"Dime, ese poeta tuyo,
a no ser versos nuevos, ¿qué te da?
Ovidio. Amores.
Thera, ¿sabes si Naxos sigue buscando a la sibila? Ikaria, la chica de las flores, dando saltos, se planta delante de la ceramista cuando esta va camino del taller. A Thera no le hace gracia la pregunta, que la percibe con siniestra intención, ni está por perder el tiempo hablando con alguien a la que considera trivial e indolente. Quiere quitársela de en medio y se muestra abrupta. Tú sabrás mejor que yo, pues bien buscas confidenciar con él interrumpiendo sus meditaciones. Ikaria no se acobarda. Desde que llegó Naxos, le responde con prudencia, nadie parece estar interesado en consultar a la pitonisa. ¿Y para qué?, dice la artista. ¿Es que acaso depende de esa mujer oculta que esta ciudad sea levantada de nuevo y que todos sobrevivamos dignamente? No es necesario consultar nada. De promesas y acertijos no se vive. Con falsas esperanzas y trucos verbales no se sale adelante. Recurrir a la oscuridad para tener luz es una torpeza. También nuestros antiguos gobernantes fueron a aconsejarse con ella y las decisiones que tomaron no fueron adecuadas. Tal vez ellos no las supieron interpretar, se explica la chica. Bien pudieron justificarse con la visita a la sibila, pero luego actuar como a ellos les pareció. Thera se encrespa. ¿Y por qué no salió la adivinadora de su cueva y lo denunció ante toda la población? Ah, claro, dirás que esa mujer no está en este mundo aunque lo sabe todo de nosotros y distingue al dedillo nuestras ambiciones y debilidades. Dirás más, que es una intermediaria entre los dioses y nosotros, los castigados mortales. Thera, le responde la joven, la pitonisa podría haber tenido un excesivo poder si hubiera querido. Podría haber manipulado las vidas y los negocios de muchos. A Thera le irrita esa defensa tenaz de la profetisa. ¿Acaso con sus opiniones en secreto no ha influido? ¿O ha estado tapando los planes de quienes nos llevaron al desastre? La chica de las flores habla con gesto serio. La sibila no tiene mala voluntad, insiste. No es ella sino los hombres los que se equivocan. Puede que su error sea escucharlos, pero se presentan ante ella tan confundidos, tan sumisos de sus propias audacias, tan indecisos por no saber distinguir lo que está bien y está mal...También Naxos llegó a esta isla perdido de su pasado y confundido por su presente y necesitó llamar a la adivina. Ahí no te doy la razón del todo, le espeta Thera. Naxos optó por quedarse, decidió correr los riesgos con nosotros, empezó a estar seguro al ir conociéndonos. Ikaria, convéncete, fuimos nosotros los que respaldamos su determinación. Si hoy no busca a la mujer de la cueva es porque no la necesita. ¿Y qué o a quién necesita entonces?, sugiere con equívoco empeño la chica de las flores. ¿Va a ser tu arte lo que le cautive? ¿La belleza de los efebos? ¿La experiencia de la hetaira? ¿La sabiduría de los ancianos y de los impedidos que no saben sino quejarse del infortunio? Sin disimulo, Ikaria lanza un dardo envenenado. ¿O van a ser los largos coloquios que tenéis entre vosotros en la playa? Thera, que odia la envidia y el encelamiento, sonríe cínicamente. Luego se justifica. El anciano Lemnos me estará echando de menos. Tengo que terminar de pintar algunos vasos donde me esperan los sueños de los clientes, zanja con desparpajo.
(Fotografía de Ferdinando Scianna)
La introduccíon, que parece simple, es de lo más compleja. Amores, contesta, no dándose cuenta, ¿o si?, que que lo dice en plural.
ResponderEliminarUn abrazo
Amores (I, II y III) es un compendio de poemas de Ovidio de calidad, aunque a mí me gustan mucho las poesías de Arte de amar, del mismo autor. En Cátedra hay una edición de ambas obras muy bien planteada.
EliminarSalutem.
¿No están interesados en consultar a la pitonisa? Pues nada más científico para conocer la verdad y el futuro que leer en las entrañas de las aves o interpretar el vuelo de los vencejos. Bueno, también tenemos los listillos que te leen la palma de la mano o te echan las cartas. O aquellos iluminados a los que se les aparece un ángel de los cielos (también nos sirve Prat de la Riba o Millán Astray) encomendándoles una nueva misión en la Tierra para salvarnos a los pobres mortales de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo, Fackel.
Así es, así es. Están creciendo como níscalos los embaucadores y visionarios. Entre ellos y el caos se escuchan voces del cielo que dicen: ¡el caos, el caos!
EliminarGracias, Cayetano.
Este texto deja una lección: debemos por nosotros mismos tomar decisiones, y ello implica que es necesario aprender a pensar, atendiendo a la razón y la ciencia. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEn la diana, Carlos, en la diana. En las culturas -todas- del pasado, no solo las clásicas grecorromanas, sino más antiguas todavía, y en España tenemos un repertorio de culturas desde el Neolítico y el Bronce que asombra cada vez más, están las claves de lo que después se ha ido construyendo. No venimos del desierto en esto de las culturas urbanas, sino de viejos cimientos que hay que consolidar positivamente y dejarnos de juegos peligrosos. Me he permitido extender la intención del texto allí donde no se pretendía. Muchas gracias.
EliminarLos cambalaches, los tributos, las prebendas, y hasta seres mesiánicos en el horizonte. Amores a parte. :-)Buen texto.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes
Todo esos términos (conceptos) que citas están a la orden del día todavía. Y el desafío de domeñarlos y ordenar mecanismos que impidan su influencia es una antigua aspiración de muchos. Sí, Ovidio es mucho, los clásicos son demasiado. Bebiendo de ellos se lleva mejor la ligereza de las palabras de nuestro tiempo y la liquidez de las malas políticas y peores maneras de creer que se piensa. Un abrazo.
EliminarTodo se ha desvanecido de tus islas, excepto su sol.
ResponderEliminarSon tiempos distintos el del astro y el de la isla, ¿o acaso no tanto?
EliminarDicen ciertos textos sobre psicología que la mayorv parte de personas necesitan certezas para seguir “aguantando el tirón” de la existencia. De quizás ahí surja la presencia de pitonisas, religiones, políticos etc.
ResponderEliminar“Para gustos los colores”
Para gustos o disgustos. Dudo de que las magias, las religiones, las ideologías salvadoras, los esoterismos -¿metemos en el saco a las autoayudas y psicoanálisis?- y demás expresiones de la oscuridad puedan proporcionar a la incertidumbre latente de los humanos una pizca de certeza. Se puede entender que en la antigüedad no tuvieran otros recursos que creer en los mitos, pero hoy día quien se niega a ver es porque no quiere.
EliminarO sufre de ptosis palpebral, que tiene fácil intervención quirúrgica.
ResponderEliminarAl margen: en el fondo de la naturaleza humana nada parece haber cambiado aunque los guiones mundanos sean distintos frutos de la evolución, me parece. ....aunque deba asumir mi falta de luces por la frecuencia en que me es recordado!
A lo mejor es que me aburren las formas y prefiero vivir entre los pliegue del inconsciente, donde las bobadas mundanas no se airean. Pura comodidad que ya me la he ganado a estas alturas de la vida.
En la naturaleza humana laten instintos primitivos, hay un juego de equilibrios y desequilibrios, no se han resuelto las cuestiones demográficas, sociales y obviamente las respuestas políticas, pero si nada hubiera cambiado tampoco estaríamos aquí ya. El homo sapiens o lo que ya estemos siendo ha desarrollado sus capacidades técnica al máximo, y sigue, y por una parte se proporciona un cierto grado de felicidad, pero por otra, ¿a cuántos les llega en este mundo de repartición poco armónica? Perseveremos. Vayamos más allá de las magias y los instintos primarios.
EliminarToda magia tiene un sustrato matemático (no diré científico que tanto lo científico como lo jurídico resulta pasto de un inconsciente más o menos colectivo) y que quienes la utilizan ignoran.
ResponderEliminarTienes razón, la repartición es inarmonica, la injusticia impera y aparentemente las cuestiones van mejorando a costa de unos pocos, la mayoría denostados en su tiempo, pero lo objetivo cambia de rumbo según los intereses miopes de la naturaleza humana de cada momento olvidando lo básico a través de los tiempos. Ojito que futuros lejanos resultan sencillos de extrapolar vista la trayectoria humana.
Soy muy consciente de mi propia miopía y me aburre sobremanera, por ello procuro no parar de aprender, pero tristemente no puedo responder por miopías/circunstancias ajenas, por ello me alejo y prefiero tomar perspectiva, la máxima que se me ocurra y entonces la ausencia aparece por el horizonte. Muy bien lo sabían los antiguos. Por ejemplo AUSENCIA de nuestro LOPE nacional.
Lo que percibo es que perteneces a un mundo muy formalista aunque no resulte de tu agrado y que por los motivos que fueren mi persona lo mandó a hacer puñetas más, ohh contradicción de mis entretelas, mientras aún permanezca en el, lucharé de manera individual como una fiera para hacerlo en las mejores condiciones posibles sin causar daños ajenos porque en su día confíe demasiado en la cuestión social y me ha decepcionado monumentalmente.
Sencillamente obró en consecuencia y cuando deba de depender de otros para sobrevivir me largaré silenciosa y voluntariamente de este mundo. Espero que estas palabras alejadas de toda parafernalia resulten aclaratorias.
Cada cual sabe cómo reaccionar ante el empeño de vivir, porque vivir no solo es accidente y circunstancia, es también empeño en la medida que debemos asumir el hecho.
EliminarAhh y para resolver la cuestión demográfica lo mejor es no traer desgraciados a este infierno envuelto en oxígeno. Claro que para eso se inventaron las guerras que pasan por encima del individuo y los zombies se lo cepillan. Esas antes iban de frente ahora la naturaleza humana ha evolucionado incrementando los niveles de cobardía y comodidad pero aniquilan de igual manera y en además en masa.
ResponderEliminarCoincido contigo en la medida de límite realista sobre lo demográfico que propones. El sistema, por otra parte, y eso los puritanos y católicos no lo suelen decir, siempre ha tomado medidas a lo bestia, tales como las guerras, permitir las hambrunas, dejar que perezcan los humanos a través de enfermedades letales. A ver quién resuelve el problema hoy planteado: una población desmesurada en el planeta + un planeta cuya naturaleza está quebrada + una nueva revolución técnicoindustrial y robotizada que suprime puestos de trabajo + una carga nuclear desmedida en los almacenes de armamento de las potencias...¿a dónde nos lleva? Si alguien sabe de la solución al problema que lo diga.
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