"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 8 de enero de 2020

Cuentos indómitos. La Muerte infeliz




















Aquella noche la Muerte se camufló de sueño. Como hasta entonces no había logrado arrastrar al hombre hasta su predio cambió de táctica. En una ocasión lo había puesto en primera línea de Verdún, pero se le escapó por los pelos, asaeteado por metralla que no fue letal. Otra vez estuvo a punto de hacerse con él cuando circulaba en bicicleta entre el tráfago de la gran ciudad. Pero el camión que repartía la leche, y se disparaba a toda velocidad con los frenos rotos, se incrustó contra el pretil del puente un instante después de que pasara. Lo intentó de nuevo, y ahí la Muerte se las prometía muy felices, cuando el hombre, metido a albañil de un moderno rascacielos, cayó desde varios metros de altura. La Muerte no se había informado de que el día anterior la dirección de la obra había colocado una malla de seguridad para cumplir las normas legales. En otra ocasión, la fatal se sirvió de una ominosa y traidora gobernación en la patria del hombre para conseguir que fuera hecho preso y conducido a un campo de exterminio, de donde nadie salía vivo. Ya se había dado la vuelta la muerte, dejando atrás el cartel de Arbeit macht frei, ensamblado en el portalón de entrada, e incluso se había olvidado del todo de él, cuando un día lo volvió a encontrar, ni demacrado ni flaco, caminando por el parque donde los niños miran los cisnes y los novios se solazan a la caída de la tarde. Vio la Muerte que el hombre hablaba con un conocido y puso oído. No me escapé, decía al amigo, simplemente me pusieron de recadero del oficial mayor y un día su hija, que se había encariñado demasiado conmigo, no me dejó volver. 

La parca se tiraba de los pelos por no encontrar manera de conducirle al puerto seguro que dicen que hay tras la travesía de cierto lago. No cesaba de hacerse preguntas. ¿Será este hombre un designio celestial? ¿Una especie de divinidad del azar? ¿Una apuesta humana de los dioses inmortales? Entonces se dijo: si no puedo por las buenas, lo haré con perfidia. Si no se me reconoce mi autoridad, simularé ser un paria como él. Y así decidió entrar en los sueños del hombre cuando este se hallaba profundamente dormido.

Pero en los sueños nada es lo que parece. Y la muerte advirtió la cantidad de vida imposible de capturar que había allí dentro. En aquel espacio sin límites y desordenado no le resultaba fácil hacer misión. Si no puedo vivir la vida como los humanos, porque soy la Muerte, al menos voy a gozarla en los sueños de este hombre, disfrazada como uno de sus personajes soñados. Y fue así como la Muerte probó la miel y la hiel de los sueños, donde hay vida y hay desaparición sin que afecte al soñador, y quedó prendada de aquel ámbito que parecía el que ella había conocido, pero tan diferente de donde había medrado siempre. Un territorio que se ensanchaba y se encogía, que cambiaba de volumen y de forma, que admitía personajes usuales pero también espectros, que se medía por tiempos desprovistos de tiempo y por paisajes opacos y nebulosos. Y donde los individuos correteaban tan pronto en direcciones semejantes como opuestas, ora agitados, ora pasivos, ora inalcanzables.

Cuando el hombre despertó la Muerte había quedado atrapada en un espacio laberíntico, indescifrable para ella. Desde entonces no hay síntomas de que el hombre vaya a morir, no obstante los años que sigue cumpliendo. Ciertamente se cuida, y trata de dormir lo menos posible. Y cuando alguien le espeta: vas a enterrarnos a todos, o bien, va a resultar que eres eterno, él responde: quia, no, eterno no. Simplemente que la Muerte no da conmigo.    




(Grabado de Hans Holbein, Colección Gelonch Viladegut)

32 comentarios:

  1. Fáckel:
    más que a la muerte, se teme la vejez y, sobre todo, el no poderse valer por uno mismo. ¡Eso sí da miedo, terror y pavor!
    Salu2 vivitos y coleantes.

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    1. Hombre, se teme muerte y vejez. Y sobre todo el dolor, el sufrimiento, la soledad, el abandono. Ese no poder valerse, ir viendo que se recortan las habilidades, la acumulación de dolencias...Si se piensa a fondo da todo lo que ponen entre signos de admiración. Y sin embargo aprenderemos poco a poco a padecer, a ser viejos, a estar tocados, a enfrentarnos con el personaje del relato. Sí, más vale que sigamos coleando, sí.

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  2. Me cuesta entender porque al final el hombre dice tratar de dormir lo menos posible. En cualquier caso yo intento dormir y soñar cuanto más mejor. Quizás la Parca, me pille durmiendo. Quiéralo el Divino.

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    1. Quiere dormir lo menos posible para que no le atrape La Otra ni en sueños. Estoy contigo en esa actitud: dormir cuanto más, mejor, aunque uno está acostumbrado a madrugar y eso no se borra. Y soñar, sobre todo soñar, caer para siempre soñando debe ser un Don (apacible, aunque ve a saber, nadie lo ha podido contar) Seguro que el Divino lo quiere, basta con que tú lo anheles intensamente.

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  3. Una historia enternecedoramente genial en la que la parca se PROYECTA como forma personal, pero muerte no significa personaje alguno, sino simplemente se trate de un agotamiento progresivo dentro del escenario de las proyecciones humanas. Al margen la cuestión “fortuna personal” , que aunque aleatoriamente y sin parecerlo, dicho agotamiento también administra.
    Vamos, que seguramente seamos a un tiempo bichitos o cacharritos afortunados y desgraciados a un tiempo.
    Me estoy planteando si ello se trata de una desgracia o todo un privilegio que nos abandonará de forma personal pero que me agradaría engrosara las experiencias de “algún remanente” , no necesariamente genético, de forma aleatoria acorde con las leyes de cierto universo que en nuestro presente muchos tienen la fortuna de entrever.

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    1. Y sin embargo los humanos hemos puesto rostro a la muerte, la hemos personificado, da juego literario y en conversaciones. Sin embargo, ¿has observado que en los tanatorios, salvo que se trate de un drama, la gente se comporta casi festivamente y corren risas? Algunos hemos llegado a hacer comidas familiares tras las exequias. Una costumbre navarra que siempre me gustó.

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  4. Interesantes reflexiones trascendentales. Espero que halles respuestas...

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    1. Seguro que La muerte nos las da pero no tendremos oportunidad de procesarlas. Saludo, Luis Antonio.

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  5. Extraordinario relato.
    Saludos.

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    1. Agradezco tu estímulo para esta ocurrencia, buen día que se despeja de la niebla.

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  6. Los relatos sobre la Muerte me apasionan. Es curioso lo que esta señora da de si, y eso que sólo la conocemos exteriormente.
    Salut

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    1. Es que la personificamos, la hacemos adjunta a la cátedra de la vida. Como personificamos conceptos aéreos como Dios, o los mitos, o incluso a los animales, a los que otorgamos virtudes y vicios, o comportamientos en general, propios de los humanos.

      El día que la conozcas interiormente vas y me lo cuentas...jaj (perdona el humor negro)

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  7. Engañar a la muerte. Toda una proeza.
    Saludos.

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    1. Pero en este caso no por mérito de él, sino del azar y de que ella se mete el gol en propia puerta al introducirse en el mundo de los sueños. Si fuera tan fácil...

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  8. Un cuentohistoria precioso, con se toque o roce fantástico, tan apasionante.
    Me gusta mucho tu modo de narrar, tan natural y preciso; por ejemplo lo bien que describes lo ambiguo e inexplicable maremagnum de los sueños, ese laberinto de tiempos sin tiempo y de extraordinarios paisajes sin espacios...
    Además, conozco una persona, que podría aplicarse ese argumento a su vida"cuasi eterna" que se dice.

    De verdad, enhorabuena.

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    1. Entiendo que conoces a alguien nonagenario o centenario, pero me gustaría saber en qué estado se encuentra. Gracias por seguir los textos o, mejor dicho, las ocurrencias, Soco.

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    2. Pues sí, conozco muy bien a esa persona y ya que te gustaría saber, te diré que su estado es por ahora, igual o tal vez mejor, que cuando tenía la tercera parte de su tiempo vivido -según dice-
      No ha cambiado su modo de vida, salvo su obligada y odiada jubilación de la Enseñanza, que siguió y sigue aún ejerciendo en voluntariados y en su entorno social-familiar.
      No se ve, ni se siente, ni se lo cree, ni lo parece, tan mayor.Está activa, cada día y podría contarte mucho mas. Su médico, al que rehuye lo mas posible, dice que su secreto puede ser lo poquísimo que come desde siempre.
      Tiene ideas ultramodernas y está al día de todos los acontecimientos mundiales y aún sueña con un mundo otro, solidario, justo y feliz para todos.
      No quiero cansarte. Un día, escribiré su historia...
      Ah, un detalle mas: escribe siempre, preferentemente, poesía y admira, sobre todo, a Borges y a Cortázar.

      Y, buenas noches.

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    3. Sí, escríbela, por favor, son experiencias únicas. Oye,¿dónde dices que hay que apuntarse para estar de esa manera en su momento?

      Gracias por ser receptiva, Soco.

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    4. Si yo lo supiera... Acaso le ha caído bien a algún dios menor, de esos que otorgan dones.
      Se lo preguntaré y prometo contártelo.

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    5. Me haces pensar, porque la gente suele buscar razones cuando alguien llega a edad muy avanzada y en relativas buenas condiciones: que si alimentación, si actitud ante la vida, si clima, si no haber fumado o bebido, si si si...Pero creo que el primer sorprendido del recorrido largo es el propio corredor.

      Tomo nota.

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  9. La muerte es puramente un cambio más, decía Vinyoli. De hecho, despierto o dormido, la última palabra siempre la tiene la muerte.

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    1. Obvio, es un cambio desde el punto de vista de la materia como tal, ignorante ella de si detrás de cada cuerpo hay un algo que hemos dado en llamar ser, en ese sentido interpretamos y debemos aceptar nuestra parte contratante respecto al Universo. Si acabáramos de asumir esa idea todo sería más fácil. Pero las ataduras...esa memoria, esa presuntuosidad que portamos de creernos alguien, los pequeños bienes, la familia...todo eso nos bloquea y angustia.

      No he leído nunca nada del poeta que citas, lo siento.

      La muerte nos quita la palabra siempre.

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  10. Hay que correr deprisa, para que la parca y la melancolía no nos pillen, o entren en los sueños que, despiertos, nos sujetan por la cerviz.

    Un abrazo

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    1. Ya vivimos bastante vertiginosos, ya nos ocupamos al máximo para no pensar en lo ineludible, ya nos creemos soberbios príncipes que pretendemos conjurar el final...Nos creemos tan duradera la existencia que no podemos comprender que nos encontremos desprovistos de ella en cualquier momento. Salud.

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  11. En tu relato está el sueño como muerte y la persistencia de nuestra condición de mortales. Es curioso: yo conozco personas así, que parecen escapar de la muerte sin hacer nada por ello. También conozco de los otros casos: los que caen a la primera. Quizá a estos ni les ha dado tiempo a soñar...

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    1. Claro, yo también conozco casos. Lo más dramático me resulta siempre el caso de quienes caen a la primera y después los que caen a edad aún temprana y de manera trágica. Deberíamos conmovernos la muerte de los ancianos, pero ¿por qué con ellos tenemos otro rasero? Tal vez por su estado desasistido, su degradación, su soledad. Pero no por eso se aferran menos a la vida. Un abrazo.

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  12. Me ha parecido un texto fantástico!! Me ha traído a la memoria las reflexiones que surgen de la película La muerte se va de vacaciones, adaptación de la obra de Alberto Casella. Siempre me han fascinado estos temas.
    Quiero que sepas que me encanta leerte.
    Un abrazo!!

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    1. Esa película, ¿es uno de los años 30? Tengo ligera idea de haber oído hablar de ella alguna vez, pero no estoy seguro. Tendré que ver si la localizo, me has picado la curiosidad.

      El tema muerte como el tema amor son los grandes ejes de fascinación humana desde siempre. Tánatos y Eros son las grandes y profundas referencias de nuestra personalidad. Daría mucho que hablar.

      Agradezco tu lectura y comentario, Undine, tú a por tu Tolstoi en su camino vital.

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  13. El cuento tiene mucha fuerza. El personaje parece que controla su decisión de no morirse. Eso está muy bien. Leer tu relato genera potencia, optimismo e ilusión. Ojalá fuera así. Un corte corte que te pillo (La muerte), pero no me pillas (el humano bendecido). Sin embargo en realidad el humano no controla. Sus días son producto del azar y la necesidad. Es un misterio contemplar cómo hay gente que se cuida muchísimo y se muere joven y existe otra gente que vive al límite y alcanza edades avanzadas.

    Ojalá vivamos al máximo nuestro tiempo de vida y la muerte sea dulce, rápida y sin dolor. La muerte de los justos. El dolor, las demencias, la soledad... todo eso es peor que la muerte.

    He notado un gran vitalismo en tu narración, algo que celebro.

    Abrazos de enero
    Enhorabuena por tu excelente manera de contar...

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    1. El personaje humano del relato es un risueño con suerte. Hay muchos así en la vida real, creyendo que nunca han estado malos -o al menos graves- y que algún fatum les protege, y siguen cumpliendo años y se debaten entre: por una parte, que no han tenido mucha pérdida y potencia aún y que se valen y tienen ganas de hacer cosas, y por otra que les acechan otras cositas, y suelen decir cuando te los encuentras que las procesiones van por dentro. Sí, el reparto de cómo acecha el fin a unos y otros se debe a factores propios y azarosos, incluso los propios de cada individuo probablemente se los haya causado la combinación aleatoria en sus células, por ejemplo.

      Así que ratifico tu orientación positiva y lotería, Ana, lotería. Es curioso cómo no hay que restar importancia a las mejoras higiénicas de nuestras sociedades occidentales, que han eliminado muchos males fatídicos de siglos pasados o reducido. Pero en contrapartida hay otros riesgos nuevos, lo contaminante, las carreteras, etc. que desempeñan un nuevo papel en su alianza con el mal y la Parca.

      Uno no sabe nunca cómo le sale la vitalidad, acaso el reírse de uno mismo, de comprender la propia pequeñez, la no pretensión de querer ser como dioses (metáfora)... Gracias, por seguir y opinar.

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  14. En el primer párrafo muestras una muerte conspiradora y un tanto despreocupada contra ese hombre de destino protegido contra ella, ya sea por azar o por sino... después se vuelve casi obsesiva por culminar su empresa aunque sea adentrándose en los sueños de su objetivo... pero parece ser que ese terreno es un tanto desconocido para ella... tal vez porque en nuestros sueños somos más reales y tenemos más defensas que despiertos, no lo sé, a veces me da por sublimar los sueños más de la cuenta, tal vez porque el terreno de vigilia me es más hostil y preocupante... no lo sé... a veces me pierdo, como esa muerte que convertiste en personaje principal de tu cuento, en los desconocidos laberintos del sueño y la vigilia... pues tiendo a soñar despierto y a intentar atrapar los sueños como si estuviera despierto... no sé si esto mío tiene solución...

    Abrazo

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    1. En nuestros sueños pasa como en la infancia. Hay un abandono de nosotros total o casi total. En los sueños nos protege el otro Yo. En la infancia hay un entorno protector que nos evita responsabilidades antes de tiempo. Es lo que tienen ambas situaciones de "paradisíacas", que nos libran de los compromisos y la toma de decisiones trascendentales. Lo de sublimar los sueños yo lo siento sobre todo cuando paso una racha que la vida consciente me resulta más onerosa. Entonces los sueños son un refugio. Pero te entiendo, no siempre hay una frontera definida entre conciencia y sueño y depende de cómo nos vayan las cosas buscamos hacerla desaparecer.

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