Las miradas de la mujer tienen que ser otras. No porque no las tenga, sino porque se las dejen tener. Al día de rosas que fue ayer, en cuanto celebración multitudinaria y reivindicativa en muchas partes del mundo, le seguirá el pan del día siguiente, el cotidiano. Es decir la condición laboral no igualitaria, la doméstica no compartida, la de la calle acosadora, la del sistema de relaciones que no respetan. Me resultó curioso, al tenor de las noticias, que los países donde hubo mayor respuesta simbólica a los problemas de la mujer fueran España y Turquía, el primero con un gobierno bastante insensible, el otro con un régimen prácticamente dictatorial, y ambos con influencias religiosas aún muy retrógradas y encorsetadas. Y con un sector de hombres que todavía no se ha enterado ni quiere enterarse de que si el mundo cambia de base viene por una integración plena de la mujer, aunque salten los roles, escueza a la comodidad de muchos y produzca resistencias entre las ideologías del control social.
La fotografía de esta mujer mexicana es de José Luis González para Reuter, tomada de Le Monde. Que el icono deje de ser el de la mirada terrible, que se apague el reflejo, que vida y dignidad son una sola. O pereceremos todos.
Esta foto me remite a Ciudad Juarez, y a las víctimas de las maquilas.
ResponderEliminarY a mí. Si no es allí mismo, será al lado. Tienen una cruz las mujeres y los periodistas, más que nadie.
EliminarYa es el día después y me vienen a la mente "El Contrato Social" y el "Emilio" de Rousseau. En ambas grandes obras (por citar dos ejemplos entre miles) no aparece referencia alguna a la mujer. Podría estar hablando de viva voz sobre todo esto y al final es posible que te llegara a convencer, del mismo modo que lo hago cuando defiendo a una persona sea hombre o mujer.
ResponderEliminarNo obstante, prefiero remontarme a Horacio para recordar algo que nos une y explicarlo a través de una frase inscrita en los relojes de sol remotos: "Omnia vulnerant, ultima necat" (todas las horas hieren, la última mata). Como sabes, hombres o mujeres morimos solo una vez.
Hum, yo diría que algunos, y no te digo algunas, mueren poco a poco, pero la frase de Horacio -un aforismo soberbio y preciso- nos invita a medir las horas, los minutos, los segundos, acaso las micras...Siempre tan en la diana, Anónimo.
Eliminar..."Vida y dignidad son una sola"... me quedo con eso
ResponderEliminarOtro abrazo
Aunque haya quien se empeñe en que no lo sea..lGracias, Neo.
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