He soñado tantas veces con el incendio de este edificio, me confiesa Naida mientras atravesamos las salas de lectura reconstruidas. ¿Sabes que jugaba aquí de niña? Uno de los conserjes era tío mío. Pereció cuando lo bombardearon. Pero no por efecto directo de las bombas, sino porque el corazón le falló. No era toda su vida la que se le venía abajo al destruirse la Vijecnica, sino todos los saberes del mundo que, por un instante, él vio perdidos. Mi tío no era un conserje cualquiera. A lo largo de los años había adquirido conocimientos de restauración. Si se hubiera dedicado a la conservación le hubieran pagado más, pero él decía que eso no le importaba, que prefería tener una perspectiva variada. Que en uno de sus trabajos era el empleado y en el otro el sanador. Así llamaba a quienes recuperaban manuscritos y los mantenían a salvo de la incuria. La biblioteca era prácticamente su casa. Cuando algunos de la familia le decían: tienes abandonada a la tía Lamija, él respondía que su mujer era depositaria de los conocimientos a través suyo. Que él era intermediario no solo con el amor sino con el aprendizaje de la humanidad. Y dejaba enmudecidos a todos. En mi país dirían de la destrucción de la Biblioteca que es uno de los horrores de la guerra, le corto imprudente a Naida. ¿De la guerra?, dice ella con energía. Yo diría que de la ignorancia. No solo de la ambición o de la eterna obsesión de los poderes. Las guerras no surgen de un día para otro. Se incuban, germinan, todos colaboran a que tengan lugar antes o después. Por defecto o por exceso. Pero no te he traído aquí para hablar solo de las desgracias. Deleitémonos en la contemplación de la resurrección del edificio. ¿Otra vida tras la muerte?, digo con ironía. Por supuesto, otra vida nueva, porque nunca es como la vida anterior. Ni siquiera la de los libros.
(Fotografía de Inés González)
Así es. Restaurar es dar vida a algo que fue, pero que jamás será lo que fue.
ResponderEliminarQuizás se intentará asemejar e incluso se puede lograr, pero su esencia jamás volverá a ser.
Muy buena entrada.
Rosa.
La destrucción de la Biblioteca de Sarajevo fue horroroso. No fueron esa vez talibanes, ni los del ISIS, ni siquiera musulmanes (estos más bien las víctimas) Fueron las fuerzas de la fracción nacionalista serbia, de extracción cristiana ortodoxa, con bombardeo de fósforo desde las colinas próximas mientras se mantenía el cerco a la ciudad. Lo digo solamente para que nos demos cuenta de que la barbarie es algo que puede ejercerse desde cualquier ideología. Gracias, Rosa.
EliminarCada lectura da nueva vida a un libro, imagínate con una biblioteca.
ResponderEliminarUn saludo.
Una biblioteca reedita vidas, es decir, algo más que narraciones. Saludo.
EliminarA mi entender, esta es la frase del quit del meollo : "Las guerras no surgen de un día para otro."
ResponderEliminarCuesta tan poco fabricarlas...
Hay germinaciones por doquier, puede que muchas no cundan, pero de las que vayan a mayores ¿nos sorprenderemos mañana? Ojalá no toque.
EliminarEl conserje deleitándose entre libros y su mujer trajinando con la tía Lamija. ¡Qué morro!
ResponderEliminarBuen finde. Adriana
Mujer, no lo veas así, era una familia muy unida y respetuosa.
EliminarUna sola vida vale más que todas las bibliotecas del mundo. La devastación empieza por las personas, es irrelevante que acabe en los libros.
ResponderEliminarLas vidas valen y las bibliotecas valen. No hay incompatibilidad, son dos cuestiones diferentes y a la vez vinculadas. Cuando han escaseado las bibliotecas -es decir, el saber- ha abundado la ignorancia, es decir, aquello que causa conflicto, dolor, muerte.
Eliminar:) al comentario de Adriana. No le faltarán buenas razones! Sabias que ante la pregunta a crios si preferirían haber nacido con el sexo contrario, la abrumadora mayoría de niñas respondió en afirmativo y de niños en negativo? Lo comprendo muy bien porque me ha tocado cargar con ese mochuelo!
ResponderEliminarRatificó: la ignorancia arrogante es la semilla de toda contienda y quien lo sepa hará bien en ocultarse si respeta a la muerte, de lo contrario en casos límite que la afronte con gallardía a ser posible convirtiéndola en un acontecer útil a cercanos.
Pues no, no sabía eso, pero bien sabes que no me creo las encuestas a primera vista. Es cierto que el rol macho tiene una larga pervivencia, con todos sus efectos y consecuencias, y que visto lo visto, no solo por la violencia presente, sino por el papel relegado, da miedo nacer mujer, pero habrá que hacer frente y cambiar las situaciones, ¿no?
EliminarBueno, esa “estadística” es “made in la-jota”! Se trata de una pregunta que llevo haciendo a todo crio que me topaba, y en el pasado fueron muchísima@s”. Aún hoy prefiero su compañía a la de adultos! A título personal al ser educada en igualdad de condiciones desde la más tierna infancia, y como era muy inquieta, jugaba indistintamente.....pero me aburrían las compras y los trapitos. A eso no quería jugar. Fue a la vuelta de EEUU cuando no me quedó otra que percatarme de la diferencia sociocultural y obrar en consecuencia aprovechando las ventajas que la sociedad ofrecía a mi condición e intentando soslayar los inconvenientes para no llamar la atención más de lo estrictamente necesario y así evitarme males mayores.!!!
ResponderEliminarMe hacen gracia las pequeñas feministas de ahora descubriendo el mundo, pobrecitas mías y encima cargando sin pensárselo demasiado con la inversión biológica pertinente a su circunstancia femenina.
Alguien me dijo en su día que mi vida había sido muy linda, y no lo negaré, aunque sea agua pasada.....más o menos. Nadie debería sentirse media naranja, sino fruta completa!
No, no, agua pasada bien fértiles nos hizo. El refrán de no mueve molino es más economicista, va dirigido a lo rentable para la grey, pero todo agua pasada si ha sido apta para nuestra experiencia y purificación interior (nada que ver esto con la pureza de espíritu de otros) bien queda ahí, en forma de interior mental más capaz de adaptarse a los tiempos que nos van cayendo.
EliminarY los niños...ojo, su compañía es grata cuando se muestran niños niños, con personalidad de su edad, no cuando quieren emular a los mayores y nos sacan el patinete. Bien por los niños llanos y peatonales, lúdicos, sagaces, no por los motorizados.
Ay que gracia! Como hija única de padre añoso, debí resultar un mal menor e hizo de tripas corazón y hasta me enseñó el arte de afeitarse con cuchilla, a afilarlas y a aplicarse la crema/jabón con la brocha, pues todos los días me extasiaba ante tamaña operación! Conocimientos que transmití a mi vástago cuando se le rompió la maquinilla eléctrica. Aún conservaba yo los históricos elementos de afeitar del abuelo y las cuchillas salieron de mi caja de herramientas! Jajjj eso es conservar fehacientemente! A qué entra risa? Pues igual con todo, hasta competía con él por la mejor pieza de fruta en la mesa y me encantaba llevarle dialécticamente la contraria. Más bueno el pobre!
ResponderEliminarVaya, me recuerdas mi adolescencia. Aprendí y manejé el arte de enjabonarme la cara y afeitarme con maquinilla. Siempre la preferí a la rasuradora eléctrica, que con los calores de verano era insoportable. Y si había un leve corte con la cuchilla se aplicaba una piedrecita de ámbar, que decían. Propiedades de la piedra o costumbre de padres a hijos.
EliminarMás bueno el pobre...ay, que me hace pensar que te le imponías a discreción.
Anda pues lo de la piedra de Ámbar ni idea! Funcionaba?
EliminarNoooo pienses eso!! Siempre hablamos libre, abundante y ampliamente, además recuerdo hacerle preguntas muy comprometedoras respecto al tabú sexual.. De muy pequeña se inventaba un cuento diario que contarme y me puso sobre aviso de todas las sombras peligrosas que se cernían sobre las niñas ...luego obré en consecuencia y siempre le protegí, hasta organizar mi vida para mantenerlos lo más dignamente que fui capaz por el resto de sus días, desde inyectarle morfina para su dolorosisimo cancer hasta verlo expirar en mis brazos y provocar la curiosidad de mi hijo mayor educado sin prejuicios que decía con 5 años: “quiero ver cómo se muere el abuelo”. Amen de muchas más preciosas historietas en mi memoria. .
EliminarA la vuelta de EEUU se fueron convirtiendo en mis dependientes “hijos”. Frutos del pasado semillas del presente. Solo eso, aunque visto lo visto genes algo raritos debemos portar!
Nunca tuve intención ni conciencia de imponerme, todo lo contrario pues portaba serios complejos de inferioridad demostrables a través de las palabras de los profes y necesitaba probarme digna de su sacrificio. En el fondo me parece que todo se traducía en jugar lo más y mejor posible con todo lo que la vida me fuera ofreciendo. Ahora cuando me percibo afortunadamente desaparezco y casi siento las carcajadas de mis ancestros.!
NO sé por qué la llamaban algunos ámbar, porque lo que era es piedra de alumbre (alumbre de potasio, ve http://afeitado.com.es/piedra-de-alumbre )
EliminarLa experiencia nos vuelve precavidos y prácticos (no siempre)
EliminarRestaurar la vida que vive en los libros, qué oficio tan bello ha inventado Nadia.. No es conservar los soportes de la escritura, va mucho más allá.
ResponderEliminarPor esos latidos que esconden los tomos, que no desaparezca con la polilla nunca, ni en la memoria de quienes los leyeron. Un abrazo
Y pensar que los libros antes de los libros estaban en la cabeza de ciertos individuos especiales y con memoria y recreación...los narradores orales. Textos bíblicos y cuentos de Las mil y una noches o los de Calila y Dimna fueron antes oralidad pura, invención magnífica, transmisión sobre lo que vivían en otros tiempos...La peor y fatal polilla, Albada, es la que dejamos entrar en nuestra mente bajo las formas cómodas que hoy nos roban el tiempo y a muchos las ideas. Un abrazo.
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