que reemprender a lo largo de los años? Mientras contemplo los cuadernos de caligrafía y redacción que aún tengo guardados trato de medir la distancia existente del aprendizaje inicial a lo transcurrido. ¿Sigo hoy aprendiendo? ¿Sigo adaptándome al error y la equivocación tratando de subsanarlos? ¿Lo consigo? Concluyo que mientras uno vive las posibilidades de aprendizaje se mantienen. No importa si el interés por muchas materias se ha reducido o la capacidad ha mermado. Pepito Grillo al acecho: pero tu tiempo es ya mínimo, me sopla al oído. Pepito Grillo siempre tan realista como demoledor.
(Fotografía de Frank Horvat)
Siempre estamos dándole al prueba/error, para obtener resultados que nos descubran ante el mundo como dignos de ser atendidos.
ResponderEliminarUn ejercicio continuo, pero ¿aprendemos de ello?
EliminarCreo que la capacidad de aprender tiene más que ver con actitudes que con edades. También pueden estar en juego algunas características psicológicas del individuo. Por poner un ejemplo: Difícilmente se puede extender la capacidad de aprender si se tiene un ego tan abultado que no admite una corrección. Tampoco lo tiene bien el que cree que ya lo sabe todo. Y de eso, hay abundancia.
EliminarTotalmente de acuerdo. Actitud, curiosidad y utilización de la propia capacidad. Por supuesto no todos coincidiríamos en el tipo de objeto de nuestros aprendizajes. Pero desde luego que el pedante, soberbio y dotado de un ego que ignora el mundo circundante lo tiene difícil.
EliminarMuy bueno. No sabemos si ese recomenzar una y otra vez nos libró de lo mal escrito, pero nos imprimió paciencia. Que le resultado de nuestros escritos sea lo que en nuenstar mente se plasmaba... eso ya es otra historia de escribientes.
ResponderEliminarUn abrazo
Por supuesto. Perdona, A., pero esto de los spam me trae loco, no había aparecido antes este comment.
Eliminar¿Sigo hoy aprendiendo?
ResponderEliminarDicen los que saben que uno se hace viejo cuando deja de aprender.
Ayer, sin ir más lejos, en la escuela de ajedrez, jugué una par de partidas con un crio de no más de seís años. Me ganó una e hicimos tablas en otra.
Me explicó el porqué de mi primer error y como no he de volverlo a repetir.
Al acabar las partidas nos dimos un abrazo.
Salut
Maravilloso ejemplo. Y no hay por qué morirse de vergüenza si otro nos desborda sea en un juego u otra actividad. Al contrario, aprender es aceptar. Y servirse de la información obtenida en ese momento. No te expongas a retarle de nuevo, por si acaso.
Eliminar... Creo que pienso como tú. Así pues, dejo un sí, a todos y cada uno de tus interrogantes... aún a pesar, de ese demoledor realismo, que nos acecha y acompaña, a lo largo de la vida.
ResponderEliminarBuendía, Fackel.
Me quito el complejo al comprobar que otros confesáis algo análogo (es un decir lo de complejo) Salud siempre.
EliminarTarea difícil vivir con acierto. Tarea ardua escribir algo que merezca la pena.
ResponderEliminarMuy interesante tu texto.
Un abrazo
Vivir continuamente con acierto más bien un imposible, salvo excepciones. Escribir lo que merezca la pena, a gusto de lo que uno quiera para sí mismo. Quédate con el sabio aforismo de Wallace Stevens.
EliminarComo bien dices, salvo algo que nos incapacite, seguimos aprendiendo hasta que morimos, al menos eso me machacaban en la universidad.
ResponderEliminarPues no fue mala conclusión machacante. Aunque no sé si quien lo dijera se refería a todos los órdenes de la vida o solo a las materias profesionales. Fíjate que algunos dicen que incluso debemos aprender a morir, pues es un capítulo -final e inevitable- que tendremos que escribir y convendría educar la mente para esa fase, ¿no?
EliminarFáckel:
ResponderEliminarahora ya no se produce ese problemas porque las últimas leyes educativas ponen cada vez más obstáculos a dictados y copiados. ¡Qué antigualla!
Los trabajos se hacen en el ordenador, en word, y así es más fácil el "corta y pega".
Ay, Señor, Señor.
Salu2.
Ya, ya, y yo me he adaptado desde mi vida laboral a ello. He recorrido gran parte del espectro de medios: el manual, que implicaba tanto el aprendizaje inicial como lo de tomar apuntes en la universidad, luego la máquina de escribir (que a su vez reclamó durante un tiempo un bello romance con ciclostil y multicopistas porque el amor loco siempre desafía las prohibiciones), la de tecleo manual primero y luego la eléctrica, después varios tipos de ordenadores, que traían consigo adaptación a los tiempos y nuevos programas informáticos que se iban sucediendo. Estoy muy contento de haber experimentado un numeroso y esforzado trasiego a través de los medios y la mente ha tenido que hacer ya a edad muy madura un enorme esfuerzo por hacer tabla rasa de sistemas de trabajo y adaptarse a lo in de lo in. Si alguna vez te toca trabajar con el sistema de software alemán SAP procura no perecer.
EliminarNo tengo ni idea del software SAP.
EliminarUna vez respondí en uno de esos formularios que periódicamente recibo a una pregunta sobre mi relación con las nuevas tecnologías: voy a remolque siempre. Las voy aceptando a regañadientes y algunos son buenas herramientas pero me superan y hay tantas que acaba uno saturado. Que si el kahoot, que si el genialy, que si el canva, que si el padlet, que si esto y lo otro. Dan ganas de mandarlo todo a la porra. ¡Coged un lápiz y un folio y dibujad y escribid!
Salu2.
Cierto, tienes razón, a mí me costó adaptarme, pero vi caer a muchos, pedir la cuenta, no querer saber nada de los nuevos tiempos tecnológicos. Ya vez.
EliminarMe reconozco. Gracias, siempre, a Pepito
ResponderEliminar¿Aunque a veces se pase un poco?
EliminarEl tiempo puede ser mínimo, pero la curiosidad nos puede.
ResponderEliminarUn saludo y que pases un buen día.
Pues es un aliciente que nos pueda y nos domine, incluso tiene su punto que nos desboquemos por ella.
EliminarDía de bochorno climático. De otros bochornos mejor no hablo pues algunos no se abochornan nunca del bochorno que producen creyéndose reyes del mambo.
Recuerdo aquel día en que me pasaron a la mesa de los mayores, el momento en que la maestra de mis primeras letras creyó oportuno que ya dejara el lápiz y comenzara con la plumilla y el tintero. Aquello fue duro: borrones inesperados y pinchazos con el compañero de pupitre, pues habíamos descubierto que además de escribir aquello servía para agredir al de al lado. Mi primer tatuaje accidental. ¡Qué tiempos!
ResponderEliminarAunque no sepa cuándo retomaré mi actividad bloguera, de vez en cuando paso para leer lo que cuentan otros y, como ocurre en este caso, dejar algún que otro comentario.
Un saludo.
Me das alegría saberte en el ámbito de los blogueros. Pasa cuando tengas ganas.
EliminarY ya que citas tu testimonio te diré que uno que yo viví fue que un compañero agredió a otro con el palillero cargado de un plumín y se lo clavó en la mejilla. No recuerdo si hubo expulsión o se taparía aquello, los tiempos eran propicios para taparlo todo.
Estamos sempre a aprender e reescrever, recomeçar faz com que a mente esteja activa, receptiva a mudanças, à busca de respostas...
ResponderEliminarNão guardei os meus cadernos, mas lembro-me do primeiro texto que escrevi para o blog.
Obrigada pela visita
Beijos e abraços
Marta
Entiendo que la mayoría no guarde su propia arqueología cultural, digamos, pero algunos, por circunstancias propicias hemos podido guardar ciertas cosas. Juguetes no y tebeos tampoco, era considerado más infantil y a superar.
EliminarMentre aprofitis el temps tan bé, en tens per molt. Jo crec que sí que te'n surts dels possibles errors.
ResponderEliminarA mi m'agrada d'escriure amb llapis o amb ploma, però no amb ploma "de palillero"!
Aquesta imatge la tinc de fons d'escriptori, a casa i a la feina, m'embadaleix!
Por supuesto, Helena, el palillero no lo conoce nadie de generaciones que vinieron detrás de la mía. Yo guardo algunos míos, pero sobre todo de mi padre que los utilizaba como oficinista en los oscuros años cuarenta y cincuenta. Y todo sería ponerse a comprar un tintero de tinta china, por ejemplo, y recuperar como ocio tranquilo una escritura y probar a ver qué tal va el pulso. Ah, el pulso, tan frágil en la infancia y tan quebrado ahora. Cualquier día me pongo al ejercicio. ¿Volverán los inevitables chapones? ¿Mantendré una caligrafía mínimamente legible? Ponerse a prueba: ¿tendré valor?
EliminarMe has hecho pensar plus ultra.
El escribiente chicotrans de la foto no ha aprendido nada, porque aunque cree que desde esa perspectiva puede ver los relieves del grueso papel y pasar la pluma por los valles, esta escrbiendo fuera de la libreta. O quizas esta a punto de caer dormido.
ResponderEliminarNunca sabrá si hizo bien haciendo el tránsito, porque no tiene vuelta atras. Y si vuelve, ya serà otro tiempo, no sera lo mismo. Asi que adelante.
No creo que aprendamos demasiado. Cusndo te traicionan, no fiarte mas de ese? O de ninguno? O de ninguno que se parezca? Que pereza tantas preguntas... hacer planes que no se cumplen?
Bastante hacemos con no desaprender lo sprendido
Si tienes oportunidsd, dile al perplejo, que aprenda a poner fechas en las entradas, a no ser que haya aprendido a no ponerlas
Saludosss fackrl
Ahora que observas bien la fotografía te diré que en efecto, había chicos que se ponían de esa guisa a escribir, pero eran reprendidos. Nos corregían si el cuerpo se ladeaba o caía, en parte porque no era una postura que condujera a una caligrafía decente y en parte porque la posturita daba la sensación de ser de tipo abúlico. Aunque yo creo que quien se ponía así era alguien creativo que concebía la escritura como mundo caótico de imágenes.
EliminarBastante hacemos con no desaprender...Pues si se trata de mantener lo aprendido y útil, maravilloso. Pero mucha información -pseudoinformación más bien- fue tendenciosa, manipuladora, de pensamiento único, y un verdadero aprendizaje de adulto es aprender a desaprender toda aquella mierda. ¿Has pensado alguna vez que un porcentaje elevadísimo, tal vez mayoritario, de imágenes que se dan como existentes no son más que oníricas, míticas o de ideologías ancestrales que nunca han servido sino para mantener un statu quo de sus defensores? Ya descubrieron en el XVII los Voltaire, Diderot, Holbach, etc. la gran mentira religiosa, peo en este país me parece que aún ha llegado poco de aquel empeño esforzado, de alto poder mental y liberador. ¿Cómo se puede vivir en un mundo de superestructuras plenas de engaño y falsedad?
No desaprendamos lo buenamente aprendido, aquello que nos condujo a pensar, analizar y decidir, por ejemplo. Para ello hay que desaprender lo que nos hicieron aprender para no servir para nada.
El perplejo debe vivir fuera del tiempo, debe ser por eso.
De aquellos fracasos e intentos con más o menos éxito, hemos aprendido algo, y cada día perseguimos afinar la mirada literaria y descubrir el secreto. Me refiero al secreto de la escritura que comunica un trozo de la vida para mostrarla más comprensible y luminosa. A algunos les sale muy bien, tú a veces lo consigues.
ResponderEliminarNo vas descaminada. Personalmente soy muy instintivo tanto en lectura como en escritura, y a la vez consciente de que es muy difícil descubrir secretos. ¿No será mejor proporcionar situaciones, literarias o no, para que cada cual las tome como herramientas para participar de los secretos? Creo que incluso el rol de la literatura poco puede competir hoy día con el de los medios de imagen, sonido e informática al que la masa está enganchada. En lo que sí creo, a la hora de leer, es que si quiero calidad debo buscarla, por eso hay que seleccionar, no leer cualquier cosa y más cuando uno no va a tener segunda vida y probablemente dificultades visuales y mentales antes de terminar la presente.
Eliminar¿Cómo darse cuenta que ya se es medianamente bueno en algo de lo que se intenta? ¿Cómo saber si ya se sabe escribir? Hace tantos años que me lo pregunto que cualquier respuesta tiene sabor a poco.
ResponderEliminarSaludos,
J.
¿Y hasta qué punto es válido tomar como referencia conceptos generales y relativos respecto al ejercicio de escribir? Creo que lo importante es practicar, sin creérnoslo demasiado. Que sea útil para uno mismo ya es mucho. Que dé satisfacción, que deje la puerta abierta para superar cada texto. Sin ningún otro fin que corregir chapones, enmendar planas propias, desarrugar cuadernos. Me has hecho pensar más allá, lo agradezco.
EliminarSeguimos (sigo) aprendiendo con la misma ilusión que el primer día.
ResponderEliminarDe Pepito Grillo, también.
Un placer leerte.
Buen comienzo de semana, Fackel
Pues que te acompañe también el desaprender de aquello sobrante y bloqueador. Buen comienzo siempre.
Eliminar¿Sigo hoy aprendiendo? El día que deje de conocer algo nuevo, antes de que la noche me envuelva en su manto tenebroso, el mañana dejará de tener aquel viejo significado (aún no descifrado).
ResponderEliminarMientras vivamos debemos sentirnos gratificados por nuestras vivencias. Todo, todo, mereció la pena. Naturalmente, hay muchos significados esperando que los descifremos, pero si no estamos ¡qué más da! Son, eran, fueron, algo tan personal y subjetivo, ¿no? Gracias, José L.
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