Carta del esclavo culto Heraclio de Naxos a su amigo Téros, empleado en Praeneste.
"Han traído un nuevo hemisferium al foro. No sé para qué quiere saber las horas la gente acomodada que va a reunirse allí. Si todas las horas son suyas por nacer en buena cuna o por robárselas a otros. Si sus retrasos se los perdonan a sí mismos. Cuando no llegan a tiempo la culpa nos la echan a los esclavos. Precisamente a los que ya tenemos el tiempo menguado. Las horas verdaderas, las sufrientes, son las nuestras. Horas oscuras, horas vendidas. No nacimos para disfrutarlas sino para padecerlas. ¿No está clara la diferencia? Siempre dispuestos a servir a los amos. Siempre atentos a sus mandatos. En guardia ante sus caprichos. ¿Y qué nos conceden a cambio?
Algunos de ellos son diligentes y toman la iniciativa sin abusar de nuestro trabajo. Pero otros parece que necesitan que estemos detrás, como su sombra, para organizarles la jornada, proporcionarles servicios, satisfacer sus demandas. Sin que intervengamos en sus negocios ni en sus decisiones. Exigiendo que seamos reservados y prudentes. Guardianes de los secretos ajenos. Ni ver ni oír ni hablar es la norma. Y por si no fuera suficiente ahí queda la tropelía de algunos señores que utilizan a sus esclavos para que estén día y noche vigilantes de las horas, a la intemperie incluso. Rendidos a cualquier ocurrencia o antojo de los señores.
Pero nada nuevo te digo y agradezco aceptes mis desahogos. Difícil ir contra las dos condiciones de hombres que existen, como viene siendo desde siempre. A nosotros nos ha tocado en la que estamos. ¿Se puede hacer otra cosa? Como mucho esperar. Tantos hermanos de infortunio han intentando alguna vez rebelarse. sin éxito. Así que he ido renunciando a muchas intenciones. Me di cuenta de que ciertas ideas eran peligrosas para mi propia supervivencia. No obstante, ¿cómo ocultar que me produce envidia y odio no pertenecer a la clase de los hombres libres? Sí, tengo celo y rencor de esa gente que tiene poder y riqueza, la mayor de la cual es disponer con libertad de su tiempo. No acabo de asumir del todo mi condición aunque a mi edad debería resignarme. Me queda una suerte de resistencia íntima, acaso inútil. Pero por otra parte no debería quejarme como aquellos que se hallan en peores condiciones y son tratados con infame desconsideración. He tenido fortuna hasta el momento, pues hay personas inteligentes en el mundo de los ricos. Con un carácter firme y exigente, sí, pero también con visión y conocimientos. Incluso con actitud emprendedora. Receptivos al criterio ajeno. Audaces al valorar y tomar en consideración propuestas sugeridas por sus esclavos.
Dirás que sigo manteniendo las mismas quejas que cuando me conociste, Téros. Sin embargo puedes comprobar que ya no soy aquel disparatado joven que solo apreciaba su vida si lograba superarla. Arriesgando en el intento. El tiempo, que en realidad es decir tanto como lo vivido, me ha templado. Y aunque nunca he abandonado la idea de ser otro el cansancio ha hecho que perdiera la aspiración colectiva de todas las ilusiones emancipadoras. Creo que me comprenderás.
En lo que concierne al presente mi amo, que es de esa clase de pudientes que no hacen ostentación de sus bienes, me ha consultado con frecuencia, pidiendo máxima discreción, acerca de tomar decisiones en su vida privada o en sus comercios. No por eso se le debe calificar como pusilánime o inseguro. Más bien es precavido y sabe que mi vida ha estado repleta de azares y dificultades, y que ello me ha proporcionado saberes. Él gusta de utilizar también mis saberes. Yo le respondo con satisfacción cuando departe conmigo sobre algún tema que le confunde. Le indico, le discuto, le sugiero salidas. Que tengamos discrepancias al debatir un problema que es de su interés resulta fructífero. En esos momentos no me considera esclavo sino amigo. Eres mi consejero secreto, Heraclio, me dice con frecuencia. Como me tome la libertad de replicar que me siento muy reconocido pero que me gustaría no ser esclavo él sentencia: calma, te premiaré pronto. Hasta la fecha. No pierdo la esperanza. Tal vez para los idus del mes sexto me depare una sorpresa. Hoy quiere que vaya con él a ver la columna de las horas, como empiezan a llamar a la última adquisición de la ciudad. Al decirme que le acompañe ha hecho en voz alta una reflexión. La mayoría de los ciudadanos, ha comentado, creen que el instrumento solo marca las horas de la vida apacible. Pero también cuenta la de la enfermedad y la de las catástrofes, la de la pérdida y la de la muerte. Algo que suele pasar desapercibido a los mortales, Heraclio. Y ha añadido: el destino dirá si ese hemisferium se presta a durar la misma eternidad que posee el tiempo. Eso me ha dicho y me he quedado intrigado. ¿Qué intuirá?
Espero noticias tuyas, Téros. Hazme saber si la edad y tu sabiduría, añadidas a la benevolencia de tus dueños, te han proporcionado ya el estatus de liberto. Que los dioses te protejan mientras tú te cuidas de ti mismo."
(Reloj de sol en el foro de Pompeya)
Dependiendo del amo que te tocara en suerte, así podría ser tu vida en aquellos tiempos tan duros, sobre todo para el que padecía la falta de libertad. Para los esclavos, efectivamente, medir las horas de sufrimiento no tenía mucho sentido, salvo que tuvieran la esperanza de convertirse en libertos. Entonces sí que contarían las horas, los días...
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
En Pompeya han aparecido restos de esclavos con los grilletes en los tobillos. Eso te hace idea de qué trato podría haber con los esclavos. Solo pensarlo da pánico. Y eso nos llevaría al trato con los esclavos en otros tiempos y culturas. Saludos.
EliminarMe sonrío recordando una discusión de esas que ya son estúpidas por el simple hecho de ser. Abogaba la parte contraria, una bloguera que frecuentamos, que el "el tiempo no existe"
ResponderEliminarLa misma que minutos después se queja de "que no tiene tiempo para nada". Bueno; te dejo que llego tarde, concluyó.
Si fuera pompeyana a lo peor, me hubiera dicho que el tiempo solo "existe cuando le da el Sol" :D :D
Anda que no te traes guasa, Nox. Me voy a pensar si no será mejor disponer de un reloj de sol y librarme del de la muñeca, por eso de la existencia que dices.
EliminarSer de un amo prudente pude ser un oficio más que decente en ese tiempo de clases. Tampoco sé si hay demasiada diferencia al hoy. Al presente.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, según lo mires. Pero no olvides que aquella condición les tenía vendidos los días y las noches de su vida a los amos. O la de la esclavitud occidental de los últimos siglos. Hay formas y formas de explotación.
EliminarTriste destino el de los esclavos con conocimientos pero sin poder usarlos en su beneficio.
ResponderEliminarEn cierto modo se beneficiaban en algo. Esclavos cultos eran considerados y tenían prerrogativas y posibilidades que los ignorantes no podían tener. Cuántos, no lo sé.
EliminarOjalá Heraclio alcance la libertad y su amo lo vea. Bonito texto.
ResponderEliminarLo que no sé es si los tiempos realmente han cambiado tanto. Ahora somos esclavos de nuestras propias obligaciones.
Un saludo.
Bueno, en ese sentido sí. Hemos proyectado el término aunque creo que el concepto no es el mismo. Tenemos márgenes de decisión -no siempre- y oportunidades de cambio -no siempre- y algo más, sospecho. Aquella condición fue extremadamente dura. Como seguramente aún lo sea en muchos centros de producción, legales o no, que hay aún por el mundo, sobre todo el Tercero. Gracias, Ángel.
Eliminar¿Qué diantre has hecho?
ResponderEliminarJuro por todos los culos políticos (Becs!) que un servidor había comentado en este sacrosanto templo y al parecer, el comentario ha sido abducido por alguna ninfa o sepultado por los flujos piroplásticos de algún pedo de Vulcano.
Anda, ¿y eso?
EliminarCuando Vulcano suelta sus intestinos la intoxicación puede alcanzar a todo el planeta.
Nada, mi neurona, que anda por ahí mirando los escotes y claro...
EliminarQue me pareció que se habían perdido los comentarios (no solo el mío), pero luego he visto que si estaban ya publicados.
すみません (sumimasen)
¿Los escotes con estos fríos? No sé, no sé.
Eliminarごめんなさい
Maravilloso texto. Me ha gustado mucho, Fackel.
ResponderEliminarEspero que estés bien en estos tiempos.
Un abrazo.
Hay que cuidarse, Carmela, y de momento se va salvando la plaga. Pero es un tema de día a día. Habrá que sacar conclusiones serías poco a poco. Agradezco tu lectura, salud siempre.
EliminarQué fotografía más curiosa, ese reloj de sol sobre una columna, visitar Pompeya debe ser toda una experiencia.
ResponderEliminarMe viene a la cabeza el refrán "el tiempo es oro" y la idea de que precisamente "tiempo" es lo que tenemos de la cuna al féretro, aunque el "tiempo propio" no es lo más común. Muchas personas tenemos la misma sensación que Heraclio de Naxos. Para cubrir el resto de necesidades normalmente vendemos nuestro tiempo en trabajos cada vez más esclavos y al final de nuestra vida, como seguramente hizo el esclavo, nos podemos preguntar ¿qué hemos hecho con nuestro tiempo?.
Me encanta la despedida.
Tu argumento nos lo hacemos muchos, pero ojo con la utilización del término esclavo. Sabiendo lo que supuso y supone tal condición para muchos seres humanos no quiero trivializar el concepto. En el siglo XX la esclavitud ha seguido existiendo, en paz y en circunstancias de guerra, y hoy en fábricas asiáticas hay trabajo esclavo. No es lo mismo que había en aquellas formaciones sociales de la Antigüedad. En fin, que lo que plantas me ha recordado el concepto de alienación de Karl Marx, que a mí siempre me impresionó: vender la fuerza de trabajo y la plusvalía. Etc. Sigue en vigor.
EliminarDestino?????? Ese término implica cuestiones terribles. Afortunadamente la vida nos pone una venda invisible ante si misma.
ResponderEliminarRecuerdo una infancia muy esclavizada y una lucha denodada por ganar libertad. Libertad para descubrir al final que ciertas formas de esclavitud resultan innatas a la propia vida y sin embargo no existe mayor riqueza que la de poder elegir!
En efecto, poder elegir es un tesoro. Pero esa facultad depende de la clase social, de la circunstancia familiar, de la formación cultural, de las oportunidades que el mercado y el tiempo histórico propicien. Etcétera. Poder elegir, aprovechar recursos, eso es riqueza. Se puede ampliar el repertorio.
EliminarLo acabo de ampliar y se ha borrado. Pues ya está, toca dormir.
EliminarHabrá sido o un íncubo o un súcubo del ordenador, jaj. Tranqui.
EliminarNahhhh. Fue mi torpe dedo índice supuestamente diestro que rozó alguna tecla indebida y saltó el vacío ante mis párpados soñolientos. Les di ese gusto y me dormí encantada pero hoy toca lio!
ResponderEliminarMaquinales que somos y a veces el animal primario que llevamos dentro tira al monte, y no pasa nada.
EliminarEntremezclas dos interesantes temas: las horas-el tiempo y la libertad-la esclavitud.
ResponderEliminarEl mismo tiempo es una esclavitud, a la que todos intentamos acoplarnos.
Ojalá la cultura y el conocimiento libere a Heraclio y a Téros de su condición. La vida ya te esclaviza de alguna forma...
¿Y si no es tanto el tiempo como la organización y disponibilidad del tiempo lo que nos esclaviza? Más el objetivo que perseguimos con uso. Pero esta esclavitud sería más bien una especie de reglamentación, adicción, sujeción. Y al menos por un salario a cambio. En otros tiempos...cuesta imaginar la esclavitud, a mí por lo menos.
EliminarEsa última frase tuya -y disculpa si polemizo- ¿nos esclaviza por el mero hecho de nacer? (Dirás que es una bobada)
Cierto, nos esclaviza la organización, la disponibilidad y el uso del tiempo, a la vez que nos marca pautas, ritmos necesarios... y otra paradoja: somos esclavos de la misma vida que nos ofrece gozo y placer, sí creo que por el simple hecho de nacer... y -discúlpame tú, Antorcha- ¿qué opinas al respecto?
EliminarQue el nacer nos sigue vinculando al Universo y sus leyes, vamos a llamarlas así, y que nuestra afinación, la de la especie, es cultural y desemboca en reglas, obligaciones, compromisos, ataduras, vínculos, relaciones, sujeciones, etc. etc. a través de las cuales parece ser que ordenamos el sistema de vida en diferentes escalas. Nacer es nacer, aunque probablemente el gen de cultura de especie ya esté desarrollado. Gracias por cuestionar.
EliminarImaginar qué soñaron aquellas personas, esclavos, libertos o nobles, es tratar de comprender un imposible, porque su realidad era totalmente distinta a la nuestra, su normalidad, totalmente ajena a la que es deseable para estos días y su aceptación al destino -o a la voluntad de los dioses- los condicionaria, seguramente, a aguantar callados lo que les viniera en suerte. Tendrían fe en alguna justicia? Creo que solemos medir el pasado con ojos contemporáneos y eso nos aleja de lo que deben haber sido sus padecimientos
ResponderEliminarProbablemente sea como dices. Pero imaginar, en base a datos y aproximaciones informadas de lo que se ha descubierto por textos de época o de formas de vida en las ciudades, es lo único que se puede intentar. Y hay bastante información. No en mi caso, lo mío imaginando es muy aleatorio y superficial. Considerar la revuelta del gladiador Espartaco puede ser útil, supongo.
EliminarTratar de interpretar el pasado con ojos actuales ha sido el ejercicio habitual, aunque en cierta medida va cambiando. Por supuesto no hay túnel del tiempo para saber de pe a pa cómo vivían y sentían. Pero la ciencia histórica va evolucionando y es más rigurosa y trata de aproximarse. ¿Llegaremos a interpretar alguna vez las manifestaciones emocionales de los humanos de otros tiempos? Acaso nos sorprendamos y no estemos tan alejados. Pero ahora mismo, Neo, ¿somos capaces saber cómo padecen gentes del planeta en circunstancias extremadamente adversas? Refugiados de guerras, zonas de hambruna de África, discriminaciones raciales en masa, trabajo denigrante en minifactorías asiáticas, condiciones de hábitat...¿Vemos el sufrimiento cuando vemos imágenes? ¿O solamente nos parece que...? Preguntas que me hago y a veces con pesar y compasión.
No sé si lo logramos o lograremos, pero intentarlo es un buen ejercicio. La empatia es la llave para propiciar acercamientos con quienes creemos diferentes
EliminarProbablemente tengas razón, incluso puede serlo a través del túnel del tiempo.
EliminarEstaba perdiéndome este relato interesantísimo sobe el tiempo, las horas y la libertad. La realidad de los esclavos, de alguna forma ha recorrido la historia del poder, el dinero, y...en gran parte, sigue hoy día: sujetos a horarios, amos y dinero.
ResponderEliminarEntonces decían, más o menos: "No nacimos para disfrutarlas sino para padecerlas", las horas; y sin embargo hemos nacido para ser felices y libres. Esos dos aspectos de la vida, me parece que son procesos personales, tanto en uno mismo como en los demás. Si no estamos atentos, también podemos, de varias formas, sentirnos "superiores".
Gracias por traer el reloj y el relato acorde.
¿Me permites polemizar? Intento comprender la expresión "hemos nacido para ser felices y libres" más allá de su sentido idealista. Pero me pregunto si la realidad biológica entiende de conceptos culturales -felicidad, placer, libertad, amor...esos términos tan absolutos que con frecuencia se estrellan contra la vida cotidiana- porque en la cultura, en la evolución cultural e histórica, lo que hay es lucha por la supervivencia. Está bien esa aspiración ideal a ser libres y felices, pero apenas somos un cachito de cada, y siempre en peligro, como se ve día a día. Pero a uno no le gustaría perder el trozo limitado de libertad -millones no tienen ni una parte de la que tenemos nosotros- ni el trozo de satisfacción lograda -felicidad es tan etéreo como ¿inalcanzable?- y no obstante sabemos que bien por envejecimiento, pérdida de salud, bajón en la situación económica o persecuciones al pensamiento antes o después iremos perdiendo margen. Gracias a ti por estimular debate, que aquí no es fácil.
EliminarSiempre, aunque aquí no es fácil. Es cierto que la libertad es un anhelo de todo ser humano, aunque haya grados de consciencia y también de libertad, en los humanos no es un término "absoluto" que deje de ser un derecho humano desde el mismo momento de nacer. Y la felicidad, es también un deseo intrínseco. Tampoco es tan "etéreo o inalcanzable" aunque no sea fácilmente cuantificable. La paz que refleja una persona (niño o adulto) cuando se le ama o se le trata con cariño, "no es un trozo de satisfacción". Las lágrimas de un padre o un hijo, cuando vuelven a encontrase, no son cuantificable felicidad, sino consecuencia del cariño. Las alas que por naturaleza tiene un ave para volar, no son algo accesorio, disfrutar naturalmente, a su modo, cuando vuela o planea es parte de su esencia, aunque la ciencia no lo sepa explicar.
EliminarSomos más que lo que puede verse, y más de lo que la ciencia abarca. La intuición, el sentimiento están dentro y son algo con lo que abarcamos y empatizamos con los otros. Todos somos uno.
No veo que entre en colisión tu criterio con lo que expuse. Valoro esas experiencias vitales que nombras, las he vivido también. No me cabe duda que somos más de lo que interpretamos, del mismo que hay interpretaciones que acaso son etéreas y risueñas. Y la ciencia abarca lo que puede y hasta donde ha ido llegando, antiguamente ni eso. Siento no ser tan optimista como tú, pero agradezco tu aportación, José Manuel.
EliminarNo pretendía que mi comentario pudiera entrar en colisión, con tu criterio, simplemente pretendía responder a tu pregunta que era ¿me permites polemizar?
EliminarY eso para mi es una puerta para aclararme de muchas cosas o matizar algunos conocimientos. Simplemente eso, Fackel. Un saludo.
Nos debemos permitir polemizar, como en los mejores tiempos. Sospecho que ambos hemos crecido en el ámbito del aprendizaje polemista, crítico, a contrapelo y a pesar de la falta de libertades para hacerlo. En ese sentido, siempre bienvenido quien fecunde el diálogo y la discrepancia. El problema es que los temas de cierta envergadura no tienen margen suficiente en un medio como este para ser desarrollados. Ni yo tengo capacidad de síntesis, algo que me produce un poco de miedo porque puede ser reduccionismo en lugar de síntesis. Saludos.
EliminarLa lucha contra la esclavitud se ha ido ganando lentamente en la humanidad. Aún quedan, por eso debemos seguir en la brecha.
ResponderEliminarUn texto brillante, por cierto.
Aún queda, aún queda. Vigilantes ante las nuevas formas que también atan a los individuos. Gracias, Pedro.
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ResponderEliminar...Al menos, tanto Heraclio como Téros, vivían con la esperanza de llegar a ser libertos, que ya es mucho.
Todos somos esclavos de alguien o de algo, no?
Buendía, Fackel.
Pues sí, hay varias acepciones sobre el término esclavo, recogidas por la RAE. En alguna de ellas nos podemos acoplar. Y además podemos ser esclavos de varios objetos y de varios sujetos. Barra libre. Pero nada que ver con la esclavitud esclavitud. Entiéndeme.
EliminarSí, claro, te entiendo. Hay esclavitudes totales, sin sombra siquiera de libertad y
Eliminarotras acaso, hasta voluntarias, no?
Buenatarde con sol.
Las voluntarias no las imagino, pero hay gente para todos los gustos. Borrasca.
EliminarEsperemos que a Heraclio los idus del mes sexto le deparen una grata sorpresa. En el pasado existieron esclavos, eunucos muchos, que obtuvieron gran poder, prestigio y riquezas en el Imperio Otomano, en la Dinastías Chinas, principalmente en la Ming, Los mamelucos de Egipto revelados contra los abisidas y que fundaron un sultanato e incluso fueron capaces de vencer a los mongoles, y un largo etc.
ResponderEliminarEs un gusto volver a estar aquí y leerte, luego de mi ausencia. Gracias por tu comentario en casa.
Un abrazo
Pero es de suponer que la inmensa mayoría no solo no prosperarían sino que perecerían en su condición. Los idus del mes sexto depararon una sorpresa para la ciudad, sí, aunque muchos arqueólogos, en función de hallazgos y conclusiones, piensan que pudo ser dos meses más tarde. Para el caso nos da igual.
EliminarBienvenida tu presencia. Myriam. Cuando quieras.
La posibilidad de poder elegir es la riqueza mayor. No todo el mundo la tiene, no todo el mundo la aprovecha, no todo el mundo sabe lo que es.
ResponderEliminarEsclavitud, la hubo y la hay y los que decimos sentirnos esclavos porque vendemos la fuerza del trsabajo para cubrir necesidades ni por asomo entendemos lo que debe ser trabajar 14 y 15 horas al dia para mal comer y disponer de un poco de cobijo.
Así que la prudencia que propones está más que justificada.
Y este mundo, no lo olvidemos, se sienta en lo que fue.
El final de tu relato me intriga. Espero que esté en consonancia con el amo, y no nos revele un final sangriento. No sea que se les ocurra comprobar qué mide el reloj.
Salud, Fackel. Muy interesante.
Anna Babra
Pues sí, prudencia con las palabras, que creo que con frecuencia las distorsionamos. Si los esclavos de otro tiempo -o del presente pero de otras zonas del mundo- nos escuchasen hablar de la esclavitud de nuestras conductas o formas de vida se reirían o les darían ganas de apretarnos el gaznate.
EliminarPues no sé qué pasaría después de esa carta, de ese final, de esas circunstancias...Gracias, Anna.
Pues dispones de otro relato,; si es de tu gusto.
EliminarSalud, Fackel.
Anna Babra
Claro, no echaré en saco roto tu sugerencia. Salud para ti.
EliminarPoder disponer del tiempo, el sueño de muchos. Por lo menos, el mío.
ResponderEliminarSalu2.
Si yo te contara...Fue una aspiración mía durante toda mi vida laboral, por ejemplo.
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