"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 19 de mayo de 2018

Deriva de las palabras




















DÍAS en que el sarcasmo le pide dirigirse a ellas. Las espeta: ¿nacisteis para la fidelidad o para el juego sin compromiso? Las palabras entran y salen de su vida como el aire que transita su cuerpo. ¿Cuántas se quedan atrapadas en sus entrañas? Qué empeño en amarlas cuando siempre le dejan tan insatisfecho. Y sin embargo se obceca en desearlas con la pasión de un enamorado adolescente. ¿Qué convivencia quiere con ellas? El instante, el instante, clama alocado uno de sus nombres. La eternidad, la eternidad, susurra prudente y tímido su personaje más anciano. Por qué insistirá en las preguntas. Sabe de sobra que ellas tan pronto le consuelan como le traicionan. ¿Qué sabría de la vida este provecto individuo si no hubiera sentido las heridas y los placeres de las palabras?



(Foto de Jean François Jonvelle)

18 comentarios:

  1. Las palabras no son misterio. El misterio viene dado cuando las empleamos con doble sentido, las esculpimos a nuestra manera o las diseñamos según nuestra idea.
    Cuando Mefistófeles le dice a Fausto : "si no tienes ideas procura inventar palabras", le recomienda que juegue con ellas al equívoco, a la confusión, al error.
    Esta recomendación no ha perdido vitalidad, al contrario, está cada vez más vigente y es ya regla de tres para el político que desea mantenerse en el poder. Dejo de lado las locuras nacionalistas que no abocan más que a la reacción, y me quedo con la pasión juvenil de una pareja de dos que serán cuatro. "Nosotros no compramos la casa para especular", ahhh, que frase...por lo visto las demás parejas si, compran la casa para dejar los aperos de labranza y esperar que suba el precio para revenderla.
    Un abrazo
    Salut

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    1. Son un artificio siempre. Llámalas si quieres herramientas, medios, etc. En este sentido te recomiendo leas poemas que Octavio Paz tiene sobre las palabras, por ejemplo:

      Dales la vuelta,
      cógelas del rabo (chillen, putas),
      azótalas,
      dales azúcar en la boca a las rejegas,
      ínflalas, globos, pínchalas,
      sórbeles sangre y tuétanos,
      sécalas,
      cápalas,
      písalas, gallo galante,
      tuérceles el gaznate, cocinero,
      desplúmalas,
      destrípalas, toro,
      buey, arrástralas,
      hazlas, poeta,
      haz que se traguen todas sus palabras.

      Respecto al uso hipócrita y malsano de los políticos con las palabras (y salvo y me descubro ante el que las utilice acorde y sea consecuente) es de hastío, se llamen nacionalistas, izquierdistas o populares, están todos cayendo no en el vicio del mal uso de las palabras, que también, sino en el vicio inmoral de no ser consecuentes. A ver si de una puñetera vez se enteran de aquel refrán antiguo sobre la actitud de los curas desde los púlpitos, es decir, sus sermones: "Una cosa es predicar y otra dar trigo", dice el refrán. Ya tenemos una larga trayectoria en el pasado de inmoralidad en las fuerzas vivas para que ahora lleguen los aprendices de brujo a contarnos batallitas. Que se aclaren. A no ser que quieran seguir la senda del despeñadero como en Italia parece que les gusta.

      Pobres palabras. Y a la vez que potentes y resistentes.

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  2. Con la inconfundible cadencia de sus palabras
    Emergiendo
    Un espléndido dios
    Sobre sus aristas
    Camina sonriendo.

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    1. Las palabras se deslizan.
      Saben de vísceras y de entrañas.
      Saben de vuelos rasantes y de vuelos de altura.
      Saben de inmersiones y de caminares largos de superficie.
      Saben más de afiladas aristas que de redondeados cantos.

      Las palabras hacen hablar y enseñan a enmudecer.

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  3. La palabra parece ser tu "destino" o "danza preferente". Sigue disfrutándolas mientras broten de tu interior. Si las frenaras se montaría un atasco insufrible en tu organismo.
    Evidentemente no es el caso de todo el mundo, suele ocurrir con los creativos.

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    1. Es que si deseo, la palabra es tendencia. Si sueño, la palabra es argumento. Si me enervo, la palabra toma la delantera y se queja. Si dialogo, la palabra se ofrece. ¿Destino? ¿Danza? Por supuesto.

      La mitad de mi tiempo me lo he pasado resistiendo, la otra indignándome. Pero cada vez más de lo primero que de lo segundo.La indignación desgasta, y siempre habrá motivos de alzar su hoz.

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    2. No acabo de entender bien tus palabras peroñ bien estará si ello te resulta natural. Sin embargo la vida me enseñó a adaptarme, a fluir para sobrevivir. Cada cual conoce las circunstancias por las que asomó al mundo, le rodearon y las que persisten.

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    3. También a mí me enseñó a adaptarme. Pero la adaptación no es pura y llana sumisión, ¿a que no? Es instinto de supervivencia. Y ahí las palabras, junto con pautas, actitudes y comportamientos, juegan un papel importante, decisivo.

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  4. Sin duda la vida sería mucho menos rica, al menos en relación al sutil deleite de los juegos verbales o la literatura elabora. Las palabras pueden ser tanto veneno como remedio para el alma, pero creo que mucho más trascendentes son los hechos. Ellos son lo que demuestran las verdaderas intenciones. Siempre es un gusto leer tus derivas =)
    Hasta cada rato.

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    1. No deberíamos disociar hecho (acción) y palabras (teoría) Sino más bien adecuarlas. No hay discurso mundano -filosófico, religioso, político, de entretenimiento, ideológico en general- que no se desarrolle en un pulso de contradicciones. No acabamos de ser adultos. Pero en cada cual está dejarse camelar. ¿No se camelan los enamorados a corto plazo? ¿No nos dejamos influir por bellas visiones del mundo que luego no son tales? Las palabras son intermediarias, también de ida y vuelta, también de respuesta, también de negación. A veces una palabra tan sencilla como NO puede aclara una situación. ¿Cuánto la usamos?

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    2. Sin duda, no las necesarias, o por lo menos no con el énfasis con el que deberíamos

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    3. Es un monosílabo muy preciso.

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    4. sí, pero el tono con el que se lo pronuncia puede variar, y se me ocurre que hay NO más contundentes que otros

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    5. Por supuesto, y los hay bienintencionados y malintencionados.

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  5. Sus palabras llenas de significado derivando a la reflexión. Un placer.

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    1. Nunca se sabe qué pasos puede tener una deriva en la vida...

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  6. Los que nacimos atrapados en las palabras no podemos deshacernos de ellas.
    Un abrazo

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    1. Siempre es preferible que nos liemos en ellas al escribirlas para nosotros (Wallace Stevens decía en uno de sus aforismos que "no se escribe para ningún otro lector que uno mismo") que al pronunciarlas para el prójimo. Hay riesgo en todo. Pero lo importante es la satisfacción que nos produce el recurso.

      Un abrazo.

      NB. Descubre, si no lo has hecho aún, los Adagia de Stevens.

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