Voy a cambiarme pronto de casa, le ha comentado Naida en aquel cuarto sombrío, de un silencio amable, íntimo. Y puede que incluso de ciudad. Aquella revelación en medio del calor de sus cuerpos desnudos desconcierta al hombre, también le estremece. Él piensa: si se cambia, la perderé. Pero ¿qué otra lógica podría haber en aquella relación improvisada, favorecida por el azar y sin embargo limitada por la irremediable valla de las dos edades? La distancia en ocasiones da, pero siempre quita, se dice a sí mismo, ahogado, confuso. ¿Qué podía esperar del destino sino la fortuna de estas semanas en que he estado tan cerca de Naida? Ella tan soberbia, yo tan imperfecto; ella tan flotante, yo tan fatigoso; ella tan ávida, yo tan conforme. Las comparaciones atraviesan su cerebro, antónimos desbocados que le hacen perder seguridad, pero no frenan el reverdecimiento de sus instintos. Contempla el cuerpo exultante de la mujer, tocado por la luz transversal de la persiana entreabierta. Mira fijamente los ojos fulgentes y nítidos de ella desde la tristeza y el apagamiento de los suyos. Siente de pronto la boca reseca y en la garganta una cuchilla hiriente que le impide emitir palabra. Naida retuerce los cabellos que se extienden por las sienes del hombre. Él aprieta una mano de ella, al hacerlo hace hablar a su mano y al sujetársela con intensidad retiene lo vivido. ¿O propone otra cosa? Naida lo percibe. Tal vez no me vaya todavía tan pronto, no puedo interrumpir el contrato. El hombre no sabe si lo dice para aliviarlo o si es una marcha atrás de una prueba que le ha puesto. Él busca argumentos a los que aferrarse, pero no es el momento para caer en angustias y se acerca más a la mujer. De pronto le habla con firmeza. ¿Y si yo fuera allá donde fueras tú? Ya estás donde estoy yo, le responde Naida ajustando el cuerpo del otro con un movimiento hipnótico, resbaladizo.
(Fotografía de Inés González)
Un texto hermoso, muy bien escrito, en que los amantes hablan de sus cosas en una intimidad que se nos abre a nosotros como voyeurs que asistimos en silencio a la eclosión de sentimientos de él y ella, separados por la edad y por la distancia que hay siempre entre dos almas. Leyéndote me ha venido inequívoca la incitación de buscar un libro de Luis Cernuda para aquilatar la distancia entre dos seres. Creía recordar unos versos al respecto. Dice Cernuda en su poema Desdicha: Un día comprendió cómo sus brazos eran/solamente de nubes;/imposible con nubes estrechar hasta el fondo/un cuerpo, una fortuna
ResponderEliminarSomos extraños para el amante a pesar de la proximidad física. El amor, el sexo, la ternura, aproximan a esos dos seres ilusoriamente. La distancia entre dos almas es inconmensurable.
No sé si Naida se cambiará de casa o de ciudad, pero espero que Él la acompañe. No hay mayor prodigio que cambiar de ciudad, de casa...
Saludos cordiales.
Hay un librito de poemas de Cernuda titulado precisamente "las nubes", una joya, bueno como todo lo suyo. Cuando leí en "La realidad y el deseo" aquellos versos:
Eliminar"Eres tierno deseo, nube insinuante,
y entre sábanas de espuma el amor
desbocado se desata".
me pareció de lo más intenso.
Ciertamente que los amantes siempre son extraños, vamos los amantes, las parejas, los esposos, los novios, cualesquiera categoría que elijas. Pero hay algo especial en los amores difíciles, algo que les entraña, unas veces el punto de partida, otras veces la edad diferente e incluso abismal entre dos.
Muy sensual entrada. Para variar me pregunto la razón por las que uno de esos dos seres tan acomplejado, supuestamente, como describes, atrae a un cuerpo tan, digamos turgente, como el descrito, o mejor dicho cómo ese uno lo interpreta, y sobre todo viceversa, es decir la interpretación del “turgente”cuerpo al respecto así como sus razones. Me puedo imaginar una razón por vía de la experiencia:se podría tratar de un valor físico predominante en una sociedad dependiente de la biología y socialmente adorado cuyo origen fuera la reproducción y haya acabado convertido en un tótem.
ResponderEliminarViene muy a colación de una imagen que pusiste en su día y ...he de confesarlo.... me apenó bastante. Seguramente al identificarme con la imagen de impotencia que me transmitía....y ya se sabe que “quien ajos come....”
Ya ves que no puedo evitar las interrogantes a través de mi compañía oculta (además de mi vieja braco): mi sombra ancestral, que también me ha mostrado su decrépita desnudez igualmente ancestral.....y me está devorando como el lobo a Caperucita.
Jaj pero hasta que a mi Caperucita le quede alguna célula conectada seguirá inquiriendo a su oscura sombra asaltante en forma de lobo hambriento. Y mejor no mirar su digestión!!
Jooorobarse, este comentario está resultando “la alegría de la huerta” y encima ha salido truculento, perdona. Marcho a ponerle remedio en la cocina, un espacio muy ad hoc donde todo “turge” inicialmente.
Las razones de atracción no son en esta vida solamente de cuerpos, oiga. Hay tantos elementos que desatan atracciones, pasiones y complicidades...Ese ser más acomplejado es temeroso precisamente porque teme que la edad diferente que al principio no parece haber sido obstáculo acabe alejándole de ella. Hay amores por necesidad, por capricho, por probar, por arriesgar, por sentir lo rato, por experimentar lo inverosímil...
EliminarAfortunadamente los amores superan las reglas, los cánones, las previsiones y creo que hasta los algoritmos. No sé en el futuro, por supuesto. Lo de esa imagen que puse en su día, pues no caigo.
Qué va, tus comentarios casi siempre resultan rompedores, es lo bueno de platicar con libertad (relativa) en los blogs.
Y teme con razón porque sabe bien que la naturaleza no perdona y es cruel por muchos paños calientes bajo los que pretenda ocultarse! Pero ha vivido, disfrutado y conocido a fondo. Acaso no es suficiente para desterrar temores.
EliminarPues es una pena que no la recuerdes porque ha quedado definida en esta entrada. En cuanto me aparezca te la remito.
Fíjate qué tremenda memoria emocional la mía. (y seguro que habrán muchas personas en semejante tesitura) Desde los primeros recuerdos al respecto, con unos seis o siete meses de vida en que se me quedó fijado el rostro del primer guapetón, ahijado de mi madre, que me hizo una carantoña, junto a la primera jugarreta de mi progenitora con unos 8 o 9 meses hasta los más recientes: una faena, seguramente de índole genética, bien gorda, en serio... y encima con voluntad analítica (quizás igualmente genética) = los extremos en una misma olla. Una de las muchas razones para abrazar la soledad tras haber explorado abundantemente en el plano social. A que se puede comprender? Ahh y encima toca vivir con humor y agradecidos por la cuenta que nos trae!
En determinados momentos avanzados de nuestra vida ya debemos tener más calma y un grado de aceptación para no desquiciarnos, en cualquier tema. Si antes la existencia corría ahora vuela. Así que abrazar la soledad o crear zonas de aislamiento más o menos pactado con otras personas es útil y saludable.
EliminarMe refería a esta imagen: ANTONIO Y ULRIQUE. Entrada Fechada el 10 de diciembre de 2016.
EliminarAhhhhh, recuerdo la imagen, de una exposición que vi una vez en Madrid, fotos de Andrés Serrano.
Eliminarhttps://laantorchadekraus.blogspot.com/2016/12/antonio-ulrike.html
Me releo el texto, ya no me acuerdo.
Una esquina roma, un voladizo desproporcionado, dos frontones retóricos, una esfera en la coronación... aquello que R. Venturi (al que detesto) calificaría de "complejidad y contradicción en la arquitectura". Uff! me aturde, supongo que a Nadia también, ella tan soberbia, flotante y ávida.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Tras las arquitecturas exteriores, con sus sobriedades o mezcolanzas, suelen ocultarse a los ojos del común otras arquitecturas de afectos con toda clase de complejidades y contradicciones, pero a veces efectivas. Más allá de las construcciones externas pugnan por sobrevivir las íntimas, las afectivas, y menos mal porque el hombre (el ser humano) es un fiero hombre para el hombre (entiéndase todo ello como ser humano) Ya no recurro al lobo, aquello fue un estigma colocado a lo loco por cierto filósofo.
EliminarHay gente que está separada aunque lleven viviendo juntos toda la vida. Incluso llevándose bien, La distancia no suele ser física siempre.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Muy acertado, hermano. Y hay gente distante físicamente que ha creado lazos, cordones umbilicales e intimidades por los caminos más intrincados que la naturaleza y la cultura proporcionan. Salud.
EliminarUn texto repleto de sentido y profundo, como nos acostumbras.
ResponderEliminarEs curioso que hay distancias que son invisibles y hay cercanías que son inmensamente distantes.
Gracias Fackel por traernos textos tan reflexivos.
Saludos.
Hay tantas posibilidades de vivir que merece la pena considerarlas y fantasear sobre ellas. El divertimento de escribir estas ocurrencias es muy saludable. Gracias a ti por leer.
EliminarMe pregunto si la distancia de edades tendrá más peso que la proximidad de cuerpos y de voluntades... Acaso él ya se lo planteó a ella la cuestión?
ResponderEliminar¿Para acercarse o para alejarse?
EliminarDicho de otro modo: ¿se impone el miedo y el alejamiento o el amor y la experiencia?
ResponderEliminarEn situaciones de vida ordinaria se impone el estado personal de cada uno que entra en contacto con el otro (la necesidad de afecto, la curiosidad, la pulsión sexual, etc.) ¿En el relato qué se impone? Ah.
EliminarA vueltas con los comentario de Emejota, tan sagaz, me asombra esa tensión entre dos cuerpos, dos mentes que se entrecruzan en la que uno de ellos posee una belleza que fascina al otro, hay en esa relación asimetría en sentimental y carnal, un improrrogable fracaso para el que espera reciprocidad amorosa.
ResponderEliminarp.d- Ya he arreglado el blog, ahora es margotiriarte.com -me han birlado el otro dominio-.
Dos puntos de partida, dos planteamientos sin destino, dos puestas a prueba sin exigencias, dos tiempos que en un simple encuentro se convierte en un solo tiempo...
EliminarGracias por lo del blog, Marga, lo veré.