"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 25 de mayo de 2021

Para morirse de risa o Saben aquel que diu...? (Presencia de Juan Muñoz en Oporto)

 



La escultura de Juan Muñoz en el Parque Joao Chagas de Oporto se presta a que el espectador sea contagiado por los reidores. Estos, que no tienen nada de estático, no obstante estar constituidos de duro metal, transmiten calidez locuela. El bueno de Eugenio habría dicho automáticamente: Saben aquel que diu...? Pero la risa no responde siempre a un chiste. O acaso es que la vida es un chiste e incita a tomarla a chufla en muchas circunstancias y oportunidades. La risa es una actitud contradictoria. Responde a estímulos instintivos, independientemente de cómo piense, crea o actúe cada individuo. ¿Son iguales esos cuatro? Solo en un aspecto se sienten igualados o, mejor dicho, vinculados: en que algún hecho o dicho hilarante para su mentalidad les hace desternillarse. Uno puede ser budista, otro musulmán, otro cristiano, otro ateo. Probablemente haya muchas cosas que por separado les causase risa pero que en grupo no osarían mofarse, por respeto o miedo al otro. Mas seguro que cuando coinciden en reír al unísono y espontáneamente es porque hay algo -de sus vidas, de otros, de una situación que a todos ellos les afecta graciosamente, de las  paradojas e ironías del groso vivir-  que supera sus creencias y culturas para sentirse unidos por la risotada. Transcendidos por la risa. La risa de verdad no es superficial nunca (la risa falsa o hipócrita es otro tema) El individuo, cuando ríe, está cuestionando de alguna manera algún aspecto de la vida. Reír en conjunto es acaso una forma de diálogo que supera a las palabras. Hay como una especie de consenso en la risa colectiva que posteriormente al tratar asuntos denominados serios se rompe o no se invoca. La risa es el indicativo de las contradicciones humanas. O, mejor dicho, de la percepción sincera de alguna de esas contradicciones. Al comulgar con la risa un grupo de personas dispares en pensamientos y actos está llevando sus argumentarios respectivos sobre la existencia a un plano meta coloquial, digamos. Reconocerse en instintos es racional. Incluso a veces hay que reír a lo loco. Estallar en carcajadas estruendosas pero que nadie puede tachar de insinceras. 

Los cuatro de Juan Muñoz en Oporto -cuánto nos divirtió a mis acompañantes y a mí su hallazgo-  hacen algo más que reír desaforadamente (obsérvese el que cae por las gradas...¿o es tirado? ¿o esa broma pesada es el objeto de la risa desmesurada?) Rompen el paisaje escultórico riguroso e historicista que suelen cundir por las ciudades, al menos desde el siglo XIX. Gracias al escultor. Un conjunto en bronce que se deja a la libre interpretación e inteligencia humorística de cada paseante. Un conjunto como este habría sido un logro en una plaza principal de cada ciudad. Demasiadas esculturas con gravedad cuando no tragedia, épica o prestancia pululan por urbes y pueblos para no decir nada de provecho ni a los ciudadanos ni a los visitantes.


(Juan Muñoz. Madrid, 1953 - Ibiza, 2001. Vi el otro día un programa de Imprescindibles sobre su obra. Adjunto enlace)





20 comentarios:

  1. Se ve que se lo están pasando muy bien.
    Hago una reflexión sobre la risa, no sé si compartida:
    Partirse el espinazo riendo a mandíbula batiente suele darse en situaciones absurdas o inesperadas y con públicos poco exigentes. Basta un tropezón o un tartazo de merengue en toda la cara para provocarlo. No hay que elaborar mentalmente nada. Es espontáneo y simple. La mayoría de los televidentes ríen más las ocurrencias de Los Morancos o de Lina Morgan que las de los Marx Brother o las de los Monty Python. En el humor fino -más elaborado o inteligente-, el de doble o triple sentido, como el de Les Luthiers, abunda más la sonrisa y la risa comedida. Tal vez se deba a que su público sea menos ruidoso o más educado, salvo alguno que siempre destaca del público en general y da la nota, partiéndose la caja unilateralmente, momento que aprovecha (aprovechaba) Marcos Mundstock para interrumpir su lectura disparatada sobre Johann Sebastian Mastropiero y decir: al salir, pásese por caja y le daremos lo convenido. O algo similar.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una reflexión interesante, pero centrada en la risa como dependiente de un espectáculo. Lo comparto, por supuesto. Me has hecho pensar que uno de niño se reía hasta romperse con las ocurrencias del gordo y el flaco o Charlot, y que la parte ingeniosa de aquellos gags aún nos hacen reír de mayores. Pero luego está la risa de calle, de familia, de situación cotidiana, más o menos espontánea, y esa es más difícil de escudriñar, y no me refiero a contar chistes, algo que ahora aborrezco porque no les hay muy brillantes que digamos, sino a aquella risa que surge de percibir contrastes, o relatos de situaciones alocadas, pero es complejo, porque lo que produce risa a unos tal vez a otros en absoluto. La risa no significa acuerdo general. Las películas interesantes suelen hacerse eco de ello.

      Eliminar
  2. Vi también el documental que Imprescindibles le dedicó. Su obra me ha provocado siempre la reflexión. Diferente, incisivo y con un mundo propio. Seguirá actual durante mucho tiempo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al explicarse en las imágenes que aparecen en el programa me interesó no solo lo que decía sino cómo lo decía y lo vivía (lo meditaba y concluía, siempre abierto al avance)

      Eliminar
    2. En eso también se notaba que era un artista claramente reflexivo y con mucho que aportar al mundo.

      Eliminar
    3. Sí, una lástima su pérdida.

      Eliminar
  3. Interesante escultura. La risa muchas veces surge sin motivo aparente. Lo noto cuando veo a adolescentes en el metro de entre 14 y 17 años riendo sin parar por cualquier cosa. Es algo necesario.

    Muy bonita la escultura. Buscaré el programa dedicado al autor de "Imprescibdibles".

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto que es un mecanismo psicofisiológico, supongo, que cumple funciones varias. El modo aparentemente reflejo como se desata no excluye otros significados. Cuando uno salta a carcajada es porque hay una serie de conceptos, hechos o situaciones que tiene dentro de su cerebro ya muy asumidas y no necesita racionalizar para dar rienda suelta al escape de la risa. Implica también acuerdo con el grupo cuando la risa se produce como tal. ¿Y cuando uno se ríe a solas? Es muy interesante.

      Este escultor fue muy importante, tuvo la desgracia de que un aneurisma le llevó con apenas cuarenta y ocho años. Era muy maduro, muy reflexivo, con formación allende nuestras fronteras. Y para más riqueza estuvo casado con Cristina Iglesias, una de las escultoras más importantes del presente. No dejes de ver Imprescindibles.

      Eliminar
  4. Estátuas interessantes cujo objectivo é exactamente esse: aguçar a curiosidade, a interpretação. Podem ser apenas bons amigos a gozar o fim da tarde, a contar anedotas, a brindar ao sucesso de um deles ou a planear uma viagem e o destino sugerido ser absurdo.
    Ou como uma tia minha dizia, dar uma risada do nada e rir apenas pelo prazer de rir.
    Beijos e abraços
    Marta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada que añadir por mi parte, Marta. Tal como dices tú o decía tu tía. Sí, añadiré algo del clásico: ríe quien sabe, sobre todo, no solo el que puede.

      Eliminar

  5. Por la risa y la sonrisa, la mejor terapia contra penas, disgustos y pesares, en todo tiempo y lugar. Venga!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre que te dejen las circunstancias y los circundantes, oiga.

      Eliminar
  6. Desde luego la risa en buena para despejarse y borrar los problemas aunque sea solo un instante.
    En cuanto a las esculturas, a ellas se las ve en buena forma, nosotros quizá no tanto. Se reirán de nuestros problemas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un enfoque acertado, Ángel, fácil que se rían de nuestras cuitas e intereses y de cómo los afrontamos o nos rendimos ante ellos.

      Eliminar
  7. Baudelaire deia que riem per superioritat, davant de la persona que cau perquè ha relliscat amb una pell de plàtan, per això la persona sàbia no vol riure mai. Recordo una vegada que em vaig enganxar un dit amb els batents d'una finestra i a una persona que hi havia allà al costat això el va fer riure. La malícia que li vaig trobar em va fer pensar en Baudelaire.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Reír por superioridad...sí, hay gente que se cree superior, pero no siempre la risa, incluso ante una caída o un desliz, es superioridad. Es que las circunstancias son objetivamente hilarantes y es inevitable la risa. Creo que la risa desdramatiza, aunque hay risas tontas, risas de mal chiste, risas de género, no te cuento, pero es evidente que una risa colectiva no siempre es compartida. Yo cada vez rio menos en público y me reservo para mi propia soledad, ahí me rio de mi mismo un montón.

      Eliminar
  8. Fáckel:
    tengo una foto junto a uno de esos "rientes". No tenía ni idea de quién era el autor. Gracias.
    No tengo ni idea de si habrá algún estudio sobre estatuas "rientes", porque no recuerdo muchas, pero son unas estatuas que producen alegría y la alegría siempre es buena.
    La única risa que no me gusta es la que se mofa de la gente.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El conjunto a nosotros nos causó sorpresa primero, confusión después y al final complicidad.

      La risa hija de la mofa puede ser insulto o agresión, y mira que la hay, pero todo hay que medirlo y no podemos convertirnos en conspiranoicos de las conductas perversas. En realidad muchas veces cuando nos reímos de lo que hacen otros es como si delegáramos en risa de nosotros mismos, porque quien más o quien menos con sus comportamientos produce situaciones hilarantes, es decir que tú te ríes de otro pero a la vez ese otro va a ser antes o después tú mismo. ¿Hay alguien libre de error, por ejemplo?

      Eliminar