En recuerdo de Juan. Compartimos tantos momentos: de diálogo, de protestas, de reivindicaciones, de planteamientos constructivos, de logros, de agrupamiento, caracterizados a veces por momentos tensos, pero también relajantes y esperanzadores. De búsqueda en aquella lenta salida de la noche ibérica. En la calle, en la asociación de vecinos, en la federación, en mi casa. Cuando la niña, que te adoraba, era pequeña. Eran, fueron, otros tiempos. De utopía limpia. De ofensiva de propuestas frente a la atonía de otros. Fueron tiempos de Hacer, con mayúsculas. Mientras muchos, confusos y dogmáticos, se preguntaban todavía ¿Qué hacer? tú, con otros, ibas haciendo.
Imposible recordarte enfadado -tengo que hacer un esfuerzo para verte de esa guisa- porque lo tuyo era la cordialidad de recibimiento, la risa de la chanza permanente, el optimismo compensador frente a las dificultades. Siempre con los brazos abiertos y el ser entregado. La afabilidad materializada. El rigor no te abandonaba, o tú a él. La capacidad de mediación te caracterizaba. Y mantenías actitud severa cuando había que discutir con las autoridades. Del compromiso eras adalid. De la polémica sana eras contribuyente. De la colaboración desinteresada, maestro. Frente a la turbulencia ideológica que no conducía a nada, eras un esforzado en desbrozar hierbas y hierbajos. Junto con una piña de vecinos construiste asociacionismo en tu barrio, después lo coordinaste en la ciudad. Apoyaste con cariño y tenacidad la necesidad de expresión, totalmente desinteresada, potenciando revista de los barrios y programa de radio realizadas en la base. Otros sectores de la ciudad tenían voz y apoyo. ¿Cómo llamar a todo aquello? Simplemente calidad y riqueza humanas.
En fin, fue una época de hacer de la que muchos demagogos y arribistas de ahora, consagrados solo por las siglas de un partido, pero sin el caché del compromiso, no tienen ni idea de lo que supuso. ¿Utopía? Creo que la utopía abstracta y de blablá de otros tú la conjuraste de sobra con la actividad desenfrenada. Siempre se quiere más. Bien se te podría aplicar, solo en parte, aquel aforismo de Eduardo Galeano: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar ". Porque en cantidad de asuntos colectivos no solo caminasteis, sino que asentasteis para el mejoramiento social que otros iban a heredar. Hoy te recuerdo porque, sin duda, ya estás más allá de la utopía.
Imposible recordarte enfadado -tengo que hacer un esfuerzo para verte de esa guisa- porque lo tuyo era la cordialidad de recibimiento, la risa de la chanza permanente, el optimismo compensador frente a las dificultades. Siempre con los brazos abiertos y el ser entregado. La afabilidad materializada. El rigor no te abandonaba, o tú a él. La capacidad de mediación te caracterizaba. Y mantenías actitud severa cuando había que discutir con las autoridades. Del compromiso eras adalid. De la polémica sana eras contribuyente. De la colaboración desinteresada, maestro. Frente a la turbulencia ideológica que no conducía a nada, eras un esforzado en desbrozar hierbas y hierbajos. Junto con una piña de vecinos construiste asociacionismo en tu barrio, después lo coordinaste en la ciudad. Apoyaste con cariño y tenacidad la necesidad de expresión, totalmente desinteresada, potenciando revista de los barrios y programa de radio realizadas en la base. Otros sectores de la ciudad tenían voz y apoyo. ¿Cómo llamar a todo aquello? Simplemente calidad y riqueza humanas.
En fin, fue una época de hacer de la que muchos demagogos y arribistas de ahora, consagrados solo por las siglas de un partido, pero sin el caché del compromiso, no tienen ni idea de lo que supuso. ¿Utopía? Creo que la utopía abstracta y de blablá de otros tú la conjuraste de sobra con la actividad desenfrenada. Siempre se quiere más. Bien se te podría aplicar, solo en parte, aquel aforismo de Eduardo Galeano: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar ". Porque en cantidad de asuntos colectivos no solo caminasteis, sino que asentasteis para el mejoramiento social que otros iban a heredar. Hoy te recuerdo porque, sin duda, ya estás más allá de la utopía.
Las utopías de ayer son las realidades de hoy y el desencanto de mañana.
ResponderEliminarEn efecto, aunque muchas de ellas ya han sido desencanto. Todo tuvo su valor, ¿no?
EliminarAh, por cierto, Francesc. La foto es de un año en la fiesta de los Comuneros, un 23 de Abril. Otra historia frustrada, la de reivindicar las Comunidades de Castilla. Yo nunca me he sentido nacionalista, así que poco puedo opinar.
EliminarCuando de una persona queda el recuerdo, es que esta ha sido importante.
ResponderEliminarSalut
Claro, no te quepa duda. Aunque luego nos hayamos alejado, circunstancias vitales, ya sabe. Pero aportó en su momento la amistad, la colaboración, la complicidad en la búsqueda. Yo no desestimo ninguna relación que he establecido en el pasado.
EliminarJuan Eduardo Cirlot tiene una frase que se me quedó grabada:
Eliminar"Nada de lo que ha estado conmigo me abandona"
Exacto. Solo cuando dejamos de estar.
EliminarEran tiempos de utopía que yo viví tambíén en él asociacionismo de barrio, pero no todo era tan inocente. Detrás de las reivindicaciones había partidos -era muy raro y anómalo ir por libre: se molestaba-. Una vez, yo en un partido, escuché a un cura obrero que se quejaba de la manipulación política que había detrás de todas las reivindicaciones. Yo. Me hice el sueco, como si no supiera de qué hablaba, pero lo tenía bien claro. Había utopía pero una utopía dirigida, determinada, nada espontánea, planificada, yo diría que fría. Hacia la revolución socialista en el horizonte. Todo eran pasos previos. Guardo buen recuerdo de aquel periodo, pero en realidad había muy poca gente independiente, y a estos se los intentaba bloquear o anular. Saludos.
ResponderEliminarSí, todo era más o menos como dices. Pero preservo los valores humanos de fondo. El intento de pensar. De intercambiar pareceres. De diálogo. De perder un cierto tipo de miedo. De construir algo. Por supuesto que manipulaciones hubo siempre. Gente que estuvo mucho tiempo en la cárcel, incluso de la década de los 50 y 60, me ha contado de manipulaciones de gente muy alta que luego se vendió su imagen en la Transición como el no va más de la cesión por su parte. Pero había un esfuerzo por ir siempre más lejos. Lo de més lluny que cantaba Llach ya lo invocábamos mucho sin pretensiones particularistas. Nos molaba, como se diría ahora, más el internacionalismo. Pero incluso fracasando muchos intentos siempre había construcción: de asociaciones y movimientos sociales. Y gente independiente ha habido siempre, lo viví y con conocimiento de causa lo afirmo. Y más de lo que se imaginan los que estaban en partidos clandestinos. Entonces clandestino era cualquiera que dijera NO a lo establecidos. Memoria.
EliminarEn los partidos marxista-leninistas dividíamos a la gente como masas. Masas arrasadas -sin conciencia política-, masas intermedias -objeto de trabajo ideológico para hacerlas avanzar, masas avanzadas -independientes que tenía conciencia política muy resuelta- y a estos se intentaba captarlos para asociaciones en la órbita del PCE, del MCE, del PTE o de la ORT, o en todo caso de los troskistas como la LCR. Era realmente muy difícil vivir al margen de esto que vértebraba los movimientos de masas -obreras, estudiantiles o de asociaciones de barrio-. Había un elaborado sistema de captación de masas a las que se iba atrayendo ideológica y políticamente para llevarlas a la militancia política. Yo es lo que viví y en la universidad o en las asociaciones de barrios no se movía una hoja de papel sin que lo determinaran los partidos políticos que estaban detrás. Yo lo viví desde la universidad, donde fui captado, y luego fui derivado a barrios. Era burocrático. Lo que nos determinaba eran nuestras lecturas leninistas. Claro que había también utopía, pero utopía revolucionaria. Se quería ir más allá de la democracia burguesa a la que se despreciaba. Ese era el més lluny. Hay una mística revolucionaria que lleva a anular las libertades como producto burgués en aras de una revolución verdadera del pueblo, dirigida por el partido auténticamente revolucionario, o sea el nuestro. ¿Independientes? Los habría pero o no se enteraban de nada o coincidían en objetivos con esto que he reseñado. Pero necesitan un partido dirigente, estaban huérfanos. ¿Acaso se contentaban con la democracia burguesa? La revolución ha necesitado siempre de un partido revolucionario que la impulse. Los independientes estaban condenados a ser aplastados. Eso si nuestros planes hubieran salido y no nos hubiéramos estancado en la democracia burguesa. La ingenuidad revolucionaria fue condenada por Lenin como algo execrable. Nada había fuera del Partido. Las cosas fueron así. Y ni en barrios ni en la universidad ni en el movimiento obrero, las cosas funcionaba de modo distinto. Como puedes imaginar lo veo muy negativamente. La mayoría de aquellos dirigentes cuando vino la democracia se terminaron integrando en los partidos de gobierno, el PSOE especialmente. Solo en el País Vasco se siguió con la mística revolucionaria durante tres décadas más, para nuestra desgracia. Saludos cordiales.
EliminarSí, era raro y difícil que en los movimientos sociales o sindicales hubiera gente que no estuviera encuadrada en el espectro de partidos de la época. Estoy de acuerdo con tu argumentación. Hubo mucha ensoñación, el dogmatismo no fue a ninguna parte, las ideologías se mostraron dignas hijas del cristianismo latente, aunque con otras formas y apariencias. La mística lo enturbiaba todo, tanto en izquierdas como en derechas, lo cual no permitía ver el bosque. Sí, la mística fatal del País Vasco trajo la desgracia que trajo con una violencia inaudita, ya ves, la consecuencia del nacionalismo atroz y decimonónico. Cuidado con la mística catalanista del momento actual. Puede salir cualquier cosa, y si hay frustraciones ni te cuento. Pero insisto: independientes siempre ha habido, que también cometieron sus errores o fueron a la cola de los que tiraban del carro. Otros tiempos. Cordial.
Eliminarvivir no para recordar recordar y luego vivir
ResponderEliminarme ha encantado tu entrada
El recuerdo es el balance -no contable- de nuestra vida. Yo lo aprecio, lo valoro, no lo sublimo. Pero lo tengo en consideración porque ahí, a través de él, uno sabe lo que hizo y no hizo, y de qué manera y qué bien o qué mal pudo haber en las conductas por las que uno se guió.
EliminarGracias por tu comment. Ah, la cabecera de tu blog...fascinante Simone.
Gente que ayudó a construir lo que ahora están recortando, los mismos que pretendieron hacerse con aquellos logros.
ResponderEliminarUn saludo.
La dinámica de las cosas. Pero pensemos que hace 50 y 40 años las carencias en las ciudades eran enormes, y en la época de la que hablo, que era década de los 70 y de los 80, aún se estaba exigiendo inversiones y mejoras dignas para los barrios de nuestras ciudades. Porque la edificación fue una máquina de especulación bestial, que enriqueció a mucho empresario del ladrillo, pero la urbanización del suelo, los servicios, las escuelas, los centros de mayores, etc. casi no existían o lo que había era menor. Tuvo un valor pugnar por las mejores de calidad de vida, aunque muchos hoy acaso no lo reconozcan. Saludo.
EliminarBonita foto con las peques.
ResponderEliminarUn beso, Adriana.
Las debió de coger por sorpresa y con alevosía por detrás, porque una parece renegar del apretón y la otra aún anda pendiente del globo o la banderola. Décadas ha. Pero la alegría instintiva y gamberra del hombre es inolvidable para quienes lo conocimos. Ayer y hoy le hemos recordado muchos.
ResponderEliminarSe me ha borrado un largo comentario desde la consulta del médico. Ya descansa en bendita paz pero lo siento por quienes lo echarán en falta.. Cuando pueda me explayaré.
ResponderEliminarYa sabes que el tema de la muerte lleva poco argumento. El argumento se concentra en los recuerdos vividos. Pero cada vez veo caer más gente conocida. En fin.
EliminarComo me dijo cierto soldadito superviviente del frente, ya fallecido: “Asumamos que estamos en “primera fila”. Así de sencillo y a actuar en consecuencia, cada cual la suya.
ResponderEliminarPero no hay un orden correlativo. He visto caer a gente que iban por detrás. No vale rellenar formularios.
EliminarSupongo que fue un gran amigo tuyo.
ResponderEliminarQue su recuerdo te acompañe.
Salu2.
En un tiempo era bastante amigo, pero lo era de mucha gente, la confraternización y compañerismo se llevaban más. Gracias.
EliminarQue toda despedida sea un hasta luego. La lucha de cada uno de nosotros es la lucha de muchos. Nunca bajemos los brazos. Nunca dejemos de escribir aunque nadie nos lea. Yo, en honor a los que me precedieron, nunca abanonaré el camino de la utopía. Descance en paz.
ResponderEliminarCómo me identifico contigo en lo que expones. Qué bonito es encontrarse con gente con la que participamos en búsquedas, y ahora lo digo por tu paso por aquí.
Eliminar"No se escribe para ningún otro lector que uno mismo". Wallace Stevens. En "Adagia".
Qué bueno recordar a Juan! Y ahora? Tenemos que decir lo mismo, de vez en cuando, a nuestros amigos que se empeñan y a otros que hacen lo mismo.
ResponderEliminarAbrazos
Es la carrera de la vida, que nos tiene adjudicada su meta (sin premio de ganador) por el mero hecho de haber nacido. Gracias, saludo.
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