Eh, chamaco, no tengas miedo, acércate. No lo tengo. ¿Ya pasaste la edad de la punzada? Sí, de sobra. No tengas miedo, no nos comemos a nadie. No, señora, no es eso. ¿No has estado nunca con una mujer? Ya ves que no, Mina, por la manera de reaccionar el chico se nota que anda perdido. Déjalo, si no quiere es que no quiere. Seguro que quiere. ¿A que quieres? No sé. Déjale, ya vendrá cuando esté más seguro. ¿Te asustas de nosotras? No, señora. ¿No nos ves normales? Sí, señora, pero...Vaya con el pinche, ya te veo que de sincero nada. Hay una chica más joven, no lleva mucho tiempo, pero esa te enseñaría poco. ¿La prefieres? No sé, nunca he sabido. Que no le insistas tanto, que a la fuerza nada, Mina. Anda ve por la vereda, chavo, que hoy no es tu día de estrenarte. Pero es que...¿Es que qué? Si no pruebas no sabes. Si no sabes harás el ridículo entre tus amigos. El ridículo te marcará y los otros pensarán que...¿O te has creído lo que te contaron del pecado? Yo entiendo que no quieras pecar, pero aquí uno no peca, aquí uno se pone a rodar. Míralo de ese modo, chavo. Además esto te conviene para ser un esposo hábil y comprensivo algún día. ¿O cómo crees que empezó tu padre? Deje de lado a mi padre, señora. No te me pongas bravo, cuate. Dejado está, no vaya a ser que lo conozca. ¿Te avienes o no te avienes? Es que no me llegan los pesos. ¿Andas apretado? Todos con la misma historia. Eso se arregla. Tú nos dices de lo que dispones y nosotras te proporcionamos el artículo a la medida. Pero, ¿y la otra? ¿La otra? Mira que sois torpes los novatos. ¿Quién enseña más? ¿La maestra de toda la vida o la novicia? No se me enfade, señora, pero es que preferiría a la chava. Me han dicho...¿Cómo puedes querer lo que no ves? ¿Solo por lo que otros te dicen? La imagino, señora. Además es flaca, no te iría, se te escurriría de tan poca chicha que la sostiene. Eso no me importa. Yo tampoco soy sólido. Vaya, qué lengua de gachupín tan exquisita tiene nuestro invitado. Se te ve más animado. ¿Te vas a decidir o no? Puede. ¿Puede o sí? Pero solo con la nueva. Bueno, te diremos un secreto, la nueva no es tan nueva, pero te saldrá el servicio más caro. ¿Cómo cuánto? Ah, eso es también secreto. Hay costes que solo se pueden decir de puertas para adentro. Entonces no, mejor lo dejo para otro día. Cagón, quien no arriesga no sabe lo que es gloria. Piense lo que quiera. ¿Qué vas a contar a los amigos, que andan por ahí lucidos y desvirgados? No tienen por qué saber. En este pueblo todo se sabe, pero eso sí, nosotras somos la discreción cartuja. El buen merecer del cliente es lo primero. Y el convento siempre está abierto a nuevas vocaciones. Cerremos el trato. Miren que...¿Todavía un qué? Mina, déjalo, ya vendrá otro día. Yo me llamo Rosalía, y esta...Sí, ya sé. Aquí estaremos para hacer a otros felices, aunque nos llamen las diablas. Que tu inocencia te proteja.
(Fotografía de Henri Cartier-Bresson. Calle Cuauhtemoctzin. Ciudad de México. 1934)
Genial. Me ha gustado mucho leerlo.
ResponderEliminarY pensar, que bastantes años mas tarde que la foto, yo vivía en otro mundo... tan distinto... tan irreal... O no?...
Todos hemos vivido en otros mundo, digamos simplemente que diferentes. Esta fotografía siempre me causó impacto. Me he tomado la libertad de interpretarla con arreglo a lo imaginario.
Eliminar.¿Cómo puedes querer lo que no ves? ¿Solo por lo que otros te dicen?
ResponderEliminarEsta es la clave de todo lo que nos sucede.
Nosotros creemos, soñamos, pensamos muchas veces por lo que los otros dicen.
Aquí, en esta Cataluña, hubo una señora que cobraba 96.000 euros anuales, consellera de una de las tantas conselleríes, que se atrevió a decirnos que: "Amb la república sereu més feliçes". Si, tal como suena, e hizo soñar a una pléyade de personas que la felicidad no era una sanidad mejor, una jubilación acorde con el sacrificio realizado, una vejez acompañada por el estado, unos servicios sociales impolutos, no, sólo que la felicidad, nuestra felicidad, la catalana, sería mucho más grande con una hipotética república, por el mero hecho de ser esta una república y no una monarquía parlamentaria.
Y me pregunto lo de las Diablas: .¿Cómo puedes querer lo que no ves? ¿Solo por lo que otros te dicen?
De donde deduzco que lo que dicen en un texto de esos proféticos que ve a saber quién lo escribió realmente, y que se pone en boca de otro profeta, cuya existencia es dudosa, pero la frase me gusta. Algo así como que las mujeres dadas al lenocinio nos precederían en el reino de los cielos.
EliminarLa primera vez que vi esa foto fue en la portada de un libro: Izas, rabizas y colipoterras, del monotemático señor Cela. El fornicio de pago. Siempre existió eso de la primera vez, sobre todo en otras épocas.
ResponderEliminarUn saludo.
Una fotografía tan expresiva sirve para cualquier representación literaria. En sí misma es literatura pura. Cartier-Bresson lo comprendió al instante. Y hasta no hace muchos años, una imagen análoga e incluso algo del texto adjunto tenían lugar en ciertas calles de las partes viejas de nuestras ciudades. Saludo.
EliminarTe das mucha maña para manejar el mejicano. Yo no es que sepa mucho , pero por lo que parece, suena muy bien. Me ha llamado mucho la atención.
ResponderEliminarSaludoss.
Nada, ahí solo cuatro palabrejas solamente. Recuerdo cuando descubrí a un autor mejicano hace unos cuantos años, Jorge Ibargüengoitia, y me cautivaron mucho sus novelas, pero reconozco que alguna de ellas en especial tendría que releerla con un Diccionario de mexicanismos al lado, porque era dura en jerga. Ese autor era cosa fina pero el destino fatal se cruzó en su camino y nos privó de un autor que podría haber estado entre los mejores. Pero tomó el vuelo de un Boeing 747 de París a Madrid que se estrelló en Mejorada del Campo en 1983.
EliminarFackel, impresiona el retrato de "las diablas" y el texto queda a la altura, magníficos ambos. Como comenta Gabiliante, te manejas bien con los dejes mejicanos, llegue a pensar que habrías vivido por allí.
ResponderEliminarUn saludo.
Simplemente fue divertido tratar el tema, que, por cierto, tendrá características análogas en cualquier rincón del planeta. Gracias, Ángel.
EliminarUn texto a la altura de la imagen, trastocando la eventual realidad en ficción a puro arte.
ResponderEliminarUna imagen tan significativa...¿Cómo percibes tú a esas mujeres?
EliminarDiabólicas
EliminarO haciéndose las diabólicas
EliminarLos años no perdonan que sus cuerpos se ajen.
EliminarAh, y el oficio era un plus en cuanto al envejecimiento. ¿Precederían ellas a tantos beatos en el reino prometido?
EliminarQué mala sangre la de la prostituta, me imagino que mirará por su negocio, porque hablarle de que si no se estrena hará el ridículo con sus amigos, insinuarle que su padre seguro que es cliente etc me parece maltratar y querer aprovecharse del chico. ¿Ficción? Recuerdo haber leído que a finales del XIX principios del XX buscarse los servicios de una prostituta se consideraba todavía pura cuestión de higiene, de desahogo físico. La foto veo que es de 1934.En fin, que te leo y doy gracias que los chicos de hoy para iniciarse en el sexo no tienen que pasar por semejantes canalladas, al menos en nuestras latitudes. Luego está la alusión a la nueva delgadita, probablemente todavía una niña o muy jovencita, lo que hoy llamamos prostitución infantil, eso, desgraciadamente no forma parte del pasado. Hace unos días veía un programa de una zona fronteriza en el amazonas donde la drogadicción y la prostitución de chicas jovencísimas (niñas?) estaba a la orden del día. Espeluznante el relato.
ResponderEliminarEsa alusión no iba por ahí, pero claro la interpretación puede ser lo que uno quiera también leer. Probablemente en todas las épocas, y en función de la miseria y de los que fomentaban el negocio a más de clientelas variadas de machos sedientos han potenciado el tráfico de cualquier edad, cuando no la esclavitud sexual impune, y no creo que se libre de ello ningún país ni cultura. Sin ir más lejos, recuerda el caso en el siglo pasado de las tropas japonesas en Corea y China, permitido y fomentado desde los mismos invasores. Pero el narrador no ha ido tanto (o nada) al tema en su profundidad como a la anécdota superficial.
EliminarNo, claro, eso tienen los buenos relatos que dan pie a diferentes lecturas. Y es verdad, otra vez te tengo que dar la razón, el problema de la esclavitud sexual y la prostitución infantil no es un problema de los países pobres y sin embargo este es junto con la falta de educación y perspectivas uno de los factores principales. Hoy en día, muchos de los niños prostituidos son vendidos por sus mismos padres, niños y niñas. Pero bueno ese es otro tema al que yo llegué con tu relato por la alusión a la flaca y por la fotografía y las mujeres que muestra, que tienen, según me parece a mí rasgos de mujeres de los pueblos originarios, o quizás es sea esto, otra vez, interpretación mía. El chico es en cualquier caso un gachupín, que aunque sea una manera despectiva que tenían entonces a los españoles (lo sé por Valle-Inclán) de llamar a los españoles, lo pone en una jerarquía social / racial (????) otro color de piel , vamos a decir, distinta a la de las damas de la imagen. Yo no creo en razas ni en superioridades de ningún tipo pero desgraciadamente en Latinoamérica esas distinciones todavía se hacen. El blanco es el blanco. Pero lo dicho, eso es lo que yo veo y leo que nada tiene que ver con tu intención como autor. Y me repito es un texto estupendo porque también muestra indirectamente todo eso.
EliminarYa sabes que el grito de la independencia mejicana era el de ¡mueran los gachupines!, por supuesto refiriéndose a los colonos españoles. Esos me enseñaron en Historia de América en su día. Pero en el relato se ve que la mujer lo tiene metido, no tanto el muer como el gachupín, y mira le salió del alma en cuanto a utilización más exquisita por parte del chico. Educado que era. Agradezco tus precisiones, yo tampoco creo en razas ni supremacismos, y hoy si se alientan reacciones en Hispanoamérica es por la puñetera manipulación política, tipo López Obrador ahora, con lo que deduzco que copian y pegan comportamientos políticos europeos, es decir, no aportan nada rompedor hoy día. Mira cómo no les interesa meterse con los USA, que probablemente les han incordiado más tras la salida de los españoles. Pero me da igual.
EliminarTe ha quedado muy realista el
ResponderEliminardiálogo. Un ritual de iniciación en toda regla. Ellas creen que el chico precisa experiencia y que le enseñen. Él... estar con alguien que le guste. ¿Quién tiene razón? Ambos. Cada parte tiene su razón. Muy natural el diálogo.
Interesante ejercicio de estilo con mexicanismos. Un tema antiguo como el mundo.
Abrazos
Pues más bien el relato va por ahí. Al menos en la perspectiva de otro tiempo pasado. Iniciación ritual, competitividad entre machos jóvenes, la tentación, el deseo en bruto. Con matices. Una mujer que intenta frenar la presión de la otra. El chavo que ni sabe si quiere ni si se atreve ni si peca ni si va a quedar en entredicho ante sus amigos...Por supuesto todo eso podría desarrollarse más ampliamente, pero no era el caso, y seguro que otros lo han hecho. Cada parte no sé si tiene razón o simplemente mantienen posiciones de interés o de necesidad, pero claro ahí hay sus razones. Y más por supuesto con esto no se quiere decir que todos los hombres ni antes ni ahora recorran tales rituales. En el mundo rural, según me han contado, se hacían otras cosas en otras épocas.
EliminarUn juego de redacción, sin mayores pretensiones. Salutem, Ana.
A eterna questão: falar do que não se vê e fazer juízos de valor imediatamente...Julga-se, ignora-se a história por detrás do sorriso e dos comentários...
ResponderEliminarE nem todos os homens seguem este ritual...
Como sempre interessante...
Beijos e abraços
Marta
Por supuesto que no. Todo lo humano tiene sus generalidades, sus excepciones y hay que saber valorarlas. Es un cuento como otro cualquiera, no pretendía más y menos entrar en cuestiones supuestamente morales. Obrigado, Marta.
EliminarAdemás de la narración me ha gustado mucho el dominio que tienes de expresiones peculiarmente latinoamericanas... Te felicito. Tu texto me ha transportado a algunos de aquellos países que he tenido la fortuna de visitar.
ResponderEliminarUn abrazo
Son cuatro palabras y expresiones, no tienen mayor valor, Luis. Me resultaba apropiado y divertido en un texto corto.
EliminarA mi me da por pensar que el "chamaco" era más "largo" de lo que se esmeraba en aparentar. Se hacía el pajarillo, si. Pero está claro donde quería hincar el pico. No se atrevió a ser mas directo con la señora, a la que seguro le hubiera dicho:
ResponderEliminar—Señora, métase Vd. la experiencia en el armario de la cocina, que la "chava" y yo, nos espabilamos. Seguro que le encuentro en algún rincón "el manual de instrucciones"
Mira que me has hecho reír. Eres la leche. Yo también creo que por ahí iba el chavo, pero la alcahueta o quería sacar más pesos o quería sacar rendimiento en especie al hombre.
EliminarMuy persuasivas esa mujeres, las diablas.
ResponderEliminarNo se decidió pero probablemente vuelva otro día.
Bien contado.
No serían persuasivas con eficacia si no se llevaron el gato al agua. Saludo.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarbuena labia tienen las señoras, vaya que sí. Si el mozo se queda un rato más, acabarán convenciéndolo.
Salu2.
En el fondo creo que se repelen mutuamente.
EliminarRecuerdo la primera vez que pasé por la calle Padilla de Valladolid, cuando era el lugar en el que las autoridades puritanas del franquismo tardío permitían la existencia de lo que estaba prohibido. Sentí ese no sé. Caí en la calle por error, sin saber dónde me metía. Yo, que estoy en contra de la prostitución, no soy capaz de juzgar a los que la ejercen.
ResponderEliminarYo tampoco, hermano. En calles próximas y transversales con esa había otros bares donde las mujeres dedicadas al asunto salían a la puerta. El franquismo, que prohibía todas las libertades cívicas, políticas y humanas, siempre toleró antros y lugares, tal vez porque los primeros puteros eran los del propio régimen y la institución beata que lo apoyaba.
EliminarMe has metido en el relato, en ese no saber por qué no se marcha hasta descubrir que lo que quiere es irse con la flaca, que tal vez espera que asome, que ella lo elija a él...Tal vez sólo verla por saber si merece la pena dejarle su dinero, ése que no le sobra.
ResponderEliminarLa frescura del diálogo de las diablas, una "la buena" otra la "retadora" me ha parecido genial.
Me ha encantado pasarme y encontrarlo.
Un abrazo Fackel
Todo en esta vida es una representación. Desde lo más ínfimo a lo más sublime. Tal vez ambos términos sean un fiasco. Conviene ver las cosas en un plano relativo y escéptico. Se goza más, se comprende mejor. La imaginación ayuda. Me alegro de que el relato te haya llevado, Loles.
EliminarInquietante relato tanto como la fotografía que me parece brutal.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un placer siempre leerte.
Abrazos.
Los mundo oscuros guardan muchos secretos de la naturaleza humana, Rita. No son mundos accesibles y por lo tanto muy incomprendidos. Salud.
EliminarFins i tot el gran Margarit va anar amb una prostuituta de molt jove, i no se n'amagava a un llibre autobiogràfic. I Kafka també ho va fer. La meva mare sempre diu que els homes, si hi ha menjar, mengen. A mi em passa al revés, fujo com gat escaldat de qualsevol possibilitat en aquest sentit!
ResponderEliminarÉs molt potent aquesta entrada!
Ya que citas a un autor, te cito a otro. Marcel Schwob (1867-19059, cuya lectura te recomiendo, escribe divinamente. Una obra suya se titula "El Libro de Monelle", sobre un amor intenso si bien oscuro, que dirían otros.
EliminarBuen domingo, Helena.