1. Poema de Gonzalo Rojas en su Metamorfosis de lo mismo:
Viendo bailar al aire
Loco, Tao:
¿quiere decir que está en movimiento?
Que está en movimiento:
¿quiere decir que va lejos?
Que va lejos:
¿quiere decir que retorna?
Efímero,
imago inmóvil: todo efímero.
2. Comentario a mi modo y capricho: hago figuras de papiroflexia que duran lo que duran, las armo, las desarmo, aquí un pájaro, allí un avión, más tarde un caballo, qué busco en ellas, el armonioso piar, el vuelo enérgico y su runrún, el relincho del corcel brioso, ahora doy la vuelta al papel y quiero un barco, si es pirata mejor, y a ver si me sale un conejo, para que me convoque como a Alicia y me haga llegar al más allá de mi espejo y de la imaginación, y puedo intentar, pero sé que es muy difícil, hacer un corazón, que ame, naturalmente, y una mano, que acaricie, por supuesto, ¿sabré hacer una mano de papel con dedos afilados y dúctiles que dibujen sobre la piel de mi fantasía?, y cuando tenga todas las figuras seguiré con otras hasta construir una ciudad de origami, donde habitemos todos, las figuras y yo, para llevar la contraria al Tao.
El poema muy sugerente y el texto a tu modo y capricho me parece perfecto. Muy, muy bonito...
ResponderEliminarSaludos
Me lo paso bien, así de sencillo. Pero tiene sus claves, todo.
EliminarSaludos.
Lo efímero tiene el secreto de lo esencial: en esa cualidad se aprecia más nuestra condición de seres mortales.
ResponderEliminarPor cierto: yo soy torpísimo en cualquier ejercicio manual, incluida la papiroflexia.
Pero seguro que no eres torpe en imaginar, que también es una destreza que no se gasta en nuestros ámbitos ordinarios.
EliminarOye, y la esencia ¿permanece o fluye?
Me temo que vaga errante...
EliminarSin duda.
EliminarUna interpretación original y magnífica. Nada es eterno.
ResponderEliminarUn beso poético.
Huy, qué va, no solamente no es eterno sino de tránsito vertiginoso. Se pierde con más facilidad algo que con lo que se gana. También lo poético es flotante, también. Aunque hay poesía a la que recurrimos una y otra vez por su esencialidad.
EliminarReivindicación de lo efímero, de lo evanescente: una sonrisa perdida, las volutas del humo del cigarrillo... Las cosas bellas vienen con fecha de caducidad. No se pierden del todo. Siempre nos quedará el recuerdo.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Cierto, esos aparentemente pequeños detalles, actividades, lugares de paso o encuentros breves que apreciamos más porque se dan, aunque tengan limitación y caducidad. Pero algo nos dice en nuestro cerebro que si ha sido bello y placentero lo asimos, lo preservamos, se convierte en modelo para armar dentro de nosotros. Tal vez sea eso el recuerdo. <buen domingo caducando.
EliminarBellos pensamientos. Gracias!
ResponderEliminarImpuros, muy impuros, hermana. A ti!
EliminarUnos pensamientos muy inspirados en tu lectura, que sin embargo, yo no haría. El tao como valoración de lo efímero y viajero, lo cambiante y poliédrico, el estar para dejar de estar lo asemejo a un tablero de ajedrez. Un ejército de figuras de papel es tentador también.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero ¿de figuras bélicas o personajes pacíficos? No había caído, se puede probar a soldaditos de plomo pero en papel o esclavos de las pirámides pero de papel o constructores de dómenes pero de papel...Efímero o no, y que el Tao no se enfade, la verdad es que todas las culturas dejaron huella (y deshicieron otras huellas a veces)
EliminarMe resisto a hacer un comentario de texto que desvirtúe el poema traduciéndolo a un lenguaje común.
ResponderEliminarEL POEMA
I
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
Piedra y cielo, Juan Ramón Jiménez.
Precisión total la de Juan Ramón, y la tuya. Tao, sin duda.
EliminarLo siento. El poema no me resulta tan sencillo de comprender. Hay entre lineas algo que se me escapa.
ResponderEliminarMe quedo con alguna aportación de las que hay en la página.
salut
No sé si los poemas se escriben para ser comprendidos, al menos no en todos o en muchos casos. A veces solo lo sensorial basta. A veces lo sugerente. No pasa nada. Aunque pase todo.
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