Cada vez que emito una opinión concerniente a algún aspecto de la política del país me siento insatisfecho. En parte porque sé que mis conclusiones no están acertadas o al menos no en todos los planos o aristas que ofrece cada cuerpo geométrico de la política. En parte porque mi conocimiento de la geometría política es limitado en cuanto a su lado técnico, y aunque uno va acumulando experiencia de los años vividos resulta insuficiente para interpretar el pasado, enjuiciar el presente y vaticinar el futuro. En parte porque resulta muy difícil estar en una determinada cara de un volumen y pretender que desde ella se sepa cómo son las restantes. La geometría política o, mejor dicho, los poliedros variados que nos ofrece no son tan interpretables como aquella lectura imaginativa que nos exigían en Preu cuando nos hacían coger los poliedros de papel o de madera y cantar sus caras. Y ya entonces me costaba lo mío. Claro que a veces acertaba por puro azar, no por deducción racional. ¿Será eso también lo que me pasa hoy con la política al uso? Yo, al menos, reconozco mis insuficiencias de alumno de esta dificilísima asignatura llamada España, que no sé si alguien es capaz de aprobar. Lo que no puedo entender es que los doctos catedráticos de la política, que presumen de título, sean tan torpes y encima no lo reconozcan.
(Foto: Mercat dels Encants, Glòries. Barcelona)
Pues como siempre fui una descreída política inducida por las experiencias durante la guerra civil de mi idealista progenitor poco puedo comentar al respecto salvo que tus entradas tienen coherencia personal, que no es poco!
ResponderEliminarCada cual tiene su propia historia interior, personal, y además en evolución continua, como el resto del cuerpo, de la vida. Somos tan pequeños y limitados, pero con cierto vigor, ¿no crees?
EliminarA ver si los doctos han estudiado en la misma Uni que la de la Tésis Doctoral ¡¡¡¡
ResponderEliminarPues si no es en la misma será por análogo procedimiento. Tié cojó, que dicen en mi pueblo.
Eliminar"...Lo que no puedo entender es que los doctos catedráticos de la política, que presumen de título, sean tan torpes y encima no lo reconozcan".
ResponderEliminar¿Será cosa de la estirpe o lo dará la tierra?
¿La estirpe de la tierra? ¿La tierra de la estirpe? El desenladrillador que lo desenladrille buen desenladrillador será...o no, que se dice ahora. Mire, estoy tan escéptico que me voy a tomar un vaso de vino porque ni los doctos ni los aprendices me dan respuestas a mis propios sofismas.
EliminarA veces no tomar partido es una forma de tomar partido. La epojé moral es una inmoralidad... A veces.
ResponderEliminarDepende. ¿Y cuando se está cansado de tomar partido porque no conduce a ninguna parte? ¿Toda actitud personal debe obligarse a definirse ante todas y cada una de las circunstancias? No sé. Hay cosas que están claras, pero hay caminos que no lo están, incluso que resultan oscuros. ¿Qué hacer pues? Ser escéptico no implica demoler todo ni suspender los conceptos evidentes. El escepticismo nunca puede ser inmoral por sí mismo. Es una condición saludable ante la dificultad en distinguir los medios y las vías para lograr determinados fines que se nos pintan idóneos. Peor incluso estos, ¿lo son? No sé.
Eliminaryo más bien pienso que la política actual da para poco, no te "estrujes", no vale la pena, la política actual no se merecen el calificativo de geométrica, yo más bien diría que es política de encefalograma plano.
ResponderEliminarClaro, entonces no es geometría, pero tener que situarla bajo un prisma anatómico no se me había ocurrido (aviados estamos)
Eliminaraviados!
EliminarEs una expresión que yo usaba poco, en mi infancia los mayores mucho y ahora me apetece recuperarla, es muy expresiva y no suena fuerte en la forma. Por lo demás, voy a intentar seguir tu consejo de no "estrujarme", al menos en balde y por lo que no merezca la pena.
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