Serena belleza la de la fotógrafa Ata Kandó. Aguda y calma mirada. En algunas imágenes puede asomar una recóndita melancolía. Pero en todas muestra una hermosura que parece no lacerada por la vida. Y a medida en que los años avanzaban se volvía de más entidad aún. Tras la despierta presencia de sus días ancianos no pierde un ápice de ternura. Otros dirían que de majestuosa estampa. He conocido a algunas mujeres longevas así en mi cercanía, que se nos antojaba a todos que iban a ser eternas. Ata Kandó, cuyas fotografías vengo utilizando para las entradas de esas ocurrencias sobre Naxos, vivió ciento tres años. Sobre su biografía hay información por la red. Yo quería traer aquí esta especie de suite de Ata Kandó en distintas edades, como homenaje y agradecimiento por el surtido de sus trabajos.
(Fotografías sobre Ata Kandó tomadas de internet)
Gracias por mostrármela. Muy buenas imágenes. Armoniosa vejez. Tiemblo ante la que me espera.
ResponderEliminar¿Quién dijo temblar? ¡A por el Tiempo, que es nuestro aliado!
EliminarDos sensibilidades al servicio de la belleza. Seguro que Ata estaría encantada de la difusión de su obra de la mano de un texto como el de Naxos. Gracias a ambos.
ResponderEliminarAdriana
La belleza es siempre belleza, sin arrugas o con ellas. La mirada inteligente de Ata Kandó me seduce.
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