"Heme aquí desperdigado entre mis días
y mis fantasmas, arrogante, tierno,
abrumado por una pasión que busca
y da vueltas sin cesar, arrastrada por la tristeza.
Cual si a la historia diera caza entre las piedras,
durmiendo en la arena o en brazos de las ruinas".
Adonis, El libro (II)
¿Qué vais a hacer con las estatuas mutiladas? Naxos, el joven remero que todo lo pregunta porque de todo quiere saber, se ha dirigido al escultor Kálimnos, todavía dotado de una madurez temprana, pero cuyo cuerpo ahora no difiere mucho de las esculturas. Lo que tendrían que hacer conmigo, responde el artista. Enterrarlas. ¿Tú crees, joven extranjero, que habiéndome dejado sin manos puedo servir para algo? A otros artistas se los llevaron los invasores, al menos tuvieron mejor suerte. Allá donde hayan ido tal vez sigan trabajando. ¿Sabes por qué no me quisieron a mí y me amputaron de esta manera brutal? No te fíes de lo que dicen por ahí. Que si les planté cara. O que no les gustaban mis obras. O que buscaban destruir la imagen que teníamos de nuestros dioses. La verdad es que me cercenaron solo para que la ciudad recuerde. Envidiaban nuestras esculturas, ya fueran las tallas de los jóvenes desnudos ya la de las diosas. Envidiaban la exaltación de la belleza humana. Naxos, que ya había observado con horror aquella quiebra en el hombre, trata de consolarlo. Tal vez si hubieran podido embarcarlas se las habrían llevado enteras y a ti con ellas. Kálimnos ríe con amargura, luego habla con desánimo. Esas gentes sabían muy bien lo que hacían. Su objetivo no era el mero saqueo, también se trataba de atemorizarnos con la máxima destrucción posible para frenar el auge de nuestra ciudad. ¿Y cuál es la mayor de todas las destrucciones? Incapacitar a los artistas, convertir en mudos a nuestros oradores, atravesar con la espada a quienes mejor pensaran, secuestrar a nuestros gobernantes y condenarlos a un cautiverio incierto. Naxos, vencer a hombres armados en un combate es costoso e insuficiente, pero no difícil, sobre todo para quienes han hecho de la violencia razón de vivir. Pero intentar acabar con las ideas o reprimir la imaginación requiere otras mañas. De ahí que combinaran el castigo ejemplar con el pillaje y la devastación. Ah, pero en el fondo son unos estúpidos, pues las obras nunca mueren del todo y renacen en nuevas formas. Naxos se entusiasma al escuchar el razonamiento del escultor. Quiere alimentar su esperanza. Eres frágil de extremidades y sin embargo poderoso en tus razonamientos, Kálimnos. Te habrán cercenado las manos pero no el ímpetu y, sobre todo, la intención. Has pagado un precio alto, mas sabrás encauzar tu inteligencia por otras vías. No debes ceder al abandono, ni darte al vino peleón, que te producirá más penas, ni sucumbir a la lástima de la gente. ¿Acaso aún te duelen los muñones? El escultor muestra una mirada dura. Reacciona contundente. Me duele la incapacidad para coger un mazo y un buril, sí, y no poder derivar el curso de una obra por donde yo quiero, como antes. Ahora me limito a dar instrucciones a los aprendices más experimentados, pero yo nunca fui un profesor de artes sino un hombre intuitivo y solitario donde vida y escultura se confundían a través de los días y las noches. Por lo que me ha dicho Thera, le corta Naxos, muchos de tus trabajos se conocen en otras ciudades precisamente por ese esfuerzo, aunque quienes admiren tus estatuas ensalcen solo su belleza como si fueran cuerpos autónomos. ¿Y de qué me sirve ahora?, dice Kálimnos con desaliento. Ya sé, me dirás que la experiencia que acumulo es una gratificación, o que puedo transmitir a la juventud técnicas y sugerencias, pero para siempre seré nombrado en cualquier parte como el escultor manco. Naxos le habla con brío. ¿Y eso te inquieta, Kálimnos? Cuántos supervivientes quisieran alardear de tu pasado y del aprecio del que eres objeto. No todo acaba, tu madurez aún es joven, no se te negará ni amores ni reconocimientos. Naxos, eres benévolo, pero no justo, y Kálimnos se emociona. Los amores perecieron con mis estatuas derribadas. No quiero pensar que junto a la obra desaparecida también termine la memoria de las gentes.
(Fotografía de Herbert List)
¡Ah! ¿Pero no venían así? Se preguntaba el estudiante de arte, creyendo que las estatuas griegas eran mancas desde su nacimiento.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
No es broma, pero yo he vivido eso. Muchos estudiantes pensaban que se habían hecho a propósito los torsos secos, las figuras sin brazos, las cabezas achatadas...Saludo, Cayetano.
EliminarMe gustaría escribirle algo positivo al escultor pero dadas las circunstancias de un presente incierto serían palabras dotadas de esa misma característica temporal : inciertas.
ResponderEliminarClaro que rememorar pasados considerados crestivos y por dicha razón supuestamente felices desde la frustración presente resultaría inútil.
Ya ves que el bueno de Naxos también lo intenta, mais...
EliminarExtraordinario.
ResponderEliminarCreo que en estos setecientos años de miseria creativa que nos esperan, no estaría nada mal dedicarse a encontrar las extremidades que se perdieron, los miembros que nos han robado e intentar también conocer quien mutiló el mundo.
Te felicito por este buen texto.
Francesc Cornadó
Mira, aunque no aparezcan extremidades o narices partidas lo más interesante y necesario es saber quién mutiló y sigue mutilando el mundo. Es un tema sobre el que conviene volver a hablar. Gracias por tu estimulante interpretación, Francesc.
EliminarDolorosa historia. Sumamente cruel y lamentablemente no muy lejos de una realidad cercana. Recuerdo claramente el testimonio de una casi adolescente africana, violada durante una invasión, a quien, además de golpearla salvajemente, le cortaron ambas manos. Por pura crueldad. Para que se les recuerde con terror. No existe otra lógica. Por otro lado me vinieron a la mente los trabajos de ese grupo de artistas sin manos -pintan sosteniendo los pinceles con la boca o con los pies- y ese empeño rescata la fortaleza de ese espíritu creador amante de la belleza a la que alude tu historia. Un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminarYa ves, la barbarie de unos hombres contra otros hombres -y el sistema que engendran y que les devora- es antiquísimo y no tiene ¿de momento? fin. Gracias a ti por pasar, leer y opinar. Un abrazo.
EliminarMe encantó. "Te habrán cercenado las manos pero no el ímpetu" me recuerda a esos artistas a los que se refiere Neo que tienen como lema "Discapacidad en cuerpo pero no en espíritu". Muchos de mis marcapáginas son de ellos.
ResponderEliminarAdriana
De cualquier modo para un artista o artesano manual verse con las manos amputadas tiene que ser la tragedia de su vida. La barbarie de algunos humanos ha sido y es capaz de los mayores extremos en materia de violencia contra otros humanos. Sobre ello hay mucho escrito y nada inventado.
EliminarEso de lo que habláis Neo y tú se llamaba en mi juventud "artis mutis". Por Navidad una empresa mandaba por correo un sobre varias postales de felicitación ilustradas por ese tipo de artistas mutilados o limitados, que muchos lo serían de nacimiento, o eso decían. Al cabo de unos días una especie de agentes iban por las casas para o bien cobrar el sobre con las postales o bien recogerlos enteros si al destinatario no le había interesado. No sé si sigue existiendo el procedimiento.
El procedimiento ya no es así. A mi padre le envían el sobre y se paga por transferencia bancaria. Tienen 2 campañas( navideña y primavera). Se denomina Asociación de pintores con la boca y con el pie.
ResponderEliminarAdriana
Los sistemas varían, la intención permanece, por lo que veo.
EliminarGracias por pasar por mi blog, La joroba del camello. He observado que trabaja sus textos narrativos, y en manera particular de contar, con un personaje, Naxos, que tiene una cercanía con Thera, que los acercan a personajes de la cultura helénica, en la sabiduría que buscan y en el hilado del texto que es enteramente conversacional.
ResponderEliminarDe este texto, quiero resaltar unas cosas que llevan a la reflexión: una, "intentar acabar con las ideas o reprimir la imaginación requiere otras mañas. De ahí que combinaran el castigo ejemplar con el pillaje y la devastación": ideas e imaginación son las que permiten que los pueblos asuman una cultura e identidad, y lo más valioso el sentido de libertad y pensamiento. Por eso buscaron asestar el golpe, en el escultor, como sigue ocurriendo en los artistas y pensadores, cuando emergen movimientos de facto, fascistas o totalitarios.Otra, que a pesar del escarnio, el pensador y artista, no cejan en su capacidad de reflexión e imaginación creativa, porque son su vida y razón existencial, y no algo adventicio o coyuntural.
Un abrazo. Carlos
Ideas e imaginación y concreción de ambas, por supuesto. Yo creo que la historia de la Humanidad es un intento (y logros, pero siempre parciales o limitados, porque la evolución humana, como la del universo es continua y cambiante) por asentar racionalidad, dentro de las posibilidades técnicas, por encima de la violencia, la opresión, el beneficio exclusivo de minorías elitistas, etc. Un proceso que nos parece estar siendo largo, pero en realidad no lo es tanto, teniendo en cuenta que la evolución humana está siendo vertiginosa y fructífera, no obstante todas las sombras que también se generan por el camino, que son muchas, amenazadoras y constantes. La conciencia de libertad (un término abstracto pero al que aspiramos) y de pensamiento (un concepto muy concreto pero que se ejercita a duras penas) me parecen fundamentales. La evolución de la lengua ha sido imprescindible para favorecer el desarrollo de los pensamientos. El intento de asestar el golpe está siempre ahí, acechando, poniendo trabas. El artista, el filósofo, el poeta, por ejemplo, se ponen siempre a prueba y no cesan, si son tales y verdaderos, cuando la población parece andar perdida. Son luces o siquiera ascuas que permanecen para ser retomadas y que el camino no se nos extravíe del todo. La verdad es que el tema nos llevaría horas de diálogo, desentrañamiento, intercambio y conclusiones relativas, pero seguro que todo muy placentero para el culto a la Razón.
EliminarGracias, un abrazo.