Soy Naida, escucha el hombre del otro lado del teléfono. Él duda entre mostrar alegría o cierto distanciamiento para hacerse valer. Opta por saludarla sin manifestar emociones. Pero también sin reprochar nada. Deja hablar a la mujer. Sigo en Tuzla, dice sucintamente. Naida se siente obligada y concede cierto calor a sus palabras: sé que debería haberte llamado antes. No voy a usar excusas. Simplemente quería poner a prueba nuestro mutuo silencio. No lo interpretes mal. El silencio no es siempre apartamiento y menos olvido. Alguno lo llaman de modo cursi o moderado paréntesis. Pero en los casos en que este elemento prescinde de sus signos y acaba en interrupción definitiva el término se vuelve hipócrita, cuando no cruel. No me quejo de nada, responde escuetamente el hombre. Sabes que pienso como tú respecto a esa manifestación, con frecuencia necesaria. El silencio es simplemente un espacio personal donde uno tiene derecho a detenerse para relajarse o para entrar en un vórtice de confusiones. Eso es algo de cada cual. El silencio como tal no daña. O no tendría por qué hacerlo. Tampoco tiene por qué alejar. Son otras las causas que hacen que las personas se distancien. Al hablar con esta racionalidad cálida el hombre tiende un puente a Naida. En efecto, dice esta, y no sabes qué estimulante es percibir que sigues pensando como es habitual en ti. No solo pensando, sino teniendo esa actitud de comprensión más templada. Justo la que a mí me falta en ocasiones. Dime al menos que no te ha afectado demasiado que no me pusiera antes en contacto contigo. Él se queda callado. Di algo, le provoca Naida. Digamos, responde él con diplomacia, que la sangre no ha llegado al río. Y suelta una carcajada leve. Ella la enlaza con un conato de risa análogo. Veo que eres el de siempre, pero no quiero que seamos imprescindibles entre nosotros. Él teme la escalada tensa y echa un cabo a la mujer. Confírmame al menos que te encuentras bien, que tu estancia en Tuzla es provechosa, para tu calma y para el trabajo que buscas. Sí,sí, responde ella aliviando el diálogo. No te preocupes. Tengo posibilidades de que me contraten como traductora. También en otra parte necesitan ocupar algún puesto de bibliotecaria, pero está más verde. Sabes de mi pasión por los libros, como otros tienen delirio por la escultura, por ejemplo. El rictus que se le puso al extranjero en ese momento solo podía intuirlo él. Pero no se descompuso. Por supuesto, dijo, hay infinidad de objetivos que nos pueden reclamar entusiasmo y volcarnos en ellos. Eso es sentirnos humanos, ¿no?, y no solamente las emociones paralelas que podamos desarrollar con otros. Naturalmente, asintió ella, pero tú también eres para mí un objetivo que me apetece. El hombre creyó sentirse confuso. Pero ella, ¿le confundía o le aportaba claridad? Tal vez solamente tanteara el terreno del hombre, que nunca se conoce lo suficiente. Creo que no tardaré en volver, dijo Naida, normalizando la situación, pero eso depende de si me aceptan pronto y me proporcionan trabajo. ¿Todo depende de eso?, acertó él a sugerir. Naida fue parca: ya lo hablaremos, ambos estamos de paso.
El extranjero estaba a punto de colgar el teléfono, absorto en algunas palabras de la mujer, que le sonaron a claves. Pero no incidió en ellas. Consideró que la llamada no iba a dar para más. De pronto, Naida le sacó de su ensimismamiento lacio. ¿Sabes que Emina anda por aquí? El hombre no dijo ni sí ni no. De hecho, ya se había desconectado. Qué conversación tan lineal y sosa, se le ocurrió concluir. Y total, para no obtener nada en limpio, se zahirió a sí mismo.
El extranjero estaba a punto de colgar el teléfono, absorto en algunas palabras de la mujer, que le sonaron a claves. Pero no incidió en ellas. Consideró que la llamada no iba a dar para más. De pronto, Naida le sacó de su ensimismamiento lacio. ¿Sabes que Emina anda por aquí? El hombre no dijo ni sí ni no. De hecho, ya se había desconectado. Qué conversación tan lineal y sosa, se le ocurrió concluir. Y total, para no obtener nada en limpio, se zahirió a sí mismo.
(Fotografía de Inés González)
Fáckel:
ResponderEliminarel silencio es muy curioso. Se hace pesado cuando no hay empatía con la persona que tenemos a lado. Y leve cuando hay conexión.
Salu2.
Yo creo que el silencio cumple un papel análogo a la fiebre: avisa de algo que no va bien, induce a que se piense qué y por qué no va bien, es efecto, nunca causa, aunque a su vez el silencio genere reacciones. Un abrazo.
EliminarEl silencio siempre es preferible a las palabras vacías, huecas o de compromiso. Es el espacio que asumimos para preservar nuestra intimidad frente al mundo. A veces es mejor no decir nada.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Y en ese sentido el silencio puede resultar más honesto, aunque muchas veces es reacción lógica, instintiva, de autoprotección. ¿Qué decir si ya está todo dicho?, pensamos. Y optamos por callar. Más prudente, aunque pueda ser también desgarrador.
EliminarNo sé si ese silencio es signo o síntoma de un descuido de la memoria o de una necesidad de asentar la distancia con el presente. El teléfono, la menos, nos habla de estado anímico a los dos lados de la línea, y ahora los wasaps no pueden, con sus símbolos, compensar nada. El extranjero escucha y deja que Nadia haga su composición de lugar de su propia vivencia, añadiendo sueños y perspectivas de trabajo. El nombre de la tercera persona es un puente entre los dos mundos.
ResponderEliminarEstas historias de la amiga de Bosnia, cuando está aquí o allí, parecen reales o, a la vez, ficticias, pero ella y Amina tienen tal entidad que ya me da lo mismo. Te leo con placer. Un abrazo
Qué bien por la interpretación que haces. Ya que citas lo del wasap la verdad es que es discutible el calor que emite, si lo emite. La de veces que se usa para justificarnos... Se puede mentir más a través de él que en un diálogo telefónico, donde hasta el tono de voz puede afirmar o delatar. Yo creo, de todos modos, como el protagonista el relato, que la conversación por teléfono ha tenido bastante frialdad, que es un compromiso para no perder contacto o que hay algo más detrás. Pero no le veo a él tampoco muy afectado...(Que conste que yo leo el relato como cualquiera de los que pasen por aquí y lo lean, eh. A veces hasta me coge de nuevas) Buena jornada, y si es grata mejor.
EliminarYa conoce tu seguidora anónima el final de tus personajes.!
ResponderEliminarRespecto al silencio resulta tan diverso como los individuos y comentar sobre ello resulta de lo más “sonoro”.
A nivel personal estuve condenada a no utilizar mis cuerdas vocales de puro desgastadas si deseaba preservarlas en un futuro lejano que ya ha materializado el tiempo. Si se me ocurriera filosofar sobre la cuestión la analogía estaría servida, pero erraría.
Solo añadir que la personalidad de sus protagonistas me resulta carente de calidez por más que utilicen la sexualidad como medio de comunicación. No es de extrañar la actitud del protagonista masculino!
Como vera vd. me faltará ímpetu laringeo pero no pelos en la lengua!
Bueno, mujer, cada cual puede proponer, sugerir y luego ya verán los personajes si van a alguna parte, que probablemente no van a ir. Es decir, como en la vida cotidiana, que creemos andar y no llegamos nunca más que a no pasar de la inercia, cuando no de la abulia, aunque nos adornemos con proyectos y planes etc. Sobre la personalidad de los protagonistas nada tengo que añadir, tampoco hay que pretender que la calidez de gente que ha padecido sea como la de otros. Se admite de todos modos la observación, también es útil.
Eliminar(Cuide vuesa merced la garganta)
Vaya, pues debo haber tenido mucha fortuna porque en cuanto en mi vida cotidiana percibía cierta inercia siempre introduje cambios radicales, claro que la propia santa infancia con sus ámbitos inherentes sacian las necesidades de cambio de cualquier rebelde activo.
EliminarSólo he notado la necesidad de inercia/hábito ante la vejez y conociéndo dicha característica a través de la experiencia de mis mayores elaboré un plan de vida ad hoc. De momento con fortuna, mi último canto de cisne fue mi reciente mudanza, a partir de ahora toca disfrutar de tanta planificación vitalicia.
Te acuerdas del cuento del Enanito saltarín? Uno de mis favoritos. Pues acabo de caer en la cuenta que he personificado ambos personajes: Un pequeño currante incansable pero invisible y una princesa a la que cargaban de responsabilidades imposibles pero que soñaba con conseguirlo todo, libertad incluida y el incansable enanito le ayudaba en silencio. A partir de ahora que el enanito anda baldado toca ser princesona porque no queda otra.
La laringe bien Gracias, pero se sigue resintiendo si abuso de ella, ya al igual que el resto del body, jajj
Hay quien vive la inercia como la casa apacible y hay quien la vive como el aburrimiento que le exige salir de ella. También hay una inercia exterior -podríamos llamarla aquella a la que conduce el sistema per se- y hay la inercia que uno se fabrica si se deja vencer. Pero entran en juego tantas apetencias...No por ser mayor uno debe claudicar, ni se te ocurra. Ser consciente de las limitaciones y las posibilidades es una cosa pero casi siempre hay márgenes de adecuación. Cualquier cosa menos sentarse en un sofá a ver la repugnante televisión.
EliminarTienes razón, yo fui de las que huía del aburrimiento, y viví deprisa, deprisa; pero cuando uno se siente “empachado” no ansía comer, y si con suerte no vomita, por puro sentido de supervivencia optima se las apañara para transformar lo que vaya apareciendo en algo mejor. Por ej. ese sofá servirá para dormirse y el sonido de la TV, radio o lo que sea servirá para inducir a un sueñecito deseable! Y si el crio del vecino se harta a llorar y te despierta pues a leer tocará! Vamos, el arte de transformarlo todo para disfrutar (el secreto del enanito saltarín llevado al extremo) Una vulgar manera de materializar la puñetera gloria y pasar de una vida impuesta por conceptos contaminantes e indeseables. Eso no es inercia sino adaptación activa y positiva. Para ello solo se necesitan unos mínimos que la sociedad no solo ignora o desprecia sino que ni se percata.....afortunadamente!
EliminarA veces necesitamos -o cada vez más- habitar ciertas cápsulas que nos aíslen de la serie de ruidos, de los cuales el puñetero mediático es la mar de agobiante. Aplicarnos los tres monos a la carta.
EliminarCreo que se pone en boca de Naida lo que en realidad siente el reportero accidental.
ResponderEliminarAdriana
Pero Naida es Naida y el reportero es el reportero, asumen sus papeles y sus dudas.
EliminarCito con frecuencia la frase de Shakespeare: "Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras"
ResponderEliminarEspero que no descartes unificar tus entradas con vistas a publicar una estupenda novela.
Saludos
Pues sí, el de Stratford tenía razón, y mira que la mayoría somo siervos de ellas.
Eliminar(Una sugerencia curiosa la de no descartar, tomo nota, pero como dice el personaje, no creo que la sangre o tinta llegue al río o a la novela)
Li no sería Li sin su silencio. El silencio es siempre un amigo, si se sabe aprovechar. Tus relatos son intensos y están escritos de un modo impecable.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
El silencio es también el otro Yo: si eres ruidoso te hace callar. Si enmudeces canaliza tus silencios. Gracias por leer, Li.
EliminarEl silencio es el sonido más potente que existe. Pienso en amigos o amantes cuya relación ha concluido por motivos diversos, en cierta manera me duele, pero me doy cuenta de que el silencio que existe entre nosotros está preñado de diálogo profundo por lo menos por mi parte. Hay momentos en que las relaciones dejan de existir, las relaciones concretas, para convertirse en mentales, en espirituales y en la ausencia siguen creciendo, ramificándose, extendiéndose, como raíces hacia el fondo.
ResponderEliminarYo admiro el silencio interior si es fecundo. Yo temo el silencio interior si es sequedad y anulación de mi mismo. No debo quejarme, todo tiene solución. ¿Con los otros? Todo se arregla, bien manteniendo una línea de diálogo nueva, diferente, bien callando sin rencor. Lo importante no es el mecanismo -el silencio- en sí sino las motivaciones, los esfuerzos, las cesiones, las aceptaciones. Una opinión simplemente. Todo lo que hacemos y como lo hacemos es producto o derivado de la evolución que nos cambia. Juntos o separados de los demás. Mejor relativizar siempre, desdramatizar siempre. Buen y lluvioso domingo, hermano.
EliminarLas inercias controladas mueven el Universo en silencio. Ojo a estas fuerzas...
ResponderEliminarUn saludo
No me cabe duda por ahí. Pero me asalta otra. Las no controladas, ¿lo harán de manera ruidosa? Feliz domingo ya corto.
EliminarA veces las cosas se desarrollan así. Debajo de la aparente frialdad puede haber varios volcanes en erupción. Nunca se sabe...
ResponderEliminarMuy interesantes tus letras, Fackel.
Nunca, nunca, Ana, hasta que los movimientos telúricos se pronuncian, con efectos dispares. Gracias por leer.
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