Me enseñan la foto y ya voy recordando a muchas de ellas. Ahí veo con su aire independiente a la Aina, sonrisa extra entre todas las sonrisas, mecánica de telares como pocas. Después nunca supe más de ella. Montse va detrás de la Antònia. Me la encontré en Orán y creo que nos dolió encontrarnos. Vivía con un comerciante francés. Tenía tantos o más lunares por todo su cuerpo que antes del exilio. No me dejó terminar de contárselos. Y es que el pasado siempre pesa en más de un sentido. De la Antònia, la intelectual, lo que me dijeron que le había sucedido no fue nada agradable. Pero quién sabe. Acaso sobrevivió y las informaciones fueran falsas. Era toda ella verbo y convicción. Si lo que planteaba hubiera sido posible qué mundo tan hermoso no habríamos conocido. Organizadora como nadie, sutil cuando era preciso y enérgica cuando se trataba de sujetar la estructura del grupo. Duele evocarla. No se rindió ni cuando podía salvarse. La Moriles, qué chistosa aquella andaluza que me tiró sin suerte los tejos en una fiesta de andaluces. Y yo para no desairarla dejándome llevar por ella no sé si a las alegrías o a las sevillanas, o lo que tocaran en el tablao. Mundo endiablado que no se detenía nunca. Como ella misma. ¿Qué sería de la Moriles? Si no me engaña mi ojo de cataratas veo un cuarto de cara de la Vasca, que no era vasca pero nadie sabe por qué la llamaban así. Puritana y de una rigidez mental que a veces daba miedo la Vasca quería que las cosas fueran como a ella se le antojaba y apenas cedía en lo que se consensuaba colectivamente. Su actitud no era buena para fomentar ideas y avanzar en la producción, por lo que no era apreciada en exceso. Alguien contó que después del fracaso andaba por el barrio chino vendiendo el placer de su escuálida carne. Nadie lo hubiera imaginado. La espigada es sin duda Silvia Moreu. Debió cambiar de rumbo ya antes del desastre. Enamorarse de uno del otro bando tuvo su acierto para ella. Si vive acaso lo haga todavía en algún pueblo de la misma comarca. Más atrás creo distinguir a la Gómez, rebelde entre las rebeldes, incapaz de soportar la disciplina. No me han jodido bastante los de antes para que ahora vosotros me hagáis pasar otra vez por las mismas, solía repetir. No sabían qué hacer con ella. A mí me asediaba, no sé si para que la apoyase en su virtud ácrata o con otras intenciones. Y yo guardando el tipo. Naturalmente nunca supo que di la cara por ella para que no tomasen medidas correctoras ni la mandaran con el máuser a lugares más arriesgados. A la que no veo en la imagen es a la Sentís, la contable, de la que alguien me dijo una vez que tenía un puesto de verduras en Poitiers. Quién iba a decir entonces lo que el caprichoso destino deparaba a cada una. El destino, al fin y al cabo, no consiste en otra cosa que en aceptar, resignarse y tirar para adelante expectantes ante la suerte, por si se puede mejorar. Si alguien me pregunta qué siento al ver la fotografía de la salida del trabajo de las compañeras no sabría bien qué responder. Trago alguna que otra lágrima. Entre todas las respuestas que podría dar se impone una. Y es que no me veo a este lado de la fotografía muchos años después. Que estoy allí mismo todavía, frente a ellas, entrando a mi turno. Cruzándonos. Me quedo con sus guiños cómplices y sus chanzas divertidas. Y casi recuerdo las mismas palabras cálidas que dirigían entonces al novato. Ahí te dejamos toda la nave para ti solo, Quimet. No te manches mucho el mono. El lunes más. Y se iban riendo hacia la diversión sabatina.
Muy interesante tu narración. Me ha llamado la atención la fotografía que la encabeza. La tengo muy vista y siempre me resulta sugerente y evocadora...
ResponderEliminarSaludos cordiales
A mí también me resulta así y, ya ves, hace que evoque. El caso es que no recuerdo el nombre del autor. Cordial.
EliminarSobre la fotografía te puedo decir alguna cosa. Es de 1938 y son mujeres que se estaban formando como conductoras en la academia del Sindicato de Transporte de la CNT.
EliminarForma parte del fondo gráfico del Diario ABC, pero no he encontrado el autor.
Imaginaba que era algo parecido, la vestimenta y la actitud me orientaban en una dirección. Gracias, Nox.
EliminarUn mundo perdido, una camaradería que los vientos de la derrota se llevaron lejos.
ResponderEliminarLos mundos perdidos también se reproducen -bajo otras coordenadas- y también se extinguen de nuevo. El acontecer, la dinámica, el universo social.
EliminarMe encanta que de una foto hayas imaginado a todas, con sus personalidades, y hasta a quien no sale en ella. Muy buen recuerdo, impostado, imagino.
ResponderEliminarAhí siguen las compañeras de fábrica, dando color a las jornadas largas y grises. Me hiciste recordar a las trece rosas. Un abrazo
Las fotos de entrada y/o salida de una fábrica siempre tienen características diferentes. Bueno, mejor dicho, la actitud del personal. La impostación también posee en cada individuo, más al escribir, elementos de transversalidad, como se dice ahora. Salud hacia el fin del año, A.
EliminarEn esa foto y en los detalles que nos das, casi englobas la variedad de formas que hay de andar por la vida. Cada una de esas mujeres pone el acento en algo, era su momento para trazar las líneas maestras de lo que deseaban vivir. Da gusto verlas, destilan lozanía, en la imagen y en tus palabras, una vida por delante, prueba y error en muchas ocasiones supongo, y desenlaces de lo más dispares.
ResponderEliminarBesos, en esta cálida mañana impropia del mes de diciembre.
Huy, tantas formas de andar y devenir hay por la vida, esas son así, podían haber sido de otra manera, como de otra manera variada es el desarrollo de las vidas. A medida que avanza el tiempo personal se amplía -¿o se reduce?- la perspectiva del pasado. Cada cual sabrá si amplía o reduce su capacidad de recordar, de valorar y de intentar interpretar lo vivido. Incluso lo que otros vivieron antes de nuestra existencia, y mira que es difícil, pero al escribir hay que soñar o al menos imaginar un poco. Sí, es una foto que transmite vida, pero no es fácil matizar. Yo la sitúo en tiempos difíciles y valorar aquellas vidas como las actuales no sería de recibo. Una mañana relativamente cálida, esa interpretación está en función de la percepción de cada cuerpo, oiga.
EliminarUna imagen sirve de elemento evocador y es capaz de generar historias como esta. La primera impresión al ver la foto fue de desconcierto: ¿Mujeres saliendo del trabajo? ¿Presas políticas en momentos de recreo? Cierta uniformidad si hay. Luego, la sonrisa de una de ellas limitó las opciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Me inclino por un lugar que no fuera la cárcel. En las cárceles franquistas las mujeres no iban con mono. Era un símbolo del obrero. Algo que odiaban los energúmenos. Así que he preferido mi elección. Saludo entrañable.
EliminarCayetabo: La academia del Sindicato de Transporte de la CNT. (1938)
EliminarVale.
Eliminar¿Imaginación?, o recuerdos personales de un tiempo que fue y ya no volverá. Chi lo sa.
ResponderEliminarSalut.
No vas descaminado: se superponen los tiempos, incluso los que uno ha vivido. Chi lo sá.
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ResponderEliminarSiempre muy buenos, tus monólogos interiores, Fackel. Con extraordinaria naturalidad y cargados de matices, se hacen sentir muy reales, muy íntimos y creíbles. Gracias por compartir. Egunon.
Eso pretendo: compartir. Que no implica obligar ni pensar como uno puede hacerlo. Gracias a ti, Soco, por perseverar en mis largos discursos.
EliminarExcelente relato. Toda fotografía tiene intención de presente continuo que nos asalta en el nuestro, cuando ya lo creíamos superado, sin duda.
ResponderEliminarNo solo la fotografía tiene esa intención, sino que se alía con nuestros propios recuerdos aunque sean posteriores.
EliminarPasa el tiempo y recuerda uno lo que le llenó de vida. Me da un poquito de envidia esa camaradería y la forma de contarla, ¡la has hecho tan real!
ResponderEliminar¡Feliz Año Fackel! Espero que traiga muchos de tus relatos. Un abrazo
Cuando se vierte la memoria propia con la que trasladan imágenes o comentarios de gentes del pasado todo es posible y válido para el aprendizaje de la vida. Buen 2022 también para ti, salud y mirada bondadosa.
EliminarCuanto más miro la fotografía, más me gusta el gesto y la resolución con la que se muestran esas mujeres, transmiten la alegría del que se esfuerza y ve los resultados, la energía del que se siente vivo.
ResponderEliminarTu texto como siempre una maravilla.
Saludos desde la niebla.
Tal vez somos optimistas con esa mirada que tenemos, Ángel. Yo siempre tengo reacciones contrastadas ante imágenes de otros tiempos. Y me pregunto tantas cosas...Saludos con el sol que sigue a la niebla densa de la mañana.
EliminarFáckel:
ResponderEliminartodas merecieron un lugar y un momento mejor.
Salu2.
Sin duda, pero quedaron atrapadas en una zona de la historia que no prosperó.
EliminarMagnífico relato, Fackel, siempre es un placer venir a tu casa a leerte.
ResponderEliminarLa fotografía me encanta.
Te deseo una feliz entrada de año.
Un abrazo.
Bien por leer la entrada, Rita. Las fotografías siempre son fuente de inspiración. ¿De inspiración? De reflexión, de observación, de sacar conclusiones. Te lo deseo a ti también. Salud.
EliminarUn excelente relato sobre la personalidad, el camino y el destino (¿posibles?) de las protagonistas de la foto; el relato y el relator se hacen parte de la foto, y ésta se hace parte del relato. Una comunión entre lo real y lo imaginario que ha dado como resultado este relato, que como todos los tuyos, es magnífico...
ResponderEliminar¿Sabes? Tus relatos me enriquecen mucho, pues a través de las pistas que introduces en ellos sobre historia, sobre arte, sobre costumbres, etc., me llevas a parajes del conocimiento que desconocía... Así que gracias...
Abrazo
Me parece que en esto del blog apenas soy un intermediario. Me ha interesado lo que dices del relato y el relator respecto a la fotografía. Sin duda al ver ciertas fotografías acaso proyectamos algún elemento de nuestra vida, ¿no?
EliminarIndependientemente del contenido de la publicación, compuesta por un texto súper interesante que elogia, HOY, solo paso, para desear un FELIZ AÑO NUEVO 2022, extendido a su familia.
ResponderEliminar.
Crementos poéticos y ensoñaciones
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Pues que se cumpla para todo ese deseo sobre 2022, Rykardo. Saludo.
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