"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 2 de abril de 2020

Cuentos indómitos. El escritor que no sabe por qué escribe y la Muerte




"¿La escritura? Apresta olas nómadas
para su tinta y susurra a sus costas
que se mantengan vírgenes, sin puertos".

Adonis. El libro (I). Poema   Lam



¿Para qué escribe?, le pregunta la Muerte al escritor. No sé, responde él, nunca lo he pensado. Si me lo planteo escribiría peor. ¿Debo, acaso, escribir para algo? A la Muerte aquella repuesta le intriga. He aquí un hombre que escribe sin saber para qué. Al menos, le replica ella, escribirá para alguien. Él se rasca la barbilla. Duda, luego le he pillado, piensa la Muerte. Pues ignoraba que tuviera que escribir para alguien, le responde el escritor encogiéndose de hombros. ¿Es obligatorio escribir para otros? La Muerte, que contiene en sí todas las razones de la vida para acabar reduciéndolas al vacío, persigue el recóndito amor propio de aquel individuo. Todos los que yo conozco que escriben lo hacen a diestro y siniestro para que les lean. Eso les motiva y les llena de orgullo. ¿Usted no siente necesidad de ser reconocido? El hombre le mira estupefacto: si no me conozco, ¿cómo podría esperar que otros me valorasen o simplemente se interesaran por mí? La muerte sabe que todo el mundo tiene su punto débil y urde para dar con él. Se pasará la vida, amaga, escribiendo por escribir, sin mayor eco, arrastrará años para confundirse molesto y frágil entre su cuerpo deforme sin hallar respuestas a la tarea que se trae entre manos. El escritor no se altera. Si usted llama tarea a este ejercicio de cada día, es cosa suya. Una tarea es realizar algo que acaba aportando un uso beneficioso para otros, y yo no pretendo nada de eso. En ese sentido, lamento decepcionarla, pero no me siento nada productivo. La Muerte se sorprende de la resistencia del escritor. Dígame, al menos sabrá sobre lo que escribe. El otro la mira divertido. Me hace preguntas que no se me habrían ocurrido hacérmelas jamás. Un día me puse, otro día seguí, miré el cielo al amanecer, observé las estrellas en la oscuridad, dormí unas noches y otras me rendí a la vigilia, olí la fragancia del campo en todas sus horas y estaciones, cumplí con el amor cuando se me brindó, y así llevo años. ¿Debería preocuparme por otras cosas? O es un sabio o es un tipo abandonado de sí mismo, pensó la que desteje el tiempo de los hombres. Pero yo soy muy tenaz, no en vano nadie se me resiste antes o después. Ya entiendo, se dirigió más amable al hombre. Usted lo que persigue es sentir las vibraciones de su cuerpo, el flujo de los sentidos alocados, la musicalidad que no puede ser transmitida porque le recorre desde los cabellos hasta los dedos de los pies como si de la energía telúrica se tratase. ¿No es por ahí por donde se guarda para usted el placer de la sintaxis y la búsqueda de las palabras adecuadas como forma de hurgar en las heridas y las curaciones de la vida? Aquel escritor, ya provecto y con mirada triste pero cargada de vida, no se lo pensó dos veces. Mire, dijo a la otra, solo sé, y disculpe si me cuesta expresarlo, que mientras escribo evito mi muerte.




(Ilustración de Balbi López Santos)

42 comentarios:

  1. Esquivamos a la muerte de mil maneras, a sabiendas de que nos atrapará, siendo puntual cuando nos toque su cita con ella. Lo de escribir cada cual sabrá el por qué, porque, en mi caso, aspiraciones poquitas o muy pedestres:-)

    La vida, que se entere la muerte, sí, la vida, late en cada uno hasta el último aliento, y no se para a pensar en la muerte, así triunfa sobre ella. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tantas veces hacemos tantas cosas y no saber para qué ni para quién ni por qué, pero mientras nos sentimos vivos. ¿No es de por sí potente la conclusión? Sobrevivamos.

      Eliminar
  2. "...Mire, dijo a la otra, solo sé, y disculpe si me cuesta expresarlo, que mientras escribo evito mi muerte..."

    Pues habrá que seguir escribiendo, dado que la Señora lleva un mes que trabaja a destajo
    Salut ¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mira que si nos pilla la muy...al pie de este cañón de sobrellevar los días...Ni lo pensemos. Siempre activos, incluso en las musarañas.

      Eliminar
  3. De todos los diálogos con la Señora, este es, querido Fackel, de los que más me ha gustado. He recordado, lo que seguramente debe ser una leyenda y que nos cuenta que un cierto día le preguntaron a Shakespeare, cual era la causa principal de que escribiera tanto:
    —Me fascina el sonido de la plumilla cuando rasga el papel al escribir—contestó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bueno, no conocía esa anécdota. Yo aprendí a escribir -con ayuda de maestro y sobre todo mis padres- con aquellas plumas que se componían de palillero y plumín (al que llamábamos aquí tajo) y que mojabas en un tintero. Con un método de caligrafía inglesa que venía en cuadernos ad hoc. Del tintero al cuaderno había que llevar en la mano bien sujeto el palillero: había incluso un sistema de cogerlo que creo que muy pocos acertaron con él. En ese trayecto tintero a cuaderno podía pasar de todo. Si te decían algo, te despistabas, estabas mal apoyado o te temblaba el pulso el riesgo de un chapón -así denominábamos a la gota de tinta- sobre el papel era elevado. Cuántas páginas habré rehecho. De lo que siempre deduje que uno aprende a base de errar.

      El sonido de la plumilla si el punto de la misma estaba gastado era horroroso, estado de alarma. Ya sabías que había que buscar otra y eso costaba pela. Gracias, Nox.

      Eliminar
    2. Pues mira; todo eso que describes, hoy en día se ha convertido en una afición, o como dicen los "estupendos" un hobby y además más extenso de lo que podía imaginar. Al parecer Amazon se infla a vender conjuntos de plumillas y hay cursos por ahí en la Red.
      Y escucha... relaja un "piló"

      Eliminar
    3. En una ocasión hace pocos años compré unos plumines y un tintero, pero no avancé. Nunca encontraba tiempo para ponerme. Creo que en el fondo no quería emularme a mí mismo ni competir con el aprendiz que fui. Fíjate que tengo palilleros y plumines de mi padre, de los años 40 y 50, y no guardo ninguno mío. Eso sí, mis cuadernos los tengo toítos.

      Eliminar
  4. Imitando la canción de Pablo Guerrero:
    Para huir de la muerte,
    escribiremos todo el rato.
    Escribiremos
    sin horario y sin ley, sencillamente.
    Para huir de la muerte
    pienso resucitar el conjuro dormido de mis versos,
    Pienso ahondar mis raíces, bucear hasta el centro.

    Y que Pablo Guerrero me perdone.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay qué bueno. A Pablo Guerrero le cantábamos mucho y creo que lo conocí en mi época de encierros en parroquias o facultades que vino en alguna ocasión, también venían otros, incluso catalanes y gallegos.

      Te ha quedado muy bien el poema a lo Guerrero. Pero aquel hablaba del amor para conjurar la muerte. Habrá que seguir escribiendo del amor para demorar la apetencia insaciable del Personaje.

      Guerrero te perdona de sobra. No hay mayor satisfacción para un cantante saber que sus canciones no solo se cantan sino que se desarrollan. Un abrazo.

      Eliminar
  5. Un buen día te pones a teclear y te das cuenta que es como mejor te lo pasas. No lo que no sé es si la señora me dejara acabar el párrafo en el que esté, cuando venga a visitarme.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero no lo pienses. Yo no lo pienso, ni siquiera cuando me acuesto (y tengo motivos) Hay que hacer ya las cosas por hacerlas, sin dar explicaciones a nadie. Ya vendrán otros a enredarnos (a intentarlo)

      Eliminar
  6. Excelente manera de abrazar la vida: la escritura.

    Podríamos decir... si escribo existo.

    Ese escritor que escribe sin pensar para qué ni para quién fluye con las palabras, las ideas, las emociones. Todo ello es algo que no es poco.

    Me ha encantado tu cuento. Un texto que permite soñar en esta cuarentena...

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Emilio Lledó alaba la palabra. Escribir es ejercitarla y desarrollarla, y tras ella late el lógos, el argumento, la razón, el pensamiento. Tal vez los sistemas de redes sociales liquiden la palabra en este sentido, sería una tragedia. Pero yo no quiero verlo.

      La cuarentena ha venido, nadie sabe cómo ha sido. Mi lema en lugar de la primavera. La primavera es traidora este año. Aquí es traidora casi siempre. La primavera es tibia, de dos caras, y cuánta razón el refrán de hasta el cuarenta de mayo. Yo, en mi ciudad, lo he comprobado. ¿Primavera? La de Boticelli mejor.

      Eliminar
  7. Yo creo que un buen escritor o quien aspira a serlo, tiene aspectos oscuros, plantea matar a algunos de sus personajes, provocando conflictos. Aun con un protagonista permanente de historias, hace que sus enemigos sean derrotados. Que el detective infalible triunfe, a costa de que mueran sus enemigos, que haya asesinatos para descubrir. Incluso puede que el autor quiera que muera su protagonista, algo que ha veces los lectores han impedido, con energica protesta.
    Tal vez porque sea necesario. O tal vez porque les guste ejercer ese poder. ser como dioses o demiurgos, ser como la muerte.

    O mientras tanto evitar a la Muerte. Algo que parece tener sentido en este relato, como en los anteriores, en que la Pálida vencedora parece dispuesta a escuchar, que su curiosidad la lleva a postergar su oficio ancestral.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La Muerte es el testigo escuchón. Está ahí para admitir que los hombres nos escuchemos. Y puede que su acción definitiva tenga todas las trazas de estar lamentando que los hombres no nos escuchemos realmente en el día a día. Porque escuchar no es esperar del otro solamente las quejas, las lamentaciones, las invectivas o las ocurrencias sino ponerlas en común ceder desde cada posición individual. La muerte es nuestro propio hartazgo.

      Visto lo que vemos constantemente sigue en vigor el constante tópico de que la realidad supera la ficción. Yo creo que ambas son lo mismo, y lo tangible y lo imaginado son solo sus dos rostros complementarios. Así que todo es posible en el mundo de un escritor o guionista y todo es posible en el acontecer cotidiano de estos personajes de pacotilla que nos llamamos seres humanos. Sí, hay una tremenda ficción entre los humanos: el señuelo del poder, sea ejercido desde una familia, una iglesia, una corporación multinacional o un gobierno. Pero la muerte es implacable con todos.


      Eliminar
  8. siempre que usted habla de la muerte no puedo evitar recordar a Max Von Sydow jugando al ajedrez con la muerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué gran actor desaparecido hace poco. Si pudiera localizar por la red la partida aquella de "El séptimo sello" aprovechaba estos días. Hace tantos años -tiempos de cineclub- que no la he vuelto a ver. Gracias por recordármelo, Francesc.

      Eliminar
  9. Magnífico diálogo para un escribidor instintivo y la forma más práctica de encarar la existencia....... desde el interior, cuando este va ligero de equipaje y ahíto de vida/experiencia! (o vitalidad a modo de experiencia terrenal)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No vas por mal camino, no. Además siempre hay más de una muerte. Hay que conjurarlas ambas, aunque solo se pueda evitar una.

      Eliminar
  10. Llego hasta aquì por la invitación de Ricard.
    Viniendo de él sería interesante, seguro.Pero es más...
    A parte de encantarme la lectura que es verdad,descubro un escritor sabio por la contundencia de unas respuestas sabias, y eso trastoca, no deja indiferente...
    Te felicito Fackel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenida, Ángela. Pues no sé, solo expreso inquietudes en base a lo que uno va viviendo. Las inquietudes juveniles eran más insensatas cara al recorrido que uno iba a tener por delante. Las inquietudes de ahora tienen la insensatez de tratar de desafiar con las palabras lo ineludible incluso, como puedes ver por esta serie de los cuentos indómitos. Muchas gracias.

      Eliminar
  11. Todo lo que se hace con alegría nos aleja de la prematura muerte
    otra cosa sería escribir por obligación, pues hay obligaciones que pesan como una guadaña, sobre todo si no hay inspiración y/o motivación

    un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es verdad, María, la alegría es una gran enemiga de la muerte. Y le produce a esta una envidia enorme (esta idea da para un capítulo, gracias, jaj, si es que se me ocurre) Siempre se me dio mal escribir por obligación. Por compromiso...bueno, ahí he tenido más márgenes aunque a veces llegaba un momento en que decía NO. Uno no puede ni sabe escribir sobre aquello que no siente, sobre todo en el mundo de la representación ideológica.

      Cito muchas veces la cita de Wallace Stevens, escritor y poeta estadounidense: "No se escribe para ningún otro lector que uno mismo".

      Eliminar
  12. La muerte no se ha dado cuenta que mientras escribe, el escritor se entreteje con la vida, la misma trama que, como bien dices, la muerte se empeña en destejer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida como trama, como urdimbre, pero siempre arriesgada. ¿Cuántos tientos no nos echa la infame a lo largo de los años?

      Eliminar
  13. Me ha gustado mucho la cita que pones al inicio de tu texto. Y tu texto, creo que es de los que más me ha gustado de los que te he leído hasta ahora. Me parece genial.
    Me ha hecho pensar, bueno me ha hecho pensar en muchas cosas, pero entre ellas lo terrible que debe ser para un "escritor de libros, novelas... la sensación, a veces de obligación de hacerlo o la crisis cuando le falte la inspiración, la verdad es que no me había parado a pensarlo detenidamente. Y creo que hay mucha gente que escribe para nadie aunque creamos que no.

    Un beso, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchos que escriben para sí mismos.

      La cita es de uno de los Libros de Adonis. Al-Kitab. Tiene El Libro I (El ayer, el lugar y el ahora) y El Libro II (El ayer, el lugar y el ahora) Son dos volúmenes impresionantes con todo el saber de las culturas mediterráneas, la árabe principalmente. Por eso Lam es una de las letras del alifato. Pero también él nombra Lam a una ciudad. Adonis es el poeta vivo más importante y tiene 90 años. No se entiende que no le hayan dado el Nobel. Además esta obra está traducida en el marco de la Escuela de Traductores de Toledo.

      Muchos cuidados, Carmela.

      Eliminar
  14. ¿Por que se escribe? Es una pregunta que nunca me hice. Es como preguntarme porque camino, amo, odio o sobrevivo ¿Porque medito antes de dormirme?¿Por que le hablo a la luna cuando la miro?. No es para mi importante la respuesta. Escribir es un orgasmo muy sentido. Quizás lo hace para limpiarse el alma
    para sentirse descargado del olvido
    para ser feliz porque se le aclararon los problemas

    Escribamos porque amamos lo que hacemos y descargamos los pesares matutinos
    Un abrazo me encantó tu texto
    Recomenzar-Mucha

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy instintiva tú. Tal vez sea buena explicación. El escritor del relato creo que piensa parecido, las preguntas se las hace la Otra. No siempre es un orgasmo escribir, a veces resulta interruptus o deja insatisfecho. Pero siempre queda la oportunidad de intentarlo de nuevo, ¿no? Gracias a ti por opinar.

      Eliminar
  15. Para qué se escribe?... Por qué se escribe?...

    Tal vez, para demostrar que se está vivo. O simplemente por que no se puede dejar de hacerlo

    Escribes
    porque hace sol o porque llueve
    o porque canta un pajarillo en el jardín.
    Porque te ha llamado esta mañana.
    Porque has visto sonreír a un niño
    o a dos sombras que se abrazan en el parque...

    Y sí, aunque no te des cuenta, escribes, para ahuyentar al silencio, a la innacción, a la Muerte, a esa Dama oscura y curiosa de la Nada.

    Gracias, Fackel. por tu excelente Indómito, tan oportuno en estos días que nos toca transitar. Feliz noche.



    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto, seguramente sea también tal como dices. Yo lo simplifico de esta manera: me lo pide el cuerpo. Nos lo pide el cuerpo. Como nos pide satisfacer otras necesidades o caprichos. Cumple su función, alimenta, desaloja, forma parte de nuestro metabolismo intelectivo, supongo.

      Muy bien por esa aportación, Soco. Con vuestras opiniones uno ahuyenta mejor los propios fantasmas.

      Eliminar
  16. Pues si era un hombre abandonado de sí mismo (me gustó esta expresión) le hizo un jaque a la muerte. No diría jaque mate porque esta jugada sólo la tiene disponible ella. Va a ser que en realidad el escritor tiene más de sabio.
    Muy bueno el final. Me sorprendió y supongo que a la Muerte también.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues mira, si la Otra enmudeció es que esta vez tuvo que meterse el rabo entre las piernas, como solemos decir. Su soberbia hace que no quiera quedar en evidencia.

      Salud de viernes, Alís.

      Eliminar
  17. El escritor se oxigena escribiendo y el resto leyendo.
    Me ha gustado mucho, encuentro una enigmática continuidad entre los textos y las imágenes repentinas que decoran el "súper". ¿ Cómo anda mi percepción?

    El día está hoy precioso para salir a comprar varias veces.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues supongo que perceptiva.

      El sol lanzó hoy un mensaje claro: que no elijamos vivir en tinieblas.

      Salud.

      Eliminar
  18. Unamuno escribía para sobrevivirse. Qué frustración la de la Muerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para sobrevivirse en el más acá, se supone. Lo de que la obra literaria vuelve eternos a los escritores fallecidos sospecho que es es una figura retórica.

      Eliminar
  19. A. Machado lo expresó con gran claridad: "La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos"

    Se escribe, según la circunstancia, para una u otra cosa. Yo escribo a veces porque me alivia, me reconforta y me entretiene. No es poco...Otras veces escribo porque no tengo con quién hablar...

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues nadie como uno mismo sabe el juego que le da escribir. Las tres razones que esgrimes son suficientemente válidas. Y escribir sustituye muy razonablemente la dificultad de hablar con otro. Creo que coincidimos mucho en el punto de vista.

      Eliminar
  20. "Escribir para evitar la muerte", no es mala respuesta.
    La eterna y típica pregunta que siempre se les hace a los artistas.
    Si yo fuera artista y me hicieran esa pregunta respondería que dos motivos me llevan a ellos: porque me gusta y para ganarme la vida.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son dos respuestas las que propones muy adecuadas también. De hecho son las que más se dan. Pero ¿acaso ambas no llevan implícito el deseo de evitar la muerte si se quiere realizarlas?

      Eliminar