"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 7 de enero de 2017

El cartapacio de Herr Gustav



















Cómo podía saber el hombre que al tirar de la cinta carmesí de aquel libro iban a volar las breves pero más entregadas páginas de su enigmática vida.

Herr Gustav, disculpe, pero ¿debo aparentar que duermo o tengo que estar despierta mientras usted toma apuntes de mi cuerpo? Hace frío y si tarda me entrará la tiritona y no dejaré de toser. No quiero acabar como otras. Lo pactado era que posase un rato, no que usted se enajenara con sus pensamientos y fantasías mientras yo permanezco a la intemperie. Mire, ya sé que me paga bien, pero si no se da prisa perderá a su modelo favorita. No querrá, ¿verdad? Sé que otras chicas esperan con ansia el relevo. Posar para un pintor que sabe captar como nadie a la mujer en su intimidad provoca muchas envidias. Tampoco quiero dar a las demás satisfacción. Y usted dejaría de aprender de mi cuerpo. No sería lo mismo. Así que termine pronto su esbozo, se lo ruego. Más tarde, si usted quiere podemos solazarnos los dos y libar un rato de ese aguardiente tosco y penetrante que tanto le gusta. El invierno es duro.



8 comentarios:

  1. La otra voz, al otro lado del arte. Cuántas historias hay allí por contar.

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    1. Las voces, a éste y al otro lado. Tienes razón, cuántas historias que no se habrán contado jamás y cuyo eco, probablemente adulterado, nos ha llegado con levedad.

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  2. Maravilloso relato; entre el ensimismamiento y el discurso libre del pensar ajeno, qué grata historia. Un disfrute como siempre tu escritura. Aprovecho para desearte un tiempo nuevo repleto de ilusiones cumplidas, de luz a mediodía.

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    1. Gracias, José Luis. Tus deseos me hacen pensar en que me conformo con mantener alguna clase de ilusiones, simplemente mantenerlas ya es bastante.

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  3. Me interesa saber cómo sigue. Imagino que habrá más episodios. :-)

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    1. Los episodios, como la vida, son un acontecer diario. Nunca se sabe si llegaremos al día siguiente pero nos acostamos con la ilusión de soñar y despertar. Gracias, Mercè.

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  4. Una simple cinta carmesí, puerta al ingenio y el asombro...
    me adentro en ese estudio cargado de historias, con una luz fuerte pero dejando grandes sombras, multitud de lienzos sin acabar y un diván al fondo..

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    1. Un estudio enorme, un almacén, un planeta...Y entre todo lo acabado y no acabado, miles de bocetos con sentido y expresión genuinos.

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