"El término democracia hace referencia a una situación en que el individuo no solo se hace responsable de sus propios actos o de su trabajo, sino también de las consecuencias de sus propios actos, que afectan al resto de ciudadanos y a los seres humanos en general. La misma definición de democracia se contradice con la especialización y la división del trabajo, que hoy se ha transformado en una estricta división de responsabilidades. Antiguamente, el sastre, el panadero o el leñador de una comunidad norteamericana tenían derecho a intervenir en los concejos municipales y a decidir juntos si, por ejemplo, era conveniente o no construir un puente sobre tal o cual río. Cuando así lo hacían, no hablaban del puente del sastre, del panadero o del leñador, sino del puente del pueblo para el pueblo. Cuando hoy, después de deliberar, varias personas deciden que no hay que destruir el puente hacia el futuro, solo hacen lo que ya hicieron sus antepasados: ejercer sus derechos democráticos. Y es antiamericano cuestionar esos derechos".
Me hace pensar esta cita de Günther Anders que, aunque haga referencia a la sociedad estadounidense, vale para cualquier otra. La nuestra incluida, por supuesto. Figura en el epílogo del libro Más allá de los límites de la conciencia, en que se reproduce la correspondencia entre Claude Eatherly, el piloto que arrojó la bomba sobre Hiroshima, y el filósofo alemán Günther Anders. Epílogo de 1962, por cierto.
Esa idea de que la democracia hace consecuente al individuo con su propia realidad social debería revitalizarse. Por el contrario, hoy día en Occidente parece que todo consiste en delegar formalmente a través de elecciones formales para los distintos estamentos e instituciones de la sociedad. Pocos se comprometen a un seguimiento algo más democrático y directo, digamos, aunque suene paradójico, a través de instrumentos vivos y permanentes que fomenten la gestión, la controlen, pongan pegas cuando la autoridad elegida quiera imponer sus criterios por libre y proporcionen sugerencias que los gobernantes de cualquier plano deberían tener en consideración.
Pero sí que hay gente, más allá de los partidos, que son entes bastante burocratizados, que hace lo posible desde otros marcos no profesionales, y sí sumamente voluntarios y abiertamente democráticos. Tales como asociaciones de vecinos, grupos medioambientales, cívicos, en defensa del patrimonio, de la enseñanza, de mujeres, etcétera. ¿Basta eso? Probablemente no, pues la gran mayoría de la población va a su aire. Tiene, tenemos, metida esa idea de que voto a los que me gustan o me parecen menos malos y a vivir que son dos días. Los problemas que los resuelvan los elegidos, nos decimos. Qué mal nos han enseñado.
El filósofo Anders siempre hace pensar. ¿Hay algo más importante -y ahí ética y política confluyen- que ser responsable de los propios actos y no tirar pelotas fuera? Cuando la situación mundial se complica día a día, con un sheriff de pueblo pretendiendo regir la aldea global y que los demás le rindamos vasallaje, y otros conductores de masas de otras regiones del mundo siguiendo conductas análogas en sus ámbitos de influencia es para reflexionar sobre la propuesta, ya antigua, de Anders.
Pero sí que hay gente, más allá de los partidos, que son entes bastante burocratizados, que hace lo posible desde otros marcos no profesionales, y sí sumamente voluntarios y abiertamente democráticos. Tales como asociaciones de vecinos, grupos medioambientales, cívicos, en defensa del patrimonio, de la enseñanza, de mujeres, etcétera. ¿Basta eso? Probablemente no, pues la gran mayoría de la población va a su aire. Tiene, tenemos, metida esa idea de que voto a los que me gustan o me parecen menos malos y a vivir que son dos días. Los problemas que los resuelvan los elegidos, nos decimos. Qué mal nos han enseñado.
El filósofo Anders siempre hace pensar. ¿Hay algo más importante -y ahí ética y política confluyen- que ser responsable de los propios actos y no tirar pelotas fuera? Cuando la situación mundial se complica día a día, con un sheriff de pueblo pretendiendo regir la aldea global y que los demás le rindamos vasallaje, y otros conductores de masas de otras regiones del mundo siguiendo conductas análogas en sus ámbitos de influencia es para reflexionar sobre la propuesta, ya antigua, de Anders.
Muy cierto. Vivir la democracia no solo son derechos o posibilidad delegar en otros a través del voto. Es también participar y asumir responsabilidades. Erich Fromm hablaba del miedo a la libertad.
ResponderEliminarUn saludo.
Ahí nos duele. Has citado un libro que tenemos olvidado, pero que muchos hoy ni lo conocen. Cómo cambian los tiempos.
EliminarUltimamente vengo dándole vueltas y combinando los términos “Democracia” y “Personalidad” en función de las diversas circunstancias que nuestro género se “monta” en eso que llamamos tiempo efímero, para justificarlo todo, pero he rondado conclusiones muy poco halagüeñas que pocas personas soportarían. Existen referentes perdidos en la historia, no lo negaremos y hoy nos dices uno estupendo en el plano ideológico. Aún me pregunto si podré vivir sin somatizar irá, dolor y pena en cualquiera de las llanuras humanas.
ResponderEliminarMe alegra que algunos mantengan alguna esperanza que les alivie el pesar, no es mi caso. Para vivir bien he de fingir que olvido y enfocar la belleza caduca y evasiva en cualquier aspecto que ofrezca la naturaleza. Vamos, que calladitos estaremos más guapos porque resulta necio comunicarse con ladrillos. Así lo vengo experimentando desde hace tiempo y me pregunto la razón, bien, pues la respuesta que me he dado tiene que ver con concursos de lanzamiento de boomeran entre ciegos. .... por esbozar alguna imagen para las anteriores palabras.
Genial Anders, todo un consuelo encontrar referentes y que los saques a esta palestra. Gracias hermano.
No creas que yo ando alejado de esas vivencias y sensaciones por las que circulas. Lo que pasa es que uno quiere ser a veces objetivo y como experiencias he tenido pues justo es reconocer a las gentes que Hacen sin nada a cambio. Nada a cambio de tipo sillón o sueldo político, me refiero. Porque como el altruismo no existe, a mi modo de ver, sino que siempre hacemos cosas siquiera para compensar nuestras limitaciones y hastíos, para obtener satisfacciones estéticas o morales, pero eso es justo al menos y probablemente estimulante, pues debo admirar a aquellos que han intentado romper los muros de los negocios de unos, de las representaciones con cheque en blanco político de otros, y procurar por aquello tan olvidado del bien común. Término este que valoro ahora de nuevo porque es de esos conceptos que el franquismo vació de tanto repetirlo, como muchos otros. Por supuesto, nada sustituye de manera definitiva nuestras decepciones, cansancios, golpes contra la pared y difíciles concordias con el prójimo siquiera para fines comunes. Pero...como hay elementos de iniciativa personal que siempre estarán en vigor debemos admitirlos, sea cual sea luego nuestro comportamiento.
EliminarAnders es un filósofo poco conocido, y más en España, pero solo por acercarse a su obra fundamental, "La obsolescencia del hombre" (título significativo) ya merece la pena impregnarnos algo de su saber.
https://elpais.com/diario/2011/02/19/babelia/1298077940_850215.html
Buen lunes y mejor estar.
La responsabilidad ante la democracia, no es cosas de partidos, que también, sino de todos. Cuando la participación, a mi gusto, es poca, los resultados tiene sesgos, sin duda, pero por supuesto, con esos votos es con los que sea arman los gobiernos, y parece que mucha gente se olvida de ello.
ResponderEliminarUn tema muy interesante, ligado con la personalidad de los ciudadanos llamados a participar. Un abrazo y feliz lunes
Es obvio que los partidos, si se sienten y sobre todo si son representativos, deben ser responsables en primera persona. Pero también son clanes o están dominados por clanes o élites o estructuras, y con frecuencia se contradicen, olvidan sus intenciones (los programas, que cada vez se citan menos) y se consideran con chequera política para hacer y deshacer. Ahí tanto sus bases (y sobre todo en principio ellas) como la ciudadanía en general debe estar alerta y disponer de sistemas de fiscalización de la gestión. Es difícil. Hay áreas -las ciudadanas, por ejemplo- donde gracias a entes cívicos y de barrios se puede controlar y advertir sobre la marcha. Otras instancias, tales una comunidad autónoma o el Estado, no es fácil de ejercitar un control, por no decir imposible. Leo también en la idea de Anders de su advertencia de que también debemos asumir las consecuencias de las políticas que se hayan votado (o no votado) en este tipo de sociedades complejas en que vivimos. Sí, con los votos se arman los gobiernos, pero los caminos del diálogo y los acuerdos deberían ser siempre una norma por el bien colectivo. Ya sé que la política tiene mucho de competición electoral, se establecen estrategias en pro de ello y las tácticas son cambiantes de día en día, lo cual dice poco por el entendimiento pero, en fin, hay que llevarlo así. Gracias por comentar.
Eliminary ahí ética y política confluyen- que ser responsable de los propios actos y no tirar pelotas fuera..."
ResponderEliminarSomos libres, completamente libres, si con circunstancias, como dijo Ortega, pero libres, como señaló Kierkegard, el padre verdadero del existencialismo, al que tratamos mal por la propaganda demasiado ostentosa que dio Sartre.
A cado acto su consecuencia (Aristóteles), pero libres para realizarlo.
¿Conciencia?, si, San Agustín, pero libres. absolutamente libres, tan libres como para ir a 237 km por hora en una carretera de 120, matar a tu sobrino de 23 años, estropear al otro para toda la vida con el 60% del cuerpo quemado; dejar tres huérfanos, una viuda y un montón de padres llorando, y el lujo de que la gente te vaya a aplaudir como héroe cantando una canción de un equipo de fútbol. Ya ves, somos libres de apretar el acelerador tanto como nos guste ¿quién lo impide?...
Salut
Pues con toda la crudeza con que te expresas no te puedo quitar razón. Hay una estupidez malsana, en parte proporcionada por el mercado, en parte por la publicidad y en parte -o en todo, porque si tú no quieres otros no te venden la moto- por la irresponsabilidad de los individuos. Somos demasiado fatuos, nos gusta estar a la moda, no nos interesa ninguna proyección de nosotros mismos que no sea entrar al juego de la compraventa, y así nos va. Lo del ejemplo que pones quizá se suman muchos factores, está a la orden del día, este caso ha saltado por ser un "célebre" (mi concepto de célebre no va por ahí) y ya estarán pensando en su pueblo dedicarle una calle, así de flojos somos en este país. Pero hay muchos casos análogos donde el hombre y la máquina no se entienden (otro tema de debate) y la máquina fabricada por el hombre no es controlada por un usuario si se salta las reglas. Y no entro en lo del desprecio al tráfico y su normativa, a la posibilidad de generar otros riesgos, etc. Si esa es la libertad, yo me apeé ya hace tiempo, pero otro puede decidir mi vida con su "concepto" de libertad abusivo.
EliminarAh, mi amado Kierkegaard. Qué lejos me queda la lectura de "El concepto de la angustia" en una edición de Austral, con letra menuda. que osé probar a entender en mi tiempo juvenil. ¿Por qué me atraería lo de la angustia, cuando es algo que vas viendo a medida que cumples más edad?
Es bien cierto que lo pretendido por los partidos políticos, es que les deleguemos nuestra voluntad de decisión cada cierto tiempo, mediante nuestro voto y ha cambio ellos hacer lo que creen más conveniente (normalmente para ellos). En cualquier caso nunca dan explicaciones pertinentes ni se responsabilizan de los fiascos. Hundimiento de puentes incluido.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, no suelen dar muchas explicaciones, salvo excepciones. Los partidos grandes son los que más pasan de informarnos periódicamente. Y los pequeños, aunque a veces brindan la oportunidad, no alcanzan demasiado. Tampoco es un tema que me lleve al huerto, estoy de vuelta y no veo solución, lo siento. Salud, Alfred.
EliminarAmo y respeto la Democracia, pero a veces pienso si no daríamos con un sistema mejor en el que los pequeños partidos bisagra no obligaran a una mayoría a aceptar sus propuestas mirando sólo para su propio ombligo.Me ha gustado mucho pasar por tu blog. Saludos.
ResponderEliminarLo mires como lo mires no se ve otro sistema, al menos de momento. Antes nos quejábamos del bipartidismo, que dos decidían alternarse y uno gobernaba con mayoría absoluta incluso y hacía lo que quería. Ahora que el voto está más fragmentado todo quisqui juega a bisagra o a gozne o a dintel, y mercadea, en fin una lata. No tengo claves ni soluciones al asunto y tampoco demasiado interés en buscarlas. Todo lo que hay es porque se ha producido y no ha podido ser de otra manera. Esto es la Historia.
EliminarGracias, Mara, por acercarte y leer, y emitir opinión.
Muy complicado lo que expones hoy.
ResponderEliminarMe gustaría que se reformase el sistema electoral: circunscripciones, representación, aforamientos, poder elegir no una lista sino al político que uno quiera, asunto de los tránsfugas, etc, etc.
Debería participar en organizaciones, pero soy reacio. Hago huelgas cuando creo en ella, me manifiesto cuando estoy indignado y señalo lo que no me gusta, pero no puedo / se puede hacer mucho más. Las manifestaciones y, posteriormente, el voto es lo que puede mover a los políticos.
En fin...
Si te soy sincero, yo tampoco sé cómo quedaría mejor el sistema electoral. Ignoro otros sistemas y otras constituciones. Mira todo lo acontecido con lo del Brexit. ¿Les beneficia al debate su sistema parlamentario? NI idea.
EliminarPaciencia y observación. Gracias.