En su breve ensayo El mito de Sísifo, dice Albert Camus: "Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza".
Esta interpretación que tiene sus variantes y sus aplicaciones metafóricas siempre está presente en la vida de los humanos. No solo en la actividad laboral que desarrolle cada cual, sino en la misma carencia de trabajo, cuando esta se convierte en una obsesión amarga hasta el hastío e incluso la desesperación. Pero más allá del trabajo que se desarrolle el mito se puede aplicar a cualquier otro tipo de acciones y de relaciones que los humanos desarrollamos cuando ellas persisten en el tiempo y envejecen sin nuevos alicientes, sin generar nuevos significados creativos.
Chitón nos ofrece un cuento con apoyo de imagen Hokusai, ese pintor del mundo flotante japonés que entre otros temas nos narra formas de vida y sobre todo de trabajo en el campesinado del siglo XIX de Japón.
https://ehchiton.blogspot.com/2020/07/el-adolescente-inquieto-y-el-molino.html
Esta interpretación que tiene sus variantes y sus aplicaciones metafóricas siempre está presente en la vida de los humanos. No solo en la actividad laboral que desarrolle cada cual, sino en la misma carencia de trabajo, cuando esta se convierte en una obsesión amarga hasta el hastío e incluso la desesperación. Pero más allá del trabajo que se desarrolle el mito se puede aplicar a cualquier otro tipo de acciones y de relaciones que los humanos desarrollamos cuando ellas persisten en el tiempo y envejecen sin nuevos alicientes, sin generar nuevos significados creativos.
Chitón nos ofrece un cuento con apoyo de imagen Hokusai, ese pintor del mundo flotante japonés que entre otros temas nos narra formas de vida y sobre todo de trabajo en el campesinado del siglo XIX de Japón.
https://ehchiton.blogspot.com/2020/07/el-adolescente-inquieto-y-el-molino.html
Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza"
ResponderEliminarSi, FACKEL, si, pero permíteme un pequeño inciso; "el trabajo", aquí está la clave, no el "hacer ver que se trabaja". ¿Porqué hago este paréntesis?, porque lo primero que me ha venido a la cabeza es la circunstancia tan nihilista (desesperanza) de Cataluña con sus mandamases al frente.
Condenados a repetir hasta hastiar, se atreven a mezclar muertos (si la sanidad la lleváramos nosotros no habrían tantos muertos -sic-) machacando constantemente la salud mental de los ciudadanos. Y lo peor es que creen que trabajan, cuando lo que están haciendo es política de sillón para no perderlo.
Vivimos en el mito de Sísifo, lo peor es que hacen empujar la piedra al ciudadano.
Está claro que lo acontecido estos días en materia de virus ha dejado a los mandamases de la Generalitat con el culo al aire. Lo que me preocupa a continuación es, aparte de la gravedad de los contagios, si la ciudadanía va a tragar una vez más con la inoperancia, la desfachatez y la incompetencia política. Por lo dmás tu aplicación de la metáfora me parece adecuada.
EliminarVengo de su blog, de un aprendiz adolescente. Y sí, esa piedra rodante que hay que ir subiendo, es la metáfora de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes
Con todas sus derivaciones, indudablemente, Albada. Y en ello estamos.
EliminarMuy lindo, me encantó.
EliminarBesos al alma.
Gracias, Paula, por leer.
EliminarSin embargo, Sísifo terminó descubriendo que para salir de la condena bastaba con hacer la tarea con el amor al trabajo bien hecho.
ResponderEliminarO con adecuarse a la labor, aunque me temo que en la realidad cotidiana todo es más complicado que en los mitos reduccionistas.
EliminarMomentos em que ficamos parados no tempo... Com o confinamento, houve muita gente que ficou perdida, isolada dos outros e teve que olhar para dentro de si...
ResponderEliminarPor isso a esperança não pode morrer....
Obrigada pela visita
Beijos e abraços
Marta
Ojalá mirar hacia dentro dé fortaleza y renovación, pero me temo que las desventuras del año en curso van a seguir y nuevas tareas nos convertirán a todos en Sísifos de más riesgo y más esfuerzo. Que la suerte se alíe con nosotros. Gracias, Marta.
EliminarCada vez que emborrono la pantalla me doy cuenta que tengo que hacer algo que valga la pena y así voy día tras día, limpiando/publicando para volver a empezar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, eso nos pasa a todos desde hace años, pero es un trabajo elegido con mucha libertad este de escribir en un blog. Aquí somos Sísifos con mejor talante que con otras actividades, supongo. Salud.
EliminarSentir que el trabajo que haces es inútil y sin esperanza me parece una forma muy triste de experimentar la vida, me quedo con la opción que apunta Pedro Ojeda de intentar ponerle amor a lo que haces, por muy difícil que pueda parecer en principio. Un abrazo.
ResponderEliminarSoy un escéptico al respecto. Pero siempre se puede poner interés, pero amar o reconducir el trabajo dependerá de unos casos u otros. El trabajo tiene una naturaleza alienante de por sí. Nunca eres tú mismo del todo y si lo crees es que el trabajo te ha hecho suyo y entonces, ¿eres tú? Claro que también se puede enfocar por el lado de que todo es un cambio y una adaptación y ese es el desafío. Pero Sísifo no es solo un personaje simbólico de la actividad laboral, yo lo veo como indicador de todos los órdenes de la vida. Porque cualquier práctica o comportamiento nos puede estimular pero acaba envejeciendo, perdiendo sentido, y por lo tanto ya no nos amplía horizontes sino que nos reduce o nos paraliza. Todo esto se podría discutir en su amplitud. Salud, Ana.
EliminarEs un tema que da para mucho, si. ¡Salud igualmente!
EliminarSigamos desarrollando nuestros pensamientos y, en la medida de lo posible, la comprensión de las cosas.
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ResponderEliminarPura realidad, para una inmensa mayoría, a lo largo de los siglos.
Trabajar solo para sobrevivir solamente y para que unos pocos se enriquezcan y tal vez en algo que no te gusta, debe ser desolador... o así lo creo. No todos pueden, ni siquiera muchos, trabajar en algo que les sea útil y les enriquezca ni física ni mentalmente.
De todos modos, habría mucho que decir, y razonar y dialogar sobre el tema.
Saludos, Fakel. Y sol de verano.
"Trabajar solo para sobrevivir solamente y para que unos pocos se enriquezcan y tal vez en algo que no te gusta, debe ser desolador..." Pues sospecho que es la norma imperante, con sus matices y calidades, pero me temo que la inmensa mayoría no ha escogido o escoge lo que queda. Y es lo que dices, se trata de un tema para ahondar, aunque ya se ha dicho mucho, o todo. No descubriríamos nada nuevo. Eso sí, cada cual tiene su experiencia personal al respecto y he visto de todo en el ámbito laboral, ya ni me apetece hablar de ello, es como si un tupido velo se hubiera corrido y no quisiera considerar un pasado que tuvo su interés, sobre todo el de sobrevivir con dignidad y ciertas posibilidades, pero que aportó conocimiento de conductas humanas muy interesante. Capítulo cerrado.
EliminarPues eso, que cunda el sol ahora, que achicharre, que es cuando debe y sabe.
Efectivamente, todos tenemos nuestra roca. Hasta que decidimos que no vale la pena seguir empujándola.
ResponderEliminarBesos
¿Y cuándo lo decidimos? Ah...
EliminarEs como dices, estoy totalmente de acuerdo... ¿Entenderemos alguna vez la esencia y el sentido de la vida y los actos que nos exige, ya de forma natural o de forma condicionada, y más cuando la condicionada se impone sobre la natural?
ResponderEliminarA mí lo del sentido de la vida me trae de cabeza, pero bueno, a Unamuno también le hizo pensar lo suyo... y ¡siendo yo tan torpe, me consuelo en esa idea ante el tiempo que llevo sin encontrar más que dudas!
Hace ya mucho tiempo, en los últimos versos de un mal poema emergido del descontento lo expresé así:
...
este alma que camina
ya no quiere caminar,
y mucho menos estar
alimentando el absurdo
de vivir pa’ trabajar,
de trabajar pa’ comer,
y de comer pa’ cagar.
Abrazo
PD.: Perdón por la escatología final.
La "escatología" final, que dices, que no tiene nada de escatológica, es sabia, una sabiduría de la naturaleza materializada en los cuerpos. Sin esa función, ¿qué sería de nosotros? Aunque a veces nos hartemos, nos invada el cansancio, la duda, la relativización al absurdo, o lo que se quiera (hay muchos nombres que poner) parémonos y veamos con cercanía y a la vez distanciamiento lo que es el cuerpo, la vida que desarrolla este, su complejidad, esa especie de mecanismo tan desarrollado pero no siempre comprendido por cada portador, la pluralidad y calidad de relaciones que sabe desarrollar el cuerpo íntegro a lo largo de años...y es para descubrirse, y solamente si pensáramos en la potencia que tenemos -independientemente de que no todo el mundo tenga la fortuna de ejercitarla, por un mal o por una predisposición que le limite- y lo que aporta para sentirnos eso otro dudoso llamado ser y vida, que no es sino el desarrollo complejísimo de una materialidad magnífica, solo por eso deberíamos evocar cada día a la naturaleza y agradecerla.
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