"Somos peregrinos extraviados sobre nuestro suelo. Nada de peregrinos de las estrellas ni de las divinidades. Ni siquiera de una tierra prometida al estilo bíblico. Nuestra meta no es un lugar sagrado o un espacio cósmico, sino el futuro. Lo más incierto y enigmático. Caminamos constantemente con el solo objetivo del día siguiente, del año que vendrá, del futuro inaprensible. Perseguimos compulsivos y crédulos la conquista del Tiempo, que solo se burla de nosotros. Sus guiños los traducimos en ilusiones. Sus silencios en expectativas. Su inagotable demora en angustia. Damos apenas un paso y permanecemos a la espera con limitado y confuso control. Como si hubiéramos realizado un avance sustancial. Planeamos circunstancias del futuro pretendiendo que las estuviéramos llevando a cabo ya. Como si lo que estuviera por llegar únicamente dependiera de nosotros. Todos tememos quedarnos parados. no disponer de proyectos entre nuestras manos, no aspirar a lo que modifique y ascienda un escalón en la oscura y obsesiva persecución del más allá de hoy. Tememos la paralización porque nos espanta el fracaso. Buscamos el futuro como estúpidos, pensando que consolidamos nuestra vida, cuando en realidad precipitamos un tránsito cuya disolución estará más cercana. Pero esta peregrinación es nuestra irrenunciable tendencia de animales humanos. La inercia nos empuja, queramos o no. El crecimiento físico nos estimula, ahuyentando temporalmente el menor atisbo de decadencia. Es cierto que hay individuos que se evaden, o creen que lo consiguen, del mundo y del tiempo. De los espacios ordinarios y de las propuestas al uso. Que a su manera niegan el futuro. De ellos, unos buscan el aislamiento de la vida formal compartida con la sociedad. Otros recurren a sus invenciones y se recrean en ellas. Hablan de vías de estudio, de lectura, de ejercicios de redacción de diletante, de juegos sin solución que se exige vivir en presente. Dicen perseguir el conocimiento. Otros se alejan de cualquier tentación frustrante viviendo al día pasiones carnales y virulentas que, antes o después, les van a exigir ser fijadas en plazos temporales. Tal posteridad implicaría una traición a su particular vía de escape. ¿Cómo podría yo cambiar el objeto de mi peregrinación al vacío postrero?..."
Se interrumpe aquí este texto que Naida me ha entregado para que lo lea al atardecer. Léelo, me ha dicho, cuando estés solo. Es el comienzo de un relato que me he empeñado en escribir, aunque no sé muy bien para qué. Lo he escrito sin premura, sin precipitación. Revísalo tú de la misma manera. Si no lo termino no pasa nada. Escribir es también detenerse en la peregrinación, ¿no? Conjurar el futuro. Escribir es ausentarme y no ser yo sino a través de personajes y mundos imaginados. Eso me ha dicho la mujer cuando se ha despedido esta tarde.
(Fotografía de Inés González)
(Fotografía de Inés González)
Buen enclave ha elegido Naida para inspirarse; ese puente, ese pequeño y antiguo puente de piedra llamado Puente de las cabras es uno de los lugares más bellos que me ha regalado la ciudad de Sarajevo. Está al final de una deliciosa caminata que se inicia en la Biblioteca, la emblemática y bombardeada biblioteca en la época de la guerra, subes a la montaña unos nueve kilómetros acompañada por el río, el Miljacka, un Miljacka pedregoso y transparente a esa altura.Después de la guerra, los paíse participantes en la contienda o no, han plantado su sello, ese magnífico camino casi salvaje ha sido bautizado con el nombre de Camino de los Embajadores, ahí relusen sus placas, silenciosas y absurdas en medio de esa espesura exultante.Como dice Don Antonio Gamoneda, he subido incansables veces por esa montaña hasta cansar mi corazón, nada hace sospechar en la deliciosa y bucólica travesía que en un pasado reciente flotaron en ese río los cadáveres. La paz que otorga la naturaleza no los hombres abraza y conmueve, sobre todo en invierno, ese invierno azul como el que describía Schubert en su magnífico Winterreise. Sería bueno que Naida terminara el inicio de esas reflexiones, sin pretenciones, ni prisa alguna, volver a zambullirse en la nieve y desechar toda angustia, porque el futuro no existe, sólo el crepitar de la nieve y el frío que golpea los pulmones en diciembre con -24.No hay terror más atroz que el de la anticipación. No?
ResponderEliminarY sin embargo la mayoría de los individuos viven inmersos en la obsesiva anticipación, ya lo creo. Lo cual es fuente de preocupaciones, ansiedades, competitividad, manías y frustraciones múltiples. Se pretende alcanzar fines que en ocasiones nunca se rozan. Se pretenden garantizar con el incierto futuro las limitaciones e indecisiones del presente. Acumulamos quehaceres, objetos y vanas ilusiones, incluidas las del amor, para realizarlas un día que acaso nos defraudará. E pur...tiramos por la inercia cultural que ha interferido para siempre en la biológica, y lo que sea sonará.
EliminarPor lo demás, tu comment además de informativo es sobre todo reflexivo, y la fotografía asocia tus vivencias con tus conclusiones personales. ¿No es eso el verdadero logro del viaje y la estancia? Gracias, Inés.
Peregrinos de una vida desconocida, en tiempo, en circunstancias, en situaciones.
ResponderEliminarPeregrinos, precisamente porque no se sabe cuándo ni dónde se acaba, ni qué vamos a encontrar.
Naida se pregunta cómo cambiar el objetivo de su peregrinación al vacío postrero: una cuestión muy profunda, muy personal y muy fácil o difícil según cada cual.
En una sociedad donde se persigue algo que se quiere ya, que cambia vidas, que las des-hace, se hace impensable ese peregrinaje en el vacío.
Pero existimos personas que, como Naida, también nos preguntamos por esas cuestiones.
Personalmente, soy de quienes prefieren peregrinar por ese vacío, perderme de esa sociedad que, aunque no puedo dejar, sí me angustia.
Saludos.
Qué bien lo que dices, qué claridad al respecto. Creo que en ello andamos muchos. La angustia siempre nos perseguirá, se trata de no perecer en ella y menos en las melancolías, se trata de ver otras partes de la peregrinación, otros paisajes, y si no inventarlos. No necesitar siquiera las farsas ideológicoreligiosas que pregonan otros mundos de humo. Aunque sé que hay gentes que recurren a ellos, cosa de cada cual, a mí hace siglos que no me sirven. Es positivo, es constructivo ver la vida como peregrinación en la que tratamos de sujetar las riendas sobre la marcha. Si al fin y al cabo no hay otra historia, ¿no?
EliminarEs una reflexión en voz alta que esconde la profundidad de saberse finito. La comparto, de hecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
En efecto, la conciencia de lo finito es muy importante, palía en parte la angustia que nos acompaña producto de la ilusión. De eternos, nada, lo sabemos, pero actuamos como si no fuéramos a tener acabamiento. Por eso la importancia de la calma a la hora de enjuiciar lo que percibimos, lo que nos acecha e incluso empieza a maltratarnos, eso llamado tránsito del tiempo y que yo preciso con la idea del tiempo personal: cada uno sufre las inclemencias o los aires benévolos del transcurrir de una manera diferente a otros. Animémonos siempre. Buen vendredi.
EliminarDurante un tiempo me interesé vivamente por África, su arte, su concepción de la vida, sus culturas, y leí muchos libros -novelas, poesía y ensayos-. Uno de estos últimos, apasionante, es Entre Dios y el tiempo. Religiones tradicionales africanas, una de cuyas tesis fundamentales es que para los africanos no existe la idea de progreso como dirección a un punto culminante futuro o hacia un final del mundo. "Por ello, los pueblos africanos no tienen creencia en el progreso, no participan de la idea de que el desarrollo de las actividades humanas y sus logros se muevan desde unos niveles inferiores a otros superiores. La gente no planifica el futuro distante (...)". Para ellos, el tiempo esencial es el Zamani, lo que es en cierta manera el pasado. Viven en un tiempo eterno que se hunde en el pasado, el tiempo de los antepasados y los espíritus. No conciben un tiempo que ha de venir, como ocurre en el judaísmo y el cristianismo. "Los pueblos africanos esperan que la historia humana continúe siempre, y no hay nada que sugiera que este ritmo terminará alguna vez: los días, meses, estaciones y años no tienen fin, así como tampoco tiene fin el ritmo del nacimiento, matrimonio, procreación y muerte".
ResponderEliminarCon esto quiero decir que la concepción que tiene Naida es realmente propia del judaísmo-cristianismo y no es común a todas las culturas. En África hay un problema grave porque los africanos no conciben el futuro, van del presente al pasado, y del pasado al presente, pero no al futuro. Y eso es causa de su visión tradicional, esclava del pasado y que les impide planificar, adelantarse, hacer planes, imaginar el futuro. Esa tensión angustiosa que para nosotros es esencial es la que hace que el mundo avance, es origen de los descubrimientos científicos y filosóficos, sin esa angustia que sentimos, nuestra civilización tal vez no habría salido de la Edad Media, como les pasa a los países africanos. Una vez leí a Ryszard Kapuscinski que si África quería sobrevivir tenía que adaptarse a otra concepción del tiempo. El tiempo de los antepasados no ayudaba a construir países modernos. Un historiador catalán, Ferrán Iniesta, elogia esta concepción antimoderna de África y eso -dice- la hace inasimilable por el mundo filosófico-tecnológico occidental. Yo añado que eso también hace que su natalidad sea desmesurada y que sus países sean corruptos y que sus jóvenes tengan que emigrar masivamente a otras latitudes.
El tiempo es una concepción cultural. En el subcontinente indio existe también otra percepción antropológica del tiempo, así como en las religiones aborígenes, o incluso en el islamismo. Lo que Naida describe en nuestra concepción occidental, herencia del judaísmo y cristianismo, es decir, que vamos del pasado al futuro, tiempo en que la salvación vendrá, existirá el fin del mundo o en el marxismo, aparecerá un tiempo sin clases sociales.
Saludos.
Qué interesante eso que cuentas de los pueblos tradicionales africanos. Inmediatamente pensé: pero llegaron las religiones occidentales y sus secuelas o aurigas de intereses empresariales (el esclavismo y el colonialismo, vamos) a imponer otros criterios. No debato ahora los pros y contra.
EliminarNaida hace crítica del pensamiento y las pautas y conductas existentes, no necesariamente participa de ellas, más bien se rebela, las cuestiona. Cuestiona la obsesión a veces enfermiza que tenemos todos aquí por labrarnos el futuro, que nos decían de jóvenes cuando empezábamos a sacar malas notas. Y ya nos lo decían todo, algo lógico por otra parte porque nuestras familias venían de una España miserable. Pero estoy de acuerdo en que la angustia y las dificultades de asumir la latente pulsión de prever el día después, en términos colectivos, de cultura, ha hecho y hace que los conocimientos, las técnicas, las relaciones de convivencia, las informaciones, etc. se hayan potenciado. Por otra parte, creo que hay mucho de justificaciones y coartadas en esto de las concepciones sobre el tiempo.
Muy interesante, mucho, tu síntesis con hondura.
Hay un libro que es el pórtico a la literatura africana, además de ser una excelente novela, que se titula Todo se desmorona del escritor nigeriano Chinua Achebe en que aparece con toda su crudeza el choque entre las concepciones africanas del tiempo, el ser, los espíritus y la llegada de los colonizadores con otras concepciones tan soberbias que les impiden ver y reconocer la riqueza de lo que allí encuentran. Es un relato formidable.
EliminarConozco -conocemos- poco de las culturas africanas, sumamente interesantes, pero ya sabes: todos nuestros estudios y divulgaciones más o menos académicas han estado en función del entorno occidental, en concreto europeo, y relativamente conocido. Hemos sido -somos aún- ignorantes de lo acontecido en la Historia de grandes zonas del planeta, salvo que por iniciativa propia hayamos indagado.
EliminarHace poco tuve el gusto de charlar con el director de la revista Mundo negro, un hombre bastante bien informado y en situaciones de esta clase se da uno cuenta de lo poco que sabe.
Aquí hay un museo fundación interesante, sirve para una cierta aproximación, vía lo visual, a culturas africanas:
http://www.fundacionjimenezarellano.com/
Tomo nota de ese título, Joselu, muchas gracias.
No me lo había planteado, de hecho, no me planteo peregrinajes, pero ahora que tú lo comentas, quizás sí que nuestro único peregrinar sea hacia el futuro. Futuro incierto. Pero yo añadiría futuro muy cercano, lo que queda más adelante es una incógnita, cuya imaginación es un juego ocioso sobre la naturaleza del Tiempo, en el mejor sentido de la palabra.
ResponderEliminarLa conquista del Tiempo es una sucesión de batallas perdidas. En el fragor de la batalla, muchos permanecemos expectantes y rendimos las armas, optamos por diferentes estrategias, tú has citado algunas, puedo compartirlas, pero no las juzgo, hacerlo significaría la renuncia a muchas posibilidades o a algunas formas de acceso a la felicidad pasajera y fugaz.
Salud
Francesc Cornadó
Pero vivimos dentro de una pulsión a ir instintivamente hacia adelante, asumiendo riesgos y errores, ¿no? La vivieron nuestros padres con nosotros y ahora nosotros con nuestros hijos y no se puede escapar de ello. Naturalmente que el denominado futuro es una incógnita. Mas hay que intentarlo. Y si el Arte de la Guerra de aquel chino no siempre triunfa hay que aplicar estrategias, muy a la carta de cada uno. Además juzgar no sirve para mucho, no hay que limitarse aunque la prudencia nos señala a ciertas alturas de la vida tanto las posibilidades como las limitaciones.
EliminarDía este viernes de nubes y claros, qué simbolismo o metáfora, ¿no?
Podrá no tener relación al texto, pero me viene a la cabeza el verbo “to be” = ser y estar.
ResponderEliminarEs decir que si se es se está y lo contrario. Ser/Estar .... me importa mucho el “como” .....en movimiento.... claro, y participar en la danza colectiva de cualquier tipo le llamamos vivir., eso si cada cual en un escenario relativo.
Descubrir significa vivir para algunos: formar parte puntual de ese escenario concatenado, encontrar la clave de dicha concatenación: el reto, una especie de zanahoria más bien incierta.
Por supuesto, el cómo e incluso el cuánto son muy importantes. La mayoría opta por dejarse ir en la rueda de la inercia, si luego es de fortuna pues maravillosa, si es rueda que pincha siempre hay alguna posibilidad de recambio, ¿verdad? Pero para todos para todos el futuro es una X, de incógnita. Cuántos planes conozco en varios casos que se han venido abajo, por salud o mal negocio. Pero ea, creo que lo que comentamos no es nuevo ni necesariamente peor que en tiempos pasados, donde incluso el presente era muy negro y muy incierto. Deambulemos al menos, sea peregrinación, romería o simple paseo vital.
EliminarGuten tag.
Me siento muy identificada a leer este texto. Concuerda muy bien con las muchas reflexiones que tengo conmigo misma sobre la vida, el tiempo, los años, etc...
ResponderEliminarMe gusta mucho, y es cierto, somos peregrinos en esta sociedad que a lo único que nos empuja es a seguir con la inercia del vacío y la soledad. Somos el resultado de un millar de influencias, un millar de condicionamientos, de herencias psicológicas, propaganda y cultura. No estamos solos, por lo tanto, somos seres de segunda mano.
Muchas gracias por este escrito
Un saludo
En efecto, Jose, y si somos conscientes y honestos debemos ser comprensivos, abiertos, tolerantes y capaces de asumir transformaciones, porque nada permanece, nada. Gracias a ti por conectar con el tema.
EliminarY sin embargo, que frágil es toda proyección sobre la vida. La predicción sobre el futuro lleva casi siempre implícito el final de este en una tierra prometida (cristiana, marxista, capitalista), pero ninguno de nosotros la alcanzará porque moriremos en el camino o a las puertas. Y aquellos que lleguen comprenderán que aquello no era más que un punto de partida.
ResponderEliminarLo peor se da cuando no solo reflexionamos sobre el propio tiempo sino sobre el tiempo de los demás y queremos imponerles un sendero. Con la multitud de caminos que hay para andar.
Pues sí, que yo sepa nadie ha alcanzado tierra prometida alguna, ni siquiera los grandes dictadores, emperadores o reyes que pretendían que gobernaban sobre una amplia zona del mundo han llegado a puerto seguro. Pero seguro que han llegado a su fin. Algunos con su fin precipitaron además el final de un imperio, con todas sus consecuencias sociales y demás.
EliminarAh, eso que dices es muy interesante. Esa actitud de lo que yo llamo misionero, de pretender imponer a otros criterios sobre su forma de vivir y pensar cada vez me parece más abusiva. Sobre todo si se hace por medios coercitivos (que se ha hecho) Hay caminos muy diferentes, pero claro, no interesan a los que planifican la marcha desde sus cotos de poder.
Me viene a la memoria una frase atribuida a Víctor Hugo. "El futuro tiene mucho nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad" Yo añadiría que el futuro nos permite soñar, Que no es poco...
ResponderEliminarOye, una frase muy acertada la de Víctor Hugo. Enseguida me ha hecho pensar: yo, ¿dónde estoy? ¿a qué grupo pertenezco? ¿habré pasado de un grupo a otro alguna vez? El futuro nos permite soñar porque nuestro cerebro diseña el propio futuro personal. Si luego se levanta o se estrella o es solo humo es otro tema, consecuente, claro. Somos creadores de sueños, sin duda.
EliminarComparto la idea.
ResponderEliminarescribo desde otro ordenador, el mio no desea funcionar...
¿estará peregrinando?
Miquel (TotBarcelona)
Lo que está es deseando que lo jubiles. Pero que no se entere que lo cambias por uno nuevo, no vaya a ser que te eche el mal de ojo para el nuevo, jej.
EliminarEl tiempo es lo único que no se puede cambiar en esta existencia humana. Se puede cambiar el espacio, la forma, el modo, pero no el tiempo.
ResponderEliminarA mí me parece que el problema no es el propio hecho/tendencia de pensar el futuro, sino el modo como se hace, que suele conllevar ansiedad y antecipación. Pero pensar el futuro/tener proyectos es, en sí mismo, um motor a la salud física y mental. Porque el revés, el vacío donde nada importa, creo que va de la mano de la depresión fría. El reto será intentar lo más posible que los proyectos estén en el presente, porque en ahí donde habitamos.
Sí, es el modo cómo se hace, la complejidad en sus formas tal vez incluso en la acumulación de proyectos, en el acaparamiento de soluciones que no siempre las tenemos en la mano, en fin se me ocurre irónicamente aquella pregunta ¿querremos ser como dioses? Todo eso genera dosis de ansiedad, pérdida de nortes más sencillos. Nadie quiere el vacío, pero ¿no estamos acabando sino en ser prisioneros de la supuesta seguridad de un futuro? No sé.
EliminarSí. La ansiedad misma es fruto de un sentimiento de malestar con el presente y deseo de alcanzar otro punto proyectado como futuro. Sin embargo, si nos escasean las herramientas materiales y estrategias para concretar los planes de futuro, entonces nos volvemos prisioneros de sueños irreales, lo que es trágico. Pero estas son situaciones extremas... Hay que aprender a caminar despacio, respirando más que pensando.
EliminarProbablemente. Pero con herramienta y plan también nos volvemos prisioneros de otra clase de ensoñaciones y deseos que no siempre acaban de manera racional. En un ámbito colectivo ni te cuento. No hay escape. Suena bonita la frase final, muy zen, pero dudo que el mundo esté ni por respirar ni por pensar. Camina vertiginoso, arrastrándonos a todos.
EliminarNadia escribe bien, aconseja detenerse en ese punto desconocido de la peregrinación, escribir para ausentarse, escribe. Me pregunto qué otra cosa podemos hacer los seres humanos. Salimos del presente para huir hacia el pasado o el futuro. Y el futuro también se convierte en pasado desde el momento en el que pensamos en él. Estamos siempre atrapados en el presente, no sé si eso será bueno o malo.
ResponderEliminarAtrapados en cuitas del presente, en el humor alterno del presente, en el anhelo de que el presente mejore (anhelas ya es pensar en futuro) Sí, a veces en la vida hay que detenerse voluntariamente, pensar los pasos, desfuturizarnos...¿quién no pasa por una o varias crisis alguna vez donde parece que se exige algo así a sí mismo? Hay muchas maneras de mirar el paisaje, escribir es una de ellas, leer, otra. Soñar...está al alcance.
EliminarMe deleitan tus textos, cada una de sus palabras desvelando pensamientos e ideas de una forma elegante y profunda.
ResponderEliminarTememos la paralización porque sin proyectos no hay vida; aunque el proyecto sea una cosa tan simple como sobrevivir.
Un beso reflexivo.
Parar es un ejercicio necesario. Paralizarse es una situación muchas veces frustrante. Parar para repensarnos el qué hacer es sabio y útil. Quedar paralizados sin saber qué hacer es un accidente que debe superarse. La cuestión es actuar día a día sin dejarnos vencer por los agobios. Nada fácil, evidentemente. Pero por buenos deseos que no quede. Gracias Eva biblioteca.
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