"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 16 de enero de 2017

El cartapacio de Herr Gustav. 7



















Viene descubriendo desde hace tiempo que lo que hace al hombre no es solo el manejo de lo considerado hábil en el sentido de útil. No bastan las manos, no basta una dirección práctica de la mente, no es suficiente un aprendizaje basado en la necesidad de supervivencia y en las pautas colectivas. Ni siquiera la organización productivista de la sociedad  resuelve la capacidad innata del individuo, la cual debe desarrollarse sin cortapisas. Sabe bien de cómo la inteligencia de las emociones, la respuesta de lo sensorial y la fecundidad de los sentimientos son lenguajes que se alían para practicar una habilidad provechosa. Al hombre aquellas vivencias, sobre cuyo perfil aún no sabe bien si fue vigilia o ensoñación profunda, lejos de hacerle sucumbir le dotaron de conocimiento. El fuego se reinventa para obtener el calor perdido, pero también para avanzar en la oscuridad. Y, sobre todo, para forjar el metal con el que arar la propia superficie yerma de uno mismo.

Me lo hizo pasar un poco mal ayer, herr Gustav. Ese empeño suyo en dibujar dos cuerpos entrelazados me cogió por sorpresa. Creo que a Erika también. Naturalmente, si usted no supiera cómo se rinde mi pudor ante la manifestación artística y sus exigencias no me lo hubiera propuesto. Aunque, y ahora que el desenlace no me pareció tan terrible, lo sentí como un mandato. El resultado de nuestro abrazo lo ha representado usted de manera bastante cauta, lo cual evitará malas interpretaciones en caso de que le enseñe el boceto a alguno de sus colegas. No obstante, su habitual delicadeza, herr Gustav, y entienda cierta molestia por mi parte, no pudo reprimir aquella pregunta , afortunadamente confidencial y discreta, acerca de las sensaciones de ambas mientras posábamos en brazos la una de la otra. Si no le tuviera tanta admiración como respeto me habría marchado airada. Así que considere el silencio y la sonrisa torcida con que me despedí como un gesto pacífico de buena voluntad para seguir ambos con el trabajo, usted con sus creaciones y yo con mis exposiciones. Como me ha dicho en tantas ocasiones, nos debemos mutuamente. Creo que sabrá mantener la prudencia en el futuro, como hasta ahora la había observado.




4 comentarios:

  1. El ejercicio mental de intentar imaginar una persona sin las partes que, al fin de cuentas, no le son fundamentales para definir su esencia, actividad e identidad (pensemos en Stephen Hawking) nos lleva a la conclusión que los motores imprescindibles resultan ser la voluntad y la capacidad para soñar, para intentar avanzar en el mundo del conocimiento apelando a las vivencias y a las emociones más profundas. Se puede nacer sin manos, brazos o piernas, se puede perderlos pero lo que nos hace vitales son las capacidades que desarrollamos a pesar de las limitaciones a las que debemos enfrentarnos.
    Como siempre, pasar por tu blog es un placer y la excusa para la reflexión profunda.
    Un abrazo

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    1. En nuestra sociedad se ha ignorado la mayor parte de las facetas de un individuo, en el sentido de que no han sido reconocidas en su importancia y decisión, primando la habilidad meramente productivista, presta a la obediencia ciega y a la sumisión más servil. Cualquier niño que en otro tiempo fuera sensible, navegara en sus emociones, se reconcentrara en sus pensamientos profundos, pasto de su riqueza de sentimientos y ensoñaciones, era infravalorado por profesores, otros niños, bastantes padres, y se les ha exigido por encima de la media. Lo duro y lo blandengue, como decían entonces, se dividían en dos territorios antagónicos, con una buena dosis de crueldad. Naturalmente de aquello o te hundías o te elevabas. Muchos de los gallitos de entonces han sido luego una caca. Muchos de los hipersensibles se han elevado por encima de los cánones de una sociedad estereotipada. Aún recuerdo como a los niños más sensibles y que no entraban en lo de los juegos violentos de otros niños se les calificaba de "nenas", y eso en aquella época era discriminatorio. Qué poco han hecho los clérigos y el sistema educativo en general por allanar caminos.

      Gracias por comentar, Neo, un abrazo.

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  2. Vivimos en una sociedad en la que no cabe la capacidad innata de alguien sino es algo útil y provechoso. Una mente abierta a la sensibilidad y a las emociones mas primitivas que existen, suelen dormir en los cajones de las mesillas de noche.

    Un abrazo.

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    1. Ese es mi punto de vista también. Pienso que una de las primeras discriminaciones ha sido y suele ser la de no respetar la configuración emocional del individuo. Detrás vendrá una legión de injusticias.

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