"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 4 de febrero de 2019

Una deuda pendiente con la simpatía




Tenía una deuda pendiente con este grupo de mujeres que de manera tan alegre como dispuesta posaron espontáneamente en cierta ocasión en la Plaza Mayor de Salamanca. Ignoro por qué iban de esa guisa ni qué celebraban. Supongo que es algo representativo de nuestras sociedades complejas y diversas. De momento descansaban y tomaban un sol amable y barroco que yo también compartía. Que no tuvieran inconveniente en dejarse fotografiar como tal grupo bizarro hizo que me cayeran bien. ¿Que rezuman un cierto estado de gracia, la que proporciona el bien estar, la camaradería y el descubrimiento de la ciudad monumental? No me cabe duda, de lo contrario habrían escapado angelicalmente de las garras del fotógrafo. Las hubiera hecho tantas preguntas...En otra época hubiera trabado conversación y hasta debate, si se terciaba, con ellas, pero mi tiempo presente es cada vez más breve y la desgana su herida. Evidentemente, el hábito no hace al monje, sino la simpatía y la actitud. Esto sirve igual para tirios que para troyanos. Que la paz sea con estas mujeres, pues no hay nadie que no la necesite ni se vea amenazado de carecer de ella.




10 comentarios:

  1. Sí, que la paz vaya con ellas y lo que ellas representan que nos deje en paz a nosotros.
    Salud
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sé que resulta difícil hacer abstracción de clanes, símbolos e ideologías respecto al aparente individuo. E pur...hay que transgredir los órdenes objetivos y también los de prejuicios (cuesta lo suyo) y ver que se vista cualquiera del uniforme que se vista o se revista todos tienen, tenemos, cuerpo, oxigenación y movimientos. Se use con unos fines o con otros, en el camino del infinito improbable nos encontraremos.

      Eliminar
  2. Gratos recuerdos con las monjas. Aprecio mutuo. Imagínese desde los 3/4 años hasta los 17.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi aprecio se limita al instante, ni entro ni salgo de consideraciones. En mi tiempo la división de sexos era extrema. Solo conocí el clero de testosterona. En el caso al que se refiere la imagen: me chocó la euforia grupal que mostraban, que no tuvieran inconveniente en reflejar la parada, la actitud dispuesta y relajada. Por supuesto, a estas alturas no me duelen prendas hablar con quien sea, a condición de que tenga disponibilidad y empatía.

      Eliminar
  3. Permítaseme un pensamiento irónico: evidentemente tienen un esposo ausente y entre ellas se quitan y ponen los grilletes “a demanda”. Como no van a estar alegres, dios!!!, y conozco bien ese percal de tantos colores! Siempre olvidando los condicionantes históricos al respecto.
    Ja es que a veces la picardía inducida me divierte en medio del maremagnum (el último de este calibre....espero) en el que me hallo inmersa para sobrevivir en óptimas condiciones futuras .....espero de nuevo, porque si me estuviera
    equivocando, adeu! El.tiempo lo dirá .... con suerte!

    ResponderEliminar
  4. Me he quedado considerando el concepto “esposo”, digamos que en este caso el término “ausente” se complementa con el de “subjetivo”.... la reh....a!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No olvides que quien para unos es ausente para otros es presente. Y viceversa. Y todo siempre es subjetivo en materia de ilusiones y fantasías.

      Eliminar
  5. Son felices. Y ese día hacía sol en Salamanca.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Supongo que la felicidad es un estado químico revestido de lo ideológico. Sensorial todo, obviamente. Y el sol ayuda, nuestra fotosíntesis también existe.

      Eliminar